Vota por la niñez - Johannes Kaiser | Candidato presidencial del Partido Nacional Libertario
En un trabajo conjunto de 24 Horas, NTV y el Observatorio Niñez Colunga, se han realizado las siguientes entrevistas en donde el foco principal son las propuestas que afectan a niños, niñas y adolescentes. En este episodio el candidato presidencial del Partido Nacional Libertario, Johannes Kaiser, conversa sobre educación, protección de la infancia y bienestar de la niñez. Con la conducción de la periodista de 24 Horas, Monserrat Álvarez y la representante del Observatorio Niñez Colunga, Paloma Del Villar.
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Vota por la Niñez. ¿Cómo están ustedes? Bienvenidas, bienvenidos a Vota por la Niñez, este espacio donde las candidaturas presidenciales enfrentan los desafíos reales que viven los niños, las niñas y los adolescentes en nuestro país. Porque la infancia no puede seguir esperando; porque las políticas públicas no son una historia del futuro, sino que son hoy.
Durante esta edición de Vota por la Niñez, como siempre, nos acompaña Paloma del Villar, directora del Observatorio Niñez de la Fundación Colunga, parte de una plataforma que reúne a más de 280 organizaciones y fundaciones expertas en infancia, adolescencia y educación. Paloma, gracias por estar con nosotros. Gracias, encantada.
Y en esta ocasión recibimos al candidato Johannes Kaiser, candidato del Partido Nacional Libertario. Candidato, gracias por estar con nosotros. Muchas gracias por la invitación, un placer estar con ustedes.
La dinámica del programa es la siguiente: vamos a abordar tres ejes fundamentales —bienestar, educación y protección—. Cada bloque comenzará con una cifra que interpelará sobre la realidad de la niñez en nuestro país, y en cada uno de estos bloques el candidato responderá una pregunta general y también preguntas en una tarjeta o mediante un video realizado por niños. Comencemos de inmediato con el primer bloque, el de bienestar.
Candidato, atención con la siguiente cifra: uno de cada diez niños y niñas vive con menos de cinco mil pesos al día en nuestro país, según la CASEN 2022. ¿Qué significa eso en concreto, Paloma? Claro, corresponde a la cantidad de niños que hoy día viven bajo la línea de la pobreza, es decir, que con esos ingresos no alcanzan a costear una canasta básica de alimentos, pero también transporte, vivienda y otros gastos esenciales. Y quizá un dato clave que hay que tener en mente es que, con la recomendación de la Comisión Asesora Presidencial, esta cifra aumentaría a tres de cada diez niños. O sea, si actualizamos los precios de la canasta de alimentos, tres de cada diez niños en Chile estarían viviendo sin lo mínimo para su bienestar básico.
Y la pregunta es esa, justamente, candidato: ¿cuál sería su principal política pública pensando en esos niños que viven con menos de cinco mil pesos al día? Hoy existe un sistema de bonos y transferencias directas. En su programa se observa cierta reticencia y crítica a ese sistema. Pero en el caso de la niñez, ¿qué haría? Bueno, en primer lugar, hay que recordar que el hecho de que un niño esté viviendo con los montos que usted menciona normalmente tiene que ver con la situación económica de los padres. Si usted no mejora la situación económica de los padres —normalmente personas que han caído en el desempleo, o incluso a veces en vicios que afectan a la familia—, son temas de los cuales nosotros nos queremos hacer cargo. Especialmente, temas de drogadicción y de desempleo; echar a andar la economía es esencial para que también los niños crezcan en un ambiente protegido. No hay que olvidar una cosa: al final, es la situación económica de los padres la que de alguna manera permea hacia los menores su situación personal y psicológica. Y ya lo decía, creo que incluso Napoleón Bonaparte en su momento: si uno quiere educar a los niños, primero tiene que educar a los padres; hay que ayudar a los padres para que puedan generar un entorno seguro y, por supuesto, económicamente consolidado.
¿Cómo se ayuda concretamente a los padres, pensando en que hoy muchas familias son monoparentales, hay pobreza, hay drogadicción, problemas de resolución a largo plazo? Los niños que viven con menos de cinco mil pesos hoy día, ¿qué se hace en esa situación? Usted tiene dos opciones. En primer lugar, soy muy crítico de la idea de que el hecho de que un niño viva en pobreza signifique que esté desprotegido. Normalmente los padres —aquellos que no están sufriendo circunstancias como las que usted mencionó, por ejemplo la drogadicción—, aunque vivan en pobreza, tratan de hacer lo mejor posible por sus hijos. Entonces, ¿qué es lo que nosotros queremos hacer? Bueno, en primer lugar, nuevamente, si usted no tiene formalidad, si usted tiene a los papás...
