Senado Cultura, Patrimonio, Artes, Deportes y Recreación

Senado - Cultura, Patrimonio, Artes, Deportes y Recreación - 24 de marzo de 2025

24 de marzo de 2025
19:00
Duración: 2h 6m

Contexto de la sesión

1.- Bol.N° 12712-24 Continuar la discusión en general y particular, del proyecto de ley, en segundo trámite constitucional de Patrimonio Cultural (Boletín N° 12.712-24).

Vista pública limitada

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Pantalla azul, por favor. En nombre de Dios y la patria se abre la sesión, secretaria. Presidente, no tenemos cuenta. La Comisión está convocada para escuchar y recibir el informe sobre política monetaria del Banco Central. Muy buenos días. A la Presidenta del Banco Central, a todo el Consejo del Banco Central, a todo el equipo del Banco Central y a los colegas senadores que me acompañan, les ofrezco la palabra. Le doy la bienvenida a esta Comisión a la Presidenta, Rosana Acoste. Muchas gracias, presidente. Muchas gracias por esta sesión, que se celebra en una semana distrital en la que nos están recibiendo. Como siempre, quiero comenzar agradeciendo la invitación que periódicamente hace esta Comisión al Banco Central para presentar su visión sobre los desarrollos macroeconómicos recientes, así como las perspectivas e implicancias para la política monetaria. Esta visión es la que se detalla en el Informe de Política Monetaria del mes de marzo de 2025, que publicamos esta mañana. Estos antecedentes son, además, el fundamento tras la decisión adoptada por el Consejo en la reunión de política monetaria del pasado viernes. Este es el primero de los informes de política monetaria que presentamos ante esta Comisión durante el año 2025, un año que tiene un especial significado para el Banco Central de Chile, pues cumple 100 años de vida institucional. Desde 1925, el Banco ha venido forjando su carácter como una entidad pública relevante para el país, enfrentando desafíos significativos a lo largo de todo este tiempo y aplicando sus políticas siempre con un propósito claro: aportar al desarrollo del país y a la calidad de vida de sus habitantes. El camino recorrido en este siglo de vida ha sido un desafío continuo de adaptación y también de innovación. Creemos que esta es una instancia importante para renovar nuestro compromiso con el país y su gente, asumiendo la responsabilidad de proyectar la institución de cara a los próximos 100 años. Estamos conscientes del impacto de nuestras decisiones en millones de personas y sabemos que este compromiso va más allá de lo técnico, constituyendo un compromiso profundamente humano en el que la confianza es central. En los últimos años hemos atravesado periodos complejos, enfrentándonos a situaciones poco habituales que han puesto a prueba la capacidad de adaptación, no solo del Banco Central, sino del país en su conjunto. Hoy estamos inmersos en un escenario cada vez más cambiante y con mayores grados de incertidumbre; lo que nos depara el futuro será, sin duda, igualmente desafiante. Por lo pronto, este informe se enmarca en un contexto en que la inflación ha evolucionado en línea con lo proyectado en el informe de diciembre; no obstante, sus niveles siguen siendo elevados, mientras que por su parte la actividad ha movido a la comunidad.
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Ha demostrado un dinamismo mayor al esperado en los últimos meses, destacándose el mejor desempeño de las exportaciones. El panorama internacional se ha vuelto significativamente más incierto debido al recrudecimiento de las tensiones geopolíticas, especialmente en el ámbito comercial. Esto ha aumentado las dudas en torno al crecimiento mundial, en particular en Estados Unidos, llevando a un reciente desacople en los mercados financieros de esta economía respecto del resto del mundo, lo que ha conducido a una depreciación del dólar y a mejores precios de materias primas. Con los antecedentes que hoy conocemos, nuestro escenario central considera que los impactos del deterioro de la situación externa en la economía chilena serán acotados y concentrados en el mediano plazo. Sin embargo, ante este considerable incremento en la incertidumbre, nos mantendremos atentos a lo que ocurra y a sus implicancias para Chile. En lo inmediato, la economía local seguirá reflejando los efectos del mayor punto de partida que dejó el dinamismo de la actividad y la demanda en los últimos meses, sumado a determinantes del gasto algo más positivos. El PIB creció 2,6% en 2024, por sobre el 2,3% previsto en diciembre. Para este año, el rango de crecimiento sube entre 1,75% y 2,75%, manteniéndose el crecimiento esperado para 2026 entre 1,5% y 2,5%. Respecto de la inflación, se sigue proyectando que convergerá a 3% a inicios de 2026. Si bien, en términos generales, el desarrollo del escenario macroeconómico ha sido acorde con lo considerado, el conjunto de antecedentes disponibles apunta a un panorama inflacionario que sigue enfrentando riesgos relevantes, lo que reafirma la necesidad de cautela. Por ello, hemos señalado que eventualmente los próximos movimientos de la tasa de política monetaria tendrán presente la evolución del escenario macroeconómico y sus implicancias para la convergencia inflacionaria. Permítame entonces pasar a la descripción de los contenidos del informe. Como lo mencioné al inicio, la inflación ha evolucionado en línea con lo que estimamos en diciembre: alcanzó 4,7% anual en el mes de febrero, en comparación con un 4,2% observado en noviembre del año pasado (último dato disponible al cierre del informe anterior). Con esto, la inflación se mantiene en niveles elevados. Destaca la influencia del