Sesión ordinaria citada con objeto de ocuparse de los siguientes asuntos:
1) De 14:50 a 15:50 horas: Recibir en audiencia a la Representante en Chile de la Organización Europea para la Investigación Astronómica en el Hemisferio Austral (ESO), H. señora Itziar de Gregorio Monsalvo, quien se referirá a la preocupación de la ESO ante la situación crítica que enfrentan los cielos del Norte de Chile.
2) De 15:50 a 16:50 horas: Recibir al jefe del equipo de rodilla del Servicio de Traumatología del Hospital Sótero del Río, doctor Sebastián Cabrera, experto en cirugía robótica, quien dará a conocer antecedentes sobre la operación de rodilla que incorpora un robot quirúrgico, que permite una cirugía más precisa, menos invasiva y con una recuperación más rápida.
* Los indicados en la citación.
Lugar: Sala N° 310
tercer nivel (Sesión presencial)
Vista pública limitada
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Se deja constancia de que, durante este segmento de la sesión, no se registró audio audible.
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Queda reglamentariamente aprobada el acta de la sesión 113. El señor secretario dará lectura a la Cuenta.
Muchas gracias, señor presidente. Muy buenas tardes, estimados diputados y queridos invitados. Se han recibido los siguientes documentos:
- Una comunicación del jefe de la bancada de la UDI, por la que informa que la diputada Marta Bravo será reemplazada en esta sesión por el diputado don Cristián Moreira, ya presente en sala.
- Otra comunicación del jefe de la bancada de la UDI, por la que informa que el diputado don Daniel Lilayú será reemplazado en esta sesión por el diputado don Fernando Bórquez.
- Comunicación de la jefa del comité Demócratas, Evópoli, Amarillos e Independientes, a través de la cual informa que la diputada Erika Olivera será reemplazada en esta sesión por el diputado don Jorge Saffirio.
- Y, finalmente, señor presidente, una nota de la Directora de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo, ANID, mediante la cual, conforme a la Ley de Presupuestos del sector público y en cumplimiento de las glosas presupuestarias, informa sobre la elaboración de un ranking por subárea OCDE para las primeras 150 instituciones de destino, a fin de que los postulantes conozcan con antelación los puntajes que obtendrán dichas instituciones extranjeras.
Esa sería toda la Cuenta, señor presidente.
Muchas gracias, señor secretario. ¿Se ofrece la palabra sobre la Cuenta?
Entrando en el Orden del Día, esta sesión ordinaria ha sido citada con el objeto de ocuparnos de los siguientes asuntos:
- Desde las 14.50 a las 15.50 horas, recibir en audiencia a la representante en Chile de la Organización Europea para la Investigación Astronómica en el Hemisferio Austral (ESO), señora Itziar de Gregorio Monsalvo, quien se referirá a la preocupación de la ESO ante la situación crítica que enfrentan los cielos del norte de Chile.
- Desde las 15.50 hasta las 16.50 horas, recibir al jefe del equipo de rodilla del Servicio de Traumatología del Hospital Sótero del Río, doctor Sebastián Cabrera, experto en cirugía robótica, quien dará a conocer antecedentes sobre la operación de rodilla que incorpora un robot quirúrgico que permite una cirugía más precisa, menos invasiva y con una recuperación más rápida.
Se encuentra presente el señor Subsecretario de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, señor Cristián Cuevas Vega. Lo acompañan el asesor señor Nicolás Trujillo; la asesora, señora Camila Guayo; y la encargada de comunicaciones, señora Ignacia Vázquez. Saludamos al señor Subsecretario y le agradecemos su presencia.
Iniciamos entonces. ¿Se encuentra la señora Itziar de Gregorio Monsalvo? Por favor, tiene la palabra.
10:00
Muchas gracias por dar al Observatorio Europeo Austral la oportunidad de exponer en esta instancia el momento que estamos viviendo respecto de la amenaza a los cielos, en particular de Paranal, que son de los más prístinos del planeta.
Permítanme comenzar presentando quiénes somos y qué hacemos. Somos el Observatorio Europeo Austral (ESO), una organización intergubernamental integrada por 16 Estados miembros europeos. La ESO se fundó en los años 60 y, desde entonces, hemos situado todos nuestros telescopios en Chile. Nuestra misión es diseñar, construir y operar los telescopios astronómicos más avanzados del planeta y fomentar la colaboración internacional en astronomía, en la que Chile es un socio fundamental.
