Committee on Women's Rights and Gender Equality - Hearing of the Committee on Women's Rights and Gender Equality - Women's leadership on politics - Room: SPINELLI 3G3
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Seguimos con nuestra reunión de la Comisión FEMM —Comisión de Derechos de la Mujer e Igualdad de Género—, una sesión especial porque tenemos el honor de recibir a la presidenta Roberta Metsola, lo que demuestra el compromiso de esta Cámara con los derechos de las mujeres y la igualdad de género. Nos acompaña también una de las vicepresidentas, responsable de la Semana de la Igualdad de Género, para seguir impulsando la igualdad en todas nuestras comisiones, en nuestras políticas y en todo el trabajo legislativo.
Esta audiencia versa sobre el liderazgo de las mujeres en la política. No podríamos estar mejor acompañadas ni con mejores referentes hoy. La presidenta Metsola, como saben, es solo la tercera mujer que preside esta Cámara desde 1978. Creo que está marcando la diferencia. Ya dejaré que ella explique lo sucedido ayer en AFCO, pero me parece que contar con una mujer al frente de este Parlamento marca un hito. Su presencia —la de ambas— subraya el firme compromiso del Parlamento con el avance de la igualdad de género y con garantizar, sobre todo, que la voz de las mujeres se escuche y esté presente en la toma de decisiones. Eso es lo que hemos estado promoviendo y lo que queremos.
Esta audiencia llega en un momento crucial. A pesar del progreso significativo alcanzado, especialmente en la legislatura anterior, durante la cual la presidenta Metsola estuvo al frente de esta Cámara la mayor parte del tiempo, las mujeres siguen estando subrepresentadas en la vida política: en los parlamentos nacionales, en las entidades locales e incluso en las instituciones europeas. Permítanme recordar que, por primera vez desde que se celebran elecciones al Parlamento Europeo, el porcentaje de eurodiputadas se ha reducido: antes éramos el 40% y ahora somos el 38,5%. No es un descenso enorme, pero debe mantenernos en alerta.
Demasiado a menudo las mujeres se enfrentan a barreras invisibles: estereotipos persistentes, acceso desigual a oportunidades y, por no hablar, de unas responsabilidades de cuidados distribuidas de forma desigual, lo que condiciona también nuestra participación en el mercado laboral. Les comparto un ejemplo: cada vez que vengo a Bruselas me preguntan dónde está mi hija y por qué no está aquí conmigo. Esa pregunta no se formula a mis colegas varones; es una forma de hacernos sentir culpables. Además, el discurso del odio en línea y la violencia digital afectan a muchas más mujeres que se dedican a la política que a hombres. Es un fenómeno con el que debemos lidiar con mayor determinación y que no solo impacta a las mujeres que lo sufren directamente, sino que nos afecta a todas, especialmente a las jóvenes que desean entrar en política, pues las disuade de dar ese paso. Es, por tanto, una cuestión importantísima, por no hablar, por supuesto, de la participación de las mujeres en general.
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Con esta audiencia mostraremos por qué nuestra participación es una cuestión de fuerza democrática. Si queremos avanzar en la democracia, tenemos que avanzar en la igualdad de género. Cuando las mujeres participan en la elaboración de políticas, estas son más inclusivas y, además, aumenta la confianza pública. Garantizar la participación de las mujeres en la política asegura que nuestras decisiones reflejen mejor nuestra realidad y nuestras aspiraciones. Hay 10 millones más de mujeres que de hombres en Europa; ello debería quedar reflejado en la toma de decisiones.
Debemos derribar las barreras que impiden la participación plena de las mujeres en la vida democrática, con el apoyo de líderes que nos inspiran. Juntas trabajamos para transformar nuestra realidad. Conjuntamente vamos a identificar enfoques concretos y acciones para promover un liderazgo inclusivo: formación, mentorías, reformas institucionales y un procedimiento legislativo con perspectiva de género, como ya hemos hecho en esta Cámara, pero también a nivel interno.
