Buenas tardes a todos y a todas. Presidente de la República Federal de Alemania y su señora, que nos acompaña en la tribuna; Presidente del Senado; miembros de las Mesas del Congreso y del Senado; portavoces; señores diputados, señoras diputadas; señores senadores y señoras senadoras; la delegación alemana que nos acompaña esta tarde; autoridades; amigos y amigas. Declaramos abierta esta sesión.
Es un honor para las Cortes Generales recibir la visita de Su Excelencia, el Presidente de la República Federal de Alemania, un país con el que nos unen profundos lazos de amistad, lazos que esta visita, sin duda, contribuirá a consolidar. Quiero ofrecerle a usted y a su esposa nuestra más cordial bienvenida a esta Casa, la Casa de la Soberanía Popular: el Congreso de los Diputados, que, junto al Senado, conforma las Cortes Generales y donde reside el Poder Legislativo.
Alemania y España disfrutan hoy de unas estrechas relaciones de amistad. Compartimos una robusta alianza y mantenemos fuertes vínculos en los ámbitos económico, social y cultural. Y, lo más importante, defendemos los valores de la libertad, la igualdad, la democracia, el Estado de Derecho y el fomento de la paz y la estabilidad, que impulsan nuestro principal proyecto común: la Unión Europea.
Para Alemania, como para España, la Unión Europea ha sido el motor que nos ha impulsado hacia la modernidad, hacia mayores cotas de democracia y libertad. Ha sido también nuestro cobijo en los momentos más complicados, y ha sido y debe continuar siendo nuestra referencia de futuro para garantizar un horizonte de prosperidad para nuestras sociedades. Europa fue la que abrió nuestro país hacia el progreso, la misma que no hace tanto desplegó sus mecanismos de solidaridad ante la pandemia y la crisis económica posterior. Una Europa que queremos más fuerte e integrada para afrontar los retos de un momento tan complejo como el actual. Un momento en el que emergen intereses que tensionan nuestros sistemas democráticos, se valoran posiciones de fuerza o se cuestiona el multilateralismo. Un momento en el que se mantiene, desde hace ya más de tres años, un conflicto bélico en el continente: la invasión de Ucrania por parte de Rusia. Nuestro país seguirá condenando firmemente esta agresión injustificable; seguirá apoyando la lucha del pueblo ucraniano por su independencia, soberanía e integridad territorial; y seguirá al lado de Ucrania en el proceso hacia una paz que debe ser justa y duradera. Así se lo hemos transmitido recientemente a su presidente, Volodímir Zelenski, en su visita a este Congreso de los Diputados, y así lo hemos defendido junto con la presidenta del Bundestag, Julia Klöckner, en la cuarta cumbre parlamentaria de la Plataforma Internacional de Crimea, celebrada en Estocolmo este pasado lunes.
Europa, decía, ha sido nuestro faro hacia la modernidad. La semana pasada se cumplieron cincuenta años de la muerte del dictador Francisco Franco. En aquel momento, las ansias de nuestro pueblo impulsaron a nuestro país hacia la democracia, y Europa lo atrajo hacia la prosperidad. Hoy, ante la incertidumbre, solo puede haber una respuesta: más Europa. Más Europa para responder a los retos de nuestras sociedades, como la transición energética o la digital. Más Europa para resolver los problemas de la ciudadanía, como el acceso a la vivienda. Más Europa para garantizar más seguridad. Más Europa para posicionarnos en el nuevo tablero internacional. Más Europa, en definitiva, para seguir avanzando hacia el progreso.
Alemania y España nunca hemos tenido reparos en apostar por Europa. Este año se cumple el cuarenta aniversario de la firma del Tratado de Adhesión de España a las Comunidades Europeas. Cuatro décadas después, los ciudadanos españoles se sitúan entre los más europeístas y España se ha convertido en uno de los países más activos en la consolidación de este espacio común, compartiendo este empeño con Alemania, que ha sido y sigue siendo un pilar en la configuración de la arquitectura política europea y el principal motor económico de Europa.
Señorías, decía que la relación de amistad entre Alemania y España es larga y duradera y se sustenta en unas fuertes relaciones económicas. Alemania es un actor esencial en nuestra economía: es nuestro segundo cliente más importante, nuestro principal proveedor y una de nuestras principales fuentes de inversión extranjera directa. Debemos seguir fortaleciendo nuestras relaciones económicas mutuas, porque tenemos por delante excelentes oportunidades, por ejemplo en el ámbito del hidrógeno verde, un camino que hemos empezado a recorrer, o como socios en Latinoamérica, donde España siempre ha tenido una posición relevante. Los vínculos de carácter social que se han producido históricamente también han contribuido a consolidar esta sólida relación de confianza mutua. Alemania ha sido desde el siglo pasado tierra de acogida de nuestra emigración, y aún hoy cerca de 200.000 españoles viven allí. España, en cambio, es el destino favorito del turismo alemán: 11,9 millones de turistas de este país nos visitaron el año pasado, y más de 100.000 alemanes viven entre nosotros, muchos de los cuales han elegido nuestro país para jubilarse. Lo digo con conocimiento de causa, porque mi tierra, Mallorca, es su destino turístico y su lugar de retiro preferido. Esta presencia de alemanes en España y de españoles en Alemania, el fuerte interés de los medios germánicos por la actualidad española, el importante peso de empresas alemanas en nuestro país, los apoyos en momentos decisivos, como el ingreso de España en la Comunidad Europea o la reunificación alemana, entre otros.