componente volátil de energía en este resultado, lo que incluye el reajuste previsto de las tarifas de electricidad y mayores registros para los ítems de combustibles, dados la depreciación del peso y el alza de los precios externos de estos productos en meses previos. Por otro lado, la inflación subyacente —es decir, aquella sin volátiles— ha evolucionado algo por debajo de lo esperado, incidida por el componente de bienes, aunque se mantiene en torno al 4% anual. Ustedes pueden ver en pantalla la evolución del índice de precios al consumidor, tanto para la inflación total, en rojo, como para sus componentes subyacentes (línea verde) y volátiles (línea negra). Se observa que, tras un comportamiento algo errático, las tendencias más recientes de inflación se han consolidado, evidenciando la incidencia significativa de la energía volátil. En cuanto a la actividad, los datos de cierre de 2024 e inicios de 2025 evidencian una economía más dinámica. El PIB creció 2,6% el año pasado, sobre el 2,3% proyectado en el informe previo. Destaca en este contexto el impulso de varios sectores ligados a las exportaciones y al comercio mayorista, en especial la producción y envío de cerezas durante esta temporada; la evolución positiva de la industria alimentaria; y el empuje derivado de la mayor llegada de turistas extranjeros, que ha beneficiado el comercio minorista y algunos servicios. Todo esto ha apuntalado el desempeño de los envíos al exterior y de la cuenta corriente, la cual en 2024 registró un déficit de 1,5 millones de dólares.
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1,5% del producto. En pantalla podemos ver la actividad mensual de Limasec, abierta para distintos sectores. La línea gris muestra la evolución de la industria ascendente como tendencia. En la línea roja, en comercio, vemos un repunte significativo en la última parte. La línea verde marca la trayectoria de un sector servicios que también tiene una tendencia ascendente clara desde hace ya bastante tiempo, y vemos en la línea negra el resto de los bienes, los cuales incluyen sectores como construcción, energía, gas, el sector agropecuario, silvícola y pesca. En el gráfico de la derecha podemos ver la separación o la distinción en la trayectoria de las exportaciones cuando se descompone en la evolución de los bienes, representada por la línea azul, que muestra un crecimiento y una tendencia más ascendente en la última parte, y especialmente el crecimiento de la parte de servicios, donde se incluye el ingreso de turistas al país. Tal como se veía, tanto el consumo privado como la formación bruta de capital fijo se expandieron en la última parte del año 2024, de la mano de una mejora de sus fundamentos. En el gráfico de la izquierda podemos apreciar la evolución del consumo privado, donde, después de una caída y una normalización de niveles, el consumo de bienes durables ha vuelto a presentar una larga tendencia creciente; y también se observa la evolución de los bienes no durables y de los servicios en el consumo, junto a su recuperación más reciente. La formación bruta de capital fijo se observa a la derecha, donde se separa la evolución de la maquinaria y equipo, que ha mostrado más dinamismo, de la de construcción y obra, que se mantiene bastante más estable. Las expectativas de las empresas y de los hogares han repuntado. El mercado laboral sigue dando cuenta de holguras acotadas en un contexto en que distintas fuentes muestran un aumento del empleo en el margen, y el crecimiento anual de los salarios reales continúa por encima del promedio de la última década. Por su parte, el último catastro de la Corporación de Bienes de Capital reforzó las perspectivas de mayores montos de inversión en grandes proyectos para el corto plazo. De todos modos, persiste una diferencia importante en el dinamismo de la inversión entre el sector minero y el resto de la economía. El gráfico de más a la izquierda muestra la evolución de las expectativas tanto de empresas, representadas por la línea verde, como de consumidores, con un repunte significativo en el margen. Podemos observar que el empleo y la tasa de desempleo se encuentran en el gráfico del medio. Respecto al empleo, se aprecia una mejor evolución en lo más reciente, lo que podría estar indicando un desempeño hacia adelante algo mejor, mientras que la tasa de desocupación se ubica en la línea roja del gráfico. Los montos de inversión, por su parte, que muestra la Corporación de Bienes de Capital, evidencian, entre la línea azul y la roja, un incremento en las perspectivas de inversión para los grandes proyectos incluidos en dicho informe. Una noticia relevante del escenario macroeconómico es que el panorama externo se ha vuelto más complejo, con un alza significativa de la incertidumbre. Las principales noticias se relacionan con el recrudecimiento de las tensiones geopolíticas. El anuncio de aranceles por parte del nuevo gobierno de Estados Unidos y la respuesta de los países afectados han dominado la agenda, al igual que el desarrollo de los conflictos bélicos, que ha sido un foco de atención importante. El gráfico que ustedes tienen a la izquierda es un resumen que busca dar cuenta de las diferentes disposiciones y decisiones que se han ido tomando en materia de anuncios arancelarios desde Estados Unidos, en momentos en que se anuncian medidas arancelarias y otros en que se suspenden. Está allí, por ejemplo, el anuncio de los aranceles de Canadá y México el 21 de enero, el anuncio del 10% a China el 22 de ese mes, la suspensión de aranceles a Canadá y México el 4 de febrero, y el 4 de febrero también entra en vigor el 10% en China. El 10 de febrero...
