Otros Parlamentarias 2025

Otros - Parlamentarias 2025 - 20 de octubre de 2025

20 de octubre de 2025
13:30
Duración: 5h 57m

Contexto de la sesión

UNAB y La Tercera: Sexto “Debate Parlamentarias 2025” | Senatorial Valparaíso En esta sexta cita, los candidatos Andrés Longton (RN), Diego Ibáñez (FA), María José Hoffmann (UDI), José Miguel Insulza (PS), Arturo Squella (P. Republicano) y Germán Correa (Ind. FRVS), conversarán en un debate moderado por Eugenia Fernández, editora de LT Domingo.

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Buenos días, señor presidente.
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¿Se oye? ¿Ahí? Muy buenos días, bienvenidas y bienvenidos al Campus Viña del Mar de la Universidad Andrés Bello, a este sexto y último episodio del ciclo de debates parlamentarios que hemos organizado entre el Instituto de Políticas Públicas de la Universidad Andrés Bello y el diario La Tercera. En esta ocasión tendremos la oportunidad de escuchar a los candidatos al Senado por la Región de Valparaíso. Como lo hemos dicho en las ocasiones anteriores, para la Universidad Andrés Bello aportar al desarrollo del país es uno de sus propósitos fundamentales. Y es por eso que, en este momento eleccionario que vive Chile, creemos que es fundamental contribuir a que la ciudadanía pueda tomar las mejores decisiones. Y qué mejor manera que convocar a un debate serio, con altura de miras, donde los candidatos puedan exponer sus ideas, y donde la ciudadanía pueda compararlas, cotejarlas y, sobre esa base, formarse una opinión fundada para elegir este 16 de noviembre. La democracia es fundamental para el desarrollo de Chile y, para tener una democracia robusta, tenemos que saber escucharnos, plantear nuestras ideas con firmeza y contribuir a que las personas puedan tomar siempre las mejores decisiones. Esa información es la que nos permite aportar también a una sociedad libre, que es la aspiración de toda universidad y, por supuesto, de la nuestra, la Universidad Andrés Bello. En esta oportunidad, como les decía, nos acompañan candidatos al Senado por la Región de Valparaíso. La periodista María Eugenia Fernández, editora de La Tercera Domingo, será quien dirija esta conversación, este debate. Para dar inicio al mismo, le damos la palabra. Muchas gracias, María Eugenia. Hola a todos, muy buenos días. Como decía Raúl, les damos la bienvenida a nuestro último debate de este ciclo que hemos hecho junto con la Universidad Andrés Bello, a propósito de las parlamentarias 2025.
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En especial, saludamos a quienes nos siguen hoy a través del streaming de LaTercera.com desde todo Chile. Hoy conversaremos con los candidatos a senador por la circunscripción de Valparaíso. Voy a partir saludando a Germán Correa, sociólogo, ex ministro y ex presidente del Partido Socialista, ahora candidato por el Frente Regionalista Verde Social. Buenos días. Arturo Squella, ex diputado por el Distrito 12, actual presidente del Partido Republicano, y hoy día prueba suerte en el Senado. Buenos días, Arturo. Diego Ibáñez, abogado, militante del Frente Amplio y actual diputado por el Distrito 6; ahora busca dar el salto. Buenos días, Diego. Andrés Longton, militante de Renovación Nacional, actual diputado también por el Distrito 6 y que busca dar el salto al Senado. Buenos días. María José Hoffmann, la única mujer hoy en el panel, ex diputada de la UDI por los distritos 15 y 7, ex candidata a la Gobernación de Valparaíso. Buenos días, Pepa. Y José Miguel Insulza, militante socialista, actual senador por Arica y Parinacota y que ahora prueba suerte también en esta circunscripción. Buenos días, senador. Como todos saben, el 16 de noviembre se realizan las elecciones presidenciales y parlamentarias. En este marco, el compromiso de La Tercera es entregar la mejor información, porque una decisión informada es siempre una mejor decisión. Les cuento cómo será el formato de este debate: tendremos un espacio de conversación en torno a tres temas principales, en el cual incluiremos además preguntas realizadas por estudiantes, académicos, funcionarios o directivos de la universidad. Hoy día habrá tres bloques: el primero será sobre contingencia —debates abiertos al día de hoy a propósito del estallido social, temas parlamentarios, presidenciales, etc.