Congreso de los Diputados Otros

Congreso de los Diputados - Otros - 14 de noviembre de 2025

14 de noviembre de 2025
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Contexto de la sesión

Jornada de presentación de resultados del proyecto de Horizonte Europa UNTWIST - Jornada de presentación de resultados del proyecto de Horizonte Europa UNTWIST - Sala: Cánovas

Vista pública limitada

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Perdonad, vamos a comenzar el acto, por favor. Si podéis tomar asiento. Para nuestras invitadas tenemos interpretación; por favor, utilicen los dispositivos. Ya está todo organizado, así que tienen ustedes la posibilidad de escuchar la presentación. Muchas gracias. Muy buenos días a todas y a todos. Soy Cristina Hernández, directora del Instituto de las Mujeres del Gobierno de España, adscrito al Ministerio de Igualdad. Es un placer daros la bienvenida y compartir esta mañana con vosotros y vosotras reflexiones en torno al feminismo, la democracia y el papel fundamental que tienen las políticas de igualdad para conseguirlo. Muchísimas gracias a la Universidad Pablo de Olavide por la invitación, y es un placer estar con Lina Gálvez, eurodiputada, presidenta de la Comisión de Igualdad del Parlamento Europeo y feminista comprometida mucho antes de tener responsabilidades políticas importantes. Muchísimas gracias. Me han pedido que haga una introducción para fomentar el debate en torno al feminismo y la democracia, y al hilo del título de las jornadas, Fortalecer la democracia desde la igualdad de género. Creo que el nombre es muy oportuno y está muy bien traído. Solo durante un minuto me gustaría explicar que el feminismo es un hijo no deseado de la Ilustración. La Ilustración, que es la idea fundamental en la que se basan nuestras democracias, esa idea fundamental de igualdad, libertad y fraternidad, y las mujeres dijimos: la igualdad, ¿de quién?; la libertad, ¿de quién?; y la fraternidad, ¿con quién? Ese olvido histórico fundamental, garrafal, en el que alguien pensó, un movimiento ilustrado pensó,
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Se pensó que se podía construir la democracia sin las mujeres. A partir de entonces, el feminismo es un movimiento, una agenda, una corriente política y académica que se basa fundamentalmente en la lucha por los derechos de ciudadanía, en la lucha porque nosotras también seamos ciudadanas de primera y no de segunda. Y, sorprendentemente, las democracias europeas se fundaron, se sostuvieron y se levantaron con esa idea ilustrada de que podían construirse sin las mujeres. El resultado de esa ausencia es el feminismo y, sobre las ideas de que la igualdad también es para nosotras, de que la libertad también es con nosotras y de que la fraternidad no es posible sin nosotras, se fundamenta toda la idea de lo que es el feminismo, en torno a cómo desarrollamos nuestra agenda, nuestras propuestas y nuestras ideas. Por eso creo que el título de la jornada, Fortalecer la democracia desde la igualdad de género, es muy oportuno, porque engarza en profundidad con las ideas del feminismo. ¿Por qué digo que no se puede construir democracia sin feminismo y que la democracia es incompleta sin las mujeres? Porque, en realidad, vivimos en sociedades que, llamándose y siendo democracias, se sostienen, por decirlo de alguna manera, en la explotación: por un lado, en la explotación emocional y laboral de las mujeres, en nombre de los cuidados, por ejemplo. Somos sociedades democráticas que hemos normalizado el trabajo no pagado; y, por ejemplo, en España se interponen 500 denuncias al día por violencia machista, y las denuncias por violación son muy frecuentes. Esos datos —la presencia de la violencia, la explotación y la discriminación— muestran que nuestras democracias tienen margen de mejora para profundizar en la igualdad. Por eso creo que fortalecer la democracia desde la igualdad de género es un buen título y una buena idea, porque tampoco hay otra forma. Combatir esa discriminación, combatir ese sistema de opresión en el que se sostiene nuestra democracia, esa es nuestra agenda. La agenda feminista, en realidad, es que no nos maten, que no nos violen, que no nos discriminen, que no nos opriman. Esa es la agenda feminista y, sin esa agenda, sin que la mitad de la población deje de ser violentada, no se pueden construir democracias sólidas. Desde la Ilustración ha habido muchos avances —Lina, además, podrá profundizar muchísimo en ello—, pero quería dar una pincelada sobre una idea que considero fundamental. Creo que en los últimos años, en España y en toda Europa, estamos dando avances fundamentales en la representación de las mujeres en política. Contamos con la ley de igualdad, que desarrolló las listas paritarias para todos los partidos políticos y en todas las convocatorias electorales; pero es importante recordar que la paridad es la herramienta para que las mujeres no seamos discriminadas por razón de sexo. Si no hay paridad, el sexo puede operar como elemento de discriminación. Ahora bien, la paridad no es la igualdad de las mujeres en política. La igualdad significaría que las mujeres pueden hacer política en todos los ámbitos, sin violencia y sin ser objeto de críticas que, muchas veces, nada tienen que ver con nuestra gestión política, sino con el hecho de ser mujeres.
