Muy buenos días a todos, queridos colegas. Vamos a iniciar nuestra audiencia conjunta sobre las relaciones entre África y la Unión Europea. Quiero agradecer a la Comisión DEVE y a su presidente, Barry Andrews, por celebrar esta audiencia junto con la Comisión AFET. Tiene lugar apenas unas semanas antes de la cumbre en Angola. Agradezco a los panelistas presentes en la sala y a quienes se conectan desde África. Han recibido el programa de la audiencia, que consideraremos aprobado salvo que haya observaciones. Parece que no las hay.
El 24 y 25 de noviembre de este año, los líderes de los Estados miembros de la Unión Europea y de los países de África se reunirán en Luanda para la próxima cumbre. Se cumplen ya 25 años desde que se inició este partenariado. Esta cumbre llega en un momento crucial, en el que Angola ostenta la presidencia rotatoria. Nos ayudará a reforzar la cooperación en un contexto cada vez más complejo, en ámbitos como la paz y la seguridad, la integración económica, el comercio y el desarrollo económico, así como el multilateralismo; el desarrollo sostenible y el medio ambiente; la digitalización; la migración y la movilidad; la creación de empleo y la juventud. Esta cumbre despierta enormes expectativas a ambos lados del Mediterráneo. Este fue también el mensaje que trajo la delegación de África Occidental tras su reciente visita a varios países. Además, hemos de decidir qué papel deben desempeñar las organizaciones de la sociedad civil y cómo dotar este partenariado de instrumentos con un vínculo concreto a nivel local y regional. Voy a dar la palabra al señor Barry Andrews.
Muchas gracias. Me complace compartir la mesa esta mañana y quiero agradecer al vicepresidente Omar G., que representa al Parlamento en nuestras relaciones con África. Damos la bienvenida a todos los presentes a esta audiencia conjunta, que llega en un momento oportuno. Recordemos que en 2019 la presidenta von der Leyen identificó las relaciones con África como una prioridad. Las cosas han cambiado a raíz de la pandemia y de la guerra en Ucrania, pero África sigue siendo un socio crucial para la Unión Europea de cara al futuro. Esta relación está evolucionando y la cumbre que se celebrará en Angola nos brindará la oportunidad de debatir múltiples cuestiones. Seguramente se hablará de las materias primas críticas, de Global Gateway y de los recortes de la ayuda al desarrollo de Estados Unidos. También abordaremos la cuestión de la deuda. Todos somos conscientes de que algunos países africanos soportan niveles de endeudamiento elevados, más aún al pasar de subvenciones a préstamos, lo que incrementa la carga de la deuda, en un contexto en el que la media de la deuda gubernamental es del 9% frente al 3% en la Unión Europea. La relación está cambiando y eso entraña riesgos; previsiblemente será un tema central en la cumbre y quizá también en esta audiencia. En este contexto, debemos rediseñar nuestras políticas. Doy la palabra a Janusz. Muchas gracias.
Para el primer panel tenemos a expertos que han trabajado tanto en África como en Europa. Quiero presentarles a la señora Rosela Marancho, analista del Instituto de Estudios de Seguridad de la Unión Europea, que nos va a hablar sobre cómo contrastar y reconciliar las perspectivas africanas y europeas en cuanto a los retos continentales y mundiales. También contamos con el señor Edward Brown, director del Centro Africano de Transformación Económica, que abordará la divergencia o la convergencia entre las perspectivas africanas y europeas sobre la cooperación para un desarrollo económico sostenible. Después, daremos la palabra a los embajadores de la UA y de la UE: el señor Javier Niño Pérez y el señor Ali Yacoub Mahamud. El señor Niño Pérez se unirá a nosotros a distancia. Muy bien, pasamos al debate y doy la palabra a la señora Rosela Marancho.
Muchísimas gracias, presidente. Distinguidos diputados, siempre es para mí un placer y un honor venir aquí, sobre todo para hablar de asuntos tan importantes como las relaciones entre la Unión Europea y África. Si me pusiese a hablar de esto, lo haría durante horas, pero intentaré ser breve, concisa y ceñirme a los siete minutos que se me han dado.
