Estimadas y estimados, les pido ponerse de pie, por favor. En nombre de la patria y de Dios, se abre la sesión. Antes de que el señor Secretario dé lectura a la Cuenta, pueden tomar asiento.
A nombre de la comisión, y dado que hoy es su último día de trabajo porque se va con prenatal, le traje un obsequio. Muchas gracias. Que todo salga muy bien. Muchas gracias.
Ahora sí, señor Secretario, por favor, dé lectura a la Cuenta.
Gracias, Presidenta. Se han recibido los siguientes documentos:
- Un correo del jefe de la bancada de los comités PPD-Independientes, Partido Radical, Partido Liberal y Democracia Cristiana, por medio del cual se comunica el reemplazo temporal de la diputada doña Carolina Marzán en esta Comisión de Agricultura por la diputada doña Marcela Riquelme, en la sesión del día de hoy.
- Un oficio del Subsecretario de Agricultura, correspondiente a información comprometida en la Ley de Presupuestos del Sector Público del año 2025, mediante el cual se remite un informe sobre la glosa presupuestaria N° 9 del Programa 01 de la partida del Ministerio de Agricultura, correspondiente al tercer trimestre del año 2025.
- Un correo de la señora Lorena Marchand, gerente general de la Asociación de Molineros del Sur, Asociación Gremial, por medio del cual se manifiesta el interés y la voluntad de participar en la discusión sobre el proyecto de ley correspondiente al boletín N° 17.653-01 y presentar la visión de sus asociados de la industria molinera del sur.
- Un informe técnico enviado por el presidente de Agricultores Unidos sobre los subsidios agrícolas otorgados por el Gobierno de Estados Unidos durante los últimos 15 años, adjuntando los artículos correspondientes.
- Un informe elaborado por un asesor de la Biblioteca del Congreso Nacional, denominado “Regulaciones sobre el Registro de Compras de Granos en Chile, Unión Europea, España, Argentina y Canadá”, que se ofrece a la comisión para que sirva de insumo al estudio de los proyectos de ley.
Eso es todo, Presidenta.
Muchas gracias, señor Secretario. Ofrezco la palabra sobre la Cuenta. Sobre la Cuenta, diputado Coloma.
Muchas gracias, Presidenta. Se dio cuenta de una información que llegó respecto de las subvenciones que existirían en Estados Unidos, en particular respecto de distintas industrias.
Yo creo que este es un tema muy relevante. No para resolver en el corto plazo, pero sí para que, si la Biblioteca nos pudiera ayudar, contemos con un informe respecto de los distintos tipos de subsidios de los países que exportan a Chile —es decir, respecto de los productos que Chile importa—. Porque cuando se habla de los subsidios que existen en el mundo agrícola en otros países, que es evidente que existen, muchas veces se especula con cifras. Sería útil tener información más clara. Esto no es para ahora, porque es un trabajo profundo. Debiese haber información al respecto, quizás para objetivar, también para conocimiento de la comisión, los distintos tipos de subsidios con los que deben competir los productores nacionales respecto de los países desde donde se importan esos productos. Muchas gracias, Presidenta.
Gracias a usted, diputado Coloma. Me parece muy relevante lo que plantea y podemos pedirlo a la Biblioteca sin problema. Sé que se demorará un poco, porque es un encargo extenso, pero ¿sería básicamente respecto de los granos que se importan a Chile o de todos los productos agrícolas?
De todos los productos agrícolas que se importan a Chile. En esos países donde se producen, ¿qué subsidios estatales recibe la industria y los agricultores, en el sector agrícola y ganadero?
¿Acordado? ¿Les parece bien?
Acordado. ¿Alguien más sobre la cuenta?
Yo, sobre la cuenta. Señor Secretario, le ruego, por favor, que nos haga llegar, como siempre, a la comisión la copia del oficio del Subsecretario de Agricultura. Es una lástima: puedo entender que hoy era ENADE, razón por la cual la ministra no está, pero que yo sepa el subsecretario no está en ENADE. Podría haber venido presencialmente a conversarnos un poco sobre el presupuesto, sobre todo considerando que ayer, en la subcomisión de Presupuesto en que se vio el tema de Agricultura, pudimos constatar varios problemas, por decirlo suavemente. Habría sido deseable la deferencia de una presentación personal y no enviarnos solo la copia por correo. Le ruego que la haga llegar a los distintos parlamentarios de esta comisión. Y lo mismo, por favor, con el informe enviado por el presidente de Agricultores Unidos, señor Secretario.