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y hablar de algunas cuestiones como la violencia sexual o la discriminación. Esta idea entronca con una de las mejores filósofas españolas, Celia Amorós, que tiene la idea de “las iguales”, de cómo las mujeres podemos ser intercambiables las unas por las otras en política. Y esta idea es fundamental. No todas las mujeres somos iguales en política. Hay que desmontar la idea de que las mujeres hacemos política de una determinada forma. Las mujeres, todas, tenemos derecho a estar en política sin violencia y en igualdad, pero no existe una única forma de hacer política. No hace política igual Lina Gálvez que Isabel Díaz Ayuso. Nuestras ideologías sí importan, y eso es importante cuando reflejemos la igualdad en política. Me interesa mucho que queden estos términos claros en torno a lo que considero que es el tema de la igualdad. Y, por último, una tercera idea en torno a la reacción. Susan Faludi lo dejó claro en ese libro mítico que seguro que todas ustedes han ojeado en algún momento, de reacción, de backlash, en los noventa, que explica cómo a cada avance de los derechos de las mujeres le corresponde una reacción ultraconservadora a la altura de los avances que se han producido. Y yo creo que estamos en esos momentos en los que, habiéndose producido muchísimos avances, estamos viviendo una ola ultraconservadora que cuestiona principios y cuestiones básicas y debates que creíamos ya superados, como puede ser el debate sobre los derechos sexuales y reproductivos. Además, es importante señalar, y, para terminar, entronco con la primera idea, que esta reacción ultraconservadora es acientífica. Va en contra de los valores ilustrados, porque no usa los datos, no usa las realidades empíricas; está en contra de los avances científicos y del propio debate que la ciencia, que los estudios de género, nos están dando. Debates como el cuestionamiento de la violencia machista, de la violencia sexual, o los debates sobre los derechos sexuales y reproductivos que creíamos olvidados, vuelven otra vez como respuesta a los avances que en Europa hemos dado en los últimos años. Por eso creo importante que la ciencia avance: los estudios de género, las ciencias sociales, son ciencia. Necesitamos avanzar en el ámbito académico, fortalecer los datos para poner sobre la mesa la evidencia de que, frente a los datos y con la ciencia, el feminismo siempre ha tenido razón y, pese a los obstáculos, siempre ha avanzado. Así que quiero agradecerles el trabajo que hacen desde las universidades y desde el ámbito académico para que la igualdad de las mujeres siga avanzando, para que las democracias europeas se sigan fortaleciendo. En el Instituto de las Mujeres tienen una institución que, en el año 1983, solo seis meses después de fundarse, lo primero que hizo fue encargar una investigación científica. El trabajo del Instituto de las Mujeres y las políticas públicas que desde el año 83 se vienen impulsando siempre se han sustentado en datos, y nos dedicamos también a fortalecer las investigaciones y los estudios de género en las universidades. Cuentan allí con una institución amiga de la ciencia, que sabe que, sin ciencia, no es posible diseñar buenas políticas públicas y que, sin buenas políticas públicas, nuestra democracia siempre será peor. Muchísimas gracias. Bueno, muy buenos días. Yo soy Lina Gálvez. Como se ha dicho, soy la presidenta de la Comisión de Derechos de las Mujeres e Igualdad de Género en el Parlamento Europeo, eurodiputada socialista y también soy catedrática de la Universidad Pablo de Olavide. Soy catedrática de Historia e Instituciones Económicas y he sido durante muchísimos años la directora del Máster de Género e Igualdad de esa universidad, que hemos sido compañeros también del programa de doctorado, pero bueno, hace siete años que...
