Committee on Budgets - Committee on Budgets Ordinary meeting - Room: ANTALL 6Q2
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Ok, we are a bit over time, so let's start. Welcome everybody, dear members. Bienvenidas, bienvenidos, queridos colegas. Hoy, como vicepresidenta de la Comisión de Presupuestos, tengo el privilegio de presidir la sesión, también porque soy la ponente permanente para la incorporación de la perspectiva de género. Organizamos esta sesión en el marco de la Semana de la Igualdad de Género del Parlamento Europeo y doy la bienvenida a las y los colegas de la Comisión FEMM, a quienes hemos invitado para participar en este debate.
Contamos con la presencia de cuatro expertos con los que vamos a hablar de presupuestación con perspectiva de género en el nuevo MFP. Creo que es un momento idóneo para abordar este tema, porque, como bien saben, en julio de 2025 la Comisión propuso un reglamento que integra, como principio horizontal, la perspectiva de género en la presupuestación y su seguimiento, también en términos de evaluación de impacto.
Tenemos a cuatro invitados: el señor Frank Conrad, aquí presente; la señora María Ristesca; el señor Johan Seibald; y el señor Marion Belker. Gracias por estar hoy con nosotros. La organización será sencilla: daré la palabra a cada uno de ustedes durante diez minutos y, a continuación, pasaremos a una ronda de preguntas y respuestas.
Comenzamos con el señor Frank Conrad, de la Comisión Europea, jefe de la Unidad de Rendimiento, Coordinación y Comunicación Presupuestarios, que nos presentará la perspectiva de género de la Comisión en su proyecto de MFP.
Muchas gracias, presidenta. Gracias por invitarnos y darnos la oportunidad de intervenir hoy aquí. Efectivamente, la Comisión, el pasado mes de julio, presentó una propuesta en el marco del reglamento horizontal sobre rendimiento que se desprende del acuerdo interinstitucional, pero que no había quedado bien reflejada en los reglamentos de los programas. Por ello, no pudimos obtener información ex ante sobre la medida en que los proyectos contribuían a la igualdad de género, de modo que la aplicación de los marcadores 0, 0*, 1 y 2 se ha hecho ex post.
El resultado de esa evaluación ex post lo tienen en esta diapositiva: los resultados muestran que el 2 % del presupuesto se clasifica con la nota 2 y el 10 % con la nota 1, es decir, un 12 % en total. El 0* representa un 5 %, de modo que, para ese segmento del presupuesto, no hay visibilidad en términos de contribución a la igualdad de género.
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Desde 2022, cuando empezamos a aplicar la metodología, lo que planteamos para el nuevo marco financiero plurianual aprovecha las lecciones aprendidas. El primer pilar que hemos utilizado para preparar la nueva propuesta ha sido el reglamento financiero, que pretende incorporar la perspectiva de género en la ejecución de los programas. La segunda lección, como ya he explicado, es que necesitamos un marco jurídico que incluya la perspectiva de género desde la concepción y el diseño de los programas, de manera que quienes ejecuten el presupuesto la tengan en cuenta desde el principio y no, como hasta ahora, con carácter ex post.
Con estas reflexiones en mente, hemos presentado nuestra propuesta, que paso a describirles en detalle. Tenemos un planteamiento horizontal, es decir, un sistema único que se aplica por igual a todos los programas para evitar las disparidades observadas en la ejecución del actual MFP. En segundo lugar, nos hemos dotado de un sistema de información y seguimiento con marcadores, e incluimos los objetivos de igualdad de género como objetivos específicos en los programas. Proponemos incorporarlo en un subconjunto de programas, y no en todos, en aplicación del reglamento financiero, según el cual la igualdad de género debe ejecutarse cuando sea factible y apropiado; por ello, en programas como Aduanas o la fusión nuclear quizá no sería la mejor manera de aplicar este enfoque.