Actualmente operamos tres grandes instalaciones. La más antigua es el Observatorio La Silla, ubicado en la región de Coquimbo, fundado a finales de los años 60. Somos además uno de los socios del radiotelescopio ALMA, cercano a San Pedro de Atacama. Y, en la región de Antofagasta, se emplaza el Observatorio Paranal, cuna del Very Large Telescope (VLT), el telescopio óptico-infrarrojo terrestre más avanzado del mundo.
Con estos telescopios de ESO empujamos los límites del conocimiento y cambiamos paradigmas científicos. A modo de ejemplo, quisiera referirme a una imagen histórica: la primera observación de un planeta fuera de nuestro sistema solar orbitando otra estrella. Para llegar a ese resultado fue necesario esperar décadas y desarrollar nuevas tecnologías. Esa imagen reveló un planeta gigante, comparable a Júpiter, que en nuestro sistema solar se encuentra muy lejos de su estrella; sin embargo, en ese caso estaba muy cerca de su objeto central, que ni siquiera era una estrella convencional, sino una enana marrón, una “estrella fallida” sin masa suficiente para formar un Sol. Desde entonces, hubo que revisar las teorías de formación planetaria para comprender estos sistemas. Cabe destacar que, hasta ahora, hay tres premios Nobel que avalan el impacto de la ciencia realizada con telescopios de ESO.
Hoy estamos inmersos en la construcción del mayor telescopio óptico-infrarrojo del mundo, el ELT (Extremely Large Telescope). Su espejo primario tendrá casi 40 metros de diámetro y la construcción concluirá a finales de esta década; a partir de entonces comenzaremos a producir ciencia. Su objetivo fundamental es detectar vida en otros planetas fuera de nuestro sistema solar, aunque su impacto alcanzará prácticamente todas las áreas de la astronomía.
Asimismo, hemos iniciado los primeros pasos de la construcción del Cherenkov Telescope Array (CTA), un observatorio singular dedicado a la observación de rayos gamma de muy alta energía. Lo que detecta es la interacción de estos rayos gamma con la atmósfera terrestre, que produce una cascada de luz azul característica, captada por los telescopios. Serán 100 telescopios distribuidos en un área extensa en Paranal, y Chile forma parte del proyecto, con la participación de siete universidades del país.
Es importante comprender que estos observatorios operan con tecnologías de última generación y altísima sensibilidad. Contamos, por ejemplo, con óptica adaptativa, que permite observar casi como si estuviéramos fuera de la atmósfera, emulando las capacidades de un telescopio espacial. También podemos combinar la luz de los cuatro telescopios unitarios del VLT mediante interferometría, técnica que posibilita un nivel de detalle extraordinario en objetos muy compactos. Y el espejo primario del ELT incorpora tecnologías de vanguardia: está compuesto por casi 800 segmentos más pequeños, dispuestos lado a lado con precisión nanométrica, para sintetizar un espejo primario de casi 40 metros.
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Un espejo de 40 metros, que de otra forma sería prácticamente imposible construir en una sola pieza. Ahora bien, para el funcionamiento de estas tecnologías y para proporcionar conocimiento de frontera, se requieren varias condiciones: una atmósfera muy estable, muy limpia y con muy baja turbulencia; un suelo libre de microvibraciones; y, por supuesto, los cielos más oscuros para observar los límites del universo.
Entonces, ¿por qué una organización de 16 países europeos decide colocar todas sus infraestructuras, financiadas con fondos públicos —no somos una entidad privada—, aquí en Chile? Se puede entender muy fácilmente con esta imagen que obtuvo el telescopio espacial Hubble desde arriba: lo que pueden ver ahí es Chile, la parte del desierto de Atacama. En Chile confluyen, por un lado, la corriente de Humboldt, que viene de la Antártica y produce esta capa de nubes bajas y estables; luego tenemos la cordillera de la Costa, con varios cerros que sobresalen por encima de ese mar de nubes; y, a la derecha, la cordillera de los Andes, que apantalla la nubosidad que viene del interior del continente. Lo que se forma es un pasillo perfecto para realizar observaciones astronómicas. Además, contamos con lugares extremadamente oscuros en el desierto de Atacama.
Esto se aprecia en el gráfico que ven a la derecha: esas barras muestran la calidad de cielo en cuanto a oscuridad en sitios con observatorios profesionales a lo largo del mundo. Aquí gana quien tiene la barra más pequeña, porque significa menos contaminación lumínica. En el primer lugar está Paranal, seguido de Armazones, un cerro a unos 25 kilómetros. Luego viene otro sitio cercano a San Pedro de Atacama y, en cuarto lugar, ya fuera de Chile, Sudáfrica y Australia. Esto es lo que uno ve cuando visita el telescopio VLT en Cerro Paranal: cielos realmente prístinos, es decir, los cielos que veían nuestros antepasados en este lugar.
