Parlamento Europeo ENVI – Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria

Parlamento Europeo - ENVI – Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria - 6 de noviembre de 2025

6 de noviembre de 2025
17:00

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Muy buenos días y gracias a todas y todos por su presencia, especialmente a mi copresidenta, Marie‑Agnes Strack‑Zimmermann, presidenta de la Subcomisión de Seguridad y Defensa (SEDE). Celebramos hoy una sesión conjunta entre ambas comisiones. Para la Comisión FEMM es especialmente importante, al encontrarnos en la Semana de la Igualdad de Género; integrar este tema de forma transversal es esencial y forma parte de nuestro mandato. Conmemoramos el 25º aniversario de la Resolución 1325 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, sobre Mujeres, Paz y Seguridad. Es un honor contar con la asesora de políticas de ONU Mujeres, Sara Douglas, quien pronunciará la ponencia principal antes de abrir el primer panel sobre la aplicación de la Agenda de Mujeres, Paz y Seguridad y, en particular, la experiencia ucraniana en esta mesa redonda. Escucharemos, desde la línea del frente, a la capitana Olja Bejar, jefa de la Sección 119 de la 119.ª Brigada de las Fuerzas Armadas de Ucrania. Después reflexionaremos sobre los logros alcanzados y los retos de futuro con la doctora Magdalena Barán y, por último, con la Embajadora para la Igualdad de la Unión Europea, Otmayuk Lish, cerraremos con la perspectiva de la Unión Europea. Queridas colegas e invitadas, la Resolución 1325 fue un auténtico hito para nosotras en la Comisión FEMM. Es fundamental que se tenga en cuenta a las mujeres, no solo por el impacto desproporcionado que los conflictos tienen sobre ellas —incluidos crímenes sexuales, violaciones y otras formas de violencia—, sino también por la importancia de que estén presentes en los espacios donde se negocia la paz, donde seguimos infrarrepresentadas. Ayer, en una audiencia, una catedrática irlandesa recordaba que Mary Robinson, expresidenta de Irlanda, dijo que los problemas de la contaminación y del cambio climático fueron provocados en gran medida por los hombres, pero necesitan respuestas de las mujeres. María, ¿puede confirmar lo dicho? —Efectivamente—. Abordemos, pues, el conflicto y la guerra con el mismo enfoque: veamos si podemos dar una respuesta feminista. Me complace haber contribuido a esta resolución. Decíamos ayer que somos diez mujeres más en la Unión Europea; ya contamos con presidentas al frente de comisiones. Vamos por buen camino en el Parlamento Europeo. Muchísimas gracias por ayudarnos a organizar esta sesión conjunta. Marie‑Agnes Strack‑Zimmermann: Gracias, colegas. Efectivamente, celebramos el 25º aniversario de la Resolución 1325 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, sobre Mujeres, Paz y Seguridad. Esta resolución fue un punto de inflexión, pues reconoce el impacto del conflicto en las mujeres y el papel esencial que desempeñan en la seguridad, la paz y en la prevención y resolución de conflictos. Es muy importante subrayarlo. La semana pasada, con Tobias Krema y otros colegas, viajamos en una fragata.