Establecemos un objetivo obligatorio de igualdad de género para los programas. En la elaboración de los programas de trabajo y de las convocatorias, deberán integrar la igualdad de género entre los criterios de selección.
La segunda dimensión es el seguimiento del gasto y la presentación de informes. Contamos con el sistema de campos de intervención: hay 15 que, de entrada, hemos determinado que pueden contribuir a la puntuación 2. Ahora bien, en la práctica habrá otros campos de intervención que también contribuirán a la igualdad de género, y todo dependerá de las inversiones que se propongan, ya sea por parte de los Estados miembros, de la Comisión o de los socios. Todo ello habrá de tenerse en cuenta al aplicar el sistema de puntuación. El cambio más importante es que esta obligación se sitúa antes de que comience la ejecución del programa: debe asignarse una puntuación durante el diseño del plan o cuando la Comisión elabore su programa de trabajo, de modo que, a nivel de programa, ya exista una puntuación antes incluso de publicar licitaciones y convocatorias. Todo ello para garantizar que la dimensión de género esté presente desde el principio.
La tercera dimensión es la presentación de informes desglosados por género. En el reglamento de rendimiento existe toda una serie de indicadores que permiten, por ejemplo, no solo saber cuántas personas han recibido formación gracias a un programa, sino también desglosar esas cifras por género. Precisamente por eso seguimos el ciclo de la presupuestación con perspectiva de género, a fin de incluir la igualdad de género como objetivo horizontal.
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Para los programas que figuran en el anexo del reglamento, como les digo, queda la obligación de tener en cuenta la igualdad de género a la hora de preparar dichos proyectos, tanto los que se ejecutan con gestión directa como los que se ejecutan con gestión compartida. Para los Estados miembros, la novedad en la práctica es que quedarán obligados a atribuir una puntuación a sus programas; no es una facultad, sino una obligación, a fin de determinar cómo han integrado la dimensión de género desde el diseño de sus programas. Eso lo harán los Estados miembros. Imaginen en 2027, cuando preparen su próximo ciclo de programación: las distintas autoridades de gestión tendrán que reflexionar sobre los programas que van a aplicar y estarán obligadas a tener en cuenta la dimensión de género. En el plan indicamos de forma explícita cómo deben hacerlo. Este es el cambio más importante para que las autoridades de gestión integren la perspectiva de género al programar los siguientes siete años.
La Comisión evaluará todo esto cuando los Estados miembros nos transmitan sus planes. La Comisión velará por que esas puntuaciones realmente contribuyan a alcanzar la integración de la dimensión de género. La Comisión aprobará unas directrices que aportarán datos adicionales a todos los órganos encargados de ejecutar el presupuesto de la Unión. Los socios, como el BEI, y los órganos que apliquen esos programas en nombre de la Comisión dispondrán de todas las herramientas necesarias para aplicar la perspectiva de género. Muchísimas gracias.
Gracias, señor Conrad. Damos la palabra por diez minutos a nuestra siguiente invitada, María Ristesca, directora regional de la Red de Observadores de la Presupuestación de Género, que trabaja desde 2006 en la reforma de la presupuestación con perspectiva de género. Nos hablará de las dificultades que afronta la integración de la perspectiva de género y la rendición de cuentas en la propuesta para el futuro MFP.
Muchas gracias, señora Presidenta. Señorías, colegas, es un honor para mí participar en esta Semana de la Igualdad de Género aquí, en el Parlamento Europeo, y poder contribuir a este debate oportuno sobre el próximo marco financiero plurianual. Es importante hablar sobre cómo conseguir que la presupuestación con perspectiva de género se convierta en norma y no en excepción en la Unión Europea.
Intervengo en nombre de la Red de Observadores de la Presupuestación de Género. Somos una red que aúna a más de cien organizaciones de la sociedad civil de los Balcanes Occidentales. Colaboramos con las personas expertas de nuestra red y representamos su visión, así como la del lobby de mujeres, con respecto al MFP y a la importancia de la presupuestación con perspectiva de género. Nuestra misión es sencilla: que los presupuestos públicos respondan a las necesidades de mujeres y hombres. Queremos ser un instrumento para mejorar y ampliar la igualdad.