—; un segundo bloque sobre empleo y crecimiento económico; y un tercero sobre seguridad. Haré preguntas generales o dirigidas. Ustedes tienen un minuto y medio para contestar; ahí hay un marcador. Les avisaré cuando estén por cumplir o se cumpla el tiempo. La idea es que puedan debatir e intercambiar opiniones entre ustedes, siempre en el marco de un debate respetuoso y respetando los tiempos. Como les decía, nuestro primer bloque es de contingencia política. Partiremos hablando del estallido social, cuyo sexto aniversario se cumplió durante este fin de semana. Quiero partir con un repaso de lo que señalan las últimas encuestas, publicadas en octubre de 2025. Dos encuestas de Criteria y Cadem muestran que la percepción ciudadana del estallido de 2019 ha cambiado drásticamente hacia una visión más crítica. Según Criteria, un 63% considera el estallido como negativo; un 46% cree que fue una expresión violenta y organizada de un grupo minoritario de extremistas; y un 45% lo asocia al aumento de la delincuencia y la violencia. Pero, al mismo tiempo, ambas encuestas indican que una mayoría piensa que las demandas que originaron las protestas siguen sin solución. Quiero preguntarles a todos, y podemos ir intercambiando opiniones: ¿Chile está mejor o peor tras el estallido social? ¿Han sido seis años perdidos? Diego, parto contigo. Gracias por la invitación. Hablar del estallido social es hablar de desigualdad y de las crisis que vive Chile, particularmente esta región. Aquí se expresó en la crisis hídrica —en Cabildo, en Petorca—; en la falta de agua para la agricultura familiar campesina; y en la falta de vivienda, en la región con más campamentos del país. Son demandas que formaron parte de un malestar que se expresó legítimamente en las calles —con violencia injustificada, por supuesto—, pero con una causa legítima. Creo que para todos los gobiernos, y no solo para el actual del presidente Boric, el desafío hoy es encauzar ese descontento con política y con políticas públicas que corrijan déficits acumulados durante los últimos 40 o 50 años. Hablamos de personas con una tasa de endeudamiento brutal, en parte por la falta de acceso a la vivienda, particularmente jóvenes; y de la frustración de muchos que, al salir de la universidad, no encuentran trabajo en lo que estudiaron. Ese malestar no es exclusivo de Chile: lo vimos en 2011 con los indignados en España, en Occupy Wall Street en Estados Unidos, y en movilizaciones en Indonesia, Turquía y Marruecos. Son fenómenos que también recordamos de la Primavera Árabe y que se han manifestado de distintas formas en el mundo.
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…dar en todo el mundo, y que justamente hablan de cómo las nuevas generaciones hoy día ven la política en una clave distinta. Yo creo que es un desafío global, pero, naturalmente, si tú me haces la pregunta de si estamos mejor o peor que en 2019, o sea, pasamos una pandemia donde la inflación llegó a 14%, tenemos guerras comerciales globales y ahora estamos controlando la inflación. Por supuesto que hay muchos desafíos en materia de empleo, particularmente para esta región, pero sí hay demandas sin resolver, de las cuales deben hacerse cargo los gobiernos de turno a futuro. ¿Son seis años perdidos, Arturo Esquella? Bueno, gracias por la invitación a la Universidad Andrés Bello y a La Tercera. Estos esfuerzos son muy positivos para el debate. Evidentemente hay un antes y un después del estallido, y para mal. Son seis años ya, que lamentablemente de repente se nos tiende a olvidar. Ayer, seguramente, en las redes sociales algunos pudieron recordar parte de los episodios de la violencia desatada en las calles. No tengo duda de que parte del malestar que señalaba Diego llevó genuinamente a personas a protestar, pero son las menos las que entendían que las protestas son pacíficas, sin armas, sin hacerle daño a nadie, como en muchas otras oportunidades. Lo que vimos acá fue algo muy distinto: esto partió con la quema de estaciones de metro, de carros de metro, de supermercados; quedaron muchas personas sin acceso a servicios básicos y Chile cambió, porque, entremedio, se tuvo la idea de atacar en forma permanente —y por parte importante del arco político— a nuestras policías y a quienes estaban llamados a protegernos. Los