Senado Hacienda

Senado - Hacienda - 12 de noviembre de 2025

12 de noviembre de 2025
14:00
Duración: 4h 35m

Contexto de la sesión

1.- Informe de Estabilidad Financiera (IEF) del Banco Central de Chile.

Vista pública limitada

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De Dios y de la Patria, se abre la sesión. Señora Secretaria, ¿cuenta? — No hay cuenta, Presidenta. Muy bien. Entonces damos la bienvenida a la Presidenta del Banco Central, señora Rosanna Costa; a Claudio Raddatz, gerente de la División de Política Financiera; a Miguel Fuentes, gerente de Estabilidad Financiera; a Gabriel Aparici, gerente de Infraestructura y Regulación Financiera; a Mauricio Calani, gerente de Estudios Financieros; a Michel Moure, gerente de la División de Asuntos Institucionales; a Silvana Celedón, gerente de Comunicaciones; y a Fernando Colún, profesional de la Gerencia de Tecnología. Agradecemos la presencia de nuestro colega senador José Miguel Insulza. Sabemos que estos días son complejos y difíciles; quienes hemos estado en campaña sabemos lo que es. Saludamos también a mi colega, el senador Rojo Edwards, que está reemplazando al senador Macaya. Viene llegando el senador Rodrigo Galilea, y entendemos que también se nos sumará el senador Ricardo Lagos Weber, que venía en camino. Hoy día estamos convocados como Comisión de Hacienda para escuchar la presentación de la Presidenta del Banco Central sobre el Informe de Estabilidad Financiera ante esta Comisión de Hacienda del Honorable Senado de la República. Sin más, Presidenta, gracias por su presencia; le damos a usted la palabra. Señora Presidenta, muchas gracias. Muchas gracias a los senadores presentes y a la señora Presidenta de la Comisión. Como es habitual, en los meses de mayo y de noviembre de cada año concurrimos a esta Comisión para presentar la visión del Consejo del Banco Central de Chile sobre los desarrollos recientes del sector financiero y sus impactos para la estabilidad financiera, contenidos en el Informe de Estabilidad Financiera que fue publicado esta mañana. El lunes y martes de esta semana sostuvimos nuestra reunión de política financiera, instancia en la cual el Consejo del Banco Central decidió mantener el requerimiento de capital contracíclico para el sistema bancario en un nivel de 0,5% de los activos ponderados por riesgo. Este requerimiento es una medida macroprudencial de carácter precautorio cuyo objetivo principal es fortalecer la resiliencia del sistema bancario. Como recordamos al iniciar esta presentación, este es un informe de estabilidad financiera que se enmarca en el mandato de velar por el normal funcionamiento de los pagos internos y externos. Su objetivo es analizar las vulnerabilidades, los potenciales riesgos y los mitigadores de nuestro sistema financiero, así como su capacidad para absorber shocks severos. Se trata, por lo tanto, de un informe que, a diferencia del Informe de Política Monetaria, no presenta escenarios de proyección, sino que se centra en escenarios de riesgo que, aunque menos probables, son posibles de materializarse. Esta característica de centrarse en los riesgos, con un sesgo precautorio, puede llevar a un lector poco familiarizado a pensar que se está delineando un panorama complejo. Queremos dejar en claro que no es ese el objetivo, sino dar cuenta de cómo la economía chilena en general, y el sistema financiero en particular, enfrentarían eventuales escenarios adversos. Pasando a los contenidos de este informe, como ha sido la tónica desde hace un tiempo, destacamos que los principales riesgos para la estabilidad financiera chilena provienen del escenario externo. Nuestra economía enfrenta estos riesgos desde una posición que ha ido mejorando con el paso del tiempo. Los indicadores de vulnerabilidad de los usuarios de crédito se han reducido durante los últimos años, reflejo de condiciones financieras que han ido mejorando, de una economía que ha retomado tasas de expansión acordes con su tendencia y que, en general, no presenta desbalances macroeconómicos. La banca local se ha ido adaptando a los avances en la implementación de los estándares de Basilea III, fortaleciendo su estructura de capital con el objetivo de incrementar la resiliencia del sistema financiero. Hoy, de acuerdo con los ejercicios de estrés realizados, el sistema bancario presenta niveles de capital que le permitirían mantenerse solvente en un escenario de tensión severa. Como siempre, es importante tener presente que la economía chilena no es inmune a los shocks globales que puedan ocurrir, especialmente si son de una dimensión significativa.
