Buenos días. Solo somos cinco, pero debemos ponernos en marcha.
Bienvenidos a esta reunión de la Comisión REGI. Empezamos aprobando el orden del día. ¿Alguna solicitud de modificación? De no ser así, queda aprobado. Gracias.
Pasamos a la aprobación de las actas de las reuniones del 23 de septiembre y del 13 de octubre. Si no hay objeciones, quedan aprobadas.
Punto 4. Comunicaciones de la Presidencia. Acerca de la Reserva de Adaptación al Brexit, mediante la cual se modifica su Reglamento. En la reunión de la Comisión REGI del 13 de octubre, la Comisión presentó un reglamento modificativo sobre la Reserva de Adaptación al Brexit. Se trata de ajustes técnicos y jurídicos que armonizan el Reglamento con las enmiendas adoptadas por los Estados miembros y que fueron aprobadas por el Parlamento durante la revisión a medio plazo del MFP. Tras consultas políticas y de acuerdo con el ponente de REGI, los coordinadores de REGI recibieron la información pertinente el 4 de noviembre y no presentaron objeciones al enfoque propuesto, consistente en aprobar el expediente sin enmiendas con arreglo al procedimiento simplificado del artículo 52, apartado 1. Visto lo anterior y al no haberse formulado objeciones adicionales, queda aprobado el procedimiento propuesto. ¿Alguna objeción? No habiéndolas, así queda aprobado.
Pasamos al punto 5. Intercambio de opiniones acerca de las prioridades del CESE en el próximo MFP con Seamus Boland, presidente del Comité Económico y Social Europeo. En primer lugar, muchas felicidades al señor Boland por su reciente elección como presidente del CESE, lo cual es un honor.
Señorías, esta es mi primera comparecencia oficial ante el Parlamento y me complace abordar este tema. Como saben, le he dedicado los últimos años, especialmente a través de mi trabajo en Irlanda. Muchas gracias a las y los miembros de la Comisión REGI. He leído sus declaraciones al respecto y constato que los compromisos que han aprobado ustedes buscan mejorar el MFP y la financiación regional, y son muy similares a los nuestros. Ustedes apoyan los principios de cohesión, asociación y equilibrio territorial. En definitiva, estos principios conforman el ADN de la integración europea.
Este debate no podría ser más oportuno. Algunas de las exigencias planteadas por el Parlamento se están incorporando, según he oído, a la propuesta de presupuesto en estos momentos. Mañana seguiré con gran interés el debate del Pleno, porque estos cambios tendrán consecuencias específicas para nuestras economías y nuestras sociedades.
Nos reunimos en tiempos en los que la Unión Europea se enfrenta a varias transformaciones simultáneas: las transformaciones verde y digital.
digital que todos conocemos perfectamente, así como los retos que estas acarrean. Tenemos que reforzar nuestra autonomía estratégica, nuestra seguridad. Esta es una nueva dimensión, pero ya la tenemos frente a nosotros. También hay exigencias de un modelo social justo que no deje a nadie fuera; es una exigencia que llevamos escuchando mucho tiempo. Estos son los pilares de mi propio trabajo como presidente del CESE. Queremos crear una unión de oportunidad, seguridad y resiliencia, y estos objetivos encajan perfectamente con los de REGI y con los de la Unión Europea.
Espero que esta reunión sea la primera de una serie de encuentros con comisiones parlamentarias, especialmente con la suya. Soy consciente de lo duro que trabajan todos ustedes, porque he leído sus declaraciones. Están intentando mantener el contacto con sus votantes. Y no voy a regañar al señor Maluni, que es el eurodiputado de mi zona, porque le veo trabajar muy duro en nuestro país. Entiendo perfectamente su nivel de compromiso. Además, ustedes intentan hacer reventar la burbuja de Bruselas, y yo también. En el CESE procuramos que todos nuestros miembros regresen con frecuencia a sus Estados miembros y traigan aquí, a Bruselas, las voces de la sociedad civil. La sociedad civil debe estar en el corazón de Europa: aquí, en el Parlamento, a través de sus representantes, y en el CESE, mediante los suyos. Espero poder seguir viéndoles durante mi mandato como presidente.