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En un buque de guerra italiano en el Mar Rojo navegaban 200 marineros, 35 de ellos mujeres. Mi colega y yo celebramos una breve reunión con todas ellas para conmemorar esta efeméride; apenas 15 minutos, porque tenían mucho trabajo que hacer. Es fundamental que las mujeres jóvenes estén allí, a bordo de un buque de guerra: ello demuestra que las cosas están cambiando incluso en la Marina. Por ello, la Unión Europea está firmemente comprometida con la plena aplicación del programa sobre Mujeres, Paz y Seguridad y con la integración sistemática de la perspectiva de género en todas las políticas de la UE. El Parlamento Europeo ha desempeñado un papel fundamental al reforzar la participación de las mujeres en la prevención de conflictos, el mantenimiento y la consolidación de la paz, así como en los ámbitos de la seguridad y la defensa. En ese sentido, la Comisión de Seguridad y Defensa es activa y reclama una aplicación práctica de la política de género en dichos ámbitos. Sin embargo, todos sabemos que existe una brecha entre las ambiciones y la ejecución de la agenda de Mujeres, Paz y Seguridad, y debemos redoblar esfuerzos para cerrarla. Es un placer haber organizado esta audiencia conjunta con ese objetivo. Doy ahora la palabra a Sara Douglas, asesora de ONU Mujeres. Dispone de siete minutos. Muchísimas gracias, señoras Presidentas, y gracias por brindarme la oportunidad de dirigirme a ustedes. La semana pasada conmemoramos el vigésimo quinto aniversario de la resolución 1325 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Digo: conmemoramos, no celebramos; la participación de las mujeres en los procesos de paz sigue siendo la excepción y no la regla, 25 años después. En 2024, solo el 9% del personal de mantenimiento de la paz y el 14% de las personas mediadoras fueron mujeres, y en muchísimos procesos no hubo ninguna mujer. Estas constataciones se producen en un mundo en el que millones de mujeres viven a menos de 50 kilómetros de un conflicto armado, la cifra más alta registrada. La violencia sexual ha aumentado un 80% y el número de niñas y mujeres afectadas por conflictos se ha cuadruplicado en los últimos años. Las mujeres quedan excluidas de la toma de decisiones mientras cargan con el peso más oneroso de las guerras. Y, sin embargo, desde aquella resolución se han logrado avances sin precedentes. Se ha consolidado el principio de participación plena de las mujeres. Más de 50 países cuentan ya con planes de acción nacionales sobre Mujeres, Paz y Seguridad, y cerca de la mitad incluyen compromisos específicos para la participación activa de las mujeres. También sabemos qué funciona: en Colombia y en Sudán del Sur, los enfoques multidisciplinares han abierto espacio para que las mujeres incidan en los programas; en Siria y en Libia, las mujeres líderes han aprovechado las transiciones para construir un futuro pacífico para sus países. En Ucrania, las organizaciones de mujeres están en primera línea, prestando servicios y sosteniendo el tejido social. Se han dado pasos para aumentar el número de mujeres en las fuerzas armadas, tanto en los ejércitos nacionales como en las operaciones de mantenimiento de la paz, por ejemplo en Mozambique y en la República Centroafricana, con apoyo de la Unión Europea. En este momento crucial, ¿qué estrategias pueden revertir las tendencias negativas? La respuesta es clara. Primero, garantizar la participación directa de las mujeres. Nuestra experiencia demuestra que, cuando las mujeres participan, los acuerdos de paz duran más, son más inclusivos y más legítimos. Las mujeres en las fuerzas armadas recaban inteligencia, conectan con las comunidades locales y garantizan servicios más adecuados para las poblaciones a las que sirven. En segundo lugar, el trabajo de paz de las mujeres debe ser respaldado y protegido.
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En el pasado, menos del 0,4% de las ayudas internacionales alcanzaron a las mujeres en escenarios de conflicto. Esta es una prioridad. ONU Mujeres creó el Fondo Humanitario para Mujeres, que el año pasado apoyó a medio millón de personas, así como a organizaciones de mujeres y lideresas de derechos humanos en numerosos países. Debemos velar por una financiación adecuada para la paz y la seguridad dentro de este pilar. El marco financiero plurianual debe ir más allá de los compromisos actuales y garantizar fondos específicos para la igualdad de género en el ámbito de la paz y la seguridad, así como para las organizaciones de mujeres que trabajan en primera línea de las crisis. La credibilidad de Europa como adalid de la igualdad depende de que estos elementos no sean marginales, sino pilares centrales de la financiación europea. En tercer lugar, proteger a las mujeres que trabajan por la paz y defienden los derechos humanos. Las mujeres no pueden participar de forma significativa si se enfrentan a represalias, intimidación o abuso en línea. La tolerancia cero frente a estos ataques debe ser la norma. Al conmemorar 25 años desde esta resolución, así como la Agenda de Beijing y la Carta de los Derechos Humanos, se trata de que los derechos de las mujeres sean la regla y no la excepción. Las mujeres de Afganistán, Ucrania, Sudán y Haití nos enseñan lo mismo: terminemos la guerra, reforcemos el derecho internacional e incluyamos a las mujeres. Porque cuando las mujeres lideran, sigue la paz. Una paz justa, inclusiva y sostenible: eso es lo que el mundo necesita. En este esfuerzo, la Unión Europea desempeña un papel fundamental. La Brújula Estratégica