En Paranal se ha configurado un polo astronómico único en el mundo. Las condiciones para hacer astronomía son muy locales: no cualquier cerro sirve, aunque esté cercano. En un radio de prácticamente 30 kilómetros están Cerro Paranal, al norte Cerro Armazones, y entre ambos un llano donde se instalarán los 100 telescopios del Cherenkov Telescope Array. Es un sitio verdaderamente singular.
¿Qué nos preocupa en este momento? El proyecto INA, de la empresa AES Andes. Aquí pueden ver la zona que la ESO tiene en parte en propiedad y en parte en concesión. Esos cuadrados en la parte superior marcan las áreas bajo concesión y el área que tiene la ESO donde podemos desarrollar proyectos astronómicos. En el centro está el VLT, más al sur el CTA-Sur y, a la derecha, el ELT. El proyecto INA se ubicará prácticamente a la puerta de los observatorios. Es un proyecto muy grande: 3.000 hectáreas, con parque eólico, planta fotovoltaica, una desalinizadora, plantas de producción de hidrógeno y amoníaco, y un puerto industrial que, como se aprecia a la izquierda, queda muy cerca. Estando en el sitio, queda justo debajo de los telescopios. Además, contemplan un modelo de negocio para atraer industrias que se desarrollen en el área.
El problema principal de INA es la distancia a la que se encuentra: será una instalación enorme, prácticamente del tamaño de la ciudad de Antofagasta, o de Valparaíso, emplazada allí. ¿Qué tipo de impacto produciría un proyecto tan grande situado tan cerca? Hemos realizado un estudio de cuatro impactos fundamentales, los que más afectarían a los telescopios. Es un estudio científico-técnico, elaborado por expertos mundiales en la materia, que ha requerido meses de trabajo. Es un estudio muy serio.
En primer lugar, produciría contaminación lumínica. La contaminación lumínica es el exceso de luz artificial, que imposibilita la detección de objetos débiles, justamente el objetivo principal de construir estos telescopios gigantes en sitios tan oscuros. En segundo lugar, se producirían vibraciones —microvibraciones en el suelo— generadas por los aerogeneradores, dadas su cantidad y la corta distancia. Cada vez que giran las aspas, inducen pulsos verticales que se transmiten por el terreno.
20:00
El siguiente efecto está relacionado con la turbulencia atmosférica. Este se produciría por las aspas de los aerogeneradores, que baten el aire y cuya turbulencia se transmite con la distancia, y además por los paneles solares, que durante el día se calientan y por la noche se enfrían, emitiendo energía a la atmósfera: el aire caliente asciende y vuelve a batir la atmósfera. Por último, estudiamos cómo afectaría la emisión de polvo, sobre todo en las fases de construcción. Este polvo se depositaría sobre nuestros espejos y lentes, que son superficies muy grandes, afectando las operaciones: básicamente tendríamos que estar retirando, limpiando y volviendo a espejar con mucha mayor frecuencia.
Para no extenderme, mostraré una serie de imágenes para entender mejor estos efectos. Este es el estudio de contaminación lumínica que hicimos. A la izquierda, este círculo representa el cielo, y en el centro estaríamos mirando hacia arriba, es decir, el cenit. Esta es la situación actual: es un sitio muy oscuro. A 45 grados vemos una contaminación lumínica de algo más del 1%. Esto es muy bueno. Cuando introducimos en nuestros modelos el sistema y diseño de luminarias que propone INA, pasamos de un 1,39% a casi un 14% de contaminación lumínica en el centro del array del CTA, que es el sitio más cercano al proyecto INA. Y si nos vamos a los telescopios que estarán más cerca de INA —recordemos que son 100 telescopios en un área bastante grande—, la contaminación superaría el 20%. Estamos hablando de que Paranal partió con un 0,3%, menos del 1% de contaminación lumínica hace muy poquitos años. Esto sería catastrófico para la astronomía.
En cuanto al impacto de vibraciones —lo que les comentaba antes—, a la izquierda pueden ver una figura compleja. Lo importante son estas líneas rojas: son las especificaciones, el máximo de microvibraciones por sobre el cual ni el ELT ni el VLT pueden operar. En esta elipse verde muestro cómo afectarían los aerogeneradores de INA en el mejor y en el peor de los casos, prácticamente sacando a estos instrumentos de su zona de operación segura.