Entonces, vamos con la cuenta.
Dígame, diputado Coloma.
También hay un tema que no sé si está en la cuenta literal o para ver al final: la salida del director del SAG. En pleno proceso presupuestario, él era quien debía entregar la información respecto de cuáles serían los mecanismos para el combate, principalmente, de la mosca de la fruta, pero también de otras plagas que tenemos en nuestro país. Además, están las múltiples denuncias respecto de contrataciones y de presiones al interior del SAG, lo que nos parece grave. Así como comparto su molestia porque no venga el subsecretario ni nadie del Ministerio de Agricultura, debiésemos dejar invitada en todas las sesiones, en particular, a la ministra para abordar la situación en que se encuentra el SAG. Y, al mismo tiempo, invitar para la próxima sesión a quien es responsable hoy del tema de la CONAF. La información que tenemos es que, a la fecha, desde la CONAF no se ha avanzado en las licitaciones de contrataciones, por ejemplo, en materia de aviones y helicópteros para la temporada de verano. Lo más probable es que se termine contratando a última hora; total, entre comillas, la factura la paga el otro gobierno. Y eso, en plena discusión presupuestaria, me parece particularmente relevante para tener claridad de la votación, sobre todo en los temas SAG y CONAF.
Sí, diputado Coloma. El problema que tenemos es que viene una semana distrital y, llegando de la distrital, según entiendo, tenemos una sesión.
Perfecto. Entonces, en esa, señor Secretario, vamos a invitar tanto al nuevo director del SAG —que, gracias a Dios, es una persona con años de experiencia y está ahí no por motivos políticos, sino técnicos; ayer fue un temazo en la subcomisión de Presupuesto— como al director de CONAF. Me preocupa muchísimo, porque este año se viene muy complicado. Además, al menos en mi región, nuevamente tenemos el problema del arreglo del aeródromo de Angol, que se supone se entrega el 31 de diciembre, y el de Victoria, que por tercer año consecutivo está siendo reparado en esta fecha.
Entonces estamos con dos aeródromos menos; nos quedan solo Traiguén y Temuco. Maravilloso. Pero, en fin, por favor, señor secretario, tome nota de los invitados. Damos la bienvenida, en primer lugar, a don Alfonso Undurraga, don Claudio Silvetti y la señora Claudia Carbonell, de Vinos de Chile, que están acá con nosotros. También está don Claudio Escobar, de Pisco Chile, por ahí, en la sala. Partiremos entonces con el tema vinos. Ustedes traen una presentación que, entiendo, ha sido entregada a todos los diputados para que podamos ver este tema, porque queremos sacar este proyecto, en lo posible, hoy, para que sea muy rápido, ya que creo que en esto hay acuerdo total respecto de la importancia de poder contar con estos dos productos con un sello de origen que nos permita competir mucho mejor y no quedarnos debajo de la mesa, como suele pasar. No sé si va a hablar don Alfonso primero o don Claudio… Perfecto, don Claudio entonces.
Muchas gracias, presidenta, y a todos los que nos acompañan. Primero, agradecer el espacio y saludar, por su intermedio, a nuestro presidente de la bancada del vino, el diputado Andrés Lloret, que junto con otros diputados presentes están colaborando con un sector que yo veo como literalmente una joya para Chile, algo que podemos manejar de manera absolutamente conveniente para todos quienes lo componen.