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El 25% de aranceles para las importaciones de acero y aluminio. En marzo, las noticias siguen vigentes en términos de política arancelaria: la confirmación de aranceles sobre Canadá, México y China el día 4 de marzo; la suspensión de aranceles entre México y Canadá el día 7 para algunos productos incluidos en el Tratado; y el 12 de marzo se señalizan elementos de la Unión Europea y Canadá. Vemos cómo esto ha repercutido en términos de incertidumbre, lo cual está recogido en el gráfico de la derecha con dos índices: uno que mide el nivel de incertidumbre económica, el EPU en la línea azul, y una línea roja que refleja la incertidumbre respecto a políticas comerciales. La preocupación por el crecimiento global ha aumentado en semanas recientes, en particular respecto de Estados Unidos, donde además la inflación de servicios se sigue mostrando persistente. Si bien los datos de fines de 2024 e inicios de 2025 mantienen las tendencias de trimestres previos en esa economía, los mercados y la propia Reserva Federal han reducido sus perspectivas de crecimiento. Los indicadores de las expectativas de empresa, presentes en el gráfico de la izquierda tanto para Estados Unidos como para la Eurozona, muestran un comportamiento asimétrico muy pronunciado: se observa una fuerte caída en las expectativas en el PMI compuesto de Estados Unidos, mientras que para la Eurozona se registran mejoras. Asimismo, en el gráfico del medio se aprecia un ajuste relevante en las expectativas de los consumidores de Estados Unidos, lo que marca una tendencia más negativa. En el gráfico de la derecha se muestra la evolución de las perspectivas de crecimiento: para Estados Unidos, la línea azul refleja un declive relevante en la última parte; para China, la línea roja indica una tendencia decreciente; y para la Eurozona se observa una estabilización al final de una tendencia previamente descendente. En tanto, las expectativas de inflación de diversos agentes han aumentado, en línea con los mayores costos que traería una guerra comercial. Esta combinación de menor crecimiento y mayores presiones inflacionarias configura un escenario complejo para la Reserva Federal, que ha señalado una trayectoria para la política monetaria menos expansiva que la considerada en el informe de diciembre. Si observamos los gráficos, las proyecciones de inflación en Estados Unidos aparecen en el de la izquierda; corresponden a las proyecciones del FOMP, que sitúan el rango medio de la tasa de la Reserva Federal. En el gráfico de la derecha se observa la evolución de la curva esperada para la tasa de instancia o de política monetaria de la Reserva Federal: la línea gris, la más baja de todas, corresponde al 18 de septiembre de 2024; en diciembre pasó a la línea azul, ubicada a la mitad del gráfico; el nivel máximo se alcanza en febrero de este año, señalado por la línea verde, para luego retroceder a la línea roja en marzo. Esto evidencia el alto nivel de incertidumbre que reina en los mercados respecto a la política monetaria en Estados Unidos. Por otro lado, la percepción de riesgo ha aumentado en los mercados financieros globales, aunque con patrones distintos respecto a años recientes. Parte de ello se debe a que las repercusiones económicas de las medidas arancelarias se estiman, por ahora, más relevantes en Estados Unidos que en otras economías. Así, en esa economía, las dudas sobre su crecimiento futuro y la preferencia por activos seguros han conducido a una caída bursátil y a una reducción de las tasas a largo plazo. En otras regiones, las reacciones han sido variadas: en Europa se observa un incremento de las tasas largas y de la bolsa, mientras que en China el rendimiento bursátil ha aumentado de forma significativa, en medio de perspectivas de mayor gasto fiscal. Estos desarrollos han provocado un debilitamiento del dólar. Los gráficos en pantalla muestran este comportamiento diferente entre los distintos países o zonas económicas.