renovada de la UE configura el panorama de la seguridad y la defensa y ofrece oportunidades para integrar la seguridad y la perspectiva de género. A medida que el gasto militar aumenta en todo el mundo, resulta esencial que invirtamos no solo en defensa, sino también en la paz, asegurando que la igualdad de género y la participación de las mujeres estén en el centro de todas las políticas de seguridad y desarrollo. El Parlamento Europeo, a través del liderazgo de sus miembros y su influencia como institución clave de la UE, puede dar ejemplo apoyando el avance de la diplomacia, la cooperación al desarrollo y el uso estratégico de sus instrumentos financieros, y demostrar que una seguridad basada en la inclusión, la igualdad y el respeto de los derechos humanos es el camino más seguro hacia una paz duradera. Gracias, Sara. Pasamos ahora a nuestro primer panel sobre la aplicación de la agenda de Mujeres, Paz y Seguridad. Nos centraremos en la experiencia ucraniana. Si necesitamos recordar que esta agenda tiene un impacto real, escuchemos a dos ucranianas muy valientes sobre la aplicación de esta política en un país en guerra. Tenemos el placer de contar con Irina Nikovak, miembro de las Fuerzas Armadas de Ucrania. La segunda intervención será de la capitana Olga Viar, de la Brigada 119 TDF de las Fuerzas Armadas de Ucrania. Su unidad se encuentra actualmente en operaciones y ella está destinada de forma permanente en el puesto de mando, por lo que nos ha enviado una contribución en vídeo que proyectaremos en unos minutos. Señora Nikovak, tiene usted la palabra. Queridos invitados, queridas amigas, es un placer y un privilegio estar aquí con ustedes y compartir mis reflexiones sobre la experiencia en Ucrania. Hablamos hoy de las mujeres, la paz y la seguridad, en un momento en que Ucrania se encuentra en el epicentro de una dura batalla, no solo por su independencia, sino por los valores en los que se apoya.
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En esta batalla por la democracia en Europa, las mujeres no son meras espectadoras, sino que luchan en primera línea de fuego, literalmente. Espero que la situación cambie. Sin embargo, la guerra nos ha demostrado que las cosas están muy duras. No es una guerra entre dos países, sino entre dos sistemas: autoritarismo y autocracia frente a democracia. El resultado configurará la configuración del mundo en el futuro. Este testimonio es también una reflexión cultural; puede mostrar que el futuro debe ser diferente: un futuro en el que la voz de las mujeres en la paz y la seguridad no sea opcional, sino cimiento de ambas. Entramos en esta nueva era e invitamos a la comunidad internacional a escuchar, a aprender de nosotras y a apoyar a las mujeres que construyen la paz en Ucrania. El momento exige valor, no prudencia, porque el futuro depende de nuestra voluntad colectiva de actuar. Este año marca algo más que el 25 aniversario de la Resolución 1325; es un momento de deliberación y de resolución. De conformidad con sus obligaciones internacionales, Ucrania fue el primer país del mundo en desarrollar y adoptar un Plan de Acción Nacional para la aplicación de la Resolución 1325 durante el conflicto armado iniciado por Rusia en 2014. Posteriormente, en 2016 y en 2020, se preparó el Plan de Acción hasta 2030, poniendo el foco en garantizar que la mujer esté adecuadamente representada en los procesos de negociación y en todas las iniciativas de construcción de paz. Como consecuencia, la representación de la mujer en el sector de seguridad y defensa en Ucrania ha aumentado. Actualmente, más de 70.000 mujeres sirven en las Fuerzas Armadas ucranianas y más de 10.000 de ellas participan activamente en escenarios de combate. Estas cifras se encuentran entre las más elevadas de presencia de mujeres en la guerra desde la Segunda Guerra Mundial. Tenemos francotiradoras, médicas y oficiales en todos los teatros de la guerra. Al mismo tiempo, una mujer dirige un comando de drones. Todo ello demuestra que la igualdad no es algo simbólico, sino estratégico: cuando las mujeres están en pie de igualdad, los ejércitos son más fuertes, las sociedades más justas y la paz más sostenible. La situación es peor en lo relativo a la participación de la mujer en las negociaciones de paz. A pesar de que diplomáticas ucranianas y expertas han participado en consultas informales, hasta ahora no han sido incluidas en los equipos oficiales de Ucrania que negocian directamente con la Federación Rusa desde la invasión. Esta situación hace que su contribución sea menos visible, menos coherente y no sea reconocida públicamente. La mujer está infrarrepresentada en los altos cargos de seguridad y defensa. Por ejemplo, en Ucrania no hay ninguna mujer presente en el mando del cuartel general de la guerra. Y, pese a su número y a su creciente presencia en los servicios de defensa, rara vez se les confían altos puestos militares. Persisten barreras que limitan la promoción de la mujer a altos cargos en el sector de seguridad y defensa. Me gustaría compartir con ustedes recomendaciones y conclusiones de nuestro trabajo y de nuestra investigación. Primera recomendación: fortalecer la capacidad de la mujer para la negociación y la mediación. En todo el mundo, las mujeres que intervienen en las negociaciones de paz, activistas, crean redes que combinan la formación, el lobbying y prácticas de mediación. Un sondeo global reciente de 2.700 mujeres, procedentes de 120 países, halló que la mayoría no se identificaban como constructoras de paz, sino como activistas. Así se definían. Es importante la...