En cuanto a la posición del CESE, todavía no la hemos finalizado, pero les daré algunas pinceladas del dictamen que estamos redactando. El CESE acoge con beneplácito la iniciativa de la Comisión para iniciar este debate de forma temprana, pero nos preocupa el incremento meramente marginal de la propuesta del MFP. Persisten grandes brechas de inversión, por ejemplo, en la transición energética —un tema que me importa muchísimo—, y lo mismo cabe decir de la agricultura y la pesca. La defensa, la innovación y la infraestructura digital también presentan carencias; incluso esta última, si nos comparamos con el resto del mundo.
Para afrontar estos retos sin olvidar la justicia social ni la cohesión territorial, debemos ir más allá de los símbolos, más allá de los ajustes simbólicos, y garantizar un incremento significativo de los ingresos de la Unión. No se trata de ser derrochadores, sino de cumplir las condiciones necesarias para la resiliencia, la competitividad y la credibilidad. Decimos que somos una economía global, pero ¿qué significa eso y cómo vamos a demostrarlo? Debemos acreditarlo con hechos, y esos hechos deben figurar en esta propuesta. Las inversiones en cohesión, investigación y producción alimentaria sostenible, así como en nuestros ciudadanos y nuestras regiones, son inversiones en prosperidad y resiliencia. Esas son las medidas que debemos adoptar, medidas que reflejen las necesidades de los ciudadanos de a pie, de nuestros votantes, porque sobre esa base se nos juzgará.
En cuanto a la propuesta sobre recursos propios, debe ser más ambiciosa. Apoyamos ajustes como, por ejemplo, el régimen de comercio de emisiones y el CBAM, siempre y cuando una parte de esos ingresos se utilice para fomentar la descarbonización de los sectores intensivos en energía y para facilitar la transición de los sectores y de los trabajadores más vulnerables. Mi gran prioridad es erradicar la pobreza, y me lo oirán decir muchas veces. Al hablar de descarbonización y de sectores vulnerables, especialmente aquellos radicados en nuestras regiones, debemos comprender que necesitan nuestro apoyo para emprender esa transición.
No debemos dar lecciones si no van seguidas de un apoyo concreto. Los recursos propios no deben minar la competitividad de la Unión Europea ni agudizar las desigualdades entre Estados, regiones y ciudadanos europeos. Los ingresos deben estar estrechamente vinculados a los objetivos de la Unión. Una Europa social y verde, competitiva a través de la innovación y no a través del dumping fiscal o social. Y voy a hacer una pausa aquí porque ese es mi gran temor. La cohesión y la PAC siguen siendo la columna vertebral de nuestras políticas y no debemos olvidarlo.
Centrándome en la cohesión y la PAC, diré que me alegró la carta que envió parte de esta Cámara el 20 de octubre a la Presidenta de la Comisión, porque comparto esa preocupación. Me inquieta el futuro de la política de cohesión y de la PAC, y también el papel de las regiones y de la sociedad civil. Nos oponemos en los términos más firmes a cualquier reducción de la financiación de la política de cohesión o de la PAC. Estas dos políticas son la expresión más tangible de la solidaridad europea. No son reliquias del pasado, sino herramientas dinámicas que permiten que Europa funcione en la práctica. Son parte del corazón de nuestras ciudades, pueblos, islas y regiones fronterizas: todos los elementos que conforman la Unión Europea.
Reducir esa financiación debilitaría a la Unión, así como la seguridad alimentaria, precisamente cuando debemos revisar nuestra política de seguridad alimentaria. También iría en contra de los objetivos fijados en los Tratados y de nuestro compromiso con el fomento de los equilibrios territoriales, económicos y sociales.
La propuesta multifondo, un fondo para todo, no encaja. Permítanme centrarme ahora en los planes de asociación regionales. Entendemos el deseo de simplificar, pero nos oponemos a la fusión de las políticas de cohesión, agricultura, pesca, desarrollo rural, inmigración y seguridad en un solo fondo, tal como se ha propuesto. Y hay algo aún más importante: no debemos desmantelar programas que funcionan y que cuentan con un historial sólido de décadas. La fusión de fondos puede ser muy peligrosa y los eslabones más débiles pueden ser quienes salgan perdiendo; suele ser esa la consecuencia, y debemos actuar con mucha prudencia.