En la última cumbre de 2022, el tema principal era la recuperación tras la pandemia de la COVID-19. Desde entonces han cambiado muchísimas cosas: la agresión de Rusia contra Ucrania, la situación en Gaza, la guerra civil en Sudán, los conflictos en la República Democrática del Congo… Han surgido numerosos retos y vivimos en un mundo distinto. Esto lo mencionaba antes el presidente. Esta cumbre suscita muchísimas expectativas por todos los motivos que acabo de señalar. Por un lado, Europa está revisando sus alianzas; por otro, también lo hace África. Por ejemplo, ambas regiones quieren centrarse en las materias primas críticas y en generar ingresos para sus pueblos; son ejemplos clásicos.
África aspira asimismo a desempeñar un papel global cada vez más importante, como se manifiesta en su participación en el G20. La Unión Africana y la Unión Europea participarán en esta reunión, en la que se abordarán muchos de los temas que vamos a tratar aquí, como el papel de las instituciones financieras. Además, debemos hablar de la iniciativa africana para la paz, que no solo concierne al continente, sino que tiene alcance global. Los Estados africanos participan en los debates sobre la paz en Ucrania y en Gaza y, por otro lado, algunos despliegan personal de mantenimiento de la paz en lugares como Haití.
También observamos ciertas tendencias. A nivel demográfico, hay un gran impulso en África: hablamos de 1.200 millones de habitantes y el 38% tiene menos de 40 años. La economía se mueve rápidamente: el PIB crece de media un 3,7% anual. En la Unión Europea, la población equivale aproximadamente a un tercio de la africana y solo el 15% tiene menos de 40 años. Estas son las tendencias que se van esbozando y que se abordarán en la cumbre. Al mismo tiempo, a medida que cambia el mundo, cambian también nuestras prioridades y la forma en que concebimos nuestras asociaciones.
Hay más retos para el orden mundial y para el sistema de la Unión Europea. Las normas establecidas a nivel internacional para resolver disputas y alcanzar acuerdos sobre asuntos muy pertinentes van cambiando, porque hay cada vez más presión, ya sea comercial o de otra índole. Para abordar estos retos, considero que el partenariado Unión Europea–Unión Africana es crucial. Juntos representamos el 40% de la membresía de la Asamblea General de la ONU. Compartimos una proximidad geográfica que no podemos ignorar, y ello genera numerosos puntos en común, entre ellos la seguridad. Hay temas como el terrorismo, el crimen organizado, la seguridad marítima y los conflictos que pueden tener consecuencias no solo en países vecinos, sino también a escala global.
También debemos hablar de la prosperidad. En la cumbre habrá un grupo que se centrará en intereses comunes, por ejemplo, que África sea próspera, no solo para ofrecer oportunidades a una población en rápido aumento, sino también teniendo en cuenta que, debido a esta tendencia demográfica, África se convertirá en uno de los principales mercados del mundo en los próximos 30 años. Hablamos, por tanto, de grandes oportunidades económicas, de inversión, de la rentabilidad de esas inversiones y de muchos otros elementos. Muchos países en el mundo han entendido cuál es la situación. Hay numerosos inversores, no solo, recientemente, Estados Unidos, sino también China y Turquía. China, por ejemplo, está construyendo numerosos puertos en África y obtiene rendimientos de inversión que se estiman en 13 dólares por cada euro invertido. Así pues, observamos tanto las oportunidades como las presiones que concurren en el continente.
Al mismo tiempo, hay otros retos para el multilateralismo y puntos en común como el cambio climático, el Estado de Derecho y el derecho internacional, ámbitos de los que se ocupa la ONU. Esa puede ser la base para solventar diferencias y conflictos. Hay otras iniciativas en el seno de la Unión Africana que interesan a la Unión Europea, como la Agencia Espacial Africana, que recibe apoyo. Son muchos los ámbitos en los que África muestra interés en cooperar y, la mayor parte del tiempo, nuestros intereses están alineados, por ejemplo, desde la perspectiva de la reglamentación de la inteligencia artificial.
Sin embargo, persisten algunos desafíos. El primero, compartido por la Unión Europea y la Unión Africana, es el de la unidad. Como organizaciones regionales compuestas por distintos Estados miembros, a veces es difícil: en la Unión Europea somos 27; en la Unión Africana, 54. La integración regional, tanto en la Unión Europea como en la Unión Africana, ofrece vías de solución a los problemas que afrontamos. El primero de ellos es la prosperidad.
