Committee on Employment and Social Affairs + Special Committee on the Housing Crisis in the EU - Special committee on the Housing Crisis in the European Union Joint meeting - Room: ANTALL 6Q2
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Queridos colegas, vamos a empezar la reunión. Antes de iniciar esta sesión, algunas observaciones preliminares: la reunión de hoy se retransmite por internet en el sitio web del Parlamento y contamos con interpretación en 19 lenguas. No voy a enumerarlas; lo importante es que pueden intervenir en la lengua de su elección y la interpretación al español está disponible. Si no hay objeciones, queda aprobado el orden del día que les ha sido remitido.
Tiene la palabra la señora Andersson.
Sí, muchas gracias. Pasamos ahora a la parte conjunta, la audiencia ante las dos comisiones, la Comisión de Empleo y Asuntos Sociales (EMPL) y la Comisión Especial sobre la Crisis de la Vivienda en la Unión Europea (HOUS). Si no hay objeciones, queda aprobado también el orden del día de esta audiencia conjunta. Queda aprobado. Muchas gracias. Empezamos con la audiencia.
Querida Li, queridos invitados, es un honor para mí, como presidenta de la Comisión Especial de Vivienda, inaugurar esta audiencia conjunta con la Comisión de Empleo como parte de la Semana Europea de las Personas con Discapacidad, en su octava edición. Esta semana nos recuerda que los derechos de las personas con discapacidad forman parte de la construcción de una sociedad más igualitaria, donde la vivienda también tenga su cabida. Porque un hogar no es solo un tejado sobre la cabeza: es la base de la dignidad, la independencia y la participación en la educación, el trabajo y la vida comunitaria.
Las infraestructuras accesibles no son simplemente un acto de caridad, sino un derecho humano fundamental. Las barreras físicas, la discriminación y la insuficiencia de los servicios de apoyo impiden a muchos participar plenamente en el mercado de la vivienda y en la vida comunitaria. Como legisladores, debemos ser claros: una vivienda accesible, asequible y adecuada es un derecho fundamental, no un privilegio. Esto significa integrar los requisitos de accesibilidad en las políticas de vivienda de la Unión Europea, apoyar los modelos de vida independiente y garantizar que los grupos vulnerables se beneficien de las iniciativas en materia de vivienda. Significa también utilizar los fondos de la Unión Europea para financiar viviendas accesibles, desarrollar normas de diseño universal y coordinar las políticas de vivienda con los servicios de apoyo.
Nuestra cooperación actual entre la Comisión HOUS y la Comisión de Empleo pone de relieve una verdad sencilla: la vivienda y la política social son inseparables. Debemos ir más allá de la compasión y la inspiración. Por lo tanto, esta audiencia no se limita a identificar obstáculos, sino que se centra en configurar soluciones: desde normas de diseño inclusivo y modelos de vivienda innovadores hasta estrategias de planificación urbana y políticas que garanticen una vivienda inclusiva para todos. Aprovechemos esta Semana de los Derechos de las Personas con Discapacidad no solo para reflexionar, sino también para comprometernos con medidas prácticas, avances legislativos concretos y una Europa en la que nadie se quede atrás por su lugar de residencia o su forma de vida. Espero con interés un debate constructivo con nuestros miembros, expertos y con la Comisión.
Gracias, señora Andersson. Es un placer también para mí darles la bienvenida a esta audiencia pública conjunta. Como presidenta de la Comisión de Empleo y Asuntos Sociales, tengo el honor de presidir el debate de hoy junto con la Comisión Especial HOUS. Nuestra cooperación continua refleja una realidad importante: la vivienda es mucho más que una cuestión de edificios; es una cuestión de derechos, de inclusión y de igualdad de oportunidades.
En toda la Unión Europea, las personas con discapacidad, los jóvenes y otros grupos vulnerables siguen enfrentándose a importantes obstáculos a la hora de encontrar una vivienda adecuada, accesible y asequible. Estos retos afectan no solo al lugar donde viven las personas, sino también a su capacidad de trabajar, estudiar y participar plenamente en la vida comunitaria. Y se hacen aún más acuciantes en un contexto en el que los precios de la vivienda han aumentado en más de un 55% desde 2010 y los alquileres en casi un 27%, con las personas con discapacidad entre los colectivos más afectados.