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porque amplía nuestra idea de quién contribuye a la paz. Esto implica crear coaliciones que incluyan activistas, defensores de derechos humanos, feministas y veteranas, todos ellos formando parte del mismo ecosistema de actores de seguridad y defensa. Hay evidencia que demuestra que, cuando las mujeres participan activamente en los conflictos, los acuerdos de paz son más eficaces: la probabilidad de que un acuerdo dure al menos 50 años aumenta en un 50% si las mujeres participan, y su implementación es más efectiva. En segundo lugar, debemos invertir en liderazgo, educación y programas de mentoría. Colocar a mujeres al frente de estos equipos exige una inversión sostenida en formación y en proyectos del sector de defensa. Programas de liderazgo y de mentoría focalizados deberían convertirse en práctica internacional. Mediante estos programas podemos velar por que las mujeres en primera línea se conviertan en las comandantes y líderes de la defensa y de la paz del mañana. En tercer lugar, es esencial reconocer y apoyar investigaciones que aporten evidencias para reformas futuras. Nuestras iniciativas, que trabajan con mujeres y con el ámbito académico, han lanzado el primer proyecto de investigación titulado “La cara femenina de la defensa de Ucrania: experiencias, desafíos y perspectivas futuras”. Será un estudio exhaustivo e innovador, el primero de su tipo sobre defensa y seguridad en Ucrania, en sintonía con nuestra programación. Nuestro equipo cuenta con la base de datos más amplia de mujeres en servicio militar en Ucrania, lo que nos proporciona una base empírica única. Buscamos colaboradores internacionales para realizar trabajo de campo, análisis y desarrollar recomendaciones de política pública para la transformación y la recuperación de Ucrania tras la guerra. Una de las esferas más interesantes del estudio es la motivación: entender qué impulsa a las mujeres a alistarse, qué favorece su permanencia en el servicio y cómo aprovechar su potencial de liderazgo. Los resultados también serán valiosos a nivel internacional y ofrecerán perspectivas para estrategias que promuevan la participación de la mujer en la defensa y la seguridad. Los resultados preliminares muestran que la motivación se sustenta en tres valores principales: competencia, solidaridad y patriotismo. Quieren proteger a su país, defenderse unas a otras y respaldar sus valores patrióticos, todas juntas, sin excepciones. También hemos detectado obstáculos como la falta de atención sanitaria, sesgos de género, acceso limitado a oportunidades de formación y apoyo insuficiente para la reintegración tras el servicio. Por ello, trabajamos en nuevas políticas de reinserción de veteranos y veteranas para garantizar que las mujeres que regresan del frente accedan a procesos de rehabilitación, reentrenamiento y a programas adecuados de reintegración. Sostenemos que, si las mujeres luchan por el país, deben tener también el derecho a liderarlo. Quiero compartir brevemente una historia. Durante los primeros meses de la invasión, miles de mujeres se incorporaron al ejército, pero éste no estaba preparado para ellas: no había uniformes, equipamiento, armamento, botas ni elementos de protección adecuados. Por eso empezamos a diseñar y producir el primer uniforme femenino en Ucrania, ya aprobado por el Ministerio de Defensa. Desde entonces, hemos entregado más de 12.000 uniformes a mujeres combatientes en la línea del frente, contribuyendo a equipar a nuestro ejército. Pero, más allá de la logística, las mujeres se han convertido en un movimiento que…
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…aboga por una reforma de la defensa con perspectiva de género, por una nueva mentoría y por el reconocimiento del liderazgo de la mujer. Estamos trabajando mano a mano con el Ministerio de Defensa y con los demás servicios estatales para que la calidad sea la norma y no la excepción. En Ucrania, la calidad ha demostrado ser un síntoma de preparación para la guerra. Cuando tenemos las herramientas, la confianza y la sororidad, nuestras sociedades son más fuertes y la paz es más duradera. Garanticemos que el futuro de la paz no se crea para las mujeres, sino con las mujeres, de forma igualitaria. Muchas gracias y gloria a Ucrania. Muchas gracias, Irina. Vamos a proyectar ahora el vídeo de la capitana Olga Mbijar. Hola a todos. Mi nombre es Olga Mbijar. Soy capitana de las Fuerzas Armadas de Ucrania. Soy la primera mujer en Ucrania en esta posición. Teniendo en cuenta el