Buenos días a todos y a todas, querido Pedro, querida Ana, querida Izaskun, miembros de la Mesa del Congreso de los Diputados, Letrado Mayor, diputadas y diputados, científicas y científicos, amigas y amigos. Me complace muchísimo...
Daros la bienvenida a este acto de presentación de los informes del año 2025 de la Oficina de Ciencia y Tecnología del Congreso de los Diputados. Un año tras otro debemos reforzar la importancia de esta alianza vital para nuestras sociedades. Las instituciones públicas y la ciencia deben trabajar unidas, pues es la única manera de avanzar de forma responsable hacia un futuro sostenible. La Oficina C del Congreso, con la colaboración de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología, sirve de puente entre la comunidad científica y la comunidad política, ambas al servicio de nuestra sociedad. Su papel es fundamental, sobre todo en tiempos como los actuales, en los que los discursos negacionistas cuestionan consensos científicos de hace décadas o incluso siglos. Frente a la duda, el miedo y el desamparo que puede generar un futuro incierto, la respuesta tiene que ser siempre ciencia, ciencia y más ciencia.
Con la Oficina C, quienes hacemos las leyes tenemos un mayor y mejor conocimiento sobre los temas a legislar. Podemos hacerlo desde el rigor y con el aval que aportan las voces expertas en la materia. Es, a la vez, una brújula y un cinturón de seguridad en este camino que transitamos colectivamente. Por eso, mis primeras palabras son de absoluto agradecimiento al equipo de la Oficina y a los expertos y expertas que han contribuido y contribuyen a la redacción de los informes como los que presentamos hoy. Vuestra labor da robustez a nuestra democracia. Gracias de corazón.
Los tres informes del año 2025 abarcan temas de total trascendencia para nuestra sociedad: la sequía, el uso de las redes sociales entre los y las menores, y la realidad de los ámbitos rurales en España. Son, sin duda, retos fundamentales, y es que la respuesta que les demos marcará el mundo en el que vivamos las próximas décadas. Tenemos que definir enfoques de planificación y prevención para los escenarios de sequía que sean sistémicos y adaptados a las necesidades locales. Debemos reflexionar sobre el equilibrio necesario entre la oportunidad de socialización que representan las redes sociales y los riesgos que suponen a edades tan tempranas. Es importante abordar la brecha urbano-rural y las desigualdades estructurales que refleja. Y es de gran valor hacerlo con el apoyo de la comunidad científica.
Los informes que presentamos hoy tienen un rigor científico exquisito y están escritos desde la voluntad de aportar al debate sin perder de vista un lenguaje necesariamente divulgativo. Son, en definitiva, útiles: una herramienta para la ciencia y para la sociedad en su conjunto. Son, además, un nuevo instrumento de participación ciudadana. La Oficina C ha abierto consultas que permiten a la ciudadanía hacer aportaciones y proponer temas que consideren que deben estudiarse. Para mí es un motivo de orgullo saber que la Oficina C es una puerta de entrada de la ciudadanía al Congreso y que, por tanto, ese camino de inquietudes y certezas se recorre en todas las direcciones, entre la ciudadanía, la comunidad científica y el poder legislativo, como una suerte de triángulo virtuoso.
Para este año, la Oficina recibió 330 propuestas ciudadanas de temas que la gente consideraba importantes. Este verano, con la mirada puesta en los informes de 2026, se han recibido 412. Este dato nos manda una señal clara, creo yo: la ciudadanía quiere participar de manera activa, quiere que las leyes que se elaboran desde el Congreso cuenten con el mejor asesoramiento científico y quiere que respondamos estando a la altura de los retos que se nos presentan como urgentes e inevitables. Por eso mismo, a partir del año que viene, uno de los temas que seleccionará la Oficina y propondrá para la elaboración de uno de sus informes será elegido por votación popular. Es, sin duda, una iniciativa magnífica que continúa acercando las instituciones a la ciudadanía y que, en el caso que nos ocupa hoy, se ve reforzada por otros proyectos, como la grabación de podcast que contribuyen a la divulgación del conocimiento que aquí se genera.
Gracias, Pedro, Ana e Izaskun, y a todo el equipo de la Oficina por hacer todo esto posible. Sin ellos, nada de lo que yo estoy contando sería realidad. Les decía que, para mí, es un orgullo inmenso que la ciudadanía participe y que la ciudadanía nos exija rigor. Estoy convencida de que quienes la representamos sabremos responder a esta demanda, y el primer paso es escuchar a quienes saben. Yo siempre he dicho, y hace años, que...