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Los índices accionarios en la mayoría de los países están al alza en contraposición a la baja de la bolsa americana, dando cuenta de la percepción de riesgo en el país del norte. En cuanto a las tasas de 10 años, vemos en la línea azul la caída que han experimentado en la tasa de Estados Unidos y cómo la tasa nuestra también se acopla a esos movimientos, mientras que en Europa y en China las tasas largas han aumentado. Buena parte de este aumento se observa tras las medidas de aumento de los paquetes de gasto fiscal por motivo de defensa e infraestructura en diversos países, particularmente Alemania. En el mercado financiero local destaca el fortalecimiento del peso y el positivo desempeño también de la bolsa. La paridad peso-dólar ha disminuido cerca de un 4% respecto del cierre estadístico del mes de diciembre, si bien, en el intertanto, tuvo un incremento relevante que la ubicó sobre los 1.000 pesos durante varios días en enero. Además, el comportamiento del dólar global se ha visto afectado por el alza del precio del cobre y los cambios en las perspectivas de política monetaria local e internacional. A su vez, el IPSA ha alcanzado niveles históricos, acumulando ganancias de algo más de un 10% respecto del cierre del año 2024. Pasemos entonces a las proyecciones dado este escenario. Las proyecciones para la actividad y la demanda se corrigen moderadamente al alza respecto del informe de política del mes de diciembre. Como se mencionó, el rango de crecimiento para este año se eleva a 1,75–2,75% y para 2026 y 2027 se sitúa entre 1,5 y 2,5%, todas cifras en torno al crecimiento tendencial de mediano plazo para la economía chilena. En el gráfico de la parte derecha se muestran también los niveles que se están proyectando y cómo se comparan con los informes de política más recientes, lo que incluye la revisión de cuentas nacionales que se hace al inicio de cada año, en el mes de marzo. Esta proyección considera los efectos del mayor impulso de meses recientes, especialmente en los sectores exportadores, que dejan un punto de partida más alto para el corto plazo. Se suma la ya mencionada mejora de algunos fundamentos del gasto, como las expectativas y el catastro de la Corporación de bienes de capital. Por otro lado, se estima que el deterioro del escenario externo tendrá efectos acotados en la actividad local, más centrados en el sector de la economía. En el mediano plazo, en el escenario central, el crecimiento esperado de los negocios comerciales del país se reduce, especialmente para 2026. La mayor corrección se verifica en Estados Unidos, lo que afecta a la expansión prevista de las exportaciones chilenas hacia ese año. Para 2025, el ajuste es menor, debido al punto de partida más alto que dejó el dato de actividad de China también al cierre de 2024. Sin embargo, de concretarse los escenarios de riesgo, sus efectos sobre la economía chilena serían mayores, dependiendo de cómo se comporten los canales de transmisión en el ámbito comercial y financiero. En lo más inmediato, incluso se han visto movimientos favorables de algunas variables, como por ejemplo los términos de intercambio. Estas proyecciones de crecimiento global se pueden ver en el gráfico que ustedes tienen ahora en pantalla. Para Estados Unidos, la comparación entre el informe del mes de diciembre y el de marzo muestra el impacto de las políticas más recientes, especialmente en el área comercial. En el caso de los socios comerciales, también se observa una baja, y a la derecha se aprecia la evolución de los términos de intercambio, los cuales se han visto favorecidos por ahora. En relación con el informe de política del mes de diciembre, el escenario central contempla tasas de expansión del consumo de los hogares y de la formación bruta de capital fija algo más altas en 2025 y mantiene estas estimaciones para 2026. Para el consumo se esperan avances de 2% en ambos años, mientras que en la inversión se prevé un crecimiento de 3,7% y 2,2% respectivamente. Las proyecciones para el año 2027 son de 2,2%.