El CESE, por lo tanto, pide a la Comisión que revise la propuesta e incluya en el proceso al Consejo y al Parlamento para garantizar que los programas de gasto más importantes se mantengan separados, autónomos y transparentes. Estoy seguro de que estarán de acuerdo: el éxito de cualquier fondo europeo se basa en la confianza y en la participación.
Nos preocupa profundamente el traslado de la responsabilidad de los fondos del nivel regional al nivel nacional. Eso nos aleja de donde está la gente. Las regiones son el mejor nivel para identificar los problemas que afectan a los ámbitos más locales. Debe respetarse la subsidiariedad, y esta fusión iría en contra de ese principio y de la confianza construida. Las regiones deben seguir teniendo una línea directa con la Comisión Europea y los fondos han de ser inclusivos, no centralizados.
Las asociaciones efectivas exigen la participación activa de las autoridades regionales y locales, así como de los interlocutores sociales, la sociedad civil y los actores sectoriales. Eso es lo que hace de Europa un espacio único. Evidentemente, también nos hace vulnerables a críticas externas, pero nuestra capacidad de mantener el contacto con todas estas personas y sectores es nuestro punto fuerte, que nos hace únicos y que no debe cambiar.
Por ello pedimos a la Comisión que apruebe lo antes posible el acto delegado para establecer el funcionamiento de esas asociaciones o partenariados en la práctica y para definir un estándar europeo de consulta. Para reforzarlo, proponemos un código de conducta de asociación revisado, así como financiación específica para la capacitación y la asistencia técnica.
Un mecanismo de resolución de controversias que permita a los actores presentar reclamaciones ante cualquier falta de interlocución con los gobiernos. La democracia en la política de cohesión no es una nota al pie, sino la esencia de la legitimidad europea. El CESE está a favor de presupuestos basados en resultados, en el rendimiento; sabemos que los ciudadanos quieren ver resultados, no cifras de gasto. Me molesta que los comisarios hablen de cuánto han gastado, pero no hagan referencia a resultados concretos, porque eso es lo que la gente necesita ver.
Nos oponemos a la condicionalidad macroeconómica que vincule el desembolso de fondos de cohesión a condiciones fiscales y reformas, porque sería un error. Nos arriesgaríamos a convertir la cohesión en un instrumento de condicionalidad y no en un instrumento de solidaridad.
Por una Europa social y competitiva: el CESE es partidario de crear un fondo de competitividad y de reforzar Horizonte Europa. La investigación, la innovación y la política industrial son muy importantes, pero los fondos deben distribuirse de forma equitativa y, sobre todo, no podemos olvidar el valor de la condicionalidad social: el respeto a los convenios colectivos, al empleo y a los incentivos para las empresas que invierten en su propio personal, especialmente en las regiones en transición industrial. Conozco perfectamente la situación en Irlanda, donde esto no está sucediendo. Agradecemos la disposición según la cual los beneficiarios del fondo de competitividad deberán evitar la deslocalización de sus empresas.
Finalmente, el Fondo Social Europeo y el Fondo de Transición Justa deben ser instrumentos autónomos y debidamente dotados, con subpartidas exclusivas. Necesitamos una orientación clara: este fondo de transición tiene que servir para crear empleo, para compensar la pérdida de empleo y para reforzar instrumentos como el Pacto Verde Europeo y otras iniciativas que deberían incluirse.
Señor Presidente, debemos elevar la ambición en términos de escala. Estamos ante cambios enormes; hablamos de una nueva Europa. El relato de Europa ha cambiado. Es cierto que, tras la Segunda Guerra Mundial, fuimos el mayor proceso y proyecto de paz del continente, pero ahora tenemos que ser más resilientes, casi en clave defensiva: una Europa defensiva que busque sus propios recursos. Por esta razón, el MFP debe ser más ambicioso, de mayor alcance, con mayor claridad y mejor gobernanza, porque simplificar no significa centralizar.