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...relevante; no obstante, contamos con herramientas para mitigar sus efectos adversos y seguimos trabajando para reforzar estas capacidades. Paso ahora a revisar con más detalle el contenido del informe. En el plano externo, un primer hecho que resaltamos es que las vulnerabilidades financieras han seguido profundizándose en un contexto en que el apetito por riesgo de los mercados ha aumentado pese a la persistente incertidumbre. Así, en las economías desarrolladas han continuado reduciéndose las primas por riesgo, observándose aumentos en los precios de las acciones, los bonos corporativos y otros activos riesgosos, especialmente en Estados Unidos. Este desarrollo, junto con la reducción de los índices de volatilidad implícita en el precio de las acciones y en los bonos del Tesoro estadounidense —esto es, el VIX y el MOVE—, refleja el elevado nivel de apetito por riesgo presente en los mercados financieros. Ello, como indiqué, contrasta con la alta incertidumbre asociada al actual escenario de tensiones comerciales, geopolíticas e institucionales. En la pantalla pueden ver un conjunto de gráficos que ilustran estos puntos. Se observa la evolución de las tasas soberanas a 10 años tanto para los países emergentes —que exhiben las tasas más altas en el gráfico superior izquierdo— como para los países desarrollados y Estados Unidos —indicados en verde—, con una trayectoria bastante similar. En el último período se aprecia una ligera caída de estas tasas soberanas a 10 años. A la derecha se muestra el rendimiento de las bolsas mundiales, con una trayectoria ascendente pronunciada que se prolonga desde el informe anterior, señalado con una línea vertical punteada, tanto en países desarrollados como en emergentes, destacando la curva más alta para Estados Unidos. No obstante, la evolución en los países emergentes es menos pronunciada que en los desarrollados. En la parte inferior se observa la evolución de los spreads (diferenciales) de los bonos corporativos, con caídas para todas las clasificaciones de riesgo y para los grupos de economías desarrolladas y Estados Unidos. Asimismo, en los países emergentes —gráfico inferior derecho— se registra una tendencia a la baja de sus spreads. Todo ello refleja un mayor apetito por riesgo. Este incremento del apetito por riesgo se ha dado en un entorno en que las perspectivas fiscales son más complejas para las economías desarrolladas. Por una parte, el endeudamiento soberano ha aumentado tras el ajuste posterior a la pandemia. Por otra, los agentes de mercado esperan déficits fiscales más persistentes a futuro, luego del mayor estímulo fiscal aprobado en Estados Unidos y de anuncios de aumentos del gasto en defensa en los países de la OTAN. Esta trayectoria de los déficits podría comprometer la sostenibilidad fiscal de algunos países y presionar el funcionamiento de los mercados de deuda soberana, afectando la demanda por papeles y sus tasas de interés. El gráfico correspondiente muestra, para Estados Unidos —esta vez en color amarillo—, así como para el G7 y para un índice de economías desarrolladas, una tendencia ascendente de la deuda soberana. Dicha tendencia se acelera durante el COVID, luego se corrige parcialmente y posteriormente continúa con una pendiente similar. A su vez, reportes emitidos por diversas instituciones internacionales destacan el mayor rol de los intermediarios financieros no bancarios en las economías desarrolladas. Este podría ser un factor que amplifica la transmisión de shocks, dada su mayor participación en los mercados de deuda privada y soberana y su interconexión con el resto del sistema financiero.