Hoy haré una presentación muy breve, pero quiero ponerla en contexto. En pantalla ustedes ven una foto maravillosa, y no es de una agencia de turismo: es lo que representa nuestro sector. Este sector ha ido evolucionando desde 1548, cuando llegan las primeras parras a este país, y luego en el siglo XIX, cuando se desarrolla toda nuestra historia hasta lo que tenemos hoy. El vino genera un inestimable aporte al país, que no solo se expresa en una gran extensión agrícola. Hoy la viña es el segundo cultivo con mayores plantaciones frutícolas en Chile: son 116.000 hectáreas repartidas a lo largo de todo Chile, incluyendo esta región que nos acoge. Más de 70.000 empleos directos, y hemos calculado del orden de 500.000 empleos indirectos. Y, a la vez, no solo llevamos la tierra al consumidor, sino que además podemos llegar a más de 140 países en el mundo. Chile es el primer exportador de vinos del Nuevo Mundo y es el cuarto comparado con Italia, Francia y España. La verdad es que este es un sector que, más que cifras, representa una identidad, un relato, una forma de vida de la cual todos los involucrados nos sentimos muy orgullosos, y creemos que es una tremenda oportunidad para nuestro Estado de potenciar un producto que representa al país.
Voy a mostrar un par de diapositivas muy rápidamente. Hoy el sector vitivinícola está presente y, de acuerdo con la Fundación Imagen de Chile, cuando le preguntan a una persona en cualquier calle del mundo qué identifica a Chile, lo primero que señala es el vino. Hoy, una de cada dos personas que conocen algo de Chile, lo primero que indica es el vino. Y, de alguna manera, 1.700 millones de personas degustan una botella de vino chileno cada día, y eso es una gran oportunidad de imagen país. Pero esto no se hace solo. Hablamos del terroir, que involucra la tierra, las personas y el clima, ¿no es cierto? Las personas que componen nuestro sector hoy están repartidas en prácticamente todo Chile. Es un sector que aporta empleo y empleo de calidad. Hemos hecho un estudio donde el sector vitivinícola aporta del orden de un 10% de mejores salarios que el resto de los sectores agrícolas. Nosotros, como Vinos de Chile, tenemos una serie de actividades en materia de capacitación.
Esta certificación eleva el nivel profesional de quienes forman parte de este sector. Desde el punto de vista medioambiental, desde 2011 hemos impulsado una política de sustentabilidad que nos enorgullece. Hoy son más de 90 las viñas certificadas y nuestro sello de certificación sustentable ha sido reconocido entre los más importantes del mundo, según el monopolio sueco, una autoridad en materia de vinos.
A lo largo del tiempo hemos ido sofisticando la oferta vitivinícola a través del enoturismo, una herramienta clave para que las viñas pequeñas sustenten su negocio y lleguen directamente al consumidor, sorteando barreras de distribución. Esto permite un contacto más cercano, conveniente y entretenido, donde el relato y la pertenencia al territorio se hacen presentes. Actualmente hay casi 220 viñas abiertas al enoturismo; en 2015 eran 94. Hablamos de viñas registradas en Sernatur, abiertas siete días a la semana, con tours en más de dos idiomas, lo que ha impulsado un desarrollo que hace 15 años no veíamos. Para ilustrar el impacto: una viña grande —sin dar nombres— hoy genera alrededor del 30% de su utilidad final gracias al enoturismo, lo que demuestra su potencial también para los pequeños productores.
Sobre vino y salud, para nosotros el vino es un alimento, porque no se consume en soledad: acompaña la mesa y la conversación. Con todo, reconocemos que contiene alcohol, un alcohol natural. Aproximadamente el 87 u 88% del líquido de una botella de vino es agua que proviene de las parras, no es agua añadida; por ello el vino puede ser más escaso que otros productos. Como muestran los datos, desde los años 70 la proporción del alcohol consumido en Chile que proviene del vino cayó de cerca de 84% a alrededor de 32% en la actualidad. Más que destacar la baja, queremos subrayar que hoy el vino es complemento, identidad y desarrollo regional, más allá de ser un producto con alcohol; por lo tanto, creemos que es un producto que sí puede ser relevado. Los gráficos quedarán a su disposición junto con la presentación escrita.
En el consumo mundial, Portugal ocupa el primer lugar con 61 litros per cápita. En Chile —y no es un dato que nos enorgullezca— el consumo es de 13 litros per cápita. Entre los países productores, Chile figura entre los de menor consumo de su propio producto, lo que muestra que hay mucho por desarrollar, no solo en términos de consumo, sino sobre todo en identidad del producto, misión a la que contribuimos quienes estamos en esta comisión.
