Committee on Development - Committee on Development Ordinary meeting - Room: SPINELLI 1G2
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Muy bien, vamos a empezar y a pasar al siguiente punto del orden del día, el punto número 4: el intercambio de opiniones en el marco de la Semana Europea de la Igualdad de Género. Empezaremos abordando cómo promover el debate para reforzar los derechos de las mujeres y de las niñas.
En octubre del año pasado se cumplió el 25º aniversario de la Resolución 1325 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas sobre Mujeres, Paz y Seguridad, un hito que reconoció el impacto negativo de los conflictos en mujeres y niñas y subrayó la importancia de su participación en los procesos de paz. Durante estos 25 años se ha establecido un marco normativo sólido y se han aprobado 10 resoluciones del Consejo de Seguridad. No obstante, la ejecución efectiva de la Agenda de Mujeres, Paz y Seguridad sigue afrontando importantes retos. Uno de ellos es asegurar un enfoque de desarrollo, paz y humanitario con perspectiva de género, promoviendo la participación igualitaria y plena de las mujeres en el liderazgo en todas las fases de la construcción de la paz, de la cooperación al desarrollo y de la ayuda al desarrollo.
La Unión Europea, como uno de los principales donantes de ayuda humanitaria y al desarrollo, tiene un papel fundamental que desempeñar en este contexto. Las organizaciones de mujeres operan en países afectados por conflictos y fragilidad y desempeñan un papel clave, porque conocen la realidad sobre el terreno y pueden traducir los compromisos globales en acciones concretas.
Este intercambio de opiniones es una oportunidad para debatir todo ello con nuestras tres ponentes: la señora Sofía Kaltrop, directora de la Oficina de Ginebra de Ayuda Humanitaria; la señora Chiara Adamo, jefa de Unidad de Gobernanza, Democracia, Igualdad de Género y Derechos Humanos en la DG INTPA de la Comisión Europea; y la señora Sandrine Lusamba, coordinadora nacional de Solidaridad Femenina para la Paz y el Desarrollo Integral, que se une a nosotras desde Kinshasa, en la República Democrática del Congo, país que visitamos recientemente y en el que nos reunimos con mujeres que habían sufrido violencia.
Concederemos seis minutos a cada ponente. Para empezar, tiene la palabra la señora Sofía Kaltrop, directora de la Oficina de Ginebra. Adelante.
Muchas gracias, señor presidente. Muy buenos días a todos. Es para mí un placer estar aquí y poder explicarles lo que estamos haciendo y cómo podemos trabajar todos juntos para promover la agenda de Mujeres, Paz y Seguridad.
Como saben, atravesamos una crisis internacional sin precedentes. Coincidiendo con el aniversario de la resolución, nos enfrentamos a múltiples conflictos. Hablamos de más de 600 millones de mujeres que viven en la proximidad de zonas en conflicto, y de muchos millones de mujeres y niñas desplazadas por conflictos y crisis. Al mismo tiempo, observamos niveles muy elevados de violencia sexual relacionada con los conflictos; según nuestras cifras, hasta un 87% de las mujeres que viven cerca de conflictos se han visto afectadas en los últimos años. También hemos constatado que el número de niñas y mujeres que mueren en conflictos armados ha aumentado durante los dos últimos años.
Como ocurre en todas las crisis y conflictos, las mujeres y las niñas no son solo víctimas: son cuidadoras, constructoras de paz y agentes de cohesión, y es imprescindible garantizar su papel en todas las fases de los procesos de paz. Pese a ello, solo alrededor del 0,4% de las mujeres participan en estos contextos. Y lo estamos constatando en las crisis actuales.