La Unión Europea confirma que la igualdad de género es un valor fundamental y un principio rector, pero observamos que, en el Plan de Acción para el Género y en la agenda de seguridad y paz, el presupuesto sigue sin integrar suficientemente la dimensión de género. El nuevo MFP, por tanto, nos brinda una oportunidad para cambiar esta situación. Como señala la propia Comisión, ahora necesitamos un nuevo planteamiento, que es el que se nos presenta. ¿Este nuevo planteamiento realmente va a generar más igualdad o seguirá ahondando en la desigualdad? Esa es la cuestión que debemos debatir.
15:00
El primer mensaje que quiero trasladar es que financiar la igualdad no es opcional: es una obligación en virtud de los Tratados y un requisito previo para una gobernanza eficaz. En toda la Unión, las mujeres siguen enfrentándose a desigualdades estructurales en la remuneración, en las responsabilidades de cuidados y también en el acceso a la financiación y en la toma de decisiones. Por tanto, debemos vincular la financiación a estas brechas de igualdad de género.
Es positivo que el Marco Financiero Plurianual (MFP) incorpore objetivos e indicadores de género, que permiten hacer un seguimiento de la aplicación de los programas que integran la igualdad y la perspectiva de género. Pero también debemos examinar de cerca cómo esos programas colman las lagunas, y rastrearlo con indicadores, tal y como ya hace EIGE, cuyo informe es, por el momento, el documento más completo de que disponemos para monitorear el avance de la igualdad de género en la Unión Europea.
En segundo lugar, debemos institucionalizar la presupuestación con perspectiva de género en todos los programas financiados por la Unión. Los esfuerzos realizados hasta ahora no son suficientes. Ya no se trata de innovar, porque las herramientas existen: contamos con el marco PEFA de género y con el indicador ODS 5.c.1, que ofrecen medidas para una presupuestación basada en análisis de género, de carácter público, que permita seguir las inversiones en igualdad de género y garantizar la rendición de cuentas. Sin embargo, estas normas no se aplican a todo el presupuesto de la Unión, algo que debemos corregir. En este MFP se hace mucho hincapié en la simplificación, algo comprensible, pero no podemos quedarnos ahí: todo programa del nuevo MFP debe incluir evaluaciones de impacto de género ex ante, objetivos e indicadores de igualdad de género, así como evaluaciones de impacto ex post y auditorías de género, para poder comprobar de qué manera todos los esfuerzos reducen la brecha de género. Debemos verlo como un valor añadido para nuestras decisiones —no más burocracia—, un valor para nuestras decisiones y también para nuestra ciudadanía.
En tercer lugar, transparencia. Es clave para nuestra red. Somos un grupo de ciudadanas y ciudadanos informados sobre esta situación, pero sigue faltando información para determinar de qué manera el presupuesto de la Unión contribuye a la igualdad de género. Este nuevo sistema, por tanto, debe generar transparencia desde el principio y operar con formatos claros. Actualmente, los datos son fragmentarios e incoherentes y, por ello, es difícil relacionar costes y resultados. Sin datos fiables, la ciudadanía pierde confianza. Nosotros, la red a la que represento, hemos seguido la ejecución presupuestaria en Moldavia y en los Balcanes Occidentales, donde existen presupuestos con perspectiva de género que, sin embargo, no se ejecutan, y constatamos que no hay planes suficientes para lograr resultados positivos en igualdad de género. A partir de esa experiencia, recomendamos al Parlamento y a la Comisión que exijan que la simplificación del MFP no conlleve una merma de la transparencia ni de la rendición de cuentas. Todos los beneficiarios de financiación de la Unión Europea deben poder ver de qué manera se gasta el dinero público y deben informar de cómo se ejecutan las líneas presupuestarias y de qué manera contribuyen a reducir la brecha de género. Creemos que puede implantarse un sistema que proporcione información en tiempo real y permita saber, también en tiempo real, cómo el dinero europeo cambia la situación de las mujeres en toda la Unión. Consideramos que esto no solo supone avanzar hacia una mayor transparencia, sino también reforzar la rendición de cuentas y la eficacia del gasto público.