En materia de consumo responsable, Vinos de Chile integra el programa Vino con Moderación. Promovemos un consumo responsable de alcohol: moderado y siempre acompañado de comida. Internacionalmente, como ya señalé, Chile es el cuarto mayor exportador. Sin embargo, somos por lejos el país que menos invierte en la promoción de la imagen del producto: alrededor de 500 mil dólares anuales, frente a, por ejemplo, Australia, que invierte 44 millones de dólares al año. Esto no es banal; contribuye a construir la imagen país y, dado que el vino representa diversas categorías y es identidad nacional, consideramos que este esfuerzo es altamente relevante.
Finalmente, si bien el consumo mundial de vino ha ido a la baja, creemos que se está estabilizando y esperamos que la tendencia no continúe. No entraré en detalles tributarios, pero sí quisiera dejar un dato: entre los países productores, Chile es el que paga la mayor carga de impuestos al vino en el mundo.
En la práctica, cerca de un 40% del precio del vino son impuestos. Países como Argentina no aplican impuestos al vino y otros productores tampoco, como en Europa: Francia, Italia, España, etc. Porque ellos reconocen en el vino no solo un producto tradicional, sino uno que genera orgullo e identidad país. Obviamente estamos desafiados por el comercio mundial; todos sabemos lo que está pasando y no es menor. Afortunadamente, la diversificación con presencia en 140 mercados nos ha permitido capear en parte este temporal que enfrentamos, y estamos haciendo esfuerzos. Valoramos mucho también el apoyo del Gobierno en impulsar nuevos tratados, como con India, Filipinas y otros. Ya van quedando pocos mercados; esa ventaja competitiva es cada vez más escasa, porque casi todos los países están suscribiendo este tipo de acuerdos, lo que ha reducido nuestra diferencia competitiva respecto del resto.
En resumen, los desafíos son claros. Sin duda, nuestro sector vive un momento complejo. Siempre digo: llevamos 30 años creciendo; no me extraña que tengamos un año más difícil desde el punto de vista de las cifras, pero, agronómicamente, el sector está muy bien. La promoción de nuestra categoría en el mundo es bastante deficiente y, si nos comparamos con otros, somos de los países que menos avanzan en imagen país. Eso debemos potenciarlo, porque no solo arrastra al vino: también a la fruta, tal vez no al cobre, pero sí al turismo y a otras actividades muy relevantes para nuestro desarrollo.
Estamos aquí porque la bancada está impulsando un proyecto de ley para reconocer al vino como bebida nacional. Aunque parezca simbólico, tiene un gran significado: no tenemos muchos productos con presencia en 140 países y más de 23 millones de consumidores. Eso es un orgullo y una potencialidad. Creemos que un reconocimiento al vino y al pisco como bebidas nacionales aportaría una categoría que arrastraría positivamente a un sector que no está necesariamente localizado en la Región Metropolitana; es, en general, un sector mucho más distribuido, que podría potenciar la imagen del país a través de una identidad y una cultura que representa a nuestro sector. Así que le dejo un par de palabras a Alfonso para que enmarque este mensaje.
Muchas gracias, Presidenta. En nombre de Vinos de Chile, que tengo el honor de presidir estos años, agradezco que nos hayan recibido y agradezco también a la bancada del vino, que es algo nuevo. A veces digo que somos un poco profetas en tierra ajena. Los que llevamos tiempo en este sector estamos acostumbrados a viajar, a recorrer el mundo, y nos reconocen bien. Como decía Claudio, el vino es el embajador natural y más potente que tiene Chile en el extranjero. Pero llegamos a Chile y vemos las cifras de consumo: somos el país productor que menos consume. Muchas veces nos cargan con impuestos que la competencia no tiene. En cada botella de vino que ustedes compran en el supermercado o en una botillería, si pagan mil pesos, 400 pesos son puros impuestos. La competencia —uno va a Argentina, a Europa— no paga impuestos al vino. Es una industria en la que se trabaja duro, como todas las del campo, y cuesta; tampoco es una industria tan rentable. Tendrá quizá un aura especial, pero no es tan rentable. Hay mucha competencia, tanto interna como externa. Por lo tanto, esos pequeños detalles inciden en nuestra capacidad de continuar como industria de manera agronómicamente sana. Son años duros, como decía Claudio, pero estamos orgullosos de lo que hacemos. El vino es parte de Chile: llegó con los españoles; tenemos casi 500 años de historia. Y hoy día nuestra asociación tiene más de 100 años.