La equidad y la participación, lo repito, son fundamentales. Todos los sectores y partes interesadas —el Parlamento, el CESE— deben poder participar, porque esta es la esencia de nuestra democracia. Presidente, señorías, el CESE está dispuesto a ir de la mano con el Parlamento para que esta visión se plasme en la realidad. Es una ambición de largo recorrido. Tenemos que hacer llegar la financiación a las regiones, porque es allí donde vivo: en las regiones. Hagamos todo lo posible para lograr, repito, una mayor equidad y un proceso de toma de decisiones que implique a todo el mundo, de modo que quienes están más lejos del centro —no solo geográficamente— se sientan más cerca de él. Es importante que todo el mundo sienta que vive en el corazón de Europa, como nosotros. Es esencial que los ciudadanos de a pie confíen en la Unión Europea.
Gracias, y disculpen por haber sobrepasado mi tiempo de intervención. —No pasa nada, dice el Presidente—. Damos la palabra a los miembros del Parlamento. Empezamos con el PPE: la señora Nevado del Campo.
En primer lugar, señor Boland, muchas gracias por su intervención, porque no cambiaría ni una sola coma de lo que usted ha dicho hoy aquí. Pero tenemos que ser conscientes de que es una enmienda casi a la totalidad de lo que ha presentado la propia Comisión. Señalaba usted que estaba de acuerdo con la carta que la Comisión REGI envió a la Comisión el 20 de octubre, pero este domingo la presidenta von der Leyen, en cierta manera, ha respondido enviando a la presidenta Metsola la disposición a modificar la propuesta de MFP y plantea la posibilidad de crear un objetivo rural, reforzar el principio de partenariado o desplazar parte del articulado del reglamento de los planes nacionales a la PAC. Mi pregunta es: ¿qué valoración tiene el Comité Económico y Social sobre estas posibles modificaciones en el principio de partenariado y si le parecen una garantía por parte de la Comisión para aplicar correctamente este principio? Y, si me lo permite, en segundo lugar: usted hablaba de que hay que incrementar los ingresos para cubrir más necesidades. No podemos hacer más con lo mismo y hay objetivos que cubrir, como la defensa o la competitividad. ¿Qué propuesta para incrementar los ingresos haría el Consejo, teniendo en cuenta que también ha dicho que los recursos propios que se han planteado son insuficientes? Muchas gracias.
Gracias, señor Ros Sempere, del S&D.
Gracias, presidente. Presidente Boland, en primer lugar, enhorabuena por su elección y gracias por venir hoy aquí a la Comisión de Desarrollo Regional. No puedo sino estar de acuerdo con el lema de su presidencia, “la sociedad civil en el corazón de Europa”, y con los tres objetivos que usted presentó en su plan de trabajo: combatir la pobreza y la exclusión a través de más justicia social y vivienda asequible; una unión de seguridad orientada a proteger el espacio cívico; y una unión de resiliencia comprometida con el Pacto Verde Europeo, el desarrollo rural sostenible y la gestión responsable del agua. Pero, claro, para estas prioridades es necesario contar con una política de cohesión real, realista, que se mantenga fiel a sus principios fundamentales y que, además, tenga una financiación adecuada. Y todo esto está en riesgo hoy.
Sabe, y lo ha mencionado, que desde el Parlamento estamos trabajando muy duro para que estos objetivos que usted mismo ha señalado no se desdibujen, no se diluyan en ese cajón de sastre de centralización de fondos que nos ha presentado la Comisión Europea, que rompe la confianza entre los distintos niveles de gobierno. Esta semana hemos conocido algunos cambios propuestos por la propia Comisión, pero, siendo claros, estos cambios no alteran en absoluto el fondo de la cuestión. No es un cambio de rumbo, como le pedíamos a la Comisión, sino un intento de maquillar una dirección muy equivocada. La Comisión, en cierta manera, reconoce que su rumbo inicial no es sostenible, pero le da una capa de pintura y pretende contentarnos. Y me preocupa que haya fuerzas en este Parlamento dispuestas a conformarse con esta propuesta de maquillaje.