20:00
...materializar lo que es la democracia en acción. Cuarto, el liderazgo de la Unión Europea en igualdad de género no se detiene en sus fronteras. Nosotros estamos fuera de la Unión Europea. Para nosotros es crucial que la Unión Europea continúe promoviendo la igualdad de género también en su financiación exterior. Los presupuestos se reducen y las organizaciones de mujeres se enfrentan a recortes existenciales. Por eso, los instrumentos de la Unión Europea deben predicar con el ejemplo. Debemos estar a la altura no solo en las cifras, sino también en la calidad. Los fondos han de llegar a las organizaciones que promueven un cambio positivo fuera de la Unión Europea. En los Balcanes Occidentales y otras regiones de la ampliación donde yo trabajo, hemos visto que la presupuestación de género es transformadora: promueve la transparencia, combate la corrupción y aumenta la confianza ciudadana en las instituciones. Estas prácticas deben ser apoyadas por la Unión Europea, por ejemplo mediante la financiación de Global Europe, así como de otras actividades que alcancen a organizaciones que además realizan seguimiento de estos avances. Se trata de garantizar que los fondos públicos se gasten adecuadamente y respondan a las necesidades de mujeres y hombres.
Pedimos a la Unión Europea un compromiso concreto para que el 85% de toda la financiación exterior tenga un objetivo de igualdad de género, en consonancia con los compromisos de mainstreaming de género. Un 20% de la financiación se destinaría a la igualdad de género y al menos un 25% a inversiones que favorezcan este principio, canalizando los fondos a través de entidades que defienden los derechos de las mujeres. Con ello, lograríamos aumentar en un 5% el flujo de financiación y el apoyo al trabajo de estas organizaciones, que impulsan la democracia, la igualdad y el fin de la violencia.
Por tanto, necesitamos un presupuesto que invierta en armas y misiles, sí, para nuestra defensa; pero infrafinanciar el bienestar no es una buena perspectiva para la seguridad, porque la seguridad empieza con la seguridad humana. Si abandonamos la infraestructura social, los sistemas de cuidados y la igualdad de oportunidades, las desigualdades crecerán y ello generará polarización y desconfianza. El incremento del presupuesto de defensa a costa de los programas sociales conlleva el riesgo de reforzar las desigualdades de género y de derivar en una rendición de cuentas superficial, centrada solo en las apariencias. Por eso, hacemos un llamamiento a este Parlamento para incluir la igualdad de género como requisito previo en todos los programas de la Unión. De ahí que planteemos tres preguntas clave que siempre deben responderse: ¿Quién se beneficia? ¿Quién pierde? ¿Contribuye la medida a reducir la brecha de género?
Tenemos ante nosotros una elección moral que requiere voluntad política. El próximo MFP o bien ahondará las desigualdades existentes o nos hará avanzar hacia una sociedad y una Europa más igual, equitativa y resiliente. Con la inclusión de la presupuestación de género en todas las estrategias, no solo cumpliremos nuestras obligaciones, sino que reafirmaremos el liderazgo de la Unión Europea en igualdad, democracia y paz. Garanticemos, por tanto, que el MFP nos cuente una historia no solo centrada en los números, sino también en las personas. Gracias.
Gracias por sus palabras finales. Pasamos ahora directamente a Johan Seibald, que procede de la oficina presupuestaria del Parlamento de Austria y es consultor del FMI y del Banco Mundial. Nos va a presentar casos reales que muestran cómo la presupuestación de género arroja resultados palpables. Muchísimas gracias, señorías.