Es una industria grande, que afortunadamente ya no depende solamente del mercado nacional. Nuestro principal mercado es Chile, por supuesto, pero exportamos a más de 140 países, lo que nos da bases muy sólidas para mirar el futuro con optimismo. Quiero volver a agradecer esta cercanía con el Congreso de muchos años. Y hacer una autocrítica que yo planteaba hace un tiempo; ahora que estoy de presidente la puedo decir más fuerte: nos dedicamos y nos preocupamos más de la exportación —gracias a lo cual hoy la industria florece y tiene la posición actual—, pero dejamos un poco de lado el mercado nacional. Al menos en estos dos años que llevo, y en los que me quedan, el foco ha sido el mercado chileno. Es nuestro principal mercado; de aquí somos. Tenemos que volver a colocar el vino en el lugar que siempre tuvo: sentirnos orgullosos de una botella de vino sobre la mesa. No como ocurría hasta hace pocos años, cuando la botella de vino muchas veces daba vergüenza, o si uno se sacaba una foto con una copa de vino le decían: “Señor, deje la copa a un lado porque va a salir en el diario o en una revista”. El vino es parte nuestra, parte de nuestra cultura, de nuestras tradiciones, de nuestra identidad como chilenos. Así nos ven afuera y así tenemos que vernos internamente. No es posible que, cuando muchos de nuestros importadores llegan a Chile y uno sale a comer a un restaurante, vean más botellas de Coca-Cola sobre la mesa que una de vino. Nos dicen: “Pero si ustedes producen vino, ¿dónde están los vinos?”, y no los ven. Esos son temas de los que debemos preocuparnos y en los que tenemos que trabajar. Antiguamente no era así; antiguamente había agua y vino en todas las mesas. Hoy la Coca-Cola y otras bebidas nos han quitado un poco ese terreno, que es natural y propio nuestro, y en eso queremos pedirles la ayuda a ustedes. Así que no les quito más tiempo. Muchas gracias a todas y todos los diputados, y cuenten con nosotros para trabajar y hacer cosas en conjunto.
Gracias, Alfonso. Hay un dicho —yo soy la reina de los dichos—: durante muchos años han sido farol de la calle y oscuridad de la casa en lo que es la promoción del vino. Ahora llegó la hora de iluminarlo todo de la misma manera. No sé si Claudia quiere hacer uso de la palabra o estamos bien... Muchas gracias, Claudia.
Tal vez solo complementar que se nos abre una oportunidad muy bonita con el enoturismo. Durante mucho tiempo el desarrollo de pequeños agricultores estuvo orientado solo a llegar a la exportación, como si esa fuera la meta de oro. Y creo que puede ser mucho más real para ellos, y para hacer crecer al sector, dedicarse al enoturismo. Es más cercano, y ahí hay un potencial económico muy importante para los pequeños.
Muchas gracias, Claudia. Cómo me gustaría que estuviera vivo todavía mi queridísimo amigo don Alberto Levy, gran promotor del vino; el primero que partió en la Araucanía con el tema del vino, cuando todos creían que estaba loco, y no lo estaba: son de los mejores vinos que existen. Me encantaría haberlo tenido acá; una lástima, pero no se pudo.
Creo que lo mejor sería que pudiéramos escuchar también a Claudio Escobar, de Pisco Chile, y después vemos rondas de preguntas, si las hubiera. ¿Les parece? Claudio, por favor, tienes la palabra.
Muy buenas tardes, señora Presidenta, y a todas y todos los parlamentarios de la comisión. Agradecidos por este espacio. También quiero saludar a nuestros amigos de Vinos de Chile por ser impulsores de este proyecto, que vincula a dos productos muy emblemáticos y tradicionales de Chile, como son el vino y el pisco. Quisiera hacer una pequeña presentación, si es posible. Me parece que hay que desconectar el cable... Sí, ya. Ahora sí, puedo compartir para mostrarles lo que traemos. Ahí está. Perdón, tengo que hacer un ajuste acá: formato de la imagen, transiciones... Bueno, voy a avanzar así mejor para no demorar. Ah, perdón, acá está... Ahora sí, está corriendo.