La política de vivienda y la política social están profundamente interconectadas. Sin una vivienda accesible, la vida independiente sigue estando fuera del alcance de muchas personas con discapacidad. Sin opciones asequibles, los jóvenes tienen dificultades para desplazarse por motivos de educación, formación o trabajo. Y sin servicios de apoyo coordinados, la promesa más amplia de inclusión social difícilmente podrá materializarse.
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La audiencia de hoy también es significativa porque, junto con la Comisión de Agricultura, inauguramos la tercera edición de la Semana de los Derechos de las Personas con Discapacidad, la iniciativa anual del Parlamento para destacar los derechos de las personas con discapacidad en todos los ámbitos de la elaboración de políticas de la Unión. A lo largo de esta semana, las comisiones y las partes interesadas celebrarán audiencias, debates y actividades de sensibilización para identificar obstáculos, compartir buenas prácticas y reforzar la accesibilidad.
Para que el debate de hoy sea más inclusivo, ofrecemos interpretación en lenguaje de signos y ponemos a su disposición un proyecto piloto: pueden escanear el código QR, se abrirá una página web y podrán seguir la transcripción en vivo. Para la interpretación contamos asimismo con varias opciones. Como este servicio todavía se está desarrollando, la unidad de la DG TRAD queda a la espera de sus sugerencias. Esperamos un buen debate con los miembros, los expertos y la Comisión para explorar cómo podemos lograr una vivienda más inclusiva para todos.
Ahora me gustaría invitarles a escuchar un mensaje de vídeo de la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, que pone en marcha la Semana de los Derechos de las Personas con Discapacidad.
Señoras y señores,
Esta es la Semana de los Derechos de las Personas con Discapacidad en el Parlamento y es un momento especial para reflexionar sobre cómo hemos evolucionado, evaluar los retos por delante y, lo más importante, renovar nuestro compromiso para que Europa sea igual para todos. Todos conocemos las estadísticas: más de 100 millones de personas en la Unión Europea conviven con una discapacidad, ya sea visible o invisible. Cada una de esas personas es el hijo, la colega, el vecino o el amigo de alguien; una persona que tiene que luchar cada día contra barreras que ya no deberían existir para acceder a la educación, al empleo, a la movilidad y al espacio público. Como representantes electos, nuestro deber es mejorar sus vidas; debemos derribar estas barreras y ayudar a que todos los europeos alcancen su pleno potencial, humano, social y económico.
Como presidenta, estoy orgullosa de cómo está encarando este reto el Parlamento. Nuestro Intergrupo sobre Discapacidad es una iniciativa pionera para conseguir que la Unión Europea sea más accesible. Agradezco a nuestros colegas la organización de esta semana. Ahora nos corresponde aprovechar no solo esta semana, sino cada día y cada minuto. Por eso este Parlamento está decidido a profundizar en la Estrategia sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad y a actualizarla. También hemos mejorado la infraestructura en todos nuestros edificios para adaptar las salas de conferencia y ofrecer una interpretación más inclusiva. Hemos progresado, pero debemos seguir mejorando. Les pido que continúen con esta excelente labor, porque Europa solo cambiará si nosotros cambiamos, y solo podremos avanzar hacia un futuro mejor si trabajamos todos juntos. Gracias.
Muchísimas gracias. A continuación, doy la palabra a Sergio Urbani, director general de la Fundación Cariplo, creada en 1991. Es una fundación filantrópica. Señor Urbani, estamos deseando escuchar su opinión sobre cómo los fondos y las políticas de la Unión Europea pueden ayudar a conseguir una vivienda inclusiva, sobre todo para las personas con discapacidad, los jóvenes y otros grupos vulnerables. Sus ideas sobre la integración de normas de accesibilidad y los principios de diseño universal en las iniciativas de vivienda financiadas con fondos europeos serán muy valiosas para nuestro debate. Tiene usted ocho minutos.