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...poderles hablar de la experiencia austriaca, sobre todo desde el punto de vista parlamentario, que es donde llevo trabajando ya hace muchos años. Como ha señalado la presidenta, primero voy a explicarles cuáles son los elementos clave de nuestra presupuestación de género y luego hablaré también del papel del Parlamento austriaco, que es clave en este marco general.
Empiezo con nuestras declaraciones de presupuesto de género. Nos centramos en el rendimiento: objetivos estratégicos que deben lograr los ministerios para reducir la brecha de género. A diferencia de lo oído en la primera presentación, no ponemos tanto el foco en el seguimiento, sino que nuestra base es el establecimiento de un marco de rendimiento de la presupuestación de género, con indicadores y objetivos. Un ejemplo lo tienen en pantalla: un objetivo es garantizar una mejor distribución del trabajo remunerado y no remunerado en nuestro sistema. ¿Por qué es importante? Porque Austria presenta una brecha salarial significativa por varias razones. Queremos reducirla mediante el diseño y los incentivos del sistema fiscal.
Por tanto, toda cartera presupuestaria y todo ministerio debe definir al menos un objetivo estratégico de rendimiento en esta materia. También lo hacen Ministerios como Justicia, Interior y Defensa, que no son los primeros que vienen a la mente en esta temática y, sin embargo, son sectores importantes para la igualdad, al igual que Asuntos Sociales y Sanidad. El presupuesto no se dirige solo a las mujeres, sino a promover la igualdad de género. Las mujeres son fundamentales, por supuesto, especialmente en relación con la violencia de género, en la que las víctimas son mayoritariamente mujeres. Pensemos asimismo en pensiones y prestaciones sociales: las mujeres desempeñan un papel clave y, sin embargo, existe una brecha. Y también en ámbitos sociales o en la educación, donde a menudo los hombres llevan la voz cantante. Por tanto, debemos preparar el presupuesto para alcanzar los objetivos estratégicos. Esto se debate con las diputadas y los diputados durante la elaboración presupuestaria. Además, la oficina presupuestaria del Parlamento, junto con otras instituciones independientes, realiza análisis de género.
Les pongo un ejemplo. Llevamos a cabo una reforma fiscal con la indexación de toda una serie de ingresos, y modificamos esa indexación. Para determinar si había sesgo, nuestra oficina calculó el impacto de la reforma en hombres y mujeres. Comprobamos que los beneficios fueron mayores para los hombres, principalmente porque un 13% menos de mujeres recibió esta ventaja fiscal; además, la ventaja media para las mujeres fue un 20% inferior. En consecuencia, la medida benefició tanto a hombres como a mujeres, pero más a los hombres.
Contamos, asimismo, con un informe anual sobre los objetivos de género del conjunto del presupuesto, principalmente los estratégicos. La oficina de rendimiento revisa los datos de los ministerios y, con ellos, compila un informe que se presenta ante la comisión parlamentaria.
30:00
Lo sometemos a debate. A la derecha verán ustedes que muchos de los objetivos se han logrado; algunos no se han alcanzado, y aquí entra en juego el Parlamento, que debe cuestionar los objetivos para que los distintos ministerios centren su trabajo en los objetivos pertinentes y mantengan el nivel de ambición requerido. Por último, contamos también con herramientas informáticas que utilizamos para supervisar todos los objetivos de rendimiento. Lo ven ustedes a la derecha, en la parte baja: ahí figura un objetivo concreto del mercado laboral, lo cual me lleva a la cuestión del debate en el Parlamento.