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Y el salto a la política y solamente voy prácticamente a la UPO, a la universidad; sigo, mantengo solo una clase, una tarde de clase al año, que de hecho me tocaba ayer y tuve que cambiar porque no podía, precisamente en el máster de Género e Igualdad. Pero bueno, soy también la presidenta del Consejo Científico de la FEPS, la Fundación Europea de Estudios Progresistas, y ahí me desquito también en mi parte científica. Además de la Comisión de Igualdad, estoy en la Comisión de Industria, Investigación y Energía, llevando los temas de investigación, y voy a ser una de las ponentes del nuevo marco europeo de investigación, del nuevo FP10. O sea, que de alguna manera sigo muy vinculada con esta unión de género, de feminismo y conocimiento, porque, si queremos transformar la sociedad, si queremos transformar también el poder —llegar para cambiarlo—, el conocimiento es básico. Esa unión entre feminismo y conocimiento es muy importante. Así que os agradezco enormemente que estéis investigando sobre esto, que tengáis esas jornadas, y por mi parte seguiré luchando para que haya convocatorias dentro del nuevo Programa Marco que permitan este tipo de investigación, porque es absolutamente esencial que la cosmovisión, que el marco de pensamiento que tenemos dentro de nuestra sociedad no siga siendo, como siempre ha sido, un marco androcéntrico, como bien sabemos, que identifica la experiencia y la realidad de los hombres con lo universal, sin tener en cuenta nuestra vida, nuestra experiencia, lo que somos. Y ahora, además, con toda la digitalización, creo que hay riesgo de que eso vuelva a ocurrir. Por tanto, es esencial e importantísimo que siga habiendo un conocimiento feminista. Luego diré que precisamente es una de las áreas que está siendo más atacada por el movimiento reaccionario antidemocrático internacional: la elaboración de un conocimiento alternativo, que rompe con ese androcentrismo, un conocimiento feminista. Me voy a adelantar ya y lo digo porque, como sabéis, en Estados Unidos ya no se están financiando este tipo de estudios. En Argentina se han retirado de todos los repositorios académicos, para revisarlos, todos los artículos, todas las publicaciones, todas las investigaciones que tuvieran el nombre de “género” o “feminismo” o incluso “mujeres”. O sea, que el ataque es muy claro; claro que no son los primeros. Aquí en Europa empezó Orbán. Orbán fue el primero en cerrar los estudios feministas y de género. A mí siempre me gusta decir que, cuando esto ocurre —este ataque a la libertad académica y también a la libertad de pensamiento—, es como el canario en la mina: nos está advirtiendo de que nuestras democracias se están quedando sin oxígeno o se van a quedar sin oxígeno. Por tanto, es muy importante no solamente que sigamos haciendo estos estudios, sino que seamos capaces de transmitirlos mejor y de manera más estratégica a la sociedad, también a los partidos políticos. Lo decía ahora mismo Cristina: necesitamos la ciencia para la toma de decisiones. Aquí está la asesora científica; creo que es una magnífica iniciativa del Gobierno de España incluir a una asesora científica en todos los gabinetes ministeriales. Se pone ahora mismo como ejemplo en Europa, y creo que es muy importante porque, precisamente con ese mejor conocimiento científico, tendremos una toma de decisiones por parte de los responsables políticos mucho más avanzada. En el Parlamento Europeo tenemos el STOA, que es el panel científico-técnico del Parlamento, donde hacemos eso: ciencia para la toma de decisiones políticas. Yo estoy ahí de vicepresidenta también y muy involucrada, precisamente porque creo en esa vinculación. Yo, al igual que ha comentado Cristina, no voy a repetir lo que ha dicho ella sobre esa vinculación tan profunda que existe entre el feminismo y la democracia. El feminismo ha sido el movimiento más profundamente democrático.