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Y 2,9% en cada uno de estos componentes del gasto privado. Vemos en el gráfico la proyección del consumo y cómo se compara con la evolución de los informes de política monetaria más reciente, partiendo por el mes de septiembre. En el caso del consumo, estas han fluctuado en rasgos similares y observamos que la línea roja presenta las perspectivas y proyecciones hacia adelante. En el caso de la formación bruta de capital, se aprecia que, entre la línea amarilla –que corresponde al mes de diciembre– y la línea roja, se ha registrado un ajuste que viene corrigiendo los niveles considerados en la revisión de cuentas nacionales realizada en marzo. El escenario central contempla un gasto fiscal similar al previsto en diciembre. Para 2025, se toma en cuenta la Ley de Presupuesto aprobada, incluyendo el recorte de gastos señalado en el último informe de finanzas públicas, y, de ahí en adelante, los gastos comprometidos reportados en el citado informe. Para la inflación se sigue anticipando que convergerá a la meta de 3% al inicio de 2026, lo que implica que, a lo largo del horizonte de proyección, el tipo de cambio real se ubicará en torno a los niveles vigentes al cierre estadístico de este informe. Se agrega el impacto de la baja de los precios internacionales de los combustibles en el componente volátil, lo que es compensado en parte por perspectivas más altas para la inflación de servicios y una demanda algo mayor. La inflación anual experimentará una rápida reducción durante el segundo semestre de 2025 e inicios de 2026. Considerando las elevadas bases de comparación producto del alza de las tarifas eléctricas, se prevé que la variación del IPC terminará el primer semestre de este año en torno a 4,5% anual, cifra que se reducirá a 3,8% en el mes de diciembre y se ubicará en torno a 3% en el primer trimestre del año 2026, oscillando desde ahí en torno a la meta. Asimismo, la inflación sin volátiles se situará cerca del 3% a inicios del año 2026. En el gráfico se observa la proyección de la inflación total, comparándola con el informe anterior: la línea verde corresponde al informe de diciembre y la línea roja al presente informe de política monetaria del mes de marzo, tanto para la inflación total como para la inflación subyacente. Se aprecia que, a partir del segundo semestre, se registra un descenso en ambas para llegar a converger a la meta de 3% en el primer trimestre del año 2026. En términos de política monetaria, si bien el desarrollo del escenario macroeconómico ha sido, en general, acorde con lo previamente considerado, el conjunto de antecedentes apunta a un panorama inflacionario que sigue enfrentando riesgos relevantes, lo que reafirma la necesidad de cautela. Este escenario contempla el alza simultánea de distintas presiones de costos en meses anteriores, en un contexto donde diversas medidas de márgenes reflejan una reducción durante el año 2024. En todo caso, algunos factores han cedido recientemente, como la apreciación del peso y la baja de los precios externos de los combustibles. En este contexto, algunos indicadores de expectativas de inflación a dos años se mantienen por sobre el 3%, mientras que la configuración de riesgos para la actividad y el gasto interno ha ido cambiando. La evolución menos favorable de algunas fuerzas y sus efectos negativos sobre la economía local han perdido relevancia. Con todo, se estará atento a la probabilidad de eventos más disruptivos a nivel internacional y a sus impactos económicos y financieros. Como se señaló en el comunicado de la reunión de política monetaria del pasado viernes, el Consejo evaluará los próximos movimientos de la tasa de política monetaria, teniendo presente la evolución del escenario macroeconómico y sus implicancias para la convergencia inflacionaria, y reafirma su compromiso de conducir la política monetaria con flexibilidad, de manera que la inflación proyectada se ubique en 3% en el horizonte de dos años. Como es habitual...
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El informe de política monetaria contiene el corredor para la tasa de política monetaria. Este da cuenta de escenarios alternativos al escenario central, donde la política monetaria se comporta de manera distinta. Es importante reiterar que ni el escenario central ni este corredor implican un compromiso del Consejo sobre la trayectoria futura de la tasa; su objeto es informar con mayor detalle de trayectorias posibles. No obstante, será la evolución de la macroeconomía y las perspectivas para la inflación la que determine el curso de las decisiones del Consejo. En este informe, el escenario de sensibilidad del borde superior del corredor se relaciona con una inflación que permanece más elevada por más tiempo. Esto podría ocurrir en el caso de que la persistencia inflacionaria supere los patrones históricos y que la demanda interna crezca por sobre lo esperado, lo que promovería un mayor traspaso de costos a precios, considerando además la mencionada compresión de los márgenes de las empresas. En el borde inferior, podría materializarse un escenario en que se acentúa el impacto negativo de una mayor incertidumbre global. Si bien se estima que las medidas arancelarias, hasta ahora conocidas, no tienen efectos directos de primer orden en la economía chilena, no se puede descartar una profundización del conflicto comercial y un impacto mayor a través de canales financieros, lo que podría mermar las expectativas y el gasto tanto de las empresas como de los hogares, reduciendo de forma importante las presiones inflacionarias y requiriendo la implementación de bajas más rápidas de la tasa de política monetaria. El corredor lo tienen en pantalla, en líneas puntuales, mostrando cuál fue el corredor en el informe anterior, de manera que se puede comparar la evolución de ambos corredores. A la espera de mayores antecedentes, el escenario central de este Informe de Política Monetaria considera que los impactos de los cambios del panorama internacional sobre la economía chilena son acotados; sin embargo, existen escenarios de riesgo en los que estos efectos podrían ser considerablemente mayores. Un cambio relevante respecto a situaciones previas es que eventos con consecuencias significativamente negativas en la economía mundial y en Chile han elevado su probabilidad de ocurrencia. Sus efectos serían particularmente perjudiciales si se combinara un escenario de mayores tensiones comerciales con disrupciones más significativas en el marco de las alianzas políticas que han caracterizado a los países desarrollados desde la Segunda Guerra Mundial, elevando asimismo la probabilidad de conflictos militares y añadiendo repercusiones severas en el plano financiero. En situaciones de este tipo, la política monetaria debería hacer ajustes significativos para apoyar la convergencia de la inflación a la meta. Finalmente, y ya cerrando la presentación, doy pie a algunas reflexiones finales. Quiero cerrar esta presentación del primer Informe de Política del año 2025, señalando algunos aspectos particulares sobre el acontecer que estamos viviendo. El panorama macroeconómico que nos muestra este informe indica una inflación que se mantiene en niveles elevados, tal como lo preveíamos: la variación anual del IPC se ubica algo por debajo del 5% anual, un valor incómodo en comparación con la meta del 3% que guía nuestra política monetaria. Detrás de ello está, fundamentalmente, el descongelamiento de las tarifas eléctricas, que se concreta a partir de julio de 2024. De hecho, del 4,7% anual registrado en la inflación a febrero de 2025, 1,25 puntos porcentuales correspondieron al efecto directo de ese factor. Las proyecciones presentadas prevén que la inflación retornará a cifras del orden de 3% a inicios del próximo año, evaluación que hemos mantenido en varios informes. En el gráfico se observa la evolución de las proyecciones de inflación de corto y mediano plazo, evidenciándose que, a inicios del año pasado, se daba cuenta la reversión de algunos costos —como los de transporte— que inició un leve aumento en la proyección de inflación. Hacia el mes de julio, la incorporación de las tarifas eléctricas elevó, con un shock de costo, dicha proyección, y hacia adelante se esperan algunas repercusiones.