Confío en que el intercambio de puntos de vista de hoy será muy útil para reforzar la participación de las mujeres en toda la Unión Europea y más allá. Espero que esta audiencia sirva como elemento de reflexión y un llamamiento a la acción. Tenemos aquí el cartel: ha llegado el momento de darle la vuelta a las cosas. Quizá al final de la semana podamos darle la vuelta al póster y colocarlo en otra posición. Hago, por tanto, un llamamiento a la acción para seguir derribando barreras, impugnar estereotipos y crear una cultura política en la que el liderazgo de las mujeres no sea una excepción. Les deseo a todas un debate productivo e inspirador.
Y ahora, sin más dilación, Presidenta, es un gran placer tenerla aquí con nosotras en nuestra comisión. Tiene usted la palabra.
Muchísimas gracias, estimada Lina. Permítanme decir que para mí es un honor estar aquí con ustedes, junto a Lina Gálvez, presidenta de esta comisión, y a la vicepresidenta encargada de la Semana de la Igualdad de Género, Antonella Sberna, así como con tantas otras colegas, miembros del personal y personas que han contribuido a lo que se ha convertido en un pilar de nuestro calendario anual, algo que nos enorgullece y que trabajamos intensamente por mantener. Pero sin las mujeres esto no sería posible. Muchísimas gracias a todas, porque esta Semana de la Igualdad de Género, centrada en el talento, no podría llegar en mejor momento.
Necesitamos más que nunca construir la igualdad de oportunidades y empoderar a las mujeres —y también a los hombres— para que den un paso adelante y contribuyan a perfilar nuestra Unión. Seguro que están de acuerdo conmigo: cuando vamos a nuestras circunscripciones o visitamos distintos lugares de trabajo, seguimos viendo demasiadas barreras en el camino hacia el liderazgo de las mujeres. Ya lo ha dicho Lina: hay 10 millones más de mujeres que de hombres. Yo tengo cuatro hijos varones; tal vez debería informarme mejor de estas estadísticas. Pero el talento está ahí. Tenemos la enorme suerte de contar entre nuestras filas con mujeres y chicas impresionantes.
La semana pasada me reuní con mujeres jóvenes muy inspiradoras en Riga y en Nicosia, que quieren marcar la diferencia en sus comunidades. Mi mensaje para ellas —como seguro que también es el de ustedes— es que deben poder alzar su voz en nuestro futuro colectivo. Cuando me reúno con la gente joven, no me gusta decirles “vosotras y vosotros sois el futuro”; me gusta decirles: “sois el presente; tenemos que escucharos hoy”. Las mujeres que nos precedieron nos allanaron el camino, y debemos hacerlo nuestro.
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Para las mujeres de las generaciones futuras. A veces no lo hacemos lo suficiente; o hablamos de esto solo el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer. Cada año decimos lo mismo y luego esperamos otro año para reafirmar estos mensajes. Me parece excelente celebrar estas iniciativas. Me gustaría ver a más mujeres jóvenes en nuestro continente presentarse a cargos electos para impulsar el cambio. Todavía hay demasiadas barreras que las echan para atrás. Pero las cosas cambiarán solo si nosotras las cambiamos; de lo contrario, alguien lo hará por nosotras y tomará decisiones que quizá no nos gusten. En última instancia, Europa no es una entidad orgánica que se haya generado espontáneamente; es una construcción forjada a lo largo de generaciones de líderes. Y sigue estando liderada por quienes deciden alzarse, hacer oír su voz y decir cuando no están de acuerdo, o respaldar aquello que quieren impulsar. Creo que ahora Europa necesita mayor valentía. De forma colectiva podemos ayudar a que esto suceda más a menudo en nuestros países y en esta Cámara, a través de los eurodiputados y eurodiputadas, mientras nos preparamos para legislaturas futuras, garantizando que aumentamos la representación de las mujeres en todos los sectores. Estamos llegando al 40%, el nivel más elevado; querría llegar al 50% basándonos en los méritos. Hay tantas mujeres llenas de talento en esta Cámara que