Quiero dar las gracias al ponente, al presidente, a la copresidenta y a todos los diputados por organizar esta audiencia sobre un tema que representa un reto para nuestra fundación y para Europa: el derecho a una vivienda asequible e inclusiva. Para empezar, me gustaría hablarles de mi fundación, la Fundación Cariplo. Somos una de las principales fundaciones filantrópicas de Italia y una de las mayores de Europa.
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La Fundación Cariplo fue creada en 1991 como resultado de un proceso legislativo, para asumir funciones que antes desempeñaba el sistema bancario italiano. Hoy somos una fundación con más de tres millones en activos procedentes de dotaciones privadas y contamos también con la participación de entidades públicas. Cada año apoyamos a diferentes organizaciones públicas y privadas mediante subvenciones. En 2026, nuestro presupuesto filantrópico alcanzará 215 millones de euros y nos centraremos en cuatro ámbitos: inclusión social, investigación científica, medio ambiente y cultura.
Recientemente hemos decidido priorizar una serie de retos interdisciplinares, elegidos por nuestra Junta Rectora: la discapacidad y los jóvenes NINI —quienes no estudian ni trabajan ni reciben formación—, alineándonos con los objetivos europeos, así como cuestiones vinculadas al encarcelamiento.
Me gustaría presentar el tema de la vivienda social con un vídeo muy breve, que les dará una idea de uno de los proyectos más importantes en los que trabaja nuestra fundación desde sus inicios.
La Fundación Cariplo lleva mucho tiempo comprometida con las necesidades de vivienda. Desde 2000, ha destinado 77 millones de euros en subvenciones para crear más de 6.500 camas o apartamentos para personas que afrontan graves dificultades sociales. En 2004, creó la Fondazione Housing Sociale (FHS), que actúa como promotora y facilitadora de iniciativas de vivienda social, a menudo implementadas por fondos de inversión inmobiliaria, prestando apoyo al desarrollo de proyectos, a la planificación urbana y arquitectónica, a los servicios de bienestar vinculados a la vivienda y a la construcción de comunidad. En Lombardía, FHS contribuyó a la creación de 3.000 viviendas, a programas de participación comunitaria para más de 3.000 familias y al establecimiento de seis asociaciones de residentes. En 2019, la Fundación Cariplo impulsó la creación de Redo SGR, Società Benefit, una gestora de fondos inmobiliarios centrada en inversiones con impacto social y ambiental positivo. Hoy, Redo gestiona una cartera valorada en más de 1.500 millones de euros, ha entregado 9.600 viviendas en 40 proyectos y ha desarrollado seis residencias de estudiantes con un total de 1.882 camas. Hasta la fecha, la inversión total de la Fundación en fondos inmobiliarios para vivienda social y regeneración urbana supera los 160 millones de euros.
Como habrán escuchado, empezamos a trabajar en el año 2000 y hemos ofrecido hogares y soluciones a miles de personas, incluidas muchas con discapacidad. Con el paso de los años vimos que había miles de familias con ingresos de entre 2.000 y 3.000 euros al mes que también tenían necesidades: empleados públicos y trabajadores de sectores clave que son vitales para el funcionamiento de nuestras comunidades. En lugares como Milán, donde abundan las oportunidades laborales, estas personas quedan excluidas del mercado inmobiliario: no pueden planificar su futuro ni el de su familia, ni vivir con dignidad lo suficientemente cerca de su lugar de trabajo. Esto no es sólo un problema social; es un problema de cohesión y de competitividad para todas nuestras comunidades. En 2004, junto con la Universidad Politécnica de Milán, empezamos a estudiar cómo atraer capital de larga duración para establecer proyectos viables, teniendo en cuenta la dimensión ética de estos fondos inmobiliarios.
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Nuestros tres pilares son: los préstamos públicos, la participación de inversores pacientes capaces de plantear horizontes de 30 años y la inversión en las comunidades, no solo en los edificios. Con este enfoque conseguimos 100 hogares con una serie de servicios en emplazamientos concretos. Posteriormente trasladamos el modelo a nivel nacional a través de la Cassa Depositi e Prestiti, que nos otorgó 2.000 millones de euros. Esto nos permitió movilizar más de 4.000 millones de euros a través de 30 fondos inmobiliarios. En el marco de este programa, la Fondazione Cariplo ha logrado 3.000 unidades de vivienda y otras 3.000 están actualmente en desarrollo.