35:00
Adicionales de costo por el lado del tipo de cambio y presiones laborales influyen en esas perspectivas. Son todos shocks, por una vez o transitorios, que tienden a desaparecer, pero que se dan de forma simultánea y en cuantía relevante, lo que mantiene la atención del Banco Central. Con todo, como hemos señalado en el informe, hacia adelante converge a la meta a inicios de 2026. Aunque la inflación descenderá a la meta de 3%, no debemos perder de vista que niveles de inflación como el que tuvimos durante el primer semestre de este año requieren especial atención, particularmente tras su trayectoria en años recientes. Es diferente enfrentar shocks de alza partiendo de estos niveles que hacerlo sobre la base de una inflación en torno a la meta; de allí el llamado y la necesidad de cautela. La actividad ha evolucionado con un dinamismo mayor al esperado, con un interesante impulso desde el sector externo y una gradual recuperación de la demanda interna. Es así como estamos proyectando un crecimiento entre 1,75% y 2,75% al año, y entre 1,5% y 2,5% en los años siguientes, valores coherentes con su tendencia de más largo plazo. De esta forma se han ido mitigando los riesgos de una actividad más débil por factores puramente internos. Estas proyecciones, sin embargo, se realizan en un contexto global de alta incertidumbre. Desde hace un tiempo, este factor ha estado presente en nuestros informes, ya sea como un alza de riesgos geopolíticos o el elevado endeudamiento de algunas economías desarrolladas y su impacto en las tasas de interés de largo plazo. Ninguno de estos riesgos se ha resuelto. Los conflictos bélicos persisten y, de hecho, algunos países han anunciado aumentos importantes en sus gastos en defensa. El nivel de endeudamiento de algunas economías sigue siendo un tema complejo, y el mayor gasto militar, junto a anuncios fiscales de varios países, no va en la dirección de aminorar el problema, sino lo contrario. Sobre esto, sumamos ahora una reconfiguración del comercio global a partir de una serie de señales y anuncios desde Estados Unidos, y las réplicas de los países afectados. Para una economía pequeña y abierta como Chile, este es un tema importante. Nuestro progreso económico en las últimas décadas se ha basado en un modelo en el que hemos aprovechado las ventajas del comercio; iniciativas que pongan en duda esto o retrotraigan la situación a lo que existía hace décadas, sin duda, son negativas para nosotros y para el mundo entero. Una parte importante de la incertidumbre proviene del hecho de que es complejo anticipar los lineamientos que puede adquirir la política comercial y los desarrollos políticos en adelante. Por lo mismo, prever sus efectos macroeconómicos globales y sus impactos no es sencillo. Una prueba es la reacción de los mercados financieros que comenté hace unos minutos, la cual incluso ha generado desarrollos favorables para el país en el corto plazo, como el alza del precio del cobre y el debilitamiento del dólar. A la espera de más antecedentes, nuestro escenario central de proyecciones considera las medidas comerciales en curso tanto desde Estados Unidos como en las respuestas de los países afectados. También incorpora los cambios que se han observado en los mercados financieros. En este contexto, los impactos para nuestro país son acotados, siendo más visibles en el mediano que en el corto plazo; pero, como mencioné, esta situación podría cambiar. En el informe disponemos de dos recuadros que contienen una descripción de escenarios en los que los impactos podrían ser mayores, ya sea a través del canal comercial o financiero. Estos describen situaciones en que nuestra economía se ve directa o indirectamente afectada por el alza de los aranceles o por el deterioro en las percepciones de riesgo global. La dificultad para anticipar con relativa certeza cómo evolucionará el escenario y sus consecuentes impactos en la economía global y nacional impone un desafío significativo para la política monetaria. Nuestras decisiones se basan en análisis prospectivo, es decir, en proyecciones económicas. Para esto utilizamos modelos que, a partir de la teoría, identifican patrones y tendencias históricas, asignando probabilidades, causas y efectos a distintas acciones, con un resultado sobre la variable de interés, en este caso la inflación y el ciclo macroeconómico. El mundo en el que nos encontramos es definitivamente uno en el que resulta más complejo asumir cuál será la distribución de probabilidades de los eventos geopolíticos y de las políticas comerciales en curso. Por lo mismo, la forma más adecuada de hacer frente a la situación actual es mantenerse atentos a la evolución e incorporarla en nuestros análisis, de ser necesario.