pueden promover estas políticas. Dicho esto, al mismo tiempo vemos que todavía hay muchas mujeres al margen, que dejan que las grandes decisiones las tomen otros. Es muy difícil para las mujeres entrar en política; tenemos que admitirlo. Es más difícil para las mujeres desarrollar una carrera política. Se necesita una buena coraza, piel dura, hacer frente a la adversidad. Constantemente se nos dice: espera, pospón esto, cambia de proceder. Pero he aprendido que vale la pena seguir avanzando exactamente hacia donde queremos, a pesar de los contratiempos, de los ataques, de los avances y retrocesos, del escrutinio al que se nos somete, de los techos de cristal y de los estereotipos, que son fósiles del pasado, si me permiten la expresión. Me parece un camino lleno de recompensas y satisfacciones para las mujeres jóvenes. Por mi parte, esto es lo que vamos a hacer: vamos a seguir mostrando nuestro orgullo por este Parlamento. Para mí es un orgullo estar aquí y demostrar que Europa es algo por lo que vale la pena alzarse. Con lo que votamos e impulsamos en esta Cámara demostramos que, tomando decisiones difíciles, podemos construir un futuro más brillante. Y esto vale la pena. Si no, no vamos a poder motivar a las mujeres jóvenes a que den el paso hacia la política. Tenemos que facilitarles la tarea. Lina, usted ha mencionado lo que le preguntan cuando viene aquí sin su hija. Tenemos que hacer malabarismos cuando trabajamos como madres y como cargos electos. A las 11 tengo que ir a buscar a mi hijo pequeño y llevarlo al médico, porque soy yo quien tiene que hacerlo y lo voy a hacer; y después, a las 11.45 en punto, voy a volver. Tengo que estar ahí por mi hijo. También debo decir que ayer, por ejemplo, en la Comisión AFCO adoptamos una decisión que hace unos meses no habría sido posible. Por fin, en esta Cámara emprendemos el camino para que haya protección y baja de maternidad para las mujeres que dan a luz. Fue prácticamente unánime: hubo un solo voto en contra. Creo que voy a hablar con esa colega para ver qué ha pasado, si ha sido un error o qué. La semana que viene iremos al Pleno y celebraremos una votación lo más robusta posible. No va a ser fácil: necesitamos la unanimidad del Consejo. Necesitamos también la ratificación por parte de todos y cada uno de los parlamentos nacionales, porque se trata de una modificación del Estatuto de los diputados. Pero lo vamos a lograr. Y después del Pleno iré a hablar con sus parlamentos nacionales para garantizar que ratifican lo que, en última instancia, va a ser el camino para asegurar que haya más mujeres jóvenes que se presenten a las elecciones europeas y que puedan tener hijos, si lo desean, durante ese tiempo. Nosotras lo hicimos y tenemos que hacer que para nuestras...
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Colegas, hagámoslo más sencillo: todas y todos deben participar. Les invito a disfrutar de esta semana. Presentemos pasos concretos para todas las mujeres de nuestro continente y sigamos siendo líderes globales en este ámbito. Muchas gracias y que disfruten de la semana.
Muchísimas gracias por su intervención, por su presencia y por promover esta baja por maternidad, que considero fundamental para corregir una discriminación que estamos intentando resolver. Cuente con todas nosotras para convencer a los parlamentos nacionales y a quienes tienen que votar a favor. Doy la palabra a mi compañera, porque hemos preparado esta semana conjuntamente con Andrea, Cristina y Antonella. Todas y todos hemos colaborado muchísimo. También el grupo de trabajo del Parlamento ha hecho un trabajo fantástico, que agradezco profundamente. Antonella, tienes la palabra, y gracias por haber venido a este evento.
Gracias. Voy a intervenir en italiano. Muchísimas gracias a todas. Gracias, señora presidenta Gálvez. Gracias a la presidenta Metsola por estar hoy aquí y por permitirnos soñar. En fin, he tenido cuatro hijos, tres de ellos hijas; estamos intentando equilibrar un poco las cosas. Fantástico. Creo que la igualdad de género aquí existe.