Hablamos de alquileres que, de media, se sitúan en 500 euros, incluyendo los servicios y el IVA. Asimismo, hemos habilitado alojamiento para 1.000 estudiantes y otros 1.000 están en creación. Nuestro enfoque es a la vez sencillo y complejo: diseñamos comunidades, no solo edificios. Los hogares y los barrios están bien planificados, con altos estándares de eficiencia energética, y disponen de servicios y espacios compartidos que fomentan la inclusión y la participación.
Este es, para nosotros, un partenariado entre lo público, lo privado y la filantropía: capital privado, instituciones públicas y fundaciones trabajando juntos para hacerlo realidad. Durante los últimos 20 años hemos creado la Fondazione Housing Sociale (FHS), referencia cultural y agente de desarrollo de todo el programa. Contamos con Redo, una empresa de gestión inmobiliaria que ejecuta nuestros proyectos; con DERA, un centro dedicado a la rehabilitación de unidades residenciales y a promover la eficiencia energética y la renovación de edificios; y con In-Domus, operador de alojamiento para estudiantes centrado tanto en la vivienda como en la vida comunitaria. Este modelo ha funcionado durante los últimos diez años.
Sin embargo, el contexto ha cambiado de forma significativa: los costes de construcción se han duplicado, pasando de 1.000 a 2.000 euros por metro cuadrado; el suelo público es escaso; y, mientras los salarios permanecen estancados, los alquileres no han bajado. Por ello, estamos haciendo evolucionar el modelo. Trabajamos con cooperativas de habitantes que pueden utilizar su activo como capital; contamos con aportaciones de inversores —algunos institucionales o corporativos—, con capital de segundo riesgo (subordinado) y con préstamos bancarios respaldados por garantías privadas. Consideramos que este esquema puede adaptarse a las nuevas circunstancias y ayudarnos a alcanzar nuestros objetivos.
Nos centraremos también en la renovación urbana para crear oportunidades sociales y ofrecer las mejores condiciones para que las nuevas cooperativas desarrollen sus proyectos. Para concluir, esperamos que Europa actúe con eficacia mediante modelos inclusivos, de modo que los fondos europeos aseguren la sostenibilidad y la asequibilidad a largo plazo para los inquilinos.
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Tenemos que seguir invirtiendo en la juventud, en los trabajadores esenciales y en las personas con necesidades. Debemos atraer socios filantrópicos, como se ha señalado, y tener en cuenta todos los aspectos sociales y de empleo para lograr un enfoque holístico. Muchísimas gracias.
A continuación, doy la palabra a la señora Catherine Norton, directora ejecutiva del Foro Europeo de la Discapacidad. Esperamos sus aportaciones sobre accesibilidad, vida independiente, las necesidades sobre el terreno y cómo garantizar que las personas con discapacidad participen en la vida comunitaria. Dispone de siete minutos. Adelante.
Muchísimas gracias, presidenta, señorías, miembros de las comisiones. Trabajo para el Foro Europeo de la Discapacidad, una organización que agrupa a organizaciones de personas con discapacidad; trabajamos conjuntamente para hacer avanzar los derechos de las personas con discapacidad en la Unión Europea en distintos ámbitos. Quisiera agradecer que se celebre esta Semana de los Derechos de las Personas con Discapacidad, un tema de la máxima importancia. Me centraré en la vivienda inclusiva para todas las personas, teniendo en cuenta que estamos a punto de conocer la estrategia que se publicará en breve.
Creo que todos saben que la vivienda para las personas con discapacidad —o su ausencia— ha sido un problema en Europa desde hace mucho tiempo, ya antes de la crisis energética y antes de la especulación con los alquileres. Las personas con discapacidad ya tenían dificultades para acceder a viviendas inclusivas y asequibles. Además, en Europa, con demasiada frecuencia, se las obliga a vivir en instituciones residenciales exclusivas para ellas.