empezaron a debilitar una y otra vez, presentando querellas, aludiendo a una supuesta fuerza desmedida aplicada por parte de las policías, y el daño que se les generó a las instituciones es tremendo. Desde ese momento no nos hemos recuperado desde el punto de vista de la fortaleza que deben tener las instituciones para enfrentar las crisis que hoy atravesamos, también en seguridad pública. Por lo mismo, nosotros hemos señalado en el comando de José Antonio Kast que es clave entregarle y devolverle la legitimidad a las policías para que hagan uso de la fuerza como corresponde, y eso no se logra si no es con el respaldo de las autoridades políticas, que fue uno de los grandes problemas que tuvimos en ese momento, seis años atrás. Tiempo, candidato. Don Germán Correa, según el candidato Esquella claramente estamos peor. ¿Usted opina lo mismo? Bueno, muchas gracias por la invitación a este foro, que creo que es muy importante para que la gente vote informadamente. Yo creo que, de alguna manera, son años perdidos en el sentido de que las demandas que originaron el estallido social no han sido satisfechas, salvo puntualmente en algunos casos. En el caso de las pensiones, con la pensión de la PGU y otros, ha habido algunos mejoramientos, pero en realidad la gran masa de demandas que se expresaron allí no ha sido satisfecha. Y se siguen expresando, como lo recogemos en las calles de la región día a día: la violencia, la inseguridad, la falta de empleo, etcétera; la vivienda, donde tenemos una crisis nacional de envergadura increíble. Entonces, desde ese punto de vista, sí, ha habido tiempo perdido. Dos procesos constitucionales fallidos, que al final dan una señal a la ciudadanía de fracaso del conjunto de la dirigencia política del país, de todos los colores. No fuimos capaces de resolver una crisis institucional seria que tenemos por la ilegitimidad de muchas de las instituciones del país. En ese sentido es tiempo perdido, porque, como dirigencia política —de todos los colores—, no hemos dado cuenta, como debíamos, de los problemas de fondo que son la razón por la cual existió el estallido. Más allá de las expresiones de violencia, se ha tapado con ellas el no atacar los problemas de fondo, y eso es lo más grave, porque anuncia que puede haber nuevos estallidos en el futuro. Además, el informe que acaba de salir de la Fiscalía Nacional señala que hubo atropellos a los derechos humanos y no hubo justicia al respecto. Senador Insulza, usted ya era senador en este periodo, en estos últimos ocho años. ¿Cómo interpela lo que dice Germán Correa a la clase política, en el sentido de que se buscó una solución a través de un proceso constitucional —fueron dos procesos, ambos fallidos— y la mayoría de los chilenos sigue pensando que las demandas no han tenido solución? Bueno, muchas gracias por esta oportunidad. La verdad es que debo reconocer —por lo demás conocido— que yo nunca fui muy partidario del estallido social. Reconozco que gente muy cercana a mí salió a las calles y todo lo demás, pero mi temor era realmente que esto derivara en la violencia, y efectivamente derivó en violencia. A mi juicio, eso fue profundamente negativo. Mi ruptura con el estallido social se produjo un día, mirando la televisión, cuando apareció una niña con discapacidad, evidentemente, que pidió el micrófono para…
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Senador Insulza: …que por favor no asaltaran más la tienda de comida para perros de su mamá, porque no tenían que comer en la casa. Ese día me di cuenta de que esto había tomado un desvío completamente negativo, que se produjo después de los primeros días. Yo miré bien el desfile de una semana después y ciertamente había mucha gente y todos con letreros; hubo muy poca violencia, etc. Pero en algún momento ese movimiento social, por así decirlo, se separó de una violencia completamente inusitada que ocurría todos los días en Plaza Italia, en todas partes, y que curiosamente abarcó al conjunto de la sociedad también. Porque aquí como que nos olvidamos de que, por ejemplo, si a mí se me ocurría en televisión decir Plaza Baquedano, la locutora decía: “Perdón, Plaza de la Dignidad”. No la gente de la calle; no, la gente que estaba en el micrófono. Entonces, la verdad es que creo que eso fue convirtiéndose en algo que