Y por último, el impacto en turbulencia. Ahí se ve muy bien a qué nos referimos: es una imagen real donde se observa cómo los aerogeneradores baten el aire y ese efecto se transmite con la distancia. Esto afectaría a la óptica adaptativa, la capacidad que tenemos de observar como si estuviéramos en el espacio. Para entender qué significa poder aplicar o no esta técnica, fíjense en la imagen de la derecha: ese punto azul es Urano. Sin óptica adaptativa, uno ve la imagen de la derecha del todo, muy emborronada; con óptica adaptativa, podemos alcanzar ese nivel de detalle. Esto es fundamental para la investigación en astrofísica. Y, a partir del estudio propuesto por el proyecto INA, vemos que aumentaría en más del 75% el contenido de polvo en los telescopios de los distintos observatorios.
Conclusiones. El impacto que produciría este proyecto sería devastador, irreversible y no mitigable, y no es mitigable por la cercanía a la que se encuentra. Generaría altos niveles de contaminación lumínica —que además, si hay nubes, se amplifican porque las nubes actúan como espejo—. Las vibraciones producidas por los aerogeneradores pondrían en peligro las operaciones del VLTI y del ELT, hasta el punto de que podría ocurrir que no pudiéramos ni siquiera operar con ellos. El aumento de la turbulencia atmosférica también produciría un deterioro sustancial en la capacidad de realizar observaciones de cielo profundo con excelente resolución, y el incremento de polvo degradaría el rendimiento de todos los telescopios.
Ahora bien, nuestros modelos también indican que, si situamos este megaproyecto a una distancia de seguridad —en este caso, entre 50 y 100 kilómetros—, todos estos efectos se mitigarían. Este es el motivo por el cual necesitamos radios de protección para los observatorios.
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Cuando nos referimos a radio de protección, hablamos de una zona donde no pueden instalarse megaproyectos que afectarían las condiciones y las observaciones astronómicas. Esto es necesario para dar claridad normativa, terminar con la incertidumbre actual y cumplir con los compromisos internacionales en materia de protección de la calidad de los cielos. Junto con ello, requerimos una correcta aplicación de la norma lumínica, que es un instrumento efectivo y posible para la convivencia entre las distintas industrias que se desarrollan en el área.
Existe un precedente de radio de protección para ALMA, otorgado por Subtel. En el caso de ALMA, que opera radiotelescopios, lo que les afecta son las radiofrecuencias. Tienen un radio de protección de 30 kilómetros, dentro del cual no puede operar ninguna fuente que emita radiofrecuencias que los afecten, y además una zona de coordinación más amplia, de 120 kilómetros, donde cualquier industria que pretenda instalarse debe coordinar con ALMA para evaluar su impacto. ALMA no ha afectado el desarrollo industrial de la zona; por el contrario, contribuye significativamente al astroturismo. Esto demuestra que es posible compatibilizar actividades.
Quisiera comentar también el rápido avance de la contaminación lumínica, no solo por la amenaza de este proyecto, sino en general en el área. A la izquierda se observa un mapa: arriba está Antofagasta y, al centro de un círculo rojo, el observatorio Paranal. Ese círculo tiene 75 kilómetros de radio con centro en Paranal. En la parte inferior se aprecian puntos rojos que representan industrias que se están instalando cada vez más cerca del observatorio. Arriba a la derecha se muestra, con datos satelitales que monitorean continuamente esta situación, la contaminación lumínica alrededor de Paranal en 2005, con el círculo de 75 kilómetros marcado nuevamente. Como se ve, apenas había fuentes de contaminación; aparece Antofagasta y alguna industria grande hacia la derecha. En 2020, prácticamente no varía mucho respecto de 2005, pero en 2022 comienzan a aparecer más puntos y, entre 2022 y 2024, se observa una explosión de industrias que contaminan lumínicamente. Es un tema que preocupa porque avanza muy rápido.