He concluido mis siete minutos; lo dejo aquí y responderé con mucho gusto a las preguntas que puedan tener. Muchas gracias. En cuanto al turno de preguntas, los colegas podrán, tras las presentaciones, formular sus cuestiones. Les rogamos que, durante las presentaciones, indiquen si desean intervenir después.
Continuamos ahora con el doctor Edward Brown, director del Centro Africano para la Transformación Económica (ACET), que se une a nosotros desde Acra, Ghana. Señoras y señores, es un placer.
Es un honor estar aquí hoy para reflexionar sobre esta asociación con la Unión Europea. Esta asociación nos hará navegar en un tiempo de cambio profundo. Estamos en un momento de inflexión clave. África y la Unión Europea afrontan implicaciones para su cooperación futura, desde la emergencia climática, como han señalado oradores anteriores, hasta el empleo juvenil y la transición digital, entre otras.
Quisiera hablar hoy sobre dónde convergen y divergen nuestras perspectivas. Propongo un marco diferente: la convergencia a través de la divergencia, porque es precisamente en los puntos en los que divergimos donde la cooperación es más necesaria. ¿Cómo transformamos las tensiones en oportunidades para resolver problemas comunes que nos beneficien a todos? Lo que sucede en África impacta en Europa y viceversa, dada nuestra proximidad. Nuestras limitaciones pueden generar complementariedades. Por ejemplo, en demografía: en África, el 70% de la población tiene menos de 30 años, mientras que Europa envejece. También en capacidades industriales: África posee un gran potencial, mientras que Europa cuenta con experiencia en tecnologías verdes. Los puntos de divergencia —demografía, clima, recursos, capacidades— son precisamente aquellos donde la cooperación puede ofrecer mayores beneficios mutuos.
Me centraré en tres ejemplos, ya mencionados en parte, pero que deseo concretar. A través de mi trabajo en ACET, un instituto independiente que colabora con gobiernos e instituciones regionales y mundiales, he comprobado que lo que parece divergencia puede convertirse en sinergia.
Primero, la transición verde. África necesita energía fiable para su industrialización, lo que incluye el gas de transición y las energías renovables, en paralelo. La reticencia europea a financiar estas opciones está limitando el desarrollo africano, pese a que Europa continúa utilizando gas. Además, mecanismos como el CBAM restringen las exportaciones y, con ello, la industrialización. Una convergencia auténtica permitiría modelos de transición que reconozcan las realidades sobre el terreno y, al mismo tiempo, avancen en los objetivos climáticos.
Segundo, la movilidad juvenil. Existen iniciativas que, en la práctica, se realizan a expensas del capital humano, agravando la fuga de cerebros. Programas de movilidad y asociaciones bien diseñados pueden garantizar personal cualificado para ambas regiones.
Tercero, la seguridad alimentaria y las cadenas de valor agrícolas. Si Europa y África no convergen en estos ámbitos, se acentuarán los problemas ya visibles en el Mediterráneo y el Sahel, poniendo en riesgo la seguridad de todos. Debemos mejorar la implementación para poder alinearnos: conectar a los agricultores con los mercados mundiales, invertir en el agroprocesamiento, reducir aranceles y mejorar la situación y la infraestructura portuaria.
Acogemos favorablemente la estrategia reciente. Valoramos conceptos como la cointegración y la cadena de valor y, en lugar de un enfoque por países, aplaudimos el enfoque de la Unión Europea como interlocutor principal.
Para ir en contra de tendencias económicas en las que muchos gobiernos nacionales van más allá de las subvenciones y recurren a garantías de inversión y otras herramientas, tenemos que ir más allá de la retórica. Necesitamos promover acciones conjuntas y construir cadenas de valor compartidas que atraigan inversión. Juntos podemos invertir en la integración, en cadenas de valor resilientes, en igualdad de género y juventud, en innovación y en adaptación al cambio climático. Pero seamos francos: no debe tratarse de crecimiento por el crecimiento. Hablamos de una transformación económica y de cadenas de valor más inclusivas y profundas. Por eso, en ACET hablamos de “crecimiento con profundidad”, un marco para impulsar la transformación económica y traducirla en una agenda política.