Tenemos una subcomisión especial en la Comisión Presupuestaria, creada para debatir los resultados de los objetivos de género: qué se ha logrado en la práctica, si se ha reducido la brecha de género en el presupuesto, si se ha logrado reducir la violencia contra las mujeres. Esto es lo que se suele debatir. No es la Comisión Presupuestaria formal, per se. Nuestros parlamentarios consideraron que eso era demasiado formal porque entonces habría que aplicar las normas parlamentarias. De modo que solo una parte de los diputados forma parte de la subcomisión especial. Todos los grupos parlamentarios están representados. Eso sí, se pueden formular preguntas a los ministerios, pero también a funcionarios públicos, lo cual es importante para que todos los departamentos rindan cuentas y para que los funcionarios hagan suyos los objetivos de igualdad de género. El informe de rendimiento también se debate en estas reuniones, igual que en otras más formales. Este planteamiento, esta manera de trabajar, nos ha permitido presentar indicadores con mayor pertinencia a los ministerios. Son los funcionarios públicos quienes tienen que acudir ante la comisión y responder a las preguntas. Normalmente nuestros diputados son algo menos estrictos con las figuras políticas y, cuando hay preguntas difíciles a los funcionarios, siempre hay algún diputado que dice: cuidado, porque ahora estamos hablando con los profesionales, y el diálogo político se tiene que dar con los ministerios, no con los funcionarios. Esta actitud de nuestros parlamentarios ha terminado arrojando buenos resultados.
Llevamos con este sistema 12 años. ¿Cuáles han sido los debates y cuáles sus resultados? Contamos con un documento realizado por la universidad y vemos que, al principio, los debates eran sobre todo metodológicos: si los indicadores eran pertinentes, cuál era la calidad de los objetivos, si todo era comprensible. Luego se debatieron también algunas cuestiones metodológicas específicas. Vimos que era difícil conectar estos objetivos con el presupuesto; como decía, no contábamos con un sistema de seguimiento; ahora lo estamos desarrollando. Al principio, la subcomisión parlamentaria buscaba sobre todo asegurar que la metodología y los indicadores fueran los correctos, pero, a lo largo de los años, nos dimos cuenta de que los indicadores funcionaban, los objetivos también y, por lo tanto, pasamos verdaderamente a la revisión de los resultados. Contamos con análisis independientes y, después, los diputados empezaron a debatir si esto era lo suficientemente ambicioso —por ejemplo, en la cuestión del trabajo a tiempo parcial de las mujeres— y también por qué no se han conseguido determinados objetivos. La cuestión de la rendición de cuentas adquirió una mayor relevancia y, en algunas ocasiones, nuestros objetivos eran muy estratégicos, transversales.
35:00
Así pues, el ministro de Hacienda o el ministro de Empleo no son los únicos que deben ocuparse de esto; hay más responsables. Lo importante es determinar con precisión la responsabilidad de los ministerios en materia, por ejemplo, de violencia doméstica. Es fundamental que rindan cuentas desde el punto de vista político y también desde el punto de vista administrativo, que es donde hemos intentado centrarnos. Veamos cuáles han sido nuestros logros. En el caso de objetivos muy complejos en materia de impacto de género, los diputados no consideran necesariamente negativo que no se alcancen todos los objetivos. Lo importante es contar con metas ambiciosas y relevantes y mantener un diálogo orientado a resultados y al rendimiento. Fijar objetivos ambiciosos, por lo tanto. Además, el análisis de los debates demuestra que los diputados, los ministros y los funcionarios hacen uso de la información sobre el rendimiento para debatir la cuestión de género, y ello más allá del cumplimiento de obligaciones meramente técnicas. Muchísimas gracias por su atención.
Gracias a usted por los ejemplos que nos ha presentado de Austria, que nos resultan de gran pertinencia para nuestros trabajos en el Parlamento Europeo. Doy la palabra a la señora Böcker, directora de consultoría y asesoramiento en derechos humanos y cuestiones de género, experta en presupuestación con perspectiva de género en relación con las políticas y programas de la Unión Europea. Tiene usted la palabra.