40:00
Esto nos permitirá actuar con flexibilidad si las condiciones futuras lo requieren. Como economía pequeña y abierta, no tenemos la capacidad de aislarnos de lo que ocurra en el mundo, pero podemos prepararnos para mitigar sus efectos. Escenarios adversos se enfrentan de mejor manera con una economía balanceada y estable. La experiencia nos revela el valor de contar con mitigadores, con instituciones sólidas, y la fortaleza fiscal ha sido un apoyo significativo en décadas recientes. Abordar la tarea de continuar cerrando brechas y construir holguras es algo que debemos apoyar con fuerza. El desafío de aumentar el crecimiento de mediano plazo también cobra más relevancia en este contexto, de la mano de iniciativas que permitan mejorar la productividad y aumentar nuestra competitividad en un mundo más complejo comercialmente. El Banco Central tiene también un rol importante; una condición fundamental para enfrentar escenarios complejos es que la inflación no represente un problema para la economía. Esto significa que la mejor perspectiva es aquella en que la inflación y las expectativas están consolidadas en torno a la meta, lo que nos permitirá tener todos los grados de libertad para ejercer el rol anticíclico de la política monetaria y amortiguar los efectos negativos de un escenario externo deteriorado. Quiero finalizar esta presentación reiterando que nos enfrentamos a un panorama particularmente complejo, pero tenemos la confianza en un trabajo bien hecho que rendirá frutos. La inflación es alta, pero se reducirá a niveles compatibles con la meta en más o menos un año. Tenemos la capacidad de enfrentar situaciones complejas con las herramientas que hemos construido. Ello requiere, sí, que sigamos en la senda de restablecer los equilibrios. Nuestro país cuenta con instituciones sólidas y ha ganado prestigio entre sus socios comerciales y financieros. Es importante enfrentar esta situación como un desafío que nos convoca a todos, actuando con sentido país, en forma coordinada y colaborativa. Muchas gracias. Muchísimas gracias, Rosana Acosta, Presidenta del Banco Central. Siempre se agradece el trabajo y la rigurosidad de las presentaciones que nos hacen en esta comisión. Con la palabra, a los colegas senadores para que puedan hacer consulta. Sí, muchas gracias, presidente. Aprovecho el saludo de la Presidenta del Banco Central, del consejo, de los profesionales que la acompañan y de los que siguen en esta sesión. No voy a resumir el informe porque no tiene sentido, pero lo que todos tratan de extraer es la sustancia de lo que nos están transmitiendo. Y lo primero es que la inflación sigue siendo alta, a un nivel de 5%, aunque existen buenos indicadores que permiten pensar que se logrará la meta para el primer semestre del 2026, estimada en 3%. No obstante, 5% es alto, según nuestras experiencias históricas y nuestras metas. Si uno utiliza la cordillera como ejemplo, encontrará un paraíso; pero esa no es nuestra realidad, solo estamos acá. Ese escenario, en mi parecer, se repite en este informe, y al compararlo con informes anteriores, se observa que el acento está hoy en día en el tema externo. Está escrito, por supuesto, en el lenguaje y con la prosa diplomática que caracteriza al Banco Central, utilizando diversos adjetivos para acotar las cuestiones y no molestar a nadie; pero lo que nos dice, básicamente, es lo siguiente: a corto plazo vamos a tener un mejoramiento en 2025, en la tasa de crecimiento de este año, pero en el mediano plazo —como ya se mencionó para 2026— mantengo lo que pensé y proyecté anteriormente, ya que creo que el escenario externo va a ser más complejo. Allí es donde, tal vez, se verán medidas de mayor proteccionismo y una eventual guerra arancelaria entre los principales bloques, lo que se manifestará mejor el año que viene. Por ello, nos quedamos con las estimaciones anteriores, en un escenario de incertidumbre. Y, finalmente, mi único comentario es el siguiente: si es posible —y no sé si es labor del Banco Central—, se debería tratar de despejar el tema interno que es el rol de la política comercial chilena para hacer frente a los desafíos. Cierto, somos una economía pequeña, "dependiente del exterior", y seguramente se ve mucho más afectada por lo que ocurra afuera; pero creo que contamos con algunos mecanismos y decisiones adoptadas intencionalmente, como nuestra red de tratados de libre comercio. La persistencia de Chile en retomar, en este gobierno —algo que no he tenido duda respecto a su postura en el ámbito internacional—, la posibilidad de alcanzar un acuerdo con la Unión Europea, o el tratado con el Asia-Pacífico, y el TPP, son elementos fundamentales en este contexto.