Esto significa que el crecimiento por sí solo no será suficiente. Los países tendrán que transformar sus economías para diversificar la producción, impulsar exportaciones competitivas, mejorar la competitividad y fortalecer la base tecnológica, generando empleo de calidad y mejores salarios. Y, para terminar, señor presidente, todos somos conscientes de que el mundo del desarrollo está cambiando con gran rapidez. Los modelos tradicionales ya no bastan. Vemos el auge del populismo y el ascenso de China, India y Qatar, con diferentes filosofías de asociación, mientras los donantes tradicionales transitan de la ayuda basada en subvenciones hacia instrumentos de mercado, lo que cambia el panorama. De esta incertidumbre emergerá una nueva arquitectura. La pregunta es: ¿la construirán Europa y África de la mano, o la decidirán otros? Debemos replantearnos cómo trabajamos: se requiere honestidad, coraje e innovación. Hacen falta debates difíciles. No llamemos “ayuda” a lo que, principalmente, sirve a los intereses europeos.
Se interrumpe la conexión con el orador en Acra.
Señorías, parece que no podemos restablecer la conexión. Agradecemos al doctor Brown. Continuamos con Su Excelencia el señor Mahamud, Embajador ante la Unión Europea. ¿Podría compartir sus reflexiones sobre la asociación Unión Africana–Unión Europea de cara a la próxima cumbre? Tiene la palabra.
Gracias por concederme el uso de la palabra. Es un honor participar en esta sesión conjunta de las comisiones AFET y DEVE. La cumbre tendrá lugar el próximo mes de noviembre, en unas semanas, en Luanda. Celebramos juntos el 25º aniversario de esta asociación en un momento en que el multilateralismo se ve amenazado. Es fundamental que ambos continentes —unidos por vínculos privilegiados, económicos, culturales e históricos— trabajen juntos. La crisis en Ucrania y los diferentes focos de conflicto en África exigen que reforcemos esta cooperación.
Asumí mi cargo el pasado mes de agosto, en plena crisis de Ucrania, cuando muchos pensaban que la Unión Europea concentraría su atención en Europa del Este. Sin embargo, me sorprendieron gratamente la calidad y la disponibilidad de nuestros interlocutores europeos, tanto en Addis Abeba como en Bruselas. Quienes trabajan con nosotros conocen bien ambos continentes y desean avanzar juntos para abordar, sin tabúes, los desafíos comunes.
Todos los temas, sea el desarrollo sostenible, el cambio climático, la migración, etcétera. Iba a dar una serie de cifras, pero los oradores que me han precedido han dicho muchas cosas interesantes. Quería reafirmar aquí, en nombre de la Unión Africana, nuestra disponibilidad y nuestro interés en trabajar con la Unión Europea. Es la primera vez que vengo a esta sala, pero hace 21 años estuve en Estrasburgo, en el Parlamento Europeo. Soy antiguo alumno de la Promoción Copérnico y conozco muy bien las reglas y normas europeas, los procedimientos; pueden contar conmigo durante los próximos cuatro años, en los que voy a representar a la Unión Africana en Bruselas. Si tienen preguntas sobre la cumbre o sobre la asociación, estoy a su disposición. Gracias.
Muchas gracias, señor embajador. Mientras tanto, han llegado también miembros de la Asamblea Nacional de Sudáfrica. Bienvenidos a esta reunión, bienvenidos a Europa. Colegas del Parlamento Europeo y del Parlamento sudafricano, continuamos con el embajador de la Unión Europea ante la Unión Africana, el señor Javier Niño Pérez, que interviene de manera remota. Tiene la palabra, señor embajador.
Como está lejos, tarda la conexión… Necesitamos mejorar la conexión. Señor embajador, tiene usted la palabra.
Gracias, presidente. ¿Se me oye? Sí, le vemos y le oímos perfectamente. Es un placer estar hoy con ustedes, distinguidos invitados. Saludo al embajador Mahmoud en Bruselas y agradezco al jefe de la Oficina del Parlamento Europeo, el señor Francesco Felicini, así como el trabajo del Parlamento Europeo. Recordamos la visita de AFET en 2022 y nos veremos aquí en octubre del próximo año, en Addis Abeba. Muchas gracias también por todo el trabajo que están realizando de cara a la cumbre y por sus aportaciones positivas para la reunión ministerial de mayo.
Muy brevemente, me gustaría destacar un par de elementos ya mencionados por oradores anteriores de cara a la cumbre, señor presidente. Entramos en la cumbre conscientes de los desacuerdos entre ambos continentes, pero también de que tenemos un terreno común sobre lo que debemos hacer para promover el crecimiento, la estabilidad y la prosperidad de África, algo que está íntimamente vinculado a la prosperidad y la estabilidad de la Unión Europea. Este entendimiento común se puede resumir en varios puntos.