tenía que terminar siendo negativo, y lo fue. Y lo fue por lo menos en dos sentidos. Primero, en el tono del debate, en el cual todavía estamos hoy día —ya que hablamos de coyuntura—: un debate rudo, violento, de maltrato, de decirse cosas. Uno dice algo en la radio, en la televisión o en algún escrito y después mira lo que le dicen en las redes, y es brutal: los insultos que uno recibe en las redes, una cosa completamente… Y segundo, la falta de propuestas. Realmente aquí parece que los debates empiezan en la mañana preguntándose: “A ver, ¿cómo insulto bien a los demás?”, y no: “¿De qué manera podemos hacer esa cosa constructiva que aquí se ha pedido?”. Yo espero que el debate en Chile, por lo menos en estos últimos días de campaña y después, vuelva a un tono constructivo que alguna vez tuvo. Se pueden decir cosas, pero la forma en que se hace… Moderadora (Eugenia): Estamos en el tiempo, senador. Quería seguir con la misma pregunta. María José, ¿quedó al debe o interpela de mala forma todo esto a la clase política? María José: A ver, lo primero que todo, Eugenia, saludar a Raúl, a toda la universidad, a mis compañeros del panel, y decir que estoy muy orgullosa de estar en la Universidad Andrés Bello. Esta fue una universidad muy vapuleada en su minuto y yo soy una férrea defensora de la libertad de la educación y del sistema mixto. Así que eso para empezar. En segundo lugar, yo tengo un diagnóstico quizás un poco más crudo: efectivamente, creo que Chile retrocedió, Eugenia, en estos últimos años. No hay ninguna cifra, ningún índice donde Chile esté mejor que antes del estallido, y eso es objetivo. Y no solo en los números: también en el alma de Chile, porque hoy día estamos mucho más divididos. Pero si uno escucha a sus adversarios —porque no son enemigos—, uno ve que hay una lección. Escuchar hoy día al senador Insulza decir que no fue parte; yo, la verdad, no recuerdo haberle escuchado muchas frases en ese minuto, y se lo digo con mucho respeto, en contra de la violencia. O a Diego, que también es compañero, de quien uno puede tener una muy buena opinión, pero efectivamente este fue el grupo que homenajeó a la primera línea, que ensalzó esta violencia, que acusó constitucionalmente al Presidente Piñera. Me parece muy bien, para el alma de Chile, que hoy día tengamos una visión distinta. Ahora, en lo que todos estamos de acuerdo es en que no hemos avanzado nada. Gracias a Dios tuvimos al menos un paso importante en la reforma de pensiones, que fue la máxima de las críticas o de esa necesidad por construir algo distinto. Y yo creo que, más que seguir hablando, lo relevante para cualquier gobierno —sea Matei, sea Kast, sea el que venga— es que seamos capaces, Eugenia, de resolver esos problemas. Porque, más allá de las diferencias ideológicas, la gente está hasta acá; hoy día estamos mucho peor, y si no somos capaces de resolverlos, no sé… Espero que no tengamos otro estallido, como dice también Germán Correa, pero efectivamente hoy día ha habido un retroceso, principalmente porque la izquierda no ha entendido que la violencia nunca se justifica. Moderadora (Eugenia): Diputado Longton, respecto de lo que han dicho Germán Correa y María José, ¿ve la posibilidad de que haya un nuevo estallido si estas demandas siguen insatisfechas? Diputado Longton: A ver, yo creo que la lección está clara de lo que ocurrió con el estallido. El estallido fue principalmente destrucción y violencia, a excepción de una manifestación pacífica grande que hubo en Chile; pero todo lo demás fue destrucción, que afectó principalmente a la clase media y a los más vulnerables. Acá, en Valparaíso y Viña del Mar, son muchos los negocios que todavía no pueden abrir desde el estallido social. Retrocedimos en todos los índices —la Pepa lo decía muy bien—: en inversión privada, en desempleo, en homicidios, en índice de temor, en percepción de inseguridad; todas las cifras son negativas. Y eso tiene que ver también con que hubo una clase política —que hoy día gobierna— que avaló, promovió o, con su silencio, incentivó que estas cosas ocurrieran. Por eso el mensaje es tan claro: la clase política, por mucho que deba enfrentarse y por muchas diferencias que tenga, debe entender que la violencia nunca es el camino; nunca se puede homenajear a una primera línea que promovió la violencia.