Permítanme un ejemplo de una persona que se traslada a Bruselas. Existe vivienda social, pero la mayoría de los pisos no son accesibles. Quien necesita una silla de ruedas precisa marcos de puerta más anchos, rampas, un baño adaptado, una cocina accesible; por lo tanto, sus opciones son muy limitadas y, cuando encuentra una vivienda adecuada, suele ser muy cara. ¿Puede permitírsela alguien con un salario medio? Además, al haber llegado recientemente a Bélgica, su discapacidad aún no ha sido reconocida oficialmente, de modo que no recibe apoyo alguno. En la práctica, le quedan dos opciones: si obtiene ayuda pública, quizá pueda acceder a determinados alojamientos, pero sin acceso completo a todas las estancias —no puede utilizar la cocina o el salón— y, si tiene que compartir, puede que no disponga de suficiente privacidad. Y, aun cumpliendo los requisitos para una vivienda asequible, puede ocurrir, por ejemplo, que el ascensor no funcione. Esto ha sucedido a nuestros miembros y colaboradores recientemente: personas que se quedan atrapadas en sus casas porque no pueden usar el ascensor y no pueden desplazarse.
En cuanto a los datos, sabemos que el 11% de las personas con discapacidad en Europa se ve abrumado por el coste de la vivienda y solo el 8,9% considera que sus necesidades están realmente atendidas. Muchas personas con discapacidad en Europa viven en situación de pobreza y, en materia de vivienda, esa cifra asciende al 35%. Estos problemas incrementan el riesgo de exclusión social y se observan en toda Europa.
Desde el Foro Europeo de la Discapacidad celebramos que este tema cobre cada vez mayor relevancia en la Unión Europea y que exista, por ejemplo, una comisión que se ocupe de estas cuestiones; en particular, nos alegra la creación de esta subcomisión. Además, saludamos la reciente resolución que instaba a los parlamentarios a tener en cuenta las necesidades de las personas con discapacidad a la hora de diseñar una estrategia a largo plazo.
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Uno de nuestros objetivos es conseguir una estrategia sostenible a largo plazo, porque la población envejece y, por ello, necesitamos cada vez más viviendas sostenibles. Todos estaríamos en una situación mucho mejor si, cuando envejecemos, contamos con un alojamiento adecuado. Debemos tener en cuenta que esto beneficia a toda la sociedad. También pedimos que existan medidas financieras de apoyo al alquiler, porque a veces el coste es una barrera que impide a las personas vivir en su propia vivienda.
Quisiera señalar que es una pena que, a día de hoy, la vivienda pública siga sin ser plenamente accesible, cuando es mucho más eficaz y económico garantizar la accesibilidad desde el principio, desde la planificación. Numerosos estudios lo demuestran: es cierto que los costes iniciales pueden aumentar, pero a largo plazo resulta rentable. Por ello, hago un llamamiento a las y los parlamentarios para que, cuando se planifiquen y financien con fondos de la Unión Europea, los proyectos integren la accesibilidad desde el inicio. Así lograremos vivienda asequible y accesible.
Debemos considerar, además, que la falta de vivienda asequible es un factor determinante para que muchas personas acaben en instituciones, porque no pueden ejercer su derecho a elegir ni a formar parte de sus comunidades. Y no es este un ámbito en el que estemos mejorando, según los datos de Eurofound: trece Estados miembros de la Unión Europea han visto aumentar, en los últimos diez años, el número de personas con discapacidad que viven institucionalizadas. Un millón y medio de personas con discapacidad están institucionalizadas. Mi colega del Foro Europeo de la Juventud abordará este tema a continuación. Imaginen que, para muchos jóvenes en Europa, las opciones pasan por seguir viviendo con su familia o ser institucionalizados.
Por ello, solicitamos a todas y todos los miembros de los parlamentos y a otros actores políticos una política de vivienda ambiciosa que incluya el cumplimiento de los requisitos de accesibilidad conforme a las normas vigentes, así como nuevas políticas para que la renovación y la construcción de edificios se ajusten a dicha normativa. Esta es la única garantía de un futuro independiente para las personas con discapacidad.