Dejando las bromas aparte, la maternidad nos afecta profundamente a todas. Lo dijimos ayer y lo hemos repetido en todos los eventos. Estaremos a tu lado, porque esta es verdaderamente una gran batalla para el Parlamento Europeo y para los 27 parlamentos que tendrán que aprobar esta propuesta, lo que seguramente generará una reflexión interna. Será una gran oportunidad para las mujeres de este Parlamento y para todas las mujeres europeas. Lo hemos comentado en la mesa y estaremos encantadas de que se apruebe esta medida.
Es la sexta vez que se organiza esta semana. Cada año, conjuntamente con la Presidencia de la Comisión de la Mujer, organizamos este reto, porque reflexionar sobre lo que se está haciendo, dentro y fuera del Parlamento Europeo, y sobre las iniciativas a las que podemos contribuir, es muy importante. La política es compleja, como ha señalado la Presidenta. Las mujeres en política encuentran dificultades porque las condiciones de acceso son distintas y porque recaen sobre ellas obligaciones de cuidado de la familia y de los padres. Vivimos una época en la que desciende la natalidad y aumenta el número de personas mayores. Esto crea desequilibrios que afectan sobre todo a las mujeres.
Como responsables políticas, debemos crear las condiciones adecuadas para que todo el mundo tenga acceso a los mismos servicios y para que todas las personas puedan participar en la vida política, una actividad que, como bien saben, requiere aprovechar los momentos oportunos. La posibilidad de estar en una institución se presenta en un momento; no siempre se elige. Es importante, por tanto, reconocer el itinerario vital que nos lleva a participar en política y aprovechar esos instantes. A través de nuestra responsabilidad y de nuestro trabajo, debemos dotarnos de mejores condiciones.
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Sobre todo, para que las mujeres puedan aprovechar la oportunidad que se presenta en un momento dado. Nuestros compañeros varones deben, evidentemente, disfrutar también de estas oportunidades, pero partimos de una brecha creada a lo largo de los años, y que este asunto se debata en el Parlamento Europeo en el marco de esta semana es muy importante para centrar los objetivos de forma específica. Como decía la Presidenta, hemos querido centrar esta edición en el talento. El talento no tiene género, pero también existen brechas en materia de talento y debemos intentar equilibrarlas.
Ayer escuchamos los testimonios de mujeres que se han enfrentado a enormes dificultades, a las que les ha costado muchísimo llegar a donde están. Ahora se encuentran en la cúspide de sus sectores y profesiones, y nos produjo escalofríos escuchar cómo afrontaron las cosas, la lectura que hicieron de su vida, de sus posibilidades, de su contexto y cómo han logrado llegar hasta aquí. Puede parecer una cuestión sesgada, pero todos somos conscientes de las dificultades que se presentan y tenemos el ánimo suficiente para afrontarlas, poner en común estas experiencias y abordarlas en las comisiones parlamentarias y en las reuniones de los grupos. Es importante escuchar a la sociedad civil, a quienes tienen una voz distinta, porque todos compartimos las mismas exigencias. Por lo tanto, es importante escuchar a todo el mundo.
La política de cohesión, que supone una tercera parte del presupuesto de la Unión Europea, también es clave, y en el debate intenso que celebraremos en los próximos meses será uno de los instrumentos en los que tendremos que centrarnos, sobre todo para que las mujeres puedan contribuir a crear condiciones en los territorios que permitan que la trayectoria que nos ha traído hasta aquí a todas nosotras pueda ser aprovechada por otras.
Concluyo. Hoy contamos con una presidenta de la Comisión de la Mujer que es mujer. La presidenta del Parlamento Europeo es mujer. La mitad de la Mesa está formada por mujeres. Creo que esta cultura es importante. Esta tarde me voy a reunir con las directoras generales del Parlamento Europeo y con las jefas de unidad. Estamos ya por encima del 40%, gracias al instrumento de igualdad de género que se aplica en el Parlamento Europeo y que puede cuantificarse adecuadamente, porque necesitamos datos para dotarnos de políticas e instrumentos que den sus frutos. Este plan de acción se aprobó en la última Mesa y se aplicará en los próximos cinco años. Es, por lo tanto, un instrumento operativo. Y quiero subrayar la competencia de las mujeres aquí y sus méritos.