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Ver la posibilidad de ver si, o tratar de dissectar, si esa persistencia y esa vinculación con esos mercados nos ha permitido tal vez sortear de mejor manera que otras economías. De hecho, estas cuestiones son especulativas, son aspectos que cuesta precisar, pero hay que leer qué hay detrás de esto, y si es que nuestra política comercial nos ha permitido enfrentar de mejor manera y estar en mejor pie. Entiendo que la OCDE acaba de sacar, o está sacando, un informe respecto a escenarios eventuales sobre la guerra de tarifas, lo cual es muy difícil, porque uno puede comprender todo, pero también puede pensar que un país, al cambiar su política comercial, genera discrepancias en la dirección que se tome. Es decir, podría decirse: “No me parece que esté equivocada, me va a afectar”. Lo difícil es cuando esos cambios, además, no se basan en una lógica o en ciertos fundamentos que se quieren perseguir. Hemos observado, con ese cuadro que ustedes trataron de poner acá, que una nota de pie de página no incluye todas las medidas que se han anunciado, sino únicamente las principales. Se anuncia una medida que se aplicará en 30 días; luego se indica que otra medida se aplicará a los 60 días, o se modifica a 20 días, aplicándose finalmente en 15, y no en 18, porque en atención a lo reclamado respecto al aluminio se introduce otra medida, y los europeos reaccionan, aplicando algo similar al Borbón. En definitiva, no tenemos claridad respecto a esto, pues está todo improvisado; no existe un blueprint sobre cómo trabajar la política comercial de Estados Unidos. No es que haya llegado una administración que dijera “Voy a hacer este milenamiento”, sino que se está jugando casi en función de lo que vaya ocurriendo, lo que hace difícil que cualquier actor se anticipe. A los mercados les ha sucedido lo mismo, y a la OCDE también, que al principio indicó que no haría análisis mientras no se tuvieran medidas concretas; pero ya se comienzan a ver dichas medidas, y es cuando hay que empezar a plantear escenarios. Entonces, tal vez el banco… no es que quiera que se genere un escenario, sino que se pueda pensar en qué medida se puede calcular o evaluar que nuestra red, nuestra inserción comercial, no solo de forma unilateral, sino mediante nuestros acuerdos vinculantes, nos ha permitido surfear de mejor manera lo que está ocurriendo. Eso es lo que quería plantear, y lo voy a dejar hasta aquí. Muchas gracias. Muchas gracias, senador. El senador Coloma: Muchas gracias, presidente. Quiero comenzar agradeciendo a la presidenta del banco por el informe y al consejo por este esfuerzo, tan relevante a lo largo de los años, que nos ayuda a perfilar políticas públicas que deberían ser beneficiosas para el futuro del país. No cabe duda de que este informe está marcado por una palabra que recorre todo su contenido: incertidumbre, porque esa es la realidad. No es un problema exclusivo del Banco Central, sino un problema planetario, y muchas cuestiones están condicionadas por elementos cuya evolución es incierta. A diferencia de lo que comentábamos en otras oportunidades, ahora contamos con ciertos derroteros a interpretar, lo que dificulta incluso prever cuál será la trayectoria, generando, obviamente, dificultades para una economía relativamente pequeña como la nuestra, que depende en gran medida del ámbito internacional. Aquí se vislumbra una mezcla de buenas noticias, en el sentido de que algo crece –aunque el crecimiento sea de 0,25–, pero ese impulso tiende a aplanarse o disminuir el próximo año, lo cual genera inquietud en la perspectiva a mediano y largo plazo. Yo quiero, presidente, formular dos líneas breves de preguntas. Una, respecto al informe mismo. Quizás repita la siguiente frase: “En el escenario central, el crecimiento esperado de los usos comerciales se reduce especialmente para 2026, y la mayor corrección se verifica en Estados Unidos, lo que afecta la expansión prevista de las exportaciones chilenas”. Y agrega, “sin embargo, de concretarse los escenarios de riesgo, sus efectos sobre la economía chilena serán mayores, dependiendo de cómo se comporten los canales de transmisión en el ámbito tanto comercial como financiero”. Me gustaría que se profundizara más en esa frase, que es, a mi juicio, el eje de las principales preocupaciones que deberíamos tener desde una perspectiva pública, pues ahí radica la clave y se evidencia la diferencia que permite tener mayor claridad sobre los escenarios. La segunda línea de preguntas es un poquito distinta al informe mismo, pero tiene que ver bien con la fase.
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