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Crédito total. En amarillo tenemos a Estados Unidos nuevamente, cuya dimensión está reflejada en el eje de la derecha; por lo tanto, representa un porcentaje mayor que en los países de Europa, excluido el Reino Unido, que es la línea celeste, y el Reino Unido, que es la línea verde. Podemos ver la tendencia creciente de la participación de estos actores en el mercado financiero, aún en dimensiones acotadas, más importante en el mercado de Estados Unidos. Cuando pasamos ahora a la evolución de los mercados financieros locales, vemos que a nivel local las condiciones financieras han mejorado levemente en el transcurso del año. Las tasas de interés de largo plazo han descendido, ubicándose en torno al promedio de los últimos tres años. Los spreads de los bonos soberanos y corporativos también han bajado, y las emisiones de estos últimos muestran un mayor dinamismo en lo más reciente. Las tasas a 10 años de los bonos soberanos y los bonos corporativos en UF están allí, mostradas en el gráfico de la izquierda. Están los bonos de nuestro soberano, los bonos del gobierno, nominales, los BCP y los BCU, en azul y en naranjo, y vemos los bonos corporativos en UF en la línea verde. En lo más reciente, se siguen las mismas tendencias que vimos en los gráficos de las economías más avanzadas. Al concentrarnos en los spreads de los bonos corporativos para distintas categorías de riesgo, se aprecia igualmente una trayectoria decreciente desde el último Informe de Estabilidad Financiera, reflejado por la línea vertical punteada. A su vez, en línea con lo observado en otras economías emergentes, los precios de las acciones han aumentado en el mercado local y los flujos de capitales hacia Chile se han incrementado en los últimos meses. Asimismo, la volatilidad del tipo de cambio y de las tasas de largo plazo se ha reducido. En el gráfico de la izquierda vemos la evolución de los países emergentes: el área celeste refleja a todos los países emergentes que están dentro de los percentiles 25 y 75; la línea roja representa la evolución de la bolsa en nuestro país y la línea azul representa la mediana de los países incorporados en el área recién señalada. La evolución de nuestro país avanza más en línea con los países emergentes que vimos en uno de los gráficos anteriores. La volatilidad del tipo de cambio, por su parte, está reflejada en la línea naranja del gráfico de la derecha, y la volatilidad de la tasa soberana en ese mismo gráfico en la línea azul, donde se aprecia una trayectoria descendente en lo más reciente. Si pasamos ahora a los oferentes y usuarios de crédito, tal como indiqué al inicio, las vulnerabilidades de los usuarios de crédito locales han disminuido en los últimos años. En un plazo más corto, y en comparación con lo observado en el Informe de Estabilidad Financiera anterior, estas se mantienen en niveles bajos en el caso de los hogares. El endeudamiento mostró una leve reducción, mientras que la carga financiera sobre los ingresos y el impago bancario permanecieron sin cambios significativos. En este contexto, la deuda en riesgo sigue en niveles inferiores a los de un par de años atrás, sin grandes modificaciones respecto del ejercicio que presentamos hace seis meses. El gráfico de la izquierda muestra la evolución de la carga financiera respecto de los ingresos, es decir, el peso del servicio de deuda de los hogares en relación con sus ingresos, y vemos la evolución del endeudamiento, que en la línea azul exhibe un comportamiento a la baja. A la derecha está la deuda en riesgo; es decir, cuando se aplica una prueba de estrés a la situación de los hogares, cuánto aumentaría o cuál sería el monto de la deuda en riesgo de los hogares para el sistema bancario, que, como se ve, después de una baja en el año 2024 se ha mantenido relativamente estable. En el caso de las empresas, se observa una disminución de sus indicadores de endeudamiento, carga financiera y también del impago, reflejando una menor vulnerabilidad financiera. La reducción del endeudamiento ha sido más marcada en los sectores comercio y manufactura.