Concluyo con una pregunta, señor Boland. Nosotros vamos a seguir en esta batalla. ¿Vamos a seguir contando también, como usted ha dicho, con el apoyo y la fuerza del Comité Económico y Social para defender la descentralización de la política de cohesión y un mayor presupuesto? Y la pregunta clave que habría que hacerle a la Comisión Europea: cuando hablamos de cohesión, ¿de cuánto dinero estamos hablando? Porque, con la propuesta actual, nadie sabe cuánto se va a invertir realmente en cohesión, ya que todo queda unido en un fondo que los Estados miembros podrán destinar a diversos fines. Es fundamental saber cuánto vamos a invertir en cohesión en los próximos años. Muchas gracias por venir y espero que podamos seguir contando con su voz y la representación del Comité Económico y Social para apoyarnos en esta lucha. Gracias.
Señora García Hermida‑Van der Walle, de Renew. Gracias, señor Boland, por estar hoy aquí con nosotros y enhorabuena por su elección.
Tengo que disculparme porque he llegado con cierto retraso; no he podido escuchar toda su presentación, pero me sumo a lo que han dicho los dos anteriores intervinientes del PPE y de S&D. Para Renew, queda claro que las propuestas de la Comisión, incluida la nueva versión que recibimos ayer, no cumplen su cometido ni responden a las necesidades y deseos expresados por el Parlamento. Necesitamos un código de conducta revisado, con sanciones en caso de incumplimiento; esto es lo que hemos pedido en nuestras propuestas, entre otras cuestiones. Y algo muy importante para las organizaciones de la sociedad civil es mantener la posibilidad de acceso directo. La Comisión lo menciona de alguna manera, pero lo plantea como una especie de diálogo o conversación con la propia Comisión, lo cual no es exactamente lo que exigimos. ¿Podría entrar en la cuestión del acceso directo y explicar por qué es tan importante para la sociedad civil, sobre todo en este momento?
El señor Vladimir Prebilič, de Los Verdes.
Estoy aquí. Gracias, señor Boland, por su presentación. Bueno, tenemos la impresión de que todos estamos en el mismo barco en materia de política de cohesión, pero hay algunos peros. Como ha dicho Marcos, no sabemos de cuánto dinero estamos hablando; este es el gran interrogante. Además, las expectativas sobre en qué se va a gastar este dinero son muy importantes: defensa, vivienda... ¿Cómo se puede hacer más con menos? Es muy difícil; ni siquiera un mago, ni el Mago de Oz, podría hacerlo. Vamos a ver: las regiones, los municipios y las autoridades locales necesitan algún tipo de salvaguardia a la hora de distribuir los fondos del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia (MRR). La Comisión tiene que garantizarnos que se pueda hacer algo. Tenemos también un problema de confianza. Necesitamos un acuerdo de cemento armado para implicar plenamente a las autoridades locales y regionales. El principio de asociación, de partenariado, está muy bien, pero hay que detallarlo. Y luego, el tercer pero. Usted lo ha dicho: hay un gran descontento; hay grandes diferencias entre regiones en términos de desarrollo, y creo que esas diferencias se están agudizando, lo cual podría ser un problema para el proyecto europeo. Si la ciudadanía no tiene la impresión de que se la trata en pie de igualdad —y no se debe dejar a nadie atrás—, se podría cuestionar este pilar tan importante de la Unión Europea. Es fundamental actuar para evitar que esto suceda. Gracias.
Gracias, señor Prebilič. Señora Valentina Palmisano, de La Izquierda.
Gracias, presidente, y gracias al presidente Boland por la detallada presentación que nos ha hecho hoy. Compartimos la visión del CESE. Usted ha dicho que nuestros esfuerzos coinciden con los suyos, y esto nos tranquiliza. Europa se encuentra en un momento crítico y este MFP tiene que ser un verdadero instrumento de inversión. Hay que ser más ambiciosos, simplificar y, al mismo tiempo, ser coherentes con el principio de subsidiariedad.