desarrollo tecnológico en la guerra, la estrategia no solo depende de las capacidades de las Fuerzas Armadas y de las tácticas empleadas, sino también de la calidad del capital humano, su diversidad, sus competencias y su capacidad de adaptarse a desafíos complejos. La igualdad de género no es solamente una declaración de principios, sino un recurso práctico que mejora el liderazgo, la toma de decisiones y el entorno moral y psicológico dentro de las unidades militares. Ucrania está trabajando para aplicar las disposiciones de la resolución 1325 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas sobre la mujer, la paz y la seguridad. Aunque se aprobó el 31 de octubre de 2000, Ucrania se sumó a su aplicación en 2016, y este fue el primer plan de acción nacional que aplicó el Gabinete de Ministros a través de la resolución 113R del 24 de febrero de 2016. A día de hoy, Ucrania está concluyendo la ejecución del segundo plan de acción. Por tanto, 2016 se considera el punto de partida de la aplicación sistemática de la resolución 1325. A nivel nacional, los planes de acción se han ajustado para formalizar medidas que garanticen la participación de la mujer en la toma de decisiones, que la protejan de la violencia de género y que integren la perspectiva de género en los programas de seguridad y recuperación. Nuestro plan de acción actualizado de 2025 establece mecanismos institucionales de supervisión y coordinación. Así, 2016 marcó el inicio de una revolución que rompe con estereotipos dentro de la estructura más conservadora del Estado: el sector de la defensa. Esta política ha dejado una impronta en la política de personal de las Fuerzas Armadas, promoviendo la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, desarrollando programas de formación y creando sistemas de protección y apoyo para las veteranas. Uno de los hitos fue la admisión de las mujeres militares en posiciones de combate en las Fuerzas de Defensa en 2018, lo que supuso la eliminación de barreras formales. Las mujeres ganaron el derecho a servir en el ejército en diversas secciones y especialidades en las que antes no podían participar. Esto generó nuevas oportunidades profesionales, amplió el número de reservistas, fomentó la flexibilidad y mejoró la reserva de talentos y habilidades. Desde 2018, y tras la invasión a gran escala de 2022, el número de mujeres en el ejército ucraniano ha aumentado considerablemente. Según el Ministerio de Defensa, a 27 de diciembre de 2024, en las Fuerzas Armadas hay 68.000 mujeres; más de 48.000 están en servicio y 5.000 se encuentran en zonas de combate.
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En enero de 2025 se constató que más de 70.000 mujeres sirven en las Fuerzas Armadas y más de 5.500 en la primera línea del frente. Estos datos evidencian el rápido crecimiento de la participación de la mujer en todos los ámbitos, desde funciones de apoyo hasta responsabilidades de mando y de combate. A partir de mi experiencia en unidades militares de mando, que incluyen a otras mujeres en diversas posiciones, quisiera centrarme en algunas observaciones sobre el efecto de la igualdad de género en el liderazgo militar. La diversidad de perspectivas mejora la calidad de las decisiones. La investigación en gestión y seguridad muestra que los equipos mixtos mitigan mejor los sesgos cognitivos, generan más opciones y son más resilientes, aspectos todos esenciales en el combate. Ello se traduce en un liderazgo diverso: las comandantes emplean enfoques más comunicativos y cooperativos para motivar a sus equipos, lo que refuerza la cohesión y los factores morales que inciden directamente en la eficacia. Además, en situaciones de combate, la presencia de mujeres en las unidades fomenta la competitividad y la profesionalidad, mejorando el rendimiento general. En términos de legitimidad social y cooperación internacional, los estándares de paz y seguridad promueven la participación femenina en iniciativas de integración y mantenimiento de la paz y mejoran la reputación internacional de los ejércitos. Con todo, persisten barreras y estereotipos, un acceso desigual al alistamiento, escasez de equipamiento e infraestructuras e insuficiente sensibilización entre los mandos. Para que los hitos alcanzados se conviertan en cambio institucional, debemos: garantizar políticas con perspectiva de género en todos los niveles; desarrollar programas de liderazgo centrados en las mujeres; establecer mecanismos de seguimiento y comunicación transparente de las experiencias y logros de las mujeres en