Gracias. Gracias por habernos invitado; nos parece muy importante, porque hoy celebramos el trigésimo aniversario de la presupuestación con perspectiva de género, con ocasión de una conferencia de Naciones Unidas, y podemos celebrar esta cuestión. En 2023 invitamos a muchas personas a un proyecto que incluyó a numerosos expertos, entre ellos Elizabeth Glatza, de Austria, y muchas otras personas. Después vimos que el Parlamento Europeo empezó a aplicar esto; por ello, estamos trabajando sobre todo en mejorar los impactos que tiene el presupuesto sobre los ciudadanos, porque el presupuesto incide en todos los géneros. No se trata de beneficiar únicamente a las mujeres, sino de beneficiar a toda la sociedad: si la gente se siente satisfecha y percibe que no hay injusticias, hará mayores aportaciones a sociedades seguras y que funcionen bien. Se trata de convencer a todo el mundo, no de persuadir a un pequeño grupo para que nos dé más fondos.
En el marco de los análisis del próximo marco financiero plurianual, tenemos que hacer un seguimiento de todo el ciclo presupuestario y de todas las carteras. Hemos tenido que entrar en el detalle de todas las líneas presupuestarias. Nos hemos centrado primero en los objetivos —por qué lo hacemos—; después, en los derechos humanos y en otros tipos de objetivos, porque contamos con numerosos catálogos de objetivos. También disponemos de indicadores que nos ofrece, por ejemplo, el Banco Mundial.
40:00
Debemos tener en cuenta las prácticas de otros, pero, sobre todo, trabajar intensamente en la simplificación del presupuesto y en profesionalizarlo. Además, debemos establecer indicadores de referencia y aplicar el análisis de género 4R (representación, recursos, derechos y realización), que estamos utilizando en todas nuestras decisiones. Contamos también con la Recomendación general número 40 y con los catálogos de los logros alcanzados, para identificar qué podemos mejorar.
Esto implica realizar evaluaciones de impacto de género ex ante y ex post, con enfoque de derechos humanos. Y, como ha señalado mi colega, debemos tener en cuenta lo que sucede en el ámbito de la defensa, porque es preciso definir lo positivo y lo negativo y qué debemos mejorar. Hemos de identificar un foco claro para los objetivos y el impacto que queremos lograr, y garantizar que esos objetivos tengan un nivel de ambición elevado. Ser ambiciosos y mejorar no es incompatible con la simplificación; al contrario, todo debe ser fácil de comprender.
Es fundamental que toda la ciudadanía tenga acceso a nuestros programas y pueda ver qué hacemos y cómo lo hacemos, porque esto debe aplicarse de forma amplia. Los datos agregados han de mejorarse. Necesitamos la contribución de expertos en la materia y reconocemos que la Comisión ha avanzado mucho en los últimos años; la felicitamos por ello. Sin embargo, debemos seguir mejorando.
Nos quedan dos años antes de la decisión definitiva sobre el nuevo MFP, por lo que es crucial seguir reuniéndonos y establecer orientaciones, en un Reglamento o en una Directiva, para los Estados miembros. Todo ello redundará en una mejor gobernanza y en el fortalecimiento de la democracia, junto con un diálogo reforzado con los Estados miembros. El MFP, por sí solo, no resolverá la presupuestación con perspectiva de género; debe ser un proceso más global.
Ya se ha mencionado la planificación a lo largo de todo el ciclo presupuestario. Nos encontramos en la parte derecha de la transparencia: planificación, establecimiento de objetivos, indicadores y parámetros de referencia. Necesitamos objetivos cuantificados. Esto es esencial para tener éxito y lograr cambios en las políticas.
Este tipo de procesos debe aplicarse también a otros periodos presupuestarios. No podemos esperar al final del MFP, tras siete años, para evaluar los resultados. Deberíamos contar, por ejemplo, con dos o tres planes trienales, o bienales, que permitan debatir ventajas e inconvenientes. Es muy importante, insisto, el diálogo y la solicitud de aportaciones, invitando también a los beneficiarios de subvenciones para identificar qué funciona y qué no funciona. Y, por último, durante los debates presupuestarios en el Parlamento, debería abordarse con mayor frecuencia la presupuestación con perspectiva de género.
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