En 1979 se eligió el primer Parlamento, con un 17% de mujeres entonces. Hoy estamos en el 39%. Creo que en 50 años se ha avanzado muchísimo, porque se ha duplicado el porcentaje. A pesar de que, en los debates que hemos celebrado, como el de ayer, vemos que subsisten muchas dificultades, ya hemos trazado la senda. Invito a todo el mundo a que, desde su visión política y sus ideas, aporte su granito de arena. Todos tenemos la obligación de hacer lo que nos piden los ciudadanos para que, dentro de un tiempo, ya no sean necesarias estas semanas, porque esto esté ya imbricado.
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…y porque todas nosotras, aunque sea con pequeñas actividades, pequeños pasos, hayamos hecho algo para que todo esto sea una realidad. Muchísimas gracias por escucharnos y por la invitación. Les invito a trabajar conjuntamente, poniendo en común, a pesar de las diferencias, nuestras experiencias y creatividades. Lo que se hace aquí debe reflejarse también fuera. Muchísimas gracias y buena semana.
Gracias, vicepresidenta. Gracias, Antonella.
Quizás en el futuro ya no sean necesarias estas semanas, pero el año que viene seguramente todavía la celebraremos.
Vamos a continuar —dice la presidenta— con esta audiencia tan importante. Invito a las intervinientes a subir a la tribuna. ¿Están listas? Fantástico.
Vamos a escuchar las intervenciones de las oradoras invitadas. Es un placer contar con su presencia hoy aquí. La señora O’Connor estará conectada a distancia; espero que ya esté conectada. Les ruego que respeten el tiempo de siete minutos para que dispongamos después de un turno de preguntas y respuestas. Tras las preguntas, podrán responder.
Empezamos con la doctora Maya Herman, primera interviniente, psiquiatra y psicoterapeuta especializada en psiquiatría social. Sin más dilación, tiene la palabra.
Muchísimas gracias. Gracias por haberme invitado. Voy a intervenir en polaco, porque me será más fácil hablar en mi lengua materna. Pónganse, por favor, los auriculares. Soy de Polonia.
Señora presidenta, señoras y señores, muchas gracias por la invitación. Me llamo Maya Herman y soy psiquiatra. Hoy les diré algo psiquiátrico, pero también algo femenino. Quisiera hablar con todas ustedes. Soy psiquiatra y psicoterapeuta y, desde hace 20 años, trabajo con mis pacientes. Hoy, a los 45 años, estoy aquí para hablar de mi experiencia profesional y personal. Quisiera empezar con algunas cifras. Soy médica. Para una mujer es muy importante que yo diga esto, porque…
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En Polonia, el 60 % de los médicos son mujeres, pero nunca una mujer ha presidido el colegio de médicos a nivel nacional. Esta institución existe desde hace 50 años y jamás ha contado con una mujer en su presidencia. Actualmente hay una mujer en su estructura, pero no en el nivel más alto. Es fundamental cambiar esta situación, porque hay muchas mujeres bien formadas que no pueden influir en el sistema. Ese sistema, creado por los hombres y para los hombres, privilegia una racionalidad fría, lo cual está sobredimensionado y no siempre es positivo.
Señoras y señores, persisten numerosos mitos en nuestra cultura. No existe acción sin emoción. Todo lo que nos impulsa a actuar son emociones, aunque a menudo las llamemos de otro modo. En los hombres se habla de ambición, competencia, determinación o agresividad; en las mujeres se destaca la empatía o la cohesión. Lo importante es alcanzar un equilibrio justo entre todas las emociones. En mi práctica como psiquiatra constato que muchas mujeres temen ser consideradas excesivamente emotivas. Es esencial poder expresar y gestionar adecuadamente las emociones en cualquier relación.
Acaban de votar sobre el derecho al aborto. En ese debate, tanto hombres como mujeres se ven influidos por sus emociones. Ello demuestra la importancia de la causa por la que han luchado tantas personas. Estoy convencida de que la educación emocional debería ser la piedra angular del liderazgo contemporáneo. Debemos aprender a gestionar bien nuestras emociones. Todos los aquí presentes sienten emociones; no es un insulto, es un hecho.