primera línea; y aplicar medidas para prevenir y responder a la violencia de género y a la discriminación en el sistema militar. En conclusión, la aplicación de la Resolución 1325 y la apertura de las filas a las mujeres no solo ha propiciado numerosos hitos, sino que también impulsa y potencia el liderazgo militar de las ucranianas. El aumento de mujeres en las Fuerzas Armadas confirma esta tendencia. La profesionalidad y la preparación para defender al país no dependen del género. Para materializar plenamente este potencial, Ucrania debe proseguir las reformas institucionales, desde la formación hasta la protección social, de modo que estas oportunidades se conviertan en un componente estable de la capacidad de defensa nacional. La igualdad de género fomenta el espíritu de equipo, el respeto, la confianza y la resiliencia psicológica. Las líderes en el ejército demuestran grandes capacidades de comunicación y una extraordinaria aptitud para mantener la moral de toda la unidad, lo que redunda en una mayor eficiencia operativa. Los ejemplos de las grandes referentes ucranianas en las Fuerzas Armadas están cambiando actitudes y demuestran que un ejército eficaz en el siglo XXI es aquel en el que la profesionalidad no depende del género. Muchas gracias. Tiene la palabra ahora los miembros para las preguntas, empezando por los coordinadores, que dispondrán de un minuto. María, adelante. Muchas gracias. Esta semana estamos celebrando la igualdad de género, tanto dentro como fuera del Parlamento. Me complace poder escucharles y aprender de ustedes. Muchas gracias.
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Gracias por sus servicios, también desde el ámbito académico, de la investigación y, por supuesto, desde el ámbito militar, por esa protección. Quisiera remitirme a unas palabras de la presidenta en su primer discurso. En Irlanda acabamos de elegir a la tercera mujer ministra en el país. Hemos tenido una representación bastante escasa de mujeres en puestos de decisión, pero una de ellas fue elegida por el pueblo de Irlanda y, en lugar de seguir el rumbo establecido, provocó un revulsivo y lo cambió todo. En todo esto, la alianza es muy importante. Basándome en ello, mi pregunta a vosotras es: ¿cómo seguimos tirando del carro, cómo garantizamos que el liderazgo de las mujeres siga creciendo? Porque, a nivel político, parece que estamos algo retrasadas a la hora de generar la coalición que necesitamos, y no lo estamos logrando. ¿Qué opinan? Muchas gracias. Gracias a todas las oradoras. Este es un tema esencial. Como se ha dicho, empoderar a las mujeres en el sector de la defensa no es un lujo; es una necesidad para fortalecer a nuestras fuerzas armadas y para mostrar de lo que nuestras sociedades son capaces en este momento. Y esto se está poniendo en entredicho no solo por la guerra brutal de Rusia, sino también por su intento de atacar cualquier forma de igualdad, incluida la de género. Si miramos lo que está ocurriendo en Estados Unidos con su propio servicio militar, creo que también hay dinámicas autodestructivas. Tuve el privilegio de conocer a la capitana Bihan a principios de año y quiero elogiar su heroísmo en Ucrania, su valentía en la defensa de nuestra libertad. Recuerdo que mencionaba un cambio de atmósfera en las tropas, con un mayor respeto, lo que demuestra que también hay una evolución dentro de la sociedad ucraniana. Mi pregunta, muy breve, es si observan que las tropas rusas están apuntando deliberadamente a las mujeres, poniéndolas como blanco. Muchas gracias. Margarita, de Patriotas, adelante. Un minuto. Ah, perdón, estoy hablando en español. Me dirigía a usted para agradecerle su presencia y el testimonio que han compartido tanto usted como su compañera, claros ejemplos de mujeres valientes que no solo han servido en las Fuerzas Armadas, sino que están en el frente, en situación de guerra. Debemos recordar que Ucrania lleva ya tres años y pico, casi cuatro, en guerra. Me alegra ver cómo se reconoce que la mujer aporta algo diferente; poner en valor lo que aportamos es esencial para que el liderazgo femenino sea realmente transformador. Teniendo en cuenta que la tecnología, y no tanto la fuerza física, adquiere hoy cada vez más importancia, ¿cómo está influyendo la tecnología en la incorporación de la mujer? Hemos visto a una comandante que dirige unidades de drones. ¿Podrían explicarnos cómo esta dimensión tecnológica está facilitando el acceso y la progresión de las mujeres en el ámbito de la defensa?
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