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producto de mayores ventas. Algo similar se observó en el indicador de carga financiera sobre ventas, que también disminuyó debido a menores tasas de interés comerciales. Para los distintos sectores, la evolución de la razón deuda a ventas muestra una tendencia general a la baja, aunque algunos mantienen todavía un nivel más estable. En particular, el sector construcción exhibe un comportamiento más estable, mientras que el sector inmobiliario, en el eje derecho, muestra recientemente una tendencia algo más descendente. Al observar la carga financiera sobre ventas en el gráfico de la derecha, se aprecia un comportamiento menos pronunciado, con una leve tendencia a la baja, pero con una señal más lenta en el tiempo. Sectorialmente se observan divergencias. En algunos sectores se ha ido reduciendo la cartera de incumplimiento, como construcción, servicios financieros y comercio; en otros, en cambio, se ha mantenido, como en el sector inmobiliario. Por tamaño, las empresas más pequeñas y una fracción de las que obtuvieron créditos FOGAPE durante la pandemia mantienen niveles de incumplimiento aún elevados, aunque menores que los reportados en el informe anterior. Aquí también podemos observar el comportamiento de la cartera de incumplimiento de los distintos sectores en la banca, separando su evolución y tendencia. Como decíamos, comercio muestra una clara tendencia a la baja, lo que también se observa en servicios financieros. Sectores como el inmobiliario presentan una tendencia más estable desde hace ya un tiempo prolongado, en niveles más altos que los que tradicionalmente observaba ese sector. Los desarrollos del escenario macrofinanciero permiten que las empresas puedan enfrentar en mejor pie un eventual deterioro del entorno económico. Los respectivos ejercicios de tensión muestran una reducción de la deuda en riesgo respecto del ejercicio anterior. Este resultado obedece a una mejor situación inicial, con un menor nivel de impagos, excepto, como vimos, en el sector inmobiliario, junto con mayores ventas y mejores márgenes de las firmas. En el gráfico se aprecia una evolución más favorable de la deuda en riesgo para las empresas. La situación del sector inmobiliario residencial continúa débil, aunque se han observado algunas mejoras. Los indicadores de impago, como vimos, se mantienen altos y el stock de viviendas terminadas permanece en máximos históricos. Sin embargo, las tasas de interés de créditos comerciales para las empresas del sector han disminuido y las ventas muestran algunas mejoras recientes, dando cuenta del impulso del programa de garantías y subsidio estatal. En este escenario, el valor bursátil de las principales empresas inmobiliarias y constructoras ha acumulado ganancias en 2025. El gráfico de la izquierda muestra la venta de viviendas nuevas en la Región Metropolitana, desagregada en casas, con ventas bastante más bajas, departamentos y el total del sector, observándose una recuperación en la última parte del período. El gráfico de la derecha muestra la evolución del valor bursátil de las acciones de estas firmas. Algunas de ellas combinan negocios inmobiliarios y de construcción; en el caso de Socovesa, se trata de una empresa más enfocada en viviendas habitacionales. Todas ellas están contenidas en el promedio mostrado en el gráfico, que se compara con el promedio del IPSA, representado por la línea verde. En consecuencia, se observa una tendencia similar para las empresas de este sector respecto del promedio de las compañías que transan en bolsa. En el ámbito fiscal, como se ha señalado en informes anteriores, la persistencia de déficits estructurales por varios años ha reducido las holguras fiscales y ha aumentado la deuda pública. Las proyecciones oficiales indican que en los próximos años la deuda pública se mantendría por debajo de niveles definidos como prudentes por la autoridad. Mantener la cautela en las cuentas fiscales, a través de un endeudamiento soberano sostenible, es una tarea fundamental para preservar condiciones de financiamiento adecuadas tanto para hogares como para empresas y también para...