En primer lugar, apoyo compartido al multilateralismo, en un momento en que el multilateralismo está bajo ataque militar, político e institucional. Vamos a decir claramente en Angola que eso no es lo correcto y que la manera de avanzar es el compromiso a largo plazo, el respeto, la cooperación y el diálogo.
En segundo lugar, creemos firmemente en la integración africana. Es un gran salto de fe. África duplica el tamaño de Europa; tenemos muchos conflictos en curso y, si se me permite citar a Galileo, y sin embargo se mueve.
Tenemos que hablar del Área de Libre Comercio en el continente y su vínculo con las realidades africanas. En este punto, quiero hacer un llamamiento a todos los donantes y actores para que se involucren con nuestros socios africanos, junto con la Unión Europea. Vemos con demasiada frecuencia que la Unión Europea es, a menudo, el único actor con un impacto financiero y económico significativo. Nos complace el liderazgo ejercido, y la integración, como objetivo compartido, se refleja en diferentes aspectos de nuestras políticas. Recordemos que, con diferencia, somos el mayor inversor en África, así como su principal socio comercial y de cooperación.
Un último punto relevante: el objetivo más amplio de todo lo que hacemos no es solo el crecimiento económico, sino también la justicia social, el pacto del futuro, rechazar la desigualdad, erradicar la pobreza, combatir el cambio climático, que es un problema real, y promover la igualdad de género. Queremos crear sociedades inclusivas y justas y esperamos que estos mensajes resuenen alto y claro en Angola. Una vez más, muchísimas gracias por brindarme la oportunidad de estar aquí hoy y muchas gracias al Parlamento Europeo por el valioso trabajo que realiza en las relaciones Unión Europea–Unión Africana.
Muchas gracias, señor embajador Pérez, por su aportación. Y ahora me gustaría devolver la palabra al señor Andrews. Muchas gracias. Pasamos a las preguntas de los diputados: máximo dos minutos. Empezamos con las delegaciones relacionadas con África. Está también INTA aquí. Comenzaré con los coordinadores de las comisiones y luego con los presidentes de delegaciones; seguiremos con los ponentes de INTA y, si el tiempo lo permite, habrá intervenciones espontáneas.
Empezamos con el coordinador de AFET del PPE, el señor Gahler. Adelante, dos minutos.
Muchas gracias por esta oportunidad de hacer balance con nuestro embajador. Políticamente, es importante dar el peso debido a esta cumbre con el continente vecino y con la Unión Africana. La Unión Europea siempre ha mostrado gran interés en reforzar institucionalmente a la Unión Africana para que sirva mejor a su continente, lo que evidentemente redunda también en nuestro beneficio. Tengo una pregunta: debemos abrazar la propia agenda de la Unión Africana. Aquí, lo más importante es la aplicación del Área de Libre Comercio Africana. Cuando esté plenamente implementada, estarán mejor situados para comerciar entre ellos y tendrán una posición común más sólida ante los temas del comercio mundial. Mi pregunta es la siguiente: ¿de qué manera podemos ayudar, o cómo les gustaría que ayudáramos, para contribuir en todas las cuestiones prácticas, que son complejas cuando uno se embarca en una agenda tan ambiciosa? ¿Cuál es la situación? ¿Se nos ha pedido apoyo? Y, de ser así, ¿de qué manera concreta? ¿Cómo puede contribuir la UE a la UA en el área de libre comercio?
Muchas gracias. Y ahora, para el S&D: el coordinador del S&D en la Comisión DEVE es Udo Bullmann, pero parece que Marit May va a intervenir en su nombre. Adelante.
Quería votar, lo siento. Muchas gracias, señor presidente, y muchas gracias a quienes han presentado esta cuestión. Estoy buscando las palabras; iba a decir “interesante”. El doctor Brown nos ha dicho que no debemos llamarlo “ayuda” cuando sirve primordialmente a los intereses europeos.
Se cortó la conexión. Espero que eso no altere las relaciones UE-África, pero sí nos puede orientar sobre lo que debemos buscar y debatir. El señor Brown, Mahmoud y otros han mencionado la sostenibilidad y el desarrollo sostenible; me parece que ahí reside la esencia de lo que debemos abordar. El desarrollo sostenible debe luchar contra la pobreza. En los países de ingresos más bajos observamos que las nuevas inversiones y los nuevos programas se dirigen a países de ingresos medios; tendemos a olvidarnos de los primeros, cuando son ellos los que deben estar en el centro si queremos combatir la pobreza.