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La delincuencia y la violencia en nuestro país. Entonces, cuando vemos que el debilitamiento de las instituciones se profundizó tanto, tiene que ver con lo que pasó ahí. Porque, por muchas irregularidades o situaciones alejadas de la ley que puedan haber ocurrido, eso no justifica el debilitamiento ni el ataque que sufrieron nuestras instituciones, que hasta el día de hoy lo arrastran. Incluso, antes de que hubiera juicios, se hicieron juicios anticipados que terminaron dañando a muchas familias de Carabineros y de las instituciones policiales. Y no hubo ni siquiera una disculpa, ni siquiera un perdón. Esas son lecciones para toda la vida, porque algunos terminan arruinándoles la vida a muchas personas que dan la vida por nosotros. Estamos en el tiempo de votar. Y eso va acompañado también de señales que todavía son erráticas. Este gobierno le sigue pagando pensiones de gracia a delincuentes, falsas víctimas del estallido social. Y eso aún no se corrige. Esas cosas también son una lección para el día de mañana. Yo quería preguntarle, diputado Ibáñez, porque acá tanto María José Hoffmann como Andrés Longton han hablado respecto del actual gobierno: ¿hay efectivamente una nueva mirada por parte del Frente Amplio y del gobierno respecto de lo ocurrido en 2019? Y, si no, ¿hay alguna autocrítica respecto de lo planteado por el diputado Longton? Lo que pasa es que se habla de la actualidad como si los daños de la pandemia no existieran. Eso es un grave error, porque la idea es generar políticas públicas de crecimiento y de empleabilidad para la región. Pero yo pregunto: ¿cuántos centros de cuidados tiene hoy la Región de Valparaíso? Tres: Casablanca, Petorca, y estamos construyendo uno en Olmué. Los avances que hemos tenido en materia de agricultura familiar campesina, duplicando el presupuesto para el programa de INDAP, buscan generar empleo en el campo. —Sí, pero estábamos hablando de si había un cambio de visión respecto de lo que fue el estallido de 2019. Cuando hablamos del estallido de 2019 y lo vinculamos a si estamos mejor o peor hoy, hablemos de la Región de Valparaíso —vamos a ser senadores por nuestra región— y, por tanto, de las políticas públicas para nuestra región. Si estamos mejor o peor hoy tiene que ver con políticas de despliegue en materia de inversión regional que aumenten el empleo —porque esa es la crítica que se hace— y con fortalecer Carabineros, duplicando el presupuesto, presupuesto tras presupuesto. Hoy día, cuando hablamos de recuperar la institución de Carabineros, ¿cómo lo vamos a hacer si la Escuela de Formación de Carabineros en Viña del Mar no tiene capacidad? Si no se invierte en mejorar su infraestructura, no hay espacios para recibir más gente. Estamos todos de acuerdo en que necesitamos más carabineros y fortalecer la institución, pero eso requiere inversión pública. Y cuando hablamos del estallido social, hablamos también de una problemática que se venía arrastrando hace mucho tiempo y que tiene que ver con la desigualdad, cuando el 1% más rico acumula un cuarto de la riqueza producida por todas y todos. Y cuando luego, en el Congreso, se rechaza la reforma tributaria, o se rechazan las 40 horas, o el sueldo mínimo. Entonces, es importante decir: ok, queremos estar mejor que antes, pero pongamos los votos para que estemos mejor que antes. O sea, no estamos mejor. Eso es una obviedad. ¿Chile está mejor respecto de qué? ¿De la pandemia? ¿Del estallido social? ¿De los 40.000 migrantes irregulares que llegaron durante el gobierno de Piñera? Miremos la panorámica completa, porque son problemas de Estado, no de este gobierno: la desigualdad, la violencia, la delincuencia y la migración irregular. Estamos en el tiempo. Por supuesto, y aquí no tengo ningún problema en señalar que, como Frente Amplio, hemos tomado esas lecciones. Ningún problema. Así como también espero que el Partido Republicano haya tomado las lecciones del segundo proceso constituyente, donde también tenía mayoría y también se la farrearon. Entonces, creo que todos tenemos que sacar esas lecciones para justamente mejorar. Estamos en el tiempo. Podemos profundizar en eso porque el senador Insulza quería intervenir. La verdad es que, primero, es cierto lo que dice Diego: esto viene de antes. O sea, no pasó el día del estallido social no más; algún descontento había, claro. Ahora, lo que a mí me golpeó mucho fue la forma en que algunos que habían estado en el gobierno durante los 30 años anteriores de pronto renegaran de todo. Cuando una exdiputada —que había hasta sido embajadora— me dijo “no son 30 pesos, son 30 años”, yo me pregunté: ¿a qué gobierno perteneció esta señora alguna vez? Es cierto que en un momento se produjo una especie de locura en que todo el mundo sentía la necesidad de rechazar todo lo que había hecho antes. Yo creo que eso ha cambiado. Y, en ese sentido, cuando dice Diego “depende con quién comparo”, yo comparo con distintos periodos. En algunos estábamos realmente bastante peor y en otros creo que hemos mejorado sustantivamente. Y hoy día, lo que echo de menos en realidad es la convivencia. Pero finalmente en Chile la democracia...