Las y los miembros de esta comisión encaran un momento importante. Contamos con la estrategia de vivienda accesible, un hito, y con la siguiente fase de la Estrategia sobre Discapacidad, que la presidenta Metsola acaba de mencionar y que se presentará el próximo año. Asimismo, se aproxima el próximo presupuesto de la Unión Europea, una oportunidad fundamental para impulsar cambios reales en la vida de las personas. Cuando abordamos los asuntos más relevantes ante este Parlamento, las personas con discapacidad quieren sentirse plenamente ciudadanas europeas, y las inversiones en viviendas accesibles pueden hacerlo posible y marcar la diferencia. Muchas gracias.
Muchas gracias. A continuación, quisiera invitar a Rareș Voicu, presidente del Foro Europeo de la Juventud, ya mencionado, para que exponga las barreras que la vivienda supone para los jóvenes. Tiene la palabra por ocho minutos.
Muchas gracias. Señora Presidenta, señoras y señores miembros de esta comisión, en nombre del Foro Europeo de la Juventud, quisiera agradecerles la invitación y la oportunidad de tratar ante ustedes la cuestión de la vivienda. Esta es la realidad de muchísimos millones de jóvenes en toda Europa: el acceso a una vivienda adecuada, accesible y asequible. La vivienda es más que un tejado; es el centro de nuestras vidas, el núcleo de la comunidad y de la familia, donde se desarrolla y crece la vida social. Por ello, es esencial que la vivienda esté disponible, sea asequible y cumpla unas condiciones mínimas de calidad.
Este es, hoy, el problema para muchas personas en nuestro continente: las condiciones básicas de una vivienda para llevar una vida adecuada no se cumplen. Si miro esta sala, quizá no todos sean jóvenes, pero todos deberían preguntarse hasta qué punto se enfrentaron a estas cuestiones cuando crecían y se independizaban.
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Tener la posibilidad de disponer de un lugar para vivir, y que no cueste una fortuna permitiendo hacerlo con dignidad, ha sido y es cada vez más complicado. Esta cuestión es hoy más acuciante que hace quince años. A menudo se obvia la edad de independencia de los jóvenes, es decir, cuándo se abandona la casa de los padres. Esa edad ha aumentado en 2,5 años en la última década, de modo que una persona deja el hogar paterno ya por encima de los 26 años. La realidad es aún más acuciante para quienes tienen discapacidad y carecen del apoyo y del espacio necesarios para poder independizarse. Desde cabina se ruega que hable un poco más despacio para poder seguir el hilo de su argumentación.
Independizarse ya no es un paso lineal: muchos jóvenes se van de casa y, más tarde, tienen que volver porque ha aumentado el alquiler, ha finalizado el primer contrato del que disponían o se han reducido sus salarios, impidiéndoles pagar la renta. La vivienda no es solo que resulte casi imposible para los jóvenes; es que es extremadamente compleja, y nos enfrentamos a ello todos los días. El miedo a que suba la renta, a un desahucio o a tener que llamar a los padres para volver a casa no está lejos.
Dos factores sostienen esta realidad. Por una parte, el aumento del precio de la vivienda está muy desequilibrado respecto del crecimiento de los salarios. Muchos jóvenes, incluido yo, destinamos alrededor del 40% de nuestros salarios al alquiler; en casos de salarios más bajos o precarios, ese porcentaje es aún mayor. En muchas ciudades europeas los precios del alquiler han aumentado de forma notable y, además, las cuotas hipotecarias pueden superar en un 15% o 20% el salario medio de un joven, por encima del umbral de asequibilidad.
Hemos preguntado a distintos jóvenes en Europa cuáles son los problemas a los que se enfrentan. Leo, irlandés, 19 años, que acaba de mudarse porque ha empezado la universidad, tiene miedo de ducharse porque el suelo del baño está en tan mal estado que teme que se rompa. Lote, 18 años, Países Bajos, sabe que la casa en la que vive es ilegal, pero no tiene otra opción. Hay muchos casos así fuera de esta sala.
Cuando los jóvenes acceden a una vivienda, a menudo se trata de una vivienda precaria. El mercado privado de alquiler, del que dependemos, suele ofrecer contratos de muy corto plazo —a tres meses vista— porque no podemos permitirnos alquileres de mayor duración. Esa inseguridad limita nuestra autonomía y condiciona decisiones que deberían guiarse exclusivamente por nuestro interés: estudiar, formarnos, trabajar. Y más aún en el caso de quienes no pueden contar con apoyo familiar.