Existen además vínculos importantes entre ambos continentes en torno a materias primas esenciales para la transición digital y ecológica. Sin embargo, la minería no es sostenible ni para la naturaleza ni para las personas que viven alrededor de las minas. Muchos minerales llegan a Europa en bruto; eso también podría cambiar. En tercer lugar, el desarrollo sostenible incorpora la justicia social y los derechos humanos, especialmente de mujeres y niños, así como su participación en el desarrollo y en la vida económica del continente. A menudo, la pobreza tiene rostro de mujer; lo mismo ocurre con la injusticia. Debemos centrarnos en ello.
Gracias, Marit. No hay coordinador del PPE, tampoco de ECR, con lo que pasamos a la coordinadora de AFET de Renew. Hilde Vautmans, adelante, dos minutos.
Muchas gracias, y gracias también por haber organizado esta audiencia, que me parece muy pertinente. En Estrasburgo, hace dos semanas, el Parlamento votó una resolución al respecto y, como coordinadora de AFET y también de la delegación UE-África, que se reunirá antes del verano, me parece muy importante dar una señal clara: queremos una nueva colaboración. Hay desafíos que debemos abordar conjuntamente.
Mis prioridades son, en primer lugar, la inversión en los jóvenes. Europa los necesita y África necesita a Europa. Erasmus+ sigue siendo clave, y seguiré luchando para que los jóvenes africanos puedan venir a Europa a estudiar y para que los europeos puedan ir a África, estudiar y aprender cómo es la vida allí, porque creo que es una buena forma de aprender.
Luego, los minerales. Tenemos Global Gateway. Acabamos de realizar una misión juntos en Katanga, en la República Democrática del Congo, en mayo. Global Gateway está muy bien, pero no funciona adecuadamente. ¿Cómo mejorarlo? Los chinos están allí; son mucho más rápidos. Europa está perdiendo terreno. ¿Qué podemos hacer para que nuestras empresas inviertan en África? He visto empresas privadas trabajar de manera notable también en el ámbito de la ayuda; no es la ayuda clásica, son las propias empresas las que lo están haciendo. Y es que necesitamos los minerales y las inversiones. Nuestras empresas necesitan África y África necesita nuestras empresas. Así puede alcanzarse un excelente matrimonio entre Europa y África.
Gracias, Hilde. A continuación, por Renew, Charles Goerens. Tiene la palabra, dos minutos.
Gracias, señor presidente. Tenemos que preguntarnos cuál es el impacto de lo que hacemos y de aquello que dejamos de hacer en nuestras relaciones UE-UA.
He escuchado con sumo interés las intervenciones en el debate, lo que decía nuestro colega Michael Gahler y nuestro colega irlandés. Todo esto está muy bien. Podemos movilizar fondos públicos y privados; todo eso está muy bien. Aunque podamos limitar los daños en nuestras relaciones Unión Europea‑África y avanzar en otros ámbitos, vemos una Unión Europea que no es percibida como parte de la solución. Es lamentable, pero es la percepción desde fuera. Cuando hablo con colegas africanos, llegamos a la misma conclusión: ¿qué pasa? Que somos demasiado tecnocráticos y no suficientemente políticos. Quizás sea eso.
Europa ha dejado pasar una ocasión única para mostrarle recientemente a África que, en materia comercial, somos su primer socio. Pero China actuó antes y abolió los derechos aduaneros para la importación de productos africanos. ¿Por qué se nos escapó esta ocasión? La idea había sido planteada por las instancias más elevadas de Europa, entre ellos Louis Michel, que ya hablaba de una zona de libre comercio Europa‑África hace diez años. Todo ello exige abordar el problema de otra manera: no se trata de poner en entredicho los programas, sino de mejorarlos y profundizar el debate.
Usted conoce muy bien Europa, señor embajador y representante de la Unión Africana. Usted preside una institución cuya Carta se corresponde en gran medida con los documentos fundacionales de la Unión Europea. ¿Por qué no aunamos esfuerzos para crear una nueva narrativa? Tenemos mucho en común a nivel cultural y lingüístico; el francés es ampliamente hablado, empezando por el Congo. Hay que aprovechar esa montaña de oportunidades que no estamos explotando.