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Funciona; es decir, los poderes públicos funcionan. Hubo un fracaso en dos reformas constitucionales que resultó bastante negativo, pero diría que el país ha recuperado cierta normalidad, manteniendo un problema muy grave, gravísimo, que es el de la delincuencia y la criminalidad. Las cifras se han disparado por completo y, aunque ha habido algún progreso en los últimos meses, debemos reconocer que cualquiera que gobierne tendrá que lidiar con un fenómeno complejo: el temor. La ciudadanía está atemorizada, y esa es una herencia que no es la mejor del período anterior. María José: Sí, Eugenio, yo quiero reconocer que Diego y la centroizquierda sean capaces de entender que tenemos que condenarla, y eso por supuesto tiene un valor. Pero creo que —y no lo digo en términos personales— la gran prueba de fuego va a ser cuando salgan del gobierno y sean oposición. Sin soberbia, creo que todas las encuestas indican que vamos a gobernar juntos. No sabemos si va a ser Evelyn o Kast, hoy día mejor posicionado en las encuestas, pero la gran prueba de fuego para saber si la izquierda entendió que la violencia no es un medio legítimo para llegar al poder o para sacar a otros gobernantes será cuando vuelvan a ser oposición. Si estas volteretas —en buena hora— que ha tenido el Presidente Boric van a ser definitivas o si volverán a la trinchera, como ya lo advierte Artés. Ese es el desafío. Porque nosotros, en Chile Vamos, con Andrés, hemos entendido que para construir grandes acuerdos se necesitan mayorías. Y por eso —yo no estaba en el Congreso, él sí— tuvimos la sabiduría de avanzar, por ejemplo, en la reforma de pensiones. ¿Es la reforma que a nosotros nos habría gustado? Por supuesto que no, pero avanzamos. Hoy día los adultos mayores tienen mejores pensiones. Quiero dejar instalado, Eugenio, el emplazamiento para cuando sean oposición —lo digo sin soberbia—: si van a tener esa capacidad de condenar la violencia, de no volver a salir a las calles, porque, ups, hoy día no hay nadie en la calle. No sé si están en el gobierno, si son funcionarios; no lo sé, sería una especulación mía. Pero lo claro es que ahí estará la prueba de fuego. Y cuando Diego dice “pongamos los votos”, yo también te lo pido a ti, porque los proyectos de seguridad de este gobierno, de tu Presidente, han salido con estos votos, con los nuestros. El Frente Amplio y el Partido Comunista se han opuesto en la gran mayoría de las normas importantes y difíciles en materia de seguridad. Entonces, en esto no basta el discurso: el discurso debe traducirse en votos concretos en el Congreso. Germán: Sí, miren, claramente tenemos un punto de vista distinto respecto del estallido. Lo que yo veo es que tanto la derecha como los sectores conservadores de la Concertación —y José Miguel lo ha expresado muy bien— han reemplazado, finalmente, el análisis del problema de fondo por el discurso de condenar la violencia. A mí me encantaría que eso sucediera, sobre todo en la derecha: que condenen también la violencia sistemática que se ejerció durante 17 años, una dictadura que apoyaron entusiastamente, en la que se violaron sistemáticamente los derechos humanos y que Naciones Unidas condenó durante esos 17 años. Esa misma condena no la he escuchado de la derecha chilena. Y segundo, el estallido social no puede explicarse solamente por la violencia. Todos los hechos masivos siempre tienen algún nivel de violencia, sociológicamente. ¿Que uno esté por eso? No. Uno tiene que estar, responsablemente en política —y somos dirigentes políticos—, por la profundidad y complejidad de los problemas que estamos enfrentando. Al efecto del estallido social se suma la pandemia, que nadie ha mencionado, con el impacto devastador que tuvo en la liquidación de montones de negocios. Lo que tú decías, Diego, es así: no solo fue el estallido, fue el efecto sumado de esos dos fenómenos masivos, tremendamente dañinos para la economía y la convivencia. Además, los arrastres que tuvimos de violencia intrafamiliar y de enfermedades mentales, no del estallido, de la pandemia. Entonces, seamos un poquito más serios en análisis más profundos de los problemas. No condenemos a rajatabla así no más porque eso reditúa en votos. Obviamente tenemos un problema serio de seguridad pública, y todos los gobiernos hemos fracasado en ello —todos, de todos los colores—, porque el problema se ha ido agrandando. Pongámonos serios, por favor, como gente con responsabilidad en la conducción del país; vayamos al fondo de los problemas, usemos las capacidades de nuestros centros de pensamiento, que nos están entregando información al respecto, y diseñemos políticas públicas serias. Eso es lo que le falta a este país. Yo les digo a mis estudiantes: somos un país poco serio, porque no tomamos los problemas en su profundidad y complejidad y no los enfrentamos como corresponde. Estamos en el tiempo. Los demás se han pasado de su tiempo, así que me doy un poco la libertad también de hacerlo. Creo que hay que ir en serio a los problemas, ¿no es cierto? Son demasiado profundos; no sigamos jugando a la política de pasillo y a la rencilla pequeña, que no lleva a nada. No es un problema de unidad; es un problema de seriedad en la conducción política del país. Arturo Esquella, ¿usted quería decir algo? Sí, ahora, porque quiero hacerme cargo de algunas de las cosas que decía Germán.