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Se busca que la economía tenga la capacidad de mitigar el impacto de futuros shocks. En otros desarrollos del mercado local, los intermediarios financieros no bancarios nacionales han aumentado su exposición a las tasas de interés de largo plazo. En el caso de los fondos mutuos, esto ha ocurrido a través de un crecimiento de los activos bajo su administración, especialmente en aquellos que invierten en instrumentos de largo plazo y de libre inversión. Por otra parte, los fondos de pensiones han incrementado la duración de sus portafolios mediante inversiones en derivados de tasas de interés en dólares. Respecto de los bancos, estos cuentan con niveles de capital y liquidez que les permitirían mantenerse solventes en un escenario de tensión severo. El capital adicional proveniente de bonos perpetuos y de los colchones de capital regulatorios ha fortalecido su capacidad de absorber shocks financieros. Para evaluar el efecto de los shocks de estrés sobre el capital bancario, utilizamos dos métricas. A la izquierda se muestra la razón de adecuación de capital, tradicional y con mayor historia en nuestros informes previos; y a la derecha, la nueva definición de capital de mejor calidad que introduce la ley de Basilea III, la cual entrará en pleno vigor a fines del presente año. La línea negra en ambos casos representa la situación de capital inicial, y las columnas indican el nivel de capital, con sus distintos componentes, con que quedaría la banca una vez realizado el ejercicio de tensión. Como es habitual en este informe, un ejercicio relevante es evaluar cómo se comporta el capital de la banca frente a un escenario en que la actividad se contrae abruptamente y los costos de fondeo aumentan de forma significativa. Dicho ejercicio muestra que los bancos mantienen la capacidad de absorber los shocks bajo la métrica más exigente de capital ordinario de nivel 1 (CET1), que es la que se observa en la parte derecha. En este caso, algunas instituciones harían uso de parte de los colchones de capital regulatorios, lo que está contemplado para estos propósitos. ¿Cuáles son los principales riesgos? Como mencioné, el Informe de Estabilidad Financiera identifica escenarios de riesgo que, aunque de probabilidad menor, tienen el potencial de provocar daños severos en la economía mundial y en la economía chilena. Habiendo descrito cómo evaluamos las vulnerabilidades financieras externas y locales, paso a detallar las principales fuentes de riesgo que debemos monitorear. Ello, por supuesto, no obsta a que el desarrollo del escenario global vaya dando cuenta de cambios que pueden transformar estos riesgos y vulnerabilidades, o bien generar mitigadores. En este informe destacamos que el principal riesgo para la estabilidad financiera local continúa siendo un estrechamiento abrupto de las condiciones de financiamiento producto de un deterioro del escenario externo. En un entorno de activos financieros globales con valoraciones elevadas, existen diversos factores que podrían reducir el apetito por riesgo de los inversionistas. Esto provocaría una descompresión global de spreads, gatillando una caída en los precios de activos financieros en los mercados internacionales. Entre los factores que podrían provocar este cambio en la aversión al riesgo, destaca la evolución de las tensiones comerciales, geopolíticas o institucionales, ya sea por su intensificación o porque su impacto en la actividad o la inflación global sea mayor al previsto. Otro factor relevante son escenarios en que varía la percepción que los mercados tienen sobre los beneficios de las nuevas tecnologías. Un evento de esa naturaleza podría reducir la valoración de las empresas del sector y afectar negativamente las expectativas de crecimiento global. En las últimas semanas hemos observado vaivenes en los precios de las acciones de estas compañías. También podría darse un escenario en que se produzca una evaluación más negativa de la sostenibilidad de la deuda soberana en el mundo desarrollado, fenómeno posible dado el aumento sostenido que ha tenido dicha deuda. Un evento de este tipo podría elevar las tasas de interés de referencia del sistema financiero internacional. Además, dichos movimientos podrían verse amplificados y transmitidos a través de las interconexiones del sistema financiero global.