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Las organizaciones de mujeres se ven sobre el terreno profundamente afectadas. Y esto es un auténtico fracaso. Es un fracaso que no nos podemos permitir y que tenemos que abordar. Los conflictos desestabilizan y frenan la consecución de los ODS y de los objetivos de desarrollo nacional. Para nosotros, las respuestas tradicionales al desplazamiento y a las crisis han demostrado no ser adecuadas. En los últimos años y ante las últimas crisis, hemos visto que necesitamos soluciones innovadoras que tengan en cuenta la diversidad de las mujeres y de las niñas y que se integren en todos los proyectos. Conseguir soluciones para las personas desplazadas, especialmente para las mujeres y las niñas, exige esfuerzos de todos los actores, sobre todo de los Estados, desde el principio y también en situaciones de emergencia. Las mujeres de Afganistán, Gaza, Sudán y Haití tienen un papel activo. Nos cuentan sus problemas y debemos tener presente que es esencial incluirlas en todos los procesos de paz. Cuando las mujeres lideran, hay paz —todos lo sabemos— y las sociedades se vuelven más inclusivas. Eso es lo que más necesita el mundo ahora mismo.
Para alcanzar este objetivo, hay una serie de acciones vitales que tenemos que emprender de forma conjunta. En la ONU tenemos cuatro prioridades clave. En primer lugar, financiar a las organizaciones de la sociedad civil en el marco de la ayuda humanitaria, incluida la construcción de la paz. Las mujeres que lideran estas asociaciones son las que responden antes a cualquier crisis, porque tienen la credibilidad y la confianza necesarias para canalizar ayuda de forma directa y para representar a quienes suelen quedar atrás en la gobernanza de los esfuerzos de reconstrucción. En segundo lugar, garantizar la participación activa de las mujeres. Cuando las mujeres participan, la respuesta humanitaria es mucho más eficaz y los acuerdos de paz son más sostenibles, inclusivos y legítimos. Las mujeres tienen que ser negociadoras y mediadoras, no meras observadoras. La participación de las mujeres en los procesos de paz debe ser el punto de partida, no el punto de llegada. En tercer lugar, proteger a las mujeres como actoras humanitarias, constructoras de paz y defensoras de los derechos humanos. Las mujeres no pueden participar de verdad si se sienten intimidadas o si sufren abusos en línea, como vemos que ocurre hoy. Necesitamos una política de tolerancia cero que se convierta en norma global. En cuarto lugar, utilizar los datos de los que disponemos para orientar y supervisar toda la respuesta a las crisis, así como los planes de reparación, reconstrucción y construcción de la paz. Así nos aseguraremos de que las necesidades de las niñas y las mujeres se tengan en cuenta, que se reconozcan sus capacidades y se les preste apoyo.
Desde la ONU queremos apoyar a la Unión Europea en sus esfuerzos, que están liderando este ámbito, y me gustaría ofrecer algunos ejemplos. En Afganistán estamos aportando financiación, formación y creación de capacidades para más de cien organizaciones de mujeres en 19 provincias, de modo que puedan ofrecer servicios esenciales como atención sanitaria, educación y apoyo económico. También se están ejecutando iniciativas a pequeña escala en ámbitos como el emprendimiento y la alfabetización. En Gaza estamos lanzando ahora un programa para garantizar que las mujeres y las niñas estén en el centro de los esfuerzos de reconstrucción. Además, estamos desarrollando un marco de financiación para las organizaciones de mujeres y para la sociedad civil, en colaboración con fondos de la ONU, a fin de luchar contra la violencia contra las mujeres. Existe una iniciativa para movilizar 300 millones para estas organizaciones, como parte del Plan de Aceleración y de los compromisos del Secretario General. Todo ello es relevante para el papel que debe desempeñar la Unión Europea. Su brújula, sus planes y sus iniciativas ofrecen oportunidades para dar respuestas eficaces y atajar las causas de fondo. Para ello, no solo debemos invertir en defensa, sino también en paz.
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La igualdad de género y la participación de las mujeres están en el centro de la seguridad y del desarrollo. Las políticas de liderazgo de la Unión Europea, a través de instrumentos financieros, la diplomacia y otras herramientas, pueden establecer un ejemplo a nivel mundial para garantizar la inclusión de las mujeres y las niñas y el respeto de los derechos humanos. Así lograremos una paz duradera. Desde la ONU, seguiremos impulsando esfuerzos conjuntos para asegurar que la agenda de Mujeres, Paz y Seguridad se tenga en cuenta. Muchísimas gracias, señor presidente.