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Sí, sin ninguna duda, tenemos que entrar a los temas de fondo y exponerlos de buena manera para dar solución a las personas. Si no, no sacamos nada con estar contándoles a quienes viven con dificultades o que hoy día no tienen una casa. Está bien, la estadística está, probablemente la consideramos objetiva y hay que ocuparse. Pero, desde el punto de vista de la construcción de una sociedad —ya que estamos en una universidad— hay un verbo rector: las personas que componen esa sociedad renuncian al ejercicio de la fuerza y se la entregan al Estado. Y el Estado no la guarda en un cajón, debe usarla legítimamente. Por supuesto, legítimamente. Eso no significa —porque durante los últimos años, y yo lo sitúo desde la reforma procesal penal en adelante— que deba instalarse en nuestras instituciones, particularmente en algunas corrientes políticas, el temor a que nuestras policías hagan uso de la fuerza. Esa fuerza es para defendernos. Entiendo que hay un debate en materias de seguridad pública, pero sirve para graficar lo que estamos hablando: si un grupo organizado ataca a la población y la mantiene atemorizada, cambiando culturalmente lo que hemos hecho, por supuesto que nuestras policías deben sentirse respaldadas por las autoridades. Eso no es un atentado a nada. La principal amenaza que hoy tienen los derechos humanos se llama criminalidad, y hay que metérselo en la cabeza; no hay que actuar con complejos. ¿Se pueden mejorar los procedimientos de las policías? Por supuesto, tenemos que ir avanzando. El estallido social sirvió para impulsar una mejora sustantiva, al menos desde el punto de vista del orden público. Pero lo que nos viene ahora es más grave, y para eso debemos perder los complejos respecto del uso legítimo de la fuerza por parte de las policías. Estamos en el tiempo. Diputado Ibáñez, hay una interpelación directa por parte de María José Hoffmann a usted —y, en general, a las figuras del oficialismo— respecto de qué tipo de oposición serían si llegan a perder esta elección: ¿una oposición dura y combativa, como la que hubo durante el último gobierno de Piñera, o una oposición colaborativa, dispuesta a llegar a acuerdos? Me gustaría que… A ver, durante el primer año del expresidente Piñera, con el entonces diputado Boric tomamos una decisión —no todos estaban de acuerdo— de participar en la mesa de seguridad que se armó transversalmente y en la mesa por la infancia. Y yo voy a seguir con ese mismo ímpetu. A mí lo que me convoca para estar en política es construir acuerdos. Cuando no nos ponemos de acuerdo con Longton, con la Pepa, con quien sea —con Arturo—, creo que es el pueblo el que pierde. Si no me pongo de acuerdo para una reforma de pensiones, pierde mi vecina de 82 años, a quien hoy no le sube la PGU. Prefiero ser muy franco: en jerga izquierdosa, lo más revolucionario es hacer que las cosas pasen, más que vivir del sueño. Y si hoy debo ceder un poco —aunque yo quería terminar con las AFP y eliminar ese sistema; no pudimos porque no teníamos los votos, y sigo pensando que hay que hacerlo—, como no tengo los votos, no por eso voy a apostar al todo o nada. Estar en política es apostar por el acuerdo. La ciencia, la filosofía detrás de la política es tratar de convencernos, aunque pensemos muy distinto. Si no, se acaba la política y comienza la confrontación y la guerra. La política es, justamente, el arte del diálogo y la posibilidad de avanzar. Estamos en el tiempo. Diputado Longton, ¿le cree? A ver, hay esperanza. Hay esperanza de que será así. Con Diego compartimos el mismo distrito, pero hay una experiencia previa respecto de lo que dice sobre las leyes. En el periodo del expresidente Piñera no solamente se intentó destituirlo dos veces, con voto de ambos parlamentarios de izquierda, algo sin precedente en nuestra historia. En una democracia, esas cosas terminan rompiéndola, terminan enfrentándonos. Los presidentes tienen que terminar sus periodos, sobre todo cuando había habido un acuerdo político. Después de ese acuerdo político se presentó una acusación constitucional. Por lo tanto, es una señal que termina debilitando nuestra democracia. Espero que no se repita y que lo que se dice acá tenga un mejor futuro. Respecto de los proyectos: todas las leyes en materia de seguridad a las que podríamos haber llegado antes durante el gobierno del expresidente Piñera terminaron llegando tarde porque no se aprobaron. Y no se aprobaron a tiempo.