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...de todo el siglo XX y de lo que llevamos del siglo XXI. Por tanto, sí, hay fuerzas —cada vez más grandes y más fuertes— que quieren debilitar y cargarse la democracia, y para ello tienen que ir contra el feminismo necesariamente, porque es una manera de debilitar las democracias. Por tanto, es normal que estemos en la diana preferente de los grupos y de toda esta corriente de extrema derecha, pero también porque, si miramos las cifras, quienes están sosteniendo con sus votos a estos grupos antidemocráticos son principalmente hombres. Esto ocurre en absolutamente todos los países, unos más que otros. Ya os decía, cuando intercambiamos un mensaje, que estaba en Corea. Pues estaba en Corea precisamente porque, entre otras cosas, Corea es el país con mayor polarización: más de 20 puntos de diferencia entre hombres y mujeres en sus preferencias políticas. Es el más polarizado, pero ocurre en todos. Y para poder llegar definitivamente al poder, necesitan a las mujeres, necesitan el voto de las mujeres. Por eso ahora también están instrumentalizando todos los temas que tienen que ver con la igualdad de género. La palabra “género”, como sabéis, para ellos es simplemente una ideología; una ideología porque es la manera de decir que no hay evidencias. De hecho, se quieren cargar el EIGE, el Instituto Europeo de Igualdad de Género, para que no haya evidencias. O sea, la mejor manera de decir que algo es una ideología, que no es una realidad, es que no haya evidencias, que no haya estudios. Necesitan llegar a esta población femenina, convencer, y yo estoy deseando conocer vuestros resultados sobre cómo lo están intentando. Ya veo: en Austria lo consiguieron. El primer país europeo en el que han obtenido un buen resultado con las mujeres fue en las últimas elecciones del año pasado en Austria. Y me refiero a la extrema derecha antidemocrática, y lo hicieron metiendo miedo, diciendo que los migrantes son violadores y que están atentando contra vuestra libertad y contra vuestra seguridad. Y lo han conseguido. Están buscando; y hay distintas —no tengo tiempo, pero tengo ahora mismo un ramillete— estrategias que están utilizando. Este ataque no viene out of the blue, o sea, no es un ataque que llegue de repente: es un ataque muy bien financiado, muy bien pensado, muy bien diseñado y con muchísima estrategia. Has hecho referencia a Susan Faludi: ella se da cuenta muy rápidamente de que, cuando hubo avances en los 80, muchos medios de comunicación empezaron a decir a las mujeres: “Pero, ¿qué locas? No entréis en el mercado laboral, que os vais a agotar, porque como todavía tenéis que cuidar de la familia, de los niños… Os están explotando, os están engañando. No entréis”. Ese backlash sobre el que ella escribía en el 90 o el 91. Esas ideas, que eran periféricas de alguna manera y que estaban muy vinculadas al extremismo religioso —ojo, no a la religión ni a la religión de cada uno; no me estoy metiendo con eso—, ese extremismo religioso que, en las últimas elecciones en Países Bajos, llevó a que hubiera un partido de extrema derecha que no llevaba a ninguna mujer porque decía que Dios así lo quiere, porque creó primero al hombre y la mujer salió de su costilla, y que ha sacado tres diputados en las elecciones holandesas. Esas ideas extremistas religiosas, que no estaban en el mainstream, han ido llegando poco a poco, y lo han hecho con una alianza internacional que tenemos constatado que, al menos desde 2013, está trabajando de manera conjunta y con una financiación brutal: rusa, de oligarcas rusos, de los evangélicos norteamericanos, de grandes familias aristócratas europeas, de grandes familias también del old money y también del new money, los nuevos tech bros, también familias...