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Trabajando cuatro, ocho o diez horas a la semana, y no más, no tienen los ingresos. No hay, por ejemplo, suficiente infraestructura de la JUNJI para recibir a los niños. Si los materiales escolares de la JUNAEB llegan en noviembre, y no en marzo cuando debiesen llegar; si los almuerzos que entrega la JUNAEB no están alineados con las necesidades de los niños... Yo creo que sí se está haciendo un esfuerzo en esa materia, pero todo eso tenemos que corregirlo y mejorarlo. En esencia, lo vemos desde la perspectiva principal de que, si no somos capaces de mejorar la situación de los padres, no podemos transformar al Estado en padre de los niños, porque sería quitárselos a los padres y dejarlos en instituciones que, de todas maneras, están muy cuestionadas.
Candidato, la pobreza y la falta de estos ingresos mínimos tienen efectos para el desarrollo, efectos que se acumulan en el tiempo, y por eso es tan importante proteger a los niños y niñas de la pobreza hoy. Entendemos que eso depende, en primer lugar, de los padres, pero ¿cómo se apoya a esas familias que hoy no pueden garantizar una nutrición adecuada? ¿Qué medidas concretas tomaría usted en su gobierno para proteger a esos niños de la pobreza, más allá de la situación de su familia?
Por eso tenemos que fortalecer la JUNJI, tenemos que fortalecer el sistema educativo desde el punto de vista de las prestaciones que ofrece en esta materia. Creo que es la forma más directa de tener un impacto. Ahora, tenemos que hacernos cargo también de otros tipos de pobreza que hoy afectan: lo conversé en su momento en el Hogar de Cristo; ocurre cuando los padres no saben cómo ayudar a sus hijos, por ejemplo, en materia académica. Una campaña nacional para incentivar la lectura temprana —leerles un cuento antes de dormir— podría cambiar mucho. De hecho, existen estudios canadienses que indican que los niños a los cuales se les lee antes de dormir tienen resultados académicos hasta un 30% mejores en la vida. Eso es algo brutal.
¿Le gustaría implementar algo así en Chile?
Me encantaría implementar no un sistema educativo, sino uno de apoyo a los padres, para que puedan ser mejores padres, tengan mejor información y, en ese sentido, reducir las brechas culturales que se están dando en nuestra sociedad. Entregarles más herramientas para que puedan hacer las cosas mejor por sus hijos, que es algo que, creo, todo padre quiere hacer.
Ahora, otro punto que usted había planteado respecto de la pobreza: uno de los elementos esenciales que llevan a que un niño esté bajo la línea de pobreza es la separación de los padres. Por un lado, es psicológicamente devastadora para los niños; tener a los papás separados es muy triste. Pero, por otro lado, también genera pobreza; no solo porque el papá no paga —a veces porque no quiere, a veces porque no puede—, sino también porque, cuando hay dos viviendas separadas, dos vidas separadas, aumentan los costos de vida para la pareja y se reduce el recurso disponible.
¿Las separaciones de pareja no se pueden evitar? ¿Cómo se enfrenta, entonces, a esos niños que quedan finalmente mucho más desvalidos, vulnerables, por la separación de sus padres?
Podemos fomentar —y aquí también hay un tema de información— la permanencia en pareja. Dos: tenemos que eliminar los incentivos que van en contra de la conformación de una pareja sólida y estable. Por ejemplo, usted planteaba el tema de los subsidios. Deberíamos privilegiar a los núcleos familiares con hijos —ya sea padre o madre con hijos, o ambos juntos—, pero no debiésemos hacer una distinción que no reconozca la absoluta prioridad que significa tener niños.
¿Pero qué significa privilegiar a los hijos de padre y madre juntos?
No, lo que planteo es que, si hay hijos, no importa si se trata de una madre sola o de los padres juntos: ya debiese ser privilegiado. Es decir, a la hora de recibir, por ejemplo, un subsidio habitacional, debiesen estar en la misma línea.