…que forma parte del ADN de los principios de la Unión Europea. Me sumo a lo señalado por los anteriores intervinientes. Parece que la Comisión ha hecho algún esfuerzo, pero insuficiente; es una especie de premio de consolación. No estamos satisfechos. Creo que no se implica verdaderamente a los entes territoriales. Vemos también que se han multiplicado por cinco los fondos de defensa. Estamos en contra de militarizar la economía europea, sobre todo si ello se hace en detrimento de los agricultores, de las zonas rurales y de una transición justa. Por tanto, nunca podremos estar de acuerdo con ello.
En cuanto a la gobernanza, el modelo de planes nacionales únicos concentra el poder a nivel central. Usted ha dicho que, cuando hay una fusión, siempre pierde el más débil; pues hagamos todo lo posible para que no vuelvan a perder los más débiles. Resulta más fácil “simplificar” eliminando actores —entes locales, regiones, etc.—, pero la simplificación no puede hacerse en detrimento de la participación democrática en el proceso. Estamos ante un momento histórico para reforzar la cohesión territorial. Hay que cuantificar los avances en función de los resultados concretos que perciben los ciudadanos, y, de momento, no estamos ahí todavía. Gracias.
Señor Mullooly.
Gracias. En primer lugar, enhorabuena al CESE por la excelente elección. El señor Boland tiene un gran historial de compromiso con las zonas rurales en Irlanda. Durante veinte años se ha dedicado en cuerpo y alma al desarrollo local y rural y, cuando estuvo en el Parlamento, siempre defendió a las zonas rurales. Enhorabuena.
El señor Boland proviene de una región de Irlanda que ha sido objeto de una transición: el 30% de los trabajadores perdió su puesto de trabajo debido a esta transición justa en curso. El Fondo para una Transición Justa no debe servir únicamente para sustituir los empleos perdidos. Es cierto que algunos se han reemplazado por el turismo y otros sectores, pero no se ha podido cubrir todo. En estas zonas la gente trabaja, sí, pero no en su propia zona; a menudo lo hace en una ciudad situada a dos horas de su domicilio. Y, luego, respecto a los objetivos o metas para las zonas rurales, ¿a qué nos referimos exactamente? Debemos hacer todo lo posible para acotar los fondos de cohesión. Es fundamental salvaguardar los principales fondos y evitar que se conviertan en un fondo único. Deben delimitarse y acotarse adecuadamente. Gracias.
Tiene la palabra el presidente Boland para responder a las intervenciones.
Muchas gracias, señor presidente, y gracias a sus señorías por sus excelentes preguntas y comentarios. Empiezo por la primera intervención: tiene que ver con los ingresos.
Vamos a ver la llegada de enmiendas a la propuesta actual. El Comité tiene su propia opinión, que estamos preparando para los próximos meses. Ahora bien, mi única pregunta, ya por adelantado y sin conocer las enmiendas, es la siguiente: me llegan rumores de que no va a ser suficiente. Igual todo va a ser simplemente una cuestión de interpretaciones, pero ya veremos si va a ser suficiente o no.
En todo caso, en cuanto a los ingresos —y usted lo decía muy bien— hay una pregunta que está por encima de todo: ¿de dónde viene la financiación? ¿Y cuál es la posición del ECE? No quiero adelantarme a nuestra posición; ya lo he dicho: formalmente todavía no existe. Pero ya puedo decir que sabemos perfectamente —y ustedes también lo saben— que el aumento masivo de miles de millones se va a dar sobre todo en defensa. ¿Y de dónde se financia eso? Si la respuesta, o parte de ella, es que la defensa se financia recortando otros fondos, entonces aquí salta un interrogante: ¿qué se va a sacrificar?
Si, como entiendo, tenemos que defender Europa —nadie lo duda—, también tenemos que saber qué queremos defender. Y cuando preguntamos a la ciudadanía si están contentos con esta defensa, y luego se sabe que el MFP, la PAC y otros fondos se sacrifican en el altar de la defensa, ahí sí que perdemos la confianza de los ciudadanos. Lo digo sin ambages: tiene que haber una revisión a fondo y transparencia sobre cómo se va a sufragar esta realidad añadida, la de la defensa. Quiero ver la financiación en su conjunto. No creo que la respuesta pase por más impuestos; y, en términos presupuestarios —no solo del MFP, sino del presupuesto en general, incluida la defensa—, debe haber un reajuste.