Muchas gracias. Como señalaba, compartimos una historia común con los amigos del vino, vinculada a la tradición vitivinícola de Chile. En particular, en el Norte Chico surge un producto estrechamente ligado al campesinado, a los valles transversales y al mundo rural. Al igual que el vino, es parte de nuestra historia desde los orígenes de la República, desde la llegada de los españoles y su asentamiento en estos valles, donde se fue configurando un producto único e irrepetible: el pisco chileno. Este está representado por nuestra asociación gremial, Pisco Chile, creada en 2003, que aglutina prácticamente al 99,9% de los productores de pisco del país bajo nuestra denominación de origen, la primera de las Américas y la única establecida por ley en Chile, vigente desde 1931. Comparten esa figura otros productos como el pajarete y el vino soleado; por razones propias, algunos se desarrollaron más que otros. En el caso del pisco, la industria se consolidó con fuerza, convirtiéndose en un motor para el Norte Chico y, a mi juicio, en sustento cultural, social y productivo de las regiones de Atacama y Coquimbo.
Conviene repasar brevemente la línea de tiempo. Desde la colonia ya se elaboraba vino y se destilaba. En el siglo XVIII se generó un clúster en el Norte Chico donde se fabricaban alambiques de cobre y todo lo necesario para producir pisco. Un hito relevante es que en 2016, a través de una investigación histórica realizada con académicos de la Universidad de Santiago de Chile y de cuatro países, constatamos que la primera vez que se utilizó la palabra “pisco” para denominar el aguardiente de uva producido en el Cono Sur de las Américas data de 1733, en la Hacienda La Torre, en el actual valle del Elqui. Este antecedente, que obra en el Archivo Nacional de Santiago como parte de un inventario de bienes, da cuenta de que el pisco nació en Chile, sin que, a nuestro juicio, quepa discusión frente a la controversia internacional existente con otro país.
En 1889 nuestros piscos asistieron a la Exposición Internacional de París, donde obtuvieron las primeras medallas. En 1931 se estableció la denominación de origen del pisco, un verdadero lujo para Chile, al emular lo que ocurría con otros destilados europeos, como el coñac en Francia. Ese modelo permitió consolidar un clúster muy potente en el Norte Chico y dio origen a las cooperativas pisqueras, íconos del sector y expresión del modelo cooperativo en su máxima dimensión, donde pequeños y microproductores se unen para generar bienestar común y, a través del pisco, impulsar el desarrollo social, económico y cultural de toda la zona productora. En 1936 se cambió el nombre del pueblo La Unión por Pisco Elqui, reflejando el arraigo del producto en esa localidad emblemática. Hacia 1938 nacen las cooperativas. Entre 1963 y 1973, el Estado de Chile estableció, con apoyo de CORFO, un plan para fortalecer e industrializar la actividad, lo que significó un gran impulso para el sector. A partir del año 2000 se perfeccionó el marco normativo, estableciendo un reglamento específico que garantiza la calidad, la inocuidad y la trazabilidad de la producción de nuestro pisco.
En torno a 2006 comenzamos por primera vez a mirar con decisión el mercado internacional. A diferencia del vino, que desarrolló tempranamente la exportación, nosotros estuvimos muy arraigados en el mercado local y no vimos entonces la oportunidad externa. Fue, en ese sentido, un proceso inverso: primero consolidamos con fuerza el mercado interno y, hoy, estamos en un plan de internacionalización robusto que ya muestra sus primeros resultados, con aumentos en las exportaciones.
Con el aumento del número de pymes exportadoras de pisco hacia los mercados internacionales más relevantes. En 2009, muy importante, se estableció por decreto el Día Nacional del Pisco, el 15 de mayo, lo que refuerza, además de la denominación de origen de 1931, el compromiso del Estado de Chile con esta industria y el reconocimiento que ella tiene. En 2015 se generó un punto de inflexión —ahí está Claudia, lo recuerdo muy bien—: pusimos en marcha el Consejo Asesor del Pisco, contemplado en el reglamento que regula el pisco (Decreto N° 521 de la ley vitivinícola), y ese año marcó un antes y un después, al establecer una estrategia de largo plazo para la industria, muy enfocada en la internacionalización del producto. Ello ha permitido que el pisco, y de alguna forma el Estado de Chile, comprenda el valor de este producto, lo que hoy se plasma en diversas iniciativas y apoyos, tanto políticos como del nivel ejecutivo, para potenciar la industria.