Muchísimas gracias, Sofía. Son muchos los aspectos sobre los que podemos debatir a medida que avancemos en nuestra reunión. Doy ahora la palabra a la señora Chiara, de la DG INTPA. Adelante.
Muchísimas gracias. Como ha mencionado el presidente al principio, la Unión Europea cuenta con un marco político sólido en materia de Mujeres, Paz y Seguridad, y estamos firmemente comprometidos con la aplicación de las resoluciones pertinentes, así como con la igualdad de género y los derechos humanos. Esto se ha confirmado recientemente: la Comisión Europea presentó en marzo la hoja de ruta de derechos de las mujeres, que fue aprobada en octubre por el Parlamento Europeo. Contamos, por tanto, con las herramientas necesarias para desempeñar un papel relevante en la ejecución de esta agenda.
El 25º aniversario de la resolución constituye una oportunidad para celebrar los avances logrados. Sin embargo, como señalaba nuestra colega, no podemos ignorar que las promesas de esta agenda siguen sin cumplirse para millones de mujeres y niñas atrapadas en conflictos y crisis, muy especialmente en Sudán y en Gaza. En Sudán, por ejemplo, las mujeres sufren violencia sexual, trata, violaciones y matrimonios forzados, utilizados como herramientas de terror para desestabilizar comunidades enteras. Esto evidencia la necesidad de abordar las desigualdades de raíz. Pese a ser quienes más padecen los conflictos, las mujeres siguen excluidas de los procesos de paz: en los últimos cinco años, solo el 7% de los negociadores y el 14% de los mediadores han sido mujeres. Si aspiramos a una paz duradera, su inclusión es imprescindible.
En este contexto, deseo formular tres observaciones a modo de orientación para el debate:
- Primero, la agenda de Mujeres, Paz y Seguridad no puede aplicarse de forma aislada; debe integrarse de manera transversal en las políticas y en la acción operativa para obtener resultados sostenibles. A tal efecto, hemos establecido una prioridad específica dentro del Plan de Acción de Género de la UE, de modo que los objetivos de Mujeres, Paz y Seguridad se incorporen al marco más amplio de ejecución, incluidos los planes a nivel de país que nuestras delegaciones de la UE implementan sobre el terreno. Asimismo, es esencial un diálogo estructurado que incluya a las mujeres, y que involucre a los gobiernos y a la sociedad civil a escala nacional.
- Segundo, a nivel global, subrayamos la importancia de un desarrollo inclusivo y sostenible como condición para una paz duradera. La igualdad de género está estrechamente vinculada a la fragilidad: los datos muestran avances en los ODS, pero aún queda mucho por hacer para alcanzar el ODS 5.
- Tercero, nuestro enfoque se basa en las recomendaciones de la OCDE sobre el enfoque nexo humanitario-desarrollo-paz, que reconoce la igualdad de género como motor de resiliencia.
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…pero importante para una paz sostenible. En el enfoque integrado que mencionaba anteriormente, necesitamos acabar con la actuación de forma aislada. En ese sentido, hay cierto progreso en Somalia, por ejemplo. Tenemos programas con sistemas de alerta temprana que incorporan a las mujeres, también en el Sahel, donde hemos vinculado a las organizaciones de mujeres con las estructuras de paz. Así vemos que el liderazgo de las mujeres puede ser un puente entre el desarrollo, la respuesta humanitaria y la consolidación de la paz.
El otro comentario que quería hacer es que necesitamos respuestas centradas en las personas, teniendo en cuenta las circunstancias a nivel local. Volveremos sobre ello cuando intervenga la siguiente oradora sobre la República Democrática del Congo. Para ello, necesitamos un análisis completo. Como se ha mencionado, es importante empezar por los datos y las evidencias disponibles, para saber exactamente qué debemos hacer y en qué contexto actuamos. Contamos con mucha experiencia gracias a Estados miembros como Suecia y su compromiso con los análisis con perspectiva de género.