Me dedico a lo público, a la política, y nuestra formación, la de quienes elegimos libremente la vocación política, es la que viene de casa, la que te has labrado, la que has trabajado; pero no sabes de todo. Y, para legislar, a veces tienes que escuchar; no, a veces no: siempre tienes que saber escuchar a quienes saben más sobre el tema que vas a legislar. Creo que es algo de perogrullo, pero a veces se nos olvida y es absolutamente necesario. Por tanto, muchísimas gracias por hacer todo esto posible. Ya les paso la palabra.
Muchísimas gracias, presidenta, por su apoyo siempre. No sabe lo importante que es para nosotros. Buenos días a todas y a todos, secretario general, miembros de la Mesa del Congreso, de la Comisión de Ciencia y Tecnología, Ciencia, Innovación y Universidades, diputados y diputadas, miembros del Consejo Asesor de la Oficina C, comunidad científica, colegas. Hoy es un día muy especial para la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología. Nuestra misión es fomentar el valor público de la ciencia y su contribución a la calidad democrática y al bienestar social. Creemos que una ciudadanía informada y con conocimientos científicos es más resistente a procesos de desinformación y puede tomar decisiones más libres. Además, pensamos que abrir el método científico al escrutinio público es buenísimo para la ciencia porque la hace más democrática, y creemos que el conocimiento científico tiene que ser una dimensión más de la toma de decisiones políticas, por supuesto, no la única.
En este contexto, imaginaos lo importante que es para nosotros la Oficina de Ciencia y Tecnología del Congreso, la Oficina C. Este es el cuarto año que presentamos nuestros informes y, si me dejáis, me gustaría hacer un par de reflexiones del tiempo que llevamos trabajando. La primera, quizá, es la naturaleza profundamente humana de la Oficina C y de todo lo que hacemos. Cuando surgió la inteligencia artificial generativa, uno podría tener la tentación de pensar que las necesidades de conocimiento científico de los diputados y las diputadas podían resolverse a golpe de petición a un ChatGPT o similar. No me entendáis mal: la inteligencia artificial, por supuesto, es una herramienta que hay que utilizar y que, con la adecuada supervisión humana, agiliza, mejora y, en general, contribuye a trabajos como los nuestros. Pero estos informes son mucho más que eso. Son centenares de horas de lectura de todo el equipo C y, casi tan importantes, centenares de entrevistas con decenas de científicos y científicas de España y del extranjero; conversaciones entre humanos para entender, recoger bien todos los matices, integrar y balancear adecuadamente todo lo que está ocurriendo en la comunidad científica. En definitiva, para trabajar con esa idea en la que tanto cree la Oficina C: la de ser intermediarios honestos. Lo que queremos es ofrecer a todos los grupos parlamentarios informes rigurosos y equilibrados que permitan entender mejor temas muy complejos que nos interesan a todos. La Oficina C trabaja para el Congreso de los Diputados, y eso es imbatible, diría yo.
Igual de humanos son los Diálogos C. Mañana vamos a celebrar, a puerta cerrada, conversaciones entre diputados y diputadas y personal investigador que ha contribuido a los informes, y lo que queremos ahí es, nuevamente, hablar, hablar; preguntarnos cosas; entender mejor problemas que nos importan a todos a través de la mediación de la Oficina. Y ya el colmo de lo humano es el programa de emparejamiento. Hoy vamos a presentar las parejas de personal investigador que va a pasar unos cuantos días con diputados y diputadas del Congreso y con letrados del mismo. ¿Y ahí qué queremos? Pues conocernos mejor, eliminar algunos prejuicios que a veces se tienen entre profesiones (entre personal investigador, entre diputados) y, siempre, con la idea de aprendizaje mutuo. Os diría: esto no va de la comunidad científica enseñando a los diputados y diputadas, sino de un aprendizaje absolutamente bilateral. De hecho, confiamos en que este acercamiento haga que la ciencia en España sea mejor, más ajustada y que comprenda mejor las necesidades.
Y mi última reflexión sería la de la mejora continua. Uno echa la vista atrás y creo que cada año la Oficina C ha hecho un esfuerzo enorme por mejorar todavía más los servicios, ofrecer novedades a los diputados y a las diputadas, entender mejor cómo funciona el Congreso, integrarnos bien en los servicios. En fin, que, si nos dejáis, acabamos de empezar. Llevamos cuatro años, pero nosotros...