Respecto al proyecto de ley en particular, estamos totalmente de acuerdo; compartimos esta visión con el mundo del vino, con el que venimos trabajando y colaborando hace algunos años, entendiendo que ambos aportamos a la marca país. Creemos indiscutible el aporte identitario, cultural y productivo de ambos productos. En el caso del pisco, esto viene a ser un broche de oro para una política pública que ha ido evolucionando en la visión del Estado de Chile respecto de estos productos y que hoy incluso cuenta con una glosa presupuestaria especial que protege, defiende y promueve el pisco a nivel internacional. Ello se sustenta en su condición de denominación de origen por ley y en la controversia internacional existente por la marca “pisco” en el mundo con un país vecino. Hasta 2015, los productores de pisco estábamos solos, luchando contra un Estado vecino por la propiedad de una marca que nos hemos ganado con más de 300 años de historia. A través de esta política de apoyo del Estado y de esta glosa presupuestaria hemos logrado contrarrestar y equilibrar esa situación, y diría que, en un plazo de 3 a 5 años, vamos a equiparar totalmente la cancha con la competencia e, incluso, a superar el valor exportado que ellos tienen, porque estamos trabajando muy fuerte para lograr este posicionamiento internacional.
En la minuta que entregamos también están los sustentos históricos: lo que hablábamos de 1733, la Hacienda La Torre —que está en el Archivo Nacional—, la denominación de origen de 1931, el Decreto N° 521 del año 1999, y, en fin, que el pisco cuenta con más de 300 años de historia ligada al desarrollo del país.
En términos históricos, culturales y económicos: son 6.800 hectáreas cultivadas; antes teníamos 10.500 hectáreas. Esto tiene mucho que ver con el efecto de la crisis hídrica en el Norte Chico, que redujo casi en un tercio la superficie plantada y casi en un tercio el número de productores, producto de este problema estructural que atenta contra la sustentabilidad no solo de esta industria, sino de todas las que están en el Norte Chico. Hay más de 35 destilerías operativas; 40.000 empleos entre directos e indirectos. El modelo cooperativo es muy relevante: la cantidad de productores agrícolas es cercana a 2.800, casi todos pequeños, y cerca del 90% forma parte, de alguna manera, del modelo cooperativo en las dos cooperativas existentes, Control y Capel. El pisco ha revitalizado el mundo rural del Norte Chico, impulsando su identidad y cohesión social.
En términos internacionales, aunque aún somos incipientes, contamos con cerca de 400 premios internacionales que reconocen al pisco, incluso como el mejor espirituoso blanco del mundo en la San Francisco World Spirits Competition del año 2012, compitiendo con todas las categorías del mundo. Cada botella exportada comunica historia, clima y cultura del Norte Chico. Somos un aliado estratégico de ProChile para posicionar la marca país, también en términos de gastronomía y turismo, porque tenemos esa relación, y es un producto y una industria que reflejan la resiliencia y el espíritu de los habitantes del Norte Chico de Chile.
Respecto a la proyección patrimonial, hay un tema que refuerza lo que estamos planteando: el pisco —y no sé si ustedes se enteraron—, en enero de este año, con el Ministro de Relaciones Exteriores, el Ministro de Agricultura y la Ministra de Cultura, en la zona pisquera, se puso en marcha la postulación del paisaje cultural vitivinícola del pisco chileno como Patrimonio de la Humanidad ante la UNESCO. Esto ya está en lista tentativa en la UNESCO, y esperamos, el año 2027, lograr esta declaratoria, que la tiene, por ejemplo, el paisaje cafetero en Colombia; la tiene el paisaje agavero en México, con el tequila; y, por supuesto, varios paisajes vitivinícolas de Europa: España, Italia, Francia, Portugal. Este paisaje, evidentemente, va a generar una...