Si empezamos a educar y a hablar abiertamente del sistema emocional; si las niñas, desde jóvenes, aprenden cuestiones como el papel de las hormonas y cómo el cuerpo influye en nuestras decisiones; y si los chicos comprenden cómo funcionan los ciclos hormonales femeninos y que ello no es negativo, dejaríamos de hablar del liderazgo como un atributo masculino o femenino para entenderlo como distintas formas de afrontar la misma realidad. La biología es importante y debemos reconocerla.
Tengo 45 años, estabilidad financiera y 20 años de experiencia, y estoy en la perimenopausia, una etapa por la que todas pasaremos. Muchas mujeres, en un momento dado, desaparecen de la vida pública no por elección, sino porque nadie les ha explicado qué les está ocurriendo. La perimenopausia influye en la función cognitiva, en el estado de ánimo y en las emociones. Muchas abandonan su vida profesional por todo ello; por eso es crucial saber exactamente qué ocurre en el cerebro.
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Estas hormonas regulan no solo la reproducción, sino también la cognición y la gestión de situaciones. Todas ellas afectan a las funciones cognitivas de la mujer en el periodo de la menopausia. A menudo se requiere una buena atención ginecológica y médica para que las mujeres puedan encontrarse en su mejor estado posible. Cuando integremos todo esto, podremos construir un sistema de apoyo que acompañe a la mujer desde la pubertad, pasando por la maternidad, hasta la menopausia.
Sabemos que las mujeres deben estar activas en la política y en los negocios, pero mis argumentos también se dirigen a quienes prefieren un modelo de vida más tradicional: quienes se quedan en casa con los hijos, cuidando de los padres. Las emociones también son importantes, y todo lo dicho se aplica en estos casos. No quiero entrar en radicalismos que valoran únicamente a determinados tipos de mujeres. Me dirijo a millones de mujeres que luchan contra el patriarcado en sus familias, en sus pequeñas empresas y en sus pueblos; mujeres que optan por una carrera familiar, siendo plenamente conscientes de ello. Con esas decisiones, el cambio ya está en marcha.
Para concluir, quiero citar un extracto de prensa. En 1914, un periódico de Varsovia escribió que las sufragistas inglesas seguían luchando y que, en el mundo, la vitalidad asociada a una buena organización siempre garantiza el éxito. Ha pasado más de un siglo desde ese breve extracto y creo que la vitalidad de la organización es la mayor virtud de las mujeres dirigentes. He aquí una estrategia: las emociones guían la motivación; la motivación conduce a la acción; y una buena organización permite combinar ese potencial. Debemos seguir recordándonoslo a nosotras, a los hijos y al mundo entero, a todos los que todavía no escuchan a las mujeres. Muchas gracias.
Muchas gracias por haber abordado también temas de gran importancia para esta comisión, en particular la perimenopausia. Sabemos que sigue siendo un tabú. A menudo no sabemos en qué situación nos encontramos y la sociedad tampoco comprende bien esta etapa; es algo difícil. Sin embargo, hay muchas mujeres que están atravesándola y que, debido a ello, abandonan el mercado laboral antes que los hombres. Necesitamos más investigación y más concienciación, entre otros aspectos.
Tiene la palabra la señora Joana Burnos —espero haber pronunciado correctamente su nombre—, fundadora del Instituto Lideris, experta del equipo Team Europe Direct y conferenciante. Es una de las voces más activas en el liderazgo de la mujer y en los asuntos internacionales. Gracias por estar aquí. Adelante.
Estimada presidenta, estimados miembros de esta comisión, señoras y señores invitados: siempre me han dicho que el progreso nunca llega ni rápido ni fácilmente. Estas palabras nos recuerdan que cada paso hacia adelante, especialmente en el liderazgo de las mujeres, siempre conlleva esfuerzo. El progreso exige determinación, y Europa no puede permitirse ralentizar el ritmo; al contrario, debemos acelerarlo. Dadas las tensiones geopolíticas y los retrocesos, tenemos que avanzar más rápido que nunca.