Claro, lo que pasa es que hoy día…
Porque, si no, se produce el fenómeno de que las parejas no sinceran sus relaciones, no las formalizan —si lo quiere decir así—, para no perder un incentivo.
Pero, en la realidad, hoy día uno de cada tres niños vive en familias con una madre sola y, en general, la probabilidad de estar en situación de pobreza es mucho más alta. Como decíamos, los niños no tienen la responsabilidad ni la culpa de que sus padres estén separados, de que haya un padre ausente. Entonces, ¿cómo se garantiza para el niño...?
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El derecho a una vida digna, independiente de la situación familiar en la que se encuentre. —Bueno, es que usted no puede garantizarlo. El Estado no puede garantizarlo. Seamos absolutamente honestos en esta materia. Nosotros podemos generar incentivos, podemos tratar de mejorar la situación, podemos destinar recursos, pero tenga en cuenta que el Estado no es capaz de garantizar ni siquiera la indemnidad física y psicológica dentro de sus propias instituciones.
—Es decir, ¿usted cree que ni siquiera hay que declararlo, que el Estado debe garantizar…?
—No, yo no he dicho eso.
—No, digo, en el fondo, como no lo puede cumplir…
—Yo creo que cuando no puedes cumplir algo, tienes que ponerte metas, sí. Tienes que ponerte la meta de que esa situación no se produzca. Pero el Estado no debe mentir haciendo creer que puede cumplir con algo que no puede cumplir. Si tenemos 3 millones de personas en listas de espera que no están siendo atendidas, y supuestamente tenemos el derecho a la salud consagrado en la Constitución, entonces —y quizá es una deformación personal— me molesta prometer a la gente cosas que no se van a cumplir como corresponde. Prefiero que se cumpla. Hagamos las cosas y hagámoslas bien. Procuremos que los recursos lleguen efectivamente a los niños, que lleguen de la mejor manera, que no se queden en la administración pública; que lleguen, por ejemplo, en forma de vouchers de educación, de ayuda para la canasta básica, de modo que la gente pueda percibirlo. Hagámoslo, sí. Pero no prometamos algo si no tenemos la certeza de que podemos cumplirlo, porque eso va horadando la confianza de la ciudadanía en la democracia.
—Vamos con una pregunta, la contestamos cortito. Elija una tarjeta, candidato.
—Encantado.
—La pregunta número dos, la leo ante el público: Hoy Chile tiene una de las tasas de natalidad más bajas de Latinoamérica. ¿Qué medidas concretas propone para revertir esta tendencia?
—Bueno, de hecho tenemos una de las tasas de natalidad más bajas del planeta. Y eso significa que, en 20 o 30 años más, no importa si usted es de derecha o de izquierda, ningún sistema va a funcionar si no tenemos reemplazo demográfico: no hay niños. Nuestra aproximación es transformar a Chile en el mejor lugar del mundo para ser mamá. Eso es lo que queremos hacer, esa es nuestra meta.
—¿Y cómo se logra eso, candidato?
—Lo vamos a lograr a través de un cambio de actitud social. En primer lugar, tenemos un trabajo cultural que hacer, porque para ser el mejor lugar del mundo para ser mamá vamos a necesitar buenos papás también. Lo esencial aquí es cambiar la visión del Estado en su trato con las mamás. La mamá tiene que estar en el centro —también las que ya lo fueron, no solo las que lo serán—: en el centro del reconocimiento social, en el centro de la actividad del Estado, en los privilegios de atención, en la recepción de ayuda social, etcétera. Con eso, además, nos hacemos cargo de muchas de las dificultades que ustedes describieron en la pregunta anterior. En la medida en que potenciamos y ayudamos a la mamá —por ejemplo, mediante una red mucho más robusta de apoyo tipo JUNJI, o permitiendo a privados colocar a los niños en jardines infantiles—, le facilitamos la integración al trabajo y una mejor compatibilización entre vida familiar y vida laboral. La flexibilización de los horarios laborales para las mamás es esencial para compatibilizar sus responsabilidades. También debemos fomentar que los papás no solo se hagan cargo, sino que asuman su responsabilidad y reciban reconocimiento por ello. Esto no puede ser puro costo: tiene que haber zanahoria y garrote. Tenemos que equilibrar las cosas para que, en esta sociedad que estamos tratando de reconstituir en su base, papás y mamás —especialmente las mamás— vean que los niños no son solo el futuro del país, no es solo un tema demográfico o de cifras; es también una dimensión de cómo completarse uno como ser humano. La verdad es que, sin hijos, a uno le termina faltando algo, y a veces es muy trágico: hay gente que no puede. Pero si podemos mejorar la situación para que la mayor cantidad de gente pueda y quiera, ideal.