La declaratoria tiene una trascendencia que va más allá de la industria del pisco, abarcando todo el entramado productivo de la zona, la industria del turismo, los aspectos culturales, las asociaciones culturales y, en el fondo, todo lo que es el sector productivo y agrícola de las regiones de Coquimbo y Atacama. Además, impulsa el turismo cultural de ambas regiones, fortaleciendo el enoturismo, que también es una línea que estamos empezando a desarrollar muy fuertemente. Yo diría que el Valle del Elqui ha logrado posicionarse; ahora faltan los otros valles de las zonas productoras avanzar en esta materia.
Por eso creemos que el pisco chileno merece su reconocimiento oficial como bebida nacional. A través de la denominación de origen, del Día Nacional del Pisco, del Plan de Defensa y Promoción Internacional a través de esta glosa, y, con esto, creemos que sería el broche de oro para cerrar una política de Estado que apoye productos típicos e identitarios de Chile. Esto debe ir más allá del vino y el pisco, porque la verdad es que tenemos grandes productos. En nuestra investigación histórica detectamos que Chile perdió denominaciones de origen que podían haber sido muy importantes, como el queso chanco o el jamón de Chiloé, que por no tener una política de protección y promoción no se desarrollaron y las perdimos. Hoy día esos productos los elabora cualquier empresa sin denominación de origen.
El pisco representa historia, identidad y desarrollo regional; es un símbolo de orgullo nacional y embajador mundial de la cultura y la tradición de Chile. Eso es lo que queríamos contarles, y siempre acuñamos nuestro eslogan: “Pisco, Orgullo Chileno”. Muchas gracias, señores parlamentarios de la Comisión.
Muchas gracias a ti, Claudio, por tu presentación. Creo que acá hay consenso, pero de todas maneras hay varios diputados que me han pedido la palabra. En primer lugar, el diputado Harry Jürgensen. Diputado Jürgensen.
Muchas gracias, Presidenta. Primero, agradecer la presencia hoy de la señora Claudia Carbonell, don Claudio Escobar, don Claudio Chilvetti y don Alfonso Undurraga; y agradecerles porque fueron ellos quienes nos abrieron los ojos para darnos cuenta, como parlamentarios, de que nuestro país está al debe con la industria vitivinícola y también con la industria pisquera, si comparamos la realidad con los países vecinos y con los grandes productores de vino en el mundo. Gracias a reuniones y conversaciones que hemos sostenido hace ya tiempo, nace esta idea, se trabajó de forma transversal y se plasma finalmente en un proyecto de ley que elaboramos en conjunto y que se presentó hace un tiempo.
También me gustaría reconocer todo el esfuerzo que estas dos actividades han hecho, no solo en el país, sino también a nivel mundial, y que nos ha llevado al estatus de grandes y buenos productores en estas dos grandes industrias, que han convertido a Chile en embajador —o más bien, ellos son embajadores— de nuestra marca país, poniendo muy en alto nuestra calidad.
Junto con eso, señora Presidenta, quisiera comentar que este proyecto de ley se convierte, en el fondo, en un primer paso para que el Ejecutivo de turno tenga una herramienta más, un piso firme para actuar en favor de estas industrias y desarrollar políticas públicas que espero se sigan discutiendo acá y empujando, como estamos comenzando, hacia lo que esta industria realmente se merece. Nada más que decir que espero que, con lo que estamos votando hoy —que sea la votación en general y también en particular—, demos un golpe de timón de aquí para adelante, para que esta industria esté donde realmente se merece en cuanto al apoyo que le faltaba como país, gracias a todo lo que ustedes han logrado a puro ñeque y, muchas veces, prácticamente todo a cuenta del esfuerzo propio de cada uno de los productores. Nada más que eso, Presidenta. Feliz de ser parte de este proyecto y, por supuesto, apoyándolo con mucha fuerza. Espero que ese apoyo también sea transversal, no solamente acá, sino también en la Sala próximamente. Muchas gracias, Presidenta.
Muchas gracias. Yo espero exactamente lo mismo, diputado Jürgensen. Diputada Riquelme.
Muchas gracias, Presidenta. Saludar a nuestros invitados; muy grata con su presencia el día de hoy. Sé que esto ya lo he leído, pero quisiera reiterarlo porque me parece importante que lo tengamos presente. Cuando Argentina promulgó su ley del vino el año 2013, señalaron lo siguiente, comillas: es un importante apoyo institucional para la vitivinicultura, ya que reforzó al vino como parte de la identidad y la cultura nacional.