En la macroestructura europea tenemos que tener muy claro que, si solo estamos creando un presupuesto para la defensa, la gente se va a preguntar: ¿qué estamos defendiendo? Nosotros defendemos la Europa nacida de las cenizas de la Segunda Guerra Mundial: una Europa de igualdad, de justicia, de inclusión. Pero si se convierte simplemente en otro poder militar, sin todos estos valores, entonces seremos eso, un poder militar, y al mismo tiempo más vulnerables de lo que seríamos si no hacemos nada en defensa. Podemos comprar todos los misiles que se nos antojen, pero si la ciudadanía deja de creer en lo que defendemos, entonces ya no importa.
El tema de la vivienda, de la vivienda asequible y todo lo que ello conlleva. Ya lo decía: hablaba usted de una nueva policromía, de un código de colores. Pues bien, hay muchos jóvenes en la horquilla de 20 a 40 años que se enfrentan a la perspectiva de vivir toda su vida de alquiler. No sé cómo es en sus países exactamente, pero en Irlanda, si a esa edad uno sigue viviendo siempre de alquiler, la pensión no va a bastar.
Y luego llegan comentarios de la extrema derecha y de la extrema izquierda que se ceban en estos jóvenes. Además, la pregunta es: ¿puede Europa ayudarles a acceder a una vivienda en propiedad o a vivienda social, o al menos a contar con ingresos que les permitan vivir dignamente? He pedido en muchas ocasiones que la Unión Europea declare una emergencia de la vivienda. No sé si es el momento o el lugar para hacerlo, pero en su día se declaró una emergencia por la COVID; con la vivienda ocurre lo mismo. Las personas de entre 20 y 40 años están hoy abocadas a la pobreza residencial. La pobreza está sobre la mesa, y estamos empujando a miles de jóvenes a ella porque no abordamos la cuestión de la vivienda.
Señora García, usted me hablaba de la sociedad civil y del acceso directo. Sí: mi mantra es acercar la sociedad a la Unión Europea y no tratar a la sociedad civil como si fuera un ente extraño que toleramos a regañadientes. Ya lo decía el señor Mullooly: esto ha sido el eje de toda mi vida. Trabajo con jóvenes, con personas con discapacidad, con quienes están marginados en las ciudades y en el medio rural; y quienes les asisten son los movimientos de la sociedad civil. Sin ellos, yo no estaría aquí. La sociedad civil colma lagunas —y siempre las habrá—. ¿Qué pasó cuando hubo inundaciones? Organizaciones de la sociedad civil estaban ya sobre el terreno en Valencia antes de que llegaran los servicios oficiales de rescate. Todo esto debe estar en el corazón de Europa. Las organizaciones de la sociedad civil aprenden sobre el terreno. Muchas gracias por esta pregunta, que es importante y merece respuesta.
Al colega griego… no, me disculpo: esloveno. Hablaba usted de confianza. Efectivamente, si no logramos ganarla, abonamos el terreno para el desencanto, la desinformación y los bulos. Cuando oigo que la gente está preocupada por ideologías, me digo: si ofrecemos vivienda, si hay acceso directo, si demostramos que no se trata solo de gastar, sino de obtener resultados, entonces esas ideologías quedan en mera teoría. Lo que cuenta es la confianza. Se repite un mantra: que estamos dejando en la cuneta a las partes interesadas. Si dejamos a la gente en la cuneta, dejamos en la cuneta a la democracia. Sociedad civil y agentes sociales son fundamentales para que exista la democracia y para que todos puedan expresarse. Y, a veces, hay que pagar un precio.
Ciaran Mullooly hablaba de nuestra organización en Irlanda: hablamos, nos retiraron fondos, pero seguimos hablando y ahora somos más fuertes que nunca. La capacidad de las partes interesadas de manifestarse, de expresarse y de participar en el proceso decisorio, por muy engorroso que sea a veces, es fundamental para la democracia. Si las dejamos fuera, la ponemos en riesgo. También quisiera dar las gracias a mi colega de los Midlands.