—Vamos al siguiente bloque temático. Hablemos de educación. Atención con lo siguiente: en Chile, uno de cada tres niños entre 3 y 5 años no asiste a educación.
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En Chile, uno de cada tres niños o niñas entre tres y cinco años no asiste a la educación inicial. ¿Qué significa esto, Paloma? Desglosemos un poco esta cifra. Lo conversábamos en el bloque anterior: lo transformadores que son esos primeros años y cómo apoyarlos puede cambiar la vida de un niño o una niña. Estamos muy por debajo de los niveles de la OCDE, países con los que nos comparamos. Incluso hay países que han bajado la edad de obligatoriedad a los tres o incluso a los dos años. Y lo más grave es que, mientras en la OCDE ha aumentado la inversión en educación inicial, en Chile en los últimos años se ha reducido, lo que denota que no miramos esta etapa como una prioridad de política pública.
Por eso le preguntamos, candidato: ¿cuáles serían algunas medidas para incentivar y facilitar que los niños entre cero y cinco años, que hoy por distintas razones no están cubiertos en educación y cuidados, accedan efectivamente a esos servicios? Recordemos que en Chile la educación escolar obligatoria es a partir de los seis años, y es obligatorio asistir desde kínder. ¿Usted estaría por bajarlo a prekínder, de modo que los niños se incorporen plenamente al sistema educacional?
Yo creo esencialmente en la libertad de los padres. Obligar a los niños a los dos años —yo tengo una niñita de dos años y meses— a ir a un jardín y separarla de su mamá me parecería trágico. Muchas veces sucede porque la mamá tiene que trabajar, pero no siempre existe la voluntad o la necesidad de entregar a una guagua a esa edad.
En el bloque anterior usted señalaba que su política para incentivar la natalidad es facilitarle todo a las madres.
Facilitar es una cosa; obligar es otra. Usted, como mamá, va a tener la libertad, y nosotros le vamos a generar las opciones. Pero no le voy a ir a quitar la guagua a los dos años.
El fondo es que el Estado garantice. No hablo de los dos años. ¿Usted estaría por adelantar la educación inicial escolar? Está demostrado que si los niños comienzan en prekínder, su rendimiento futuro es distinto.
Eso es muy importante. Yo tuve la suerte de que mi mamá me enseñó a leer a los cuatro o cinco años; ya sabía leer cuando entré al colegio. En esencia, queremos que exista educación en esa materia. Si va de la mano, por ejemplo, con la posibilidad de hacer homeschooling y cosas por el estilo, perfecto. Pero no olvidemos que tenemos que crear toda la infraestructura para eso.
Exacto, y ahí apunta la pregunta. Más que obligar o no obligar, ¿cómo facilitamos esos espacios? ¿Tienen alguna meta para aumentar la cobertura? Porque hoy, si todas las familias decidieran que esa es la mejor opción, no existe la cobertura: hay listas de espera en algunas comunas. Hay familias que quieren enviar a sus niños y no pueden. Además, sabemos que la trayectoria educativa reproduce desigualdades asociadas a la pobreza y a la falta de un ambiente estimulante.
Sí, pero eso sucede en Alemania también.
Pero, ¿cuál es su propuesta para Chile?
Nuestra propuesta es crear la institucionalidad, tanto pública como privada, que pueda hacerse cargo de la demanda cuando ésta se produzca. Entregar a los padres, en lo posible, la posibilidad de elegir el sistema donde van a dejar a sus guaguas en primera infancia. Creemos que, en la medida en que generemos libertad para que surjan proyectos educacionales también para la primera infancia, tendremos más oferta. Debemos reconsiderar dónde estamos invirtiendo la mayor cantidad de recursos, porque hoy se concentran en las universidades. Pero la universidad es el último eslabón de una cadena que empieza en la educación primaria, y ya no puede corregir lo que no se hizo en el colegio ni en la educación preescolar. En ese sentido, hemos encillado el caballo al revés. Por eso proponemos redirigir y reorientar una parte de los recursos que hoy se están yendo a ese nivel.
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