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Estos riesgos podrían amplificarse por los vínculos entre bancos e intermediarios financieros no bancarios, dado el creciente rol de estos últimos. A nivel local, la materialización de estos escenarios de riesgo u otros similares podría desencadenar salidas de capitales, aumentos en las tasas de interés, correcciones abruptas en los precios de los bonos soberanos y movimientos en el tipo de cambio. Todos estos desarrollos podrían interactuar con la vulnerabilidad financiera de usuarios y oferentes de crédito locales. Si bien la economía chilena no es inmune a un deterioro significativo del escenario global, cuenta con solidez macroeconómica y con estándares de regulación y supervisión financiera robustos, lo que permite disponer de mecanismos de ajuste y holguras para mitigar los efectos de shocks adversos. Estimados senadores, estimada presidenta, en la última década el escenario económico mundial ha ofrecido desarrollos particularmente desafiantes para los responsables de las políticas económicas y financieras. En la presentación del informe de estabilidad financiera del primer semestre, que hicimos en mayo recién pasado, dimos cuenta de un escenario de alta incertidumbre, dominado por lo que ocurría en el ámbito externo, particularmente el significativo cambio de los aranceles que había anunciado el gobierno de Estados Unidos. Este hecho, además, se daba en medio de distintos focos de tensión geopolítica global que venían escalando desde hace tiempo, reflejándose no solo en conflictos bélicos, sino también en la mayor disposición a gastar en defensa por parte de varias economías desarrolladas. Con el paso de los meses, el mundo y los mercados financieros se han ido adaptando al nuevo enfoque impuesto por la política comercial. De hecho, como señalé, hemos observado una mayor preferencia por el riesgo, que ha elevado los precios de los activos financieros globales. Este es un desarrollo que contrasta con un ambiente que tiene varios potenciales focos de incertidumbre, cualquiera de los cuales podría producir cambios abruptos en el apetito por el riesgo. Un episodio de este tipo podría generar modificaciones significativas en las condiciones financieras globales; por ejemplo, un aumento en los premios por riesgo que eleve fuertemente las tasas de largo plazo, lo que se transmitiría a las economías emergentes a través de varios canales. Podríamos observar episodios de salida de capital, volatilidad, aumentos en las tasas de interés y reducciones en los precios de activos financieros en general. En estas circunstancias, particularmente cuando se trata de ajustes abruptos, es importante que los países emergentes contemos con una economía sana, con un sistema bancario solvente y resiliente, y con un sistema financiero que disponga de una supervisión robusta. El entorno global está cambiando en distintas dimensiones, lo cual nos exige la capacidad de adaptarnos, pero manteniendo o incluso reforzando nuestras fortalezas y trabajando aquellas áreas donde tengamos espacios de mejora. Nuestro país ha estado trabajando precisamente en esa línea: cuenta con mitigadores para enfrentar estos desafíos, aunque naturalmente no es inmune. Todo lo que avancemos en esta dirección tiene valor. En los últimos años hemos resuelto los desbalances macroeconómicos de periodos previos, lo que era un tremendo desafío, pues llegamos a tener un déficit de cuenta corriente de 10 puntos del producto. Además, estimamos que la inflación convergerá a la meta en el tercer trimestre de 2026, y la economía crece ya en torno a su ritmo de tendencia. Seguimos trabajando para que estos equilibrios se mantengan y la inflación se ubique en 3% anual. Estos avances en el restablecimiento de los equilibrios macroeconómicos han permitido la reducción de tasas de interés y el aumento de los ingresos de hogares y empresas, lo que ha contribuido a reducir su vulnerabilidad financiera. Al mismo tiempo, en estos años el sistema bancario ha ido fortaleciendo su capital, en cantidad y calidad, en respuesta a la implementación de Basilea III. Estos requerimientos de capital funcionan como un sistema integrado que combina requerimientos mínimos o estructurales, y otros contingentes. Con ello, se busca asegurar la solvencia a nivel individual de las instituciones, en su dimensión microprudencial, y fortalecer la resiliencia bancaria en su conjunto frente a escenarios de estrés severo, producto de la materialización de riesgos de carácter sistémico en una dimensión macroprudencial.