Hay otro reto importantísimo: cómo avanzar en países que no solo son frágiles, sino que además atraviesan crisis políticas, como el Sahel o Afganistán. Hemos comprobado que sigue siendo fundamental trabajar con la población y con las organizaciones de mujeres para determinar qué es posible hacer sobre el terreno. Esto es crucial, y actuamos en ese sentido junto con la ONU. En este contexto, debemos situar a las mujeres en el centro de nuestro enfoque. Se ha mencionado la protección: la protección de las organizaciones y de las personas defensoras de los derechos de las mujeres, la prevención del abuso y la explotación sexuales, lo que incluye también a hombres y niños. La protección es importante, pero no basta.
Hay programas, como en Sudán, en los que se ha impulsado la participación de las mujeres en los procesos de paz y en la transición gubernamental, y, como ya he señalado, en los procesos de rendición de cuentas, incluida la documentación de violaciones en el marco de la jurisdicción internacional. En la República Democrática del Congo, de la que hablaremos a continuación, existen grupos de coordinación de género junto con el Reino Unido y estamos poniendo en marcha un plan de acción nacional. Como habrán visto, hay programas sobre el terreno, incluidos dos centrados en la violencia de género. Además, estamos apoyando al Fondo de Supervivientes para proporcionar apoyo psicosocial y de salud mental a quienes han sufrido violencia sexual.
Las organizaciones de mujeres son cruciales y no reciben financiación suficiente. A nivel de la Unión Europea estamos haciendo cuanto podemos, ofreciéndoles financiación flexible y a largo plazo. Hemos triplicado el apoyo en los dos últimos años. Asimismo, queremos financiar a los grupos de mujeres en contextos frágiles para darles mayor visibilidad.
El último punto que quería hacer —y me disculpo por excederme de los dos minutos— es que, para ser eficaces, debemos coordinarnos. Les daré dos ejemplos sencillos, pero muy importantes. En 2024, la UE y Naciones Unidas realizaron el primer análisis de conflictos con perspectiva de género, lo que condujo a acciones coordinadas sobre el terreno. En Liberia, por ejemplo, ya estamos trabajando con programas pertinentes. En segundo lugar, el enfoque Team Europe: en la Comisión hemos lanzado un ejercicio de cartografiado de las intervenciones en el marco de la agenda de Mujeres, Paz y Seguridad (WPS). Hacemos mucho, pero debo decir que no tenemos una visión de conjunto; hay fragmentación porque —y voy a hablar técnicamente— no existe un código DAC.
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…para ver que tenemos una buena instantánea de quién hace qué y dónde, para evitar el solapamiento y detectar lagunas, y acercarnos a los Estados miembros para ver cómo podemos actuar de manera más eficaz. Esto se puede observar en diferentes lugares. Puedo mencionar Chad, por ejemplo, donde, de manera coordinada con los Estados miembros, hemos desarrollado el mecanismo para promover esta agenda. Y, finalmente, también hemos encargado la evaluación del Plan de Acción de Género, que se publicará en las próximas semanas, a fin de disponer de una idea clara del apoyo a las mujeres en situaciones y sectores en crisis y alimentar el avance de nuestras prioridades futuras. Muchas gracias.
Perfecto, Kiara, apreciamos mucho este trabajo de política que tiene lugar desde la DG INTPA y la coordinación en la Comisión. Vamos ahora a intentar escuchar a Sandrine Luzamba, que está en línea, coordinadora nacional de SOFEPADI, y que se une a nosotros desde la República Democrática del Congo. Desgraciadamente, la calidad de la conexión con Sandrine no es suficiente para ofrecer interpretación de calidad. No podremos interpretar a Sandrine.
Thank you very much. It’s a great honor to address you on behalf of the Solidarity of Women for Peace and Integrated Development (SOFEPADI), which is a Congolese women-led organization that has been working for nearly 25 years alongside conflict-affected communities in the eastern Democratic Republic of Congo. SOFEPADI is also a member of CONAFOD, which is a platform bringing together national humanitarian and development NGOs in the DRC. As we mark the 25th anniversary of Resolution 1325, we honor the courageous vision that placed women at the heart of peace and security efforts. Yet in the DRC, this resolution remains above all a call to action because peace is neither achieved nor equitable. It requires today a genuine articulation of humanitarian, development and peace-building efforts through a gender-responsive approach.