El mayor desafío no es la falta de recursos, sino el desperdicio del potencial no aprovechado. El liderazgo de las mujeres en la política es uno de esos filones por explotar. Durante demasiado tiempo se ha visto de otra forma, no como un motor de cambio. La inversión en liderazgo femenino es esencial: no es solo una cuestión de justicia y de valores democráticos; es una cuestión de poder, de propósito y de prosperidad.
¿Cuál es el panorama actual? Hemos hablado de una brecha del 30%. Queramos ser más ambiciosas. El 33% de los escaños nacionales están ocupados por mujeres. Sí, es una situación más halagüeña que hace una década, pero sigue estando muy lejos de la paridad.
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En el Parlamento Europeo tenemos un 39% de mujeres y el Parlamento lidera con este porcentaje. Quisiera dar las gracias, porque también en esta sala veo tantas buenas referentes para adoptar una senda de transparencia y de liderazgo de las mujeres. Como ponente principal de Team Europe y también como conferenciante a nivel local en Polonia, veo cómo todas las directivas que se han aprobado son importantes y allanan el camino hacia una Europa mucho más igualitaria. No obstante, en cuanto al liderazgo de las mujeres en las esferas políticas, necesitamos más estrategia, ahora más que nunca.
Europa se encuentra en una encrucijada. Vivimos en un mundo interconectado, con desafíos que nos redefinen, con crisis nuevas. Y el potencial de las mujeres es esencial para afrontar cada una de ellas. Es esencial.
Primer desafío: la transformación laboral. Sabemos que las mujeres tienden a abrazar políticas más inclusivas, con horarios de trabajo más flexibles, etcétera. Y esto impulsa nuestra productividad y nuestra participación.
Segundo desafío: las cadenas de suministro e independencia digital. La independencia digital sin las mujeres no es independencia. El liderazgo con diversidad de género, los equipos más diversos, se centran en cadenas de suministro alternativas, en nuevos mercados, y muestran una mayor proclividad a gestionar de forma innovadora esos aspectos críticos.
Tercer desafío: la competitividad. Mejorar la competitividad de aquí a 2050 podría aumentar el PIB per cápita en un 10%. La competitividad de la Unión Europea empieza por gestionar mejor el talento; no debe consistir en desperdiciar potencial alguno. Aprovechar el potencial de las mujeres es esencial; de lo contrario, lo estaremos desaprovechando.
Cuarto desafío, no menos importante: la defensa y la resiliencia. Tan solo el 7% de las personas negociadoras de paz en el mundo son mujeres, según las Naciones Unidas. Sin embargo, los acuerdos de paz que cuentan con su participación tienen un 35% más de posibilidades de perdurar a largo plazo, durante 15 años. Debemos recordarlo y ser más cautos respecto a quién se sienta en la mesa, en la mesa de negociación sobre Ucrania o sobre cualquier otro conflicto. Cuando las mujeres participan, la paz también perdura.
Los desafíos, las crisis, los datos, están muy bien, pero quiero pasar a algo más emocional, algo que me toca de cerca y que nace de mi propia experiencia. En 2018 formé parte de la Academia Europea de la Mujer, una academia para mujeres en la política en toda Europa. Esa experiencia me cambió por completo y, desde entonces, me he marcado una nueva misión: empoderar a las mujeres en toda Europa. Esta misión reposa en cuatro pilares: autoaceptación, autoconciencia, autogestión y autodesarrollo. No son principios abstractos; son los cimientos de toda mi labor. Mi trabajo con mujeres en Polonia, en los Balcanes Occidentales, en Moldavia y en Europa Occidental así lo demuestra.
Con una academia de mujeres en los Balcanes hemos formado a mujeres para que den el paso a la política, para que lideren con confianza y para que luego regresen a sus países como líderes de partidos, como creadoras de organizaciones femeninas dentro de sus partidos y como emprendedoras. Cuando me reúno con mujeres de Sarajevo, Belgrado o Pristina, percibo esa misma determinación con la que se construyó Europa en primer lugar. Son una muestra viviente de que la resiliencia es la mejor energía...
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