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Basilea III entrará en régimen a fines de este año, más allá de ciertos espacios de aprendizaje, complementariedad y mejora. Uno de los requerimientos incluidos en dicha normativa es el requerimiento de capital contracíclico, que, dado su carácter macroprudencial, ha sido asignado al Banco Central. Como hemos explicado ante esta comisión, su objetivo principal es aumentar la resiliencia del sistema bancario frente a escenarios de estrés financiero severos, mitigando así el impacto de shocks sistémicos sobre la oferta de crédito y otros servicios financieros esenciales para el funcionamiento de la economía. Hace un año comunicamos que el Banco Central estableció un nivel neutral para este requerimiento de capital contracíclico igual a 1% de los activos ponderados por riesgo (APR), nivel aplicable incluso en ausencia de señales evidentes de tensión. En la misma oportunidad, el Consejo decidió mantener el requerimiento en su nivel actual de 0,5% de los APR, coherente con las condiciones macrofinancieras y de riesgo que enfrenta el sistema financiero. Por su parte, y conforme se señala en el Marco de Política Financiera actualizado en noviembre de 2024, desde la primera reunión de política financiera del año 2026 se evaluará el inicio de la convergencia hacia el nivel neutral de 1% de los APR, en la medida que las condiciones macrofinancieras lo permitan y considerando un plazo de al menos un año para su construcción. Además de los elementos mencionados, también hemos avanzado generando capacidades adicionales. Como hemos destacado previamente en esta comisión, la aprobación de la Ley de Resiliencia Financiera mejora la capacidad de respuesta ante crisis económicas y financieras, pues amplía las herramientas para enfrentar situaciones de estrés y garantizar la continuidad de los pagos y la liquidez. Durante este año, el Banco sometió a consulta pública la propuesta de regulación que permitirá reconocer convenios marco para la contratación de operaciones con pacto de retrocompra, estableciendo condiciones para su aceleración y compensación en caso de incumplimiento de alguna de las contrapartes. Se publicó, además, en consulta la propuesta que fortalece la gestión de liquidez de entidades de contrapartes centrales. Esta medida equipara el tratamiento de los fondos en efectivo mantenidos en el Instituto Emisor con el de otros depósitos de liquidez. De esta manera, frente a situaciones de tensión, aumenta la rapidez de disponibilidad de fondos, mejorando la eficiencia operativa y la resiliencia del sistema. Durante este semestre publicaremos también en consulta una propuesta de marco regulatorio que permitirá ampliar el acceso al sistema de liquidación bruta en tiempo real del Banco Central para entidades no bancarias, incluyendo intermediarios financieros e infraestructuras de mercado. Estas iniciativas forman parte de la estrategia de modernización de infraestructuras críticas del sistema financiero chileno, cuyo objetivo es fortalecer su resiliencia y resguardar su estabilidad. Otra iniciativa que viene promoviendo el Banco Central es incentivar el uso del peso chileno en transacciones transfronterizas, conocida como la internacionalización del peso. Esta iniciativa tiene su origen en una normativa dictada por el Banco Central para autorizar la realización de ciertas operaciones con no residentes en pesos chilenos: apertura de cuentas corresponsales, operaciones de crédito y operaciones de derivados con liquidación física en pesos. Esto persigue varios objetivos, entre ellos que el mercado financiero local tenga mayor competitividad, aumente sus niveles de liquidez y se profundice. También, en la línea de fortalecer la capacidad de mitigar choques externos, en agosto pasado iniciamos un programa de compra de reservas, medida que es parte de una estrategia de gestión financiera destinada a reemplazar gradualmente parte de las líneas de crédito vigentes por reservas internacionales propias, sin modificar el actual nivel total de liquidez internacional del Banco, que asciende aproximadamente a 20 puntos del producto y es considerado adecuado para el tamaño y grado de apertura de nuestra economía. El programa de compras comenzó el 8 de agosto y se encuentra diseñado para acumular reservas por un máximo de 25 millones diarios durante tres años. De acuerdo con lo esperado, el anuncio de la medida tuvo un impacto muy limitado.
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