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Es que aquí nos suena mucho: familias de grandes empresas, también españolas, están financiando estos movimientos a través del Foro de la Familia y de una serie de fundaciones y plataformas que no pertenecen directamente a los partidos de extrema derecha, pero que los financian y les hacen las campañas. Tipo Hazte Oír, CitizenGO… En la última CSW, en la conferencia sobre la situación de la mujer en Nueva York, había como 15 autobuses dando vueltas a la sede de Naciones Unidas en contra de los derechos sexuales y reproductivos y también en contra de las personas trans. Por tanto, estamos ante un movimiento que crece, pero crece, insisto, de manera extremadamente bien financiada y muy estratégica, creando un nuevo “sentido común” que cada vez llega a más gente y que introduce el discurso de la discriminación invertida. El otro día una periodista me decía que estábamos discriminando a los hombres porque a las mujeres se les estaba dando “extra points”. Me decía “extra points”, y yo le pregunté: ¿a ti te dieron algún “extra point” en la universidad? No. ¿Te dieron algún “extra point” cuando empezaste a hacer periodismo? No. Pues ni a ti, ni a mí, ni a nadie. Que ahora mismo las mujeres seamos el 57% de las personas licenciadas en las universidades europeas no tiene que ver con ningún “extra point”. Primero, somos 10 millones más en Europa, pero, en cualquier caso, no tiene que ver con ningún “extra point”, sino con que se han ido quitando barreras a la discriminación y, obviamente, al desaparecer esas barreras, hay igualdad de condiciones. Ya voy terminando, que veo a Antonia mirándome como diciendo: te estás enrollando mucho. El caso es que estos movimientos empezaron a meter gente en las universidades, en los medios de comunicación, en las fundaciones, en los parlamentos —y no en cualquier comisión, sino en la Comisión de Igualdad, en las comisiones de Libertades, en las cortes internacionales de justicia, etcétera—, y ahora se han dado cuenta de que lo que tienen que conquistar realmente es la política. Es en la política, en los partidos, donde está el mayor espacio de transformación, y ahí están. Esta es mi segunda legislatura en el Parlamento Europeo; en la anterior, la aparición de estos grupos por la Comisión de Igualdad era esporádica. Ahora están muy activos: son tres grupos de extrema derecha en el Parlamento y están tremendamente activos con esta agenda. Especialmente, el conocimiento —ya os lo he dicho— es uno de sus “targets”, uno de sus objetivos; pero, sin duda, el principal son los derechos sexuales y reproductivos. Este es ahora mismo su gran caballo de batalla; su limitación, el principal terreno de disputa. Pero hay otros. Y aquí antes he hecho un llamamiento a mi colega del Partido Popular, porque ayer tuvimos la votación de la estrategia europea de igualdad. De verdad, esto es lo último que cuento. Hace nada aprobamos el Women’s Roadmap, que presentó la comisaria Labib y que el Parlamento apoyó. Y para marzo seguramente nos presenten la nueva estrategia europea de igualdad de género. Nosotros, en el Parlamento Europeo, no tenemos iniciativa legislativa, pero sí podemos elaborar expedientes de iniciativa no legislativa para decirle a la Comisión: por aquí queremos que vayan. Hemos hecho este expediente, cuyo ponente ha sido un colega croata, un hombre, Marco Besligá, y era un texto que aprobamos en la Comisión de Igualdad con los votos del Partido Popular —voy en orden de quienes lo aprobamos—, del Partido Socialista, del Partido Liberal, de los Verdes y de la Izquierda. Votaron en contra los tres grupos de la extrema derecha: Conservadores y Reformistas, Patriotas y Soberanistas. ¿Qué pasó luego cuando llegó al Pleno? Que el Partido Popular votó dividido. Aun así, algunas cosas salieron adelante; muy importante, todo lo relativo a los derechos sexuales y reproductivos, afortunadamente.
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Ha salido que vaya en la Carta de Derechos Fundamentales y, incluso, en la Iniciativa Ciudadana Europea “My Voice, My Choice”, que seguramente habéis escuchado y que tendremos que votar en el siguiente Pleno; había una enmienda relativa y ha pasado. Pero hay otras cosas que considero fundamentales y no han salido adelante. Y esta es mi plegaria. No han salido porque el Partido Popular ha votado dividido: una parte con el bloque proeuropeísta de Ursula von der Leyen y otra con el bloque de la extrema derecha. ¿Qué no ha salido, y me parece muy importante para avanzar? No ha salido el gender