Más allá de esta presión cotidiana, existen problemas estructurales. Si analizamos estas barreras, debemos considerar sus causas: un cambio principal ha sido la financiación de la vivienda. Lo que antes se entendía como un derecho se ha convertido en un bien para generar beneficios. Las grandes empresas y los grandes tenedores han ejercido una presión enorme sobre el mercado con sus inversiones, y muchos mercados están invadidos por ese tipo de fondos. En Irlanda, desde 2017, alrededor del 50% del mercado de alquiler depende de estos fondos; en Suecia, un 25%.
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En Berlín, los grandes tenedores controlan aproximadamente el 10% de los activos de alquiler y, en las grandes ciudades de los Países Bajos, alrededor del 25% de las viviendas vendidas en el último año han sido compradas por estos actores. Obviamente, esto influye en a quién se alquila y qué tipo de vivienda se construye. Es importante destacar que muchas de estas actividades se centran en el parque de viviendas existente. No se trata de levantar edificios lujosos y elegantes, sino de garantizar viviendas adecuadas a las necesidades y capacidades económicas de los jóvenes.
Esto es grave, porque contribuye a la gentrificación de ciertos barrios, eleva las rentas de entrada y conduce a alquileres de menor calidad, con viviendas más sobreocupadas. Es necesaria la creación de vivienda social, asequible y accesible, especialmente mediante alquileres sociales. A corto plazo, esa es la respuesta adecuada; a largo plazo, es preciso reformar un mercado muy inseguro. Los jóvenes trabajadores suelen tener contratos temporales o de formación que les impiden afrontar el alquiler, así como los depósitos y las fianzas.
La buena noticia es que ninguno de estos problemas es inevitable; son el resultado de políticas que pueden modificarse mediante otras políticas. En Europa tenemos ejemplos funcionales para enfrentarnos a estos retos; no hace falta inventar la rueda. Un punto clave es contar con un sistema de viviendas asequibles, de buena calidad y a precio adecuado, que permita a los jóvenes refugiarse de la volatilidad de los mercados. Los modelos de vivienda cooperativa han creado comunidades asequibles gestionadas por sus propios residentes. Los fideicomisos de suelo son otro ejemplo, pues permiten mantener estable el precio de la vivienda pese a la presión urbana circundante. Aunque la vivienda se ha convertido en un activo especulativo, se ha demostrado que las políticas pueden reequilibrar los mercados para hacerlos mucho más asequibles.
En resumen, existen opciones para mejorar la situación de los jóvenes. Señorías, las barreras a las que se enfrentan los jóvenes no son inevitables. Necesitamos una visión de futuro, con planes de vivienda que garanticen alquileres más asequibles y que empoderen a los tenedores públicos, y no a los privados, mediante políticas que reflejen la situación del mercado y las experiencias directas de la juventud. Evitemos simplificar este problema diciendo que basta con construir más: no se trata solo de aumentar la oferta, sino de mejorarla. Esto es clave para que los jóvenes dispongan de un lugar al que llamar hogar. Debemos afrontar estas cuestiones con valentía y con pleno respeto del derecho a la vivienda, para que esta sea más asequible y accesible y no un problema recurrente para la juventud. Gracias.
Muchas gracias. Y ahora me gustaría dar la palabra a Joanna Słowińska, de la Asociación Polaca de Personas con Discapacidad Intelectual, cuyo peritaje se centrará principalmente en esta audiencia en los modelos de vivienda inclusiva. Queremos aprender sobre modelos prácticos de cooperativas de vivienda y sobre el diseño de normas que aseguren la accesibilidad y la inclusión social para las personas con discapacidad intelectual. Su experiencia será fundamental para entender cómo podemos desarrollar estrategias desde esta comisión. Tiene usted la palabra.
Dzień dobry państwu, dziękuję za zaproszenie i możliwość wypowiedzenia się. Señorías, gracias por invitarme y por la oportunidad de intervenir hoy.
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