The Congolese context continues to be marked by protracted conflict, massive displacement, and the collapse of essential services. For women, this is living at the crossroads of harm, violence, economic exclusion, and social discrimination. And yet, they remain standing. They sustain families, rebuild communities, and lead local peace initiatives. SOFEPADI is represented mainly in Ituri and North Kivu, supports women through survivor-centered services, community mediation, and women’s leadership in conflict prevention and peace-building.
However, women continue to be marginalized in decision-making spaces and receive less than 1% of direct humanitarian funding, despite being at the heart of local response mechanisms. As one woman in Bunia told me last week, we have been talking about peace for years, but we are rarely allowed to build it. In the DRC, the nexus is not a concept. It is a matter of survival. Humanitarian action alone cannot compensate for the collapse of public services or decades of conflict. We urgently need flexible, integrated funding capable of addressing emergencies while supporting resilience and recovery.
25:00
Los retrasos logísticos, los cortes de carretera, la inseguridad y los bloqueos administrativos incrementan drásticamente los costes mientras millones de personas siguen sin asistencia. Por ello, pedimos una coordinación más estrecha entre los actores humanitarios, de desarrollo y de paz; una financiación anticipatoria y ágil que garantice la continuidad entre la ayuda de emergencia y la recuperación; y una inclusión significativa de los actores locales, especialmente de las organizaciones dirigidas por mujeres, en la planificación y la implementación.
Las raíces del conflicto en la República Democrática del Congo (RDC) son también estructurales y económicas. La inseguridad en la tenencia de la tierra, la deficiente gobernanza de los recursos naturales y la injusticia social alimentan la violencia. Las mujeres, a menudo excluidas de las decisiones económicas y sobre la tierra, soportan la mayor carga de estas desigualdades. Deben estar en el centro de las reformas sobre derechos de la tierra, gobernanza de los recursos naturales y gestión comunitaria. Su participación fomenta la transparencia, la cohesión social y la rendición de cuentas; sin ella, no es posible una solución sostenible.
En nombre de SOFEPADI y de organizaciones congoleñas dirigidas por mujeres, recomendamos: aumentar la financiación directa, flexible y plurianual para las organizaciones locales lideradas por mujeres que trabajan en el nexo humanitario, de desarrollo y de paz; asegurar la continuidad de los servicios esenciales —salud, agua, energía y educación— como prioridades humanitarias básicas; invertir en la gobernanza local y en la gestión sostenible de los recursos naturales; reforzar la coordinación y la planificación compartida entre donantes, autoridades y sociedad civil; y proteger a las mujeres, a las defensoras de los derechos humanos y a las líderes comunitarias, cada vez más atacadas por su compromiso.
Para concluir mi intervención, señorías: las mujeres en la RDC ya están en primera línea de la paz y la recuperación. No esperan a ser rescatadas: construyen, innovan y resisten. Pero su valentía no puede sustituir la responsabilidad humanitaria. La Unión Europea tiene un papel crucial para transformar los compromisos en acciones concretas, apoyando e invirtiendo en la paz local, la justicia social y en las propias mujeres. Como decimos a menudo en SOFEPADI: la paz no se declara, se construye, y las mujeres son sus arquitectas. Muchas gracias.
Muchas gracias. Como aprendí en mi visita a la República Democrática del Congo, viví esa realidad. Les pido disculpas por la ausencia de interpretación y les ruego paciencia. Doy ahora la palabra a las y los diputados para sus comentarios. Comenzamos con el coordinador del PPE, el señor Lukas Mandl.
Muchas gracias, señor presidente. Gracias a las tres intervinientes. Me ha gustado mucho escuchar lo que han expuesto. Como acabamos de oír, las mujeres son las arquitectas de la paz, y esta es una excelente conclusión que resume las tres intervenciones. Seré breve y quisiera subrayar una vez más la iniciativa HeForShe. Hablamos de ello el año pasado en Nueva York, en la oficina del Parlamento Europeo allí, y nos gustaría impulsar algo similar aquí en el...
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