Contamos con una nueva norma de contaminación lumínica, de muy buen espíritu; sin embargo, la guía para su interpretación se basa en recomendaciones de la IAU, muy desactualizadas, de los años setenta, cuando no existían megaobservatorios en zonas tan oscuras. Esa recomendación, hoy obsoleta, fija en 10% la diferencia entre un sitio apto y no apto para astronomía profesional. Este 10% se ha tomado como base para decidir si un proyecto debe someterse a un Estudio de Impacto Ambiental. ¿Qué significa en la práctica? A la derecha se ve de nuevo el mapa: Antofagasta se ubica arriba, al centro de los círculos, y hacia el sur, al borde del círculo grande, está Paranal. Toda la ciudad de Antofagasta, a la distancia de Paranal, aporta apenas un 1% de contaminación lumínica en el observatorio. Por tanto, para que un proyecto industrial cruzara ese umbral y debiera ingresar a Estudio de Impacto Ambiental, tendría que iluminar diez veces más que toda la ciudad de Antofagasta, lo que no tiene sentido. Por eso la herramienta no está funcionando y debe actualizarse. Además, la norma actualmente no contempla el efecto acumulativo, y la contaminación lumínica es acumulativa: todos los fotones provenientes de distintas fuentes de iluminación se suman.
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De todo lo que hay alrededor, uno puede verlos en el cielo; sí, afectan. Esto nos lleva a la necesidad de actualizar la guía de interpretación de la norma, por supuesto. De hecho, hay un estudio reciente de la Fundación Cielos de Chile que indica que ningún proyecto ingresado, independientemente de su magnitud o de su distancia a un observatorio, ha requerido un EIA, un Estudio de Impacto Ambiental, por potencial afectación lumínica. Este es el mejor ejemplo de por qué la norma actualmente no funciona. Además, la Unión Astronómica Internacional emitió nuevas recomendaciones que requieren una adaptación inmediata de esta guía para proteger de verdad.
Quisiera exponerles el impacto que tiene la astronomía en la sociedad, porque si bien estamos acostumbrados a ver su aporte al avance de la ciencia, hay otros impactos menos obvios. La astronomía genera un círculo virtuoso que impulsa el desarrollo tecnológico, fomenta alianzas con socios industriales y forma capital humano altamente especializado. Tiene gran impacto en ciencia, ingeniería, economía, innovación, desarrollo de talento, educación, difusión y, por supuesto, en la cooperación internacional.
La astronomía también genera una transferencia tecnológica inmensa, muchas veces inadvertida pero real. Por ejemplo, la tecnología Wi‑Fi que utilizamos partió de un experimento científico astronómico. Las cámaras digitales se desarrollaron para digitalizar imágenes astronómicas que antes eran analógicas. Hay aplicaciones en medicina y, por dar otro ejemplo, muchas cocinas eléctricas de vitrocerámica utilizan materiales emparentados con los desarrollados para los espejos de telescopios, como el Zerodur.
Los telescopios de ESO, en particular, están a disposición de toda la comunidad científica internacional. Cualquier persona, independientemente de su nacionalidad, puede postular a tiempo de observación. Además, se genera un gran archivo de datos público: los astrónomos que proponen las ideas científicas tienen un año, una vez observados sus proyectos, para hacer ciencia con esos datos; si no lo hacen, pasan a toda la comunidad. De hecho, no es necesario ser astrónomo: cualquier persona puede descargar los datos y analizarlos.
Para Chile, los beneficios son claros. El país cuenta con el 10% del tiempo de observación en estos telescopios, al que accede toda la comunidad chilena. Gracias a ello, la astronomía chilena ha crecido notablemente en cantidad y calidad, situándose al nivel de cualquier grupo internacional. El 25% de las publicaciones científicas que genera ESO cuentan con contribución chilena, lo cual es muchísimo. Más allá de la inversión —de varios miles de millones de euros—, se generan puestos de trabajo: hoy tenemos cerca de mil, considerando los telescopios en operación y los que están en construcción. Pero, para mí, lo más importante, más allá de los euros y de los empleos, es la formación y la calidad del capital humano avanzado. Contamos con personal técnico chileno trabajando en los observatorios y con programas de entrenamiento que benefician a Chile: pasantías, doctorados, postdoctorados y escuelas internacionales. En ESO trabajan 750 funcionarios de 30 nacionalidades diferentes; entre un 25% y un 30% son chilenos. Además, existen fondos anuales concursables —algo menos de un millón de euros al año— para el desarrollo de la astronomía en Chile, tanto nacionales como específicos regionales, que abarcan astronomía, astroingeniería, educación, divulgación, astroturismo, etc.
A futuro vemos muchas oportunidades. Estamos en un momento muy interesante con la llegada del ELT y la construcción del CTA, que cambiarán por completo el concepto de operaciones que tenemos ahora. Ahí vamos a necesitar muchos servicios técnicos de apoyo en operaciones, automatización, digitalización, inteligencia artificial y aplicaciones y técnicas de industria 4.0.
Hasta aquí mi presentación. Muchas gracias. Consultas, por favor, doctor.
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