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…razones políticas. ¿Y sabes por qué fueron razones políticas? Porque muchas de ellas se aprobaron durante el periodo del Presidente Boric. ¿Qué indica eso? Que había una intención de socavar al expresidente Piñera. Si hubiera sido por convicción, tampoco las habrían aprobado ahora. Ese tipo de cosas hay que superarlas. Casi 70 leyes en materia de seguridad; nosotros hemos aprobado la totalidad, y muchas de ellas son del Presidente Boric. No tenemos ningún problema, porque pensamos en el bien de Chile, y el bien de Chile significa tener más seguridad. Hoy, lamentablemente, nuestro país está siendo superado por el crimen organizado, la migración ilegal y el narcotráfico. Y respecto de lo que decía Diego sobre la migración ilegal: mire cómo habríamos avanzado si no hubieran llevado esa ley al Tribunal Constitucional; habríamos tenido soluciones previas a un fenómeno que hoy está desbordado. Estamos en el tiempo, senador Insulza. Mire, no comparto que este país sea poco serio. Alguna vez lo fue: fue muy serio y funcionó bien; durante cerca de 25 años funcionó muy bien. Desgraciadamente, algunos abandonaron ese camino. Muchos añoran ese tiempo. Creo que nuestra democracia está en riesgo cuando hay personas que no tienen oportunidades ni disfrutan de nada en una nación que debería entregarles algo; cuando existe una enorme desigualdad; y cuando hay gente que no obedece las leyes de la sociedad. El crimen organizado es un fenómeno real. Pero también —y esto no es mío, es de Charles Tilly, un reconocido politólogo—, representando políticamente a los sectores más vastos y decisivos del país, está en nosotros buscar entendimientos mínimos para mejorar esta situación. Eso nomás. Quería hacer un par de preguntas relativas a otro tema. Partamos por ustedes dos: ¿qué opinan de que la candidata Evelyn Matthei esquive responder si apoyaría o no a José Antonio Kast si pasa a segunda vuelta? Diputado Longton. A ver, nosotros tenemos una posición muy clara en segunda vuelta: vamos a apoyar al candidato de derecha que pase. Tengo la convicción de que será Evelyn Matthei; pero si no lo fuera, nuestra posición es la misma. Creo que eso responde al ánimo de triunfo y a la convicción en sus huestes. El otro día lo dejó entrever: dijo que no votaría por una candidata comunista. Lo dice entre líneas, pero tampoco puede manifestar una postura que termine debilitando su opción electoral. Yo lo entiendo; y, al menos, todos quienes estamos con ella nos hemos manifestado con claridad. Yo, por ningún motivo, votaría por una candidata comunista; lo tengo más que claro, y le aseguro que Evelyn Matthei también. No se perderá ni un segundo: estaremos todos unidos en segunda vuelta, no solo porque la gente nos quiere ver unidos, sino porque sabemos lo que implica la profundización de las políticas de este gobierno y lo que ha pasado con el comunismo en el mundo. A su debido tiempo, no le quepa duda: apenas termine el 16 de noviembre, y si no está el resultado que esperamos, Evelyn Matthei estará unida detrás del candidato que pase a segunda vuelta. María José, ¿Chile Vamos debería pedir condiciones para plegarse a un eventual gobierno de José Antonio Kast si gana? No, de ninguna manera. Me parecería patético. Comparto todo lo dicho por Andrés, y, si es necesario, debemos ser tajantes. Esto tiene que ver, quizá, con que tenemos apoyo del centro político y aspiramos a construir algo más amplio; puede haber resquemores por ahí. Pero, en un último debate, ella ha sido muy tajante. Quiero hacer un punto: como estoy segura de que vamos a gobernar, esto tiene que ser sin maltrato. Por eso me gustó la actitud de José Antonio cuando le pide perdón a Evelyn y ella lo acepta. Nos duró poco ese buen entendimiento, pero me parece bien que ambos lo comprendan; los engrandece a ambos, al que se da cuenta —aunque no sea responsable— de que hay un daño. Y esto debe ser sin maltrato: sin pelearnos la figura de Jaime, sin la secretaria general que anda diciendo…, sin las tonteras que hacemos nosotros. Hay que ser claros. Hemos pedido la unidad siempre, Eugenia: para ir en lista única, para ir a primarias. La unidad se construye con confianza y con hechos. En eso estoy de acuerdo. He trabajado; soy amiga de Arturo, soy amiga de Andrés. Ya hemos trabajado juntos, somos de la misma generación. No tengo ninguna duda de que lo vamos a hacer. Pero eso se cuida y se construye. Hoy me ha tocado trabajar más con Andrés y confío en él, más allá de que estemos compitiendo; esa competencia, a veces, las mujeres la entendemos mejor.
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