Helmut Schmidt, antiguo canciller alemán, cuando tomaba una decisión importante se rodeaba de filósofos e historiadores. Creo que dependemos de personas que reflexionan y, sin embargo, no se les pide su contribución para tomar decisiones. Marquemos la diferencia, profundicemos en esas cuestiones y desarrollemos las colaboraciones.
Y en cuanto al MFP y Global Europe, que abordaremos como dosieres en las próximas semanas, alguien de ustedes ha dicho que el instrumento tiene que seguir siendo altruista. Esto lo han pedido los africanos. Una última palabra: la industrialización de África debe contar con la participación de Europa, pero siempre de la mano del desarrollo humano. Reflexionemos sobre ello. Gracias, Charles.
Para Los Verdes, tiene la palabra el coordinador. Dos minutos.
Gracias. Intentaré ser breve, porque muchos de los puntos ya se han mencionado. Está muy bien que nos reunamos para tratar esto. Hay un punto que quisiera subrayar: me temo que nuestra colaboración no solo es importante para la Unión Europea y para la Unión Africana, sino que queda solapada por el temor a la migración en Europa. Todos en este Parlamento somos, en mayor o menor medida, demasiado ideológicos respecto a la reducción de la migración desde África, y esa no es una buena base para una colaboración. Quisiera preguntarle al embajador de la Unión Africana cómo ve ese cambio ideológico en la Unión Europea. La migración es un desafío, pero también una oportunidad.
Pasamos a las presidencias de las delegaciones. La primera es la Delegación para las Relaciones con el Parlamento Panafricano. Merja Kyllönen, del Grupo de la Izquierda. Señora Kyllönen, tiene la palabra por dos minutos.
Gracias, señor presidente, estimados colegas, y gracias por organizar esta reunión tan importante. La paz y la esperanza para las generaciones más jóvenes son clave también en África. En este Parlamento hablamos de seguridad, pero tendemos a centrarnos en Ucrania; creo que debemos hablar más también de África. Miremos lo que está ocurriendo en Sudán: es descorazonador y debemos actuar con mayor rapidez de la que estamos mostrando ahora.
Mi gran pregunta hoy es si estamos siendo un buen colaborador, un buen socio para nuestra familia africana, como iguales, escuchando lo que nos quieren decir. Lo esencial es escuchar y aprender. ¿En qué temas deberíamos centrarnos si queremos mejorar el mundo para las próximas generaciones? Hilde y yo recibimos ese mensaje de la juventud: “Escúchenos, ayúdennos”. ¿Cuál debería ser el mensaje para nosotros desde su perspectiva? Gracias.
Muchas gracias. Han intervenido todos los oradores previstos. Si hay preguntas espontáneas, este es el momento. Bien, en ese caso, daré paso a intervenciones. Tiene la palabra el señor Marco Tarquinio, por dos minutos.
Sí, hablaré en italiano. Se han dicho muchas cosas que comparto. Muchísimas gracias a los embajadores y al ponente. Nos han ofrecido un dato sobre el que reflexionar: en los próximos años, África, que a menudo se presenta como un problema en las relaciones con la Unión Europea, será un socio gigantesco en todos los sentidos. Lo que no hemos hecho por amor podemos terminar haciéndolo, aunque tarde, por conveniencia.
Desde hace tiempo pienso que el gran desafío del futuro será la construcción del “continente vertical”, como lo llaman muchos estudiosos y analistas: hacer de Europa y África un solo ente, unido por el Mediterráneo, como desafío para el progreso y la construcción. En 1900 la migración iba desde Italia, y en general desde el Norte, hacia África, y conviene recordarlo. Eso es lo que quería señalar en este debate.
Tiene la palabra la señora Ter Laak. Micrófono para la señora Ter Laak.
Gracias por darme la palabra y por organizar esta reunión. De cara a la próxima cumbre en Angola, hemos trabajado en la sesión de Estrasburgo en la resolución para la cumbre UE-UA. Muchos de los temas que figuran en la resolución ya se han mencionado, pero echo en falta uno y por eso lo planteo: el desarrollo sostenible y la economía sostenible. Se celebra actualmente una gran cumbre climática, con participación también de delegados de la Unión Europea, en Belém, Brasil. El clima está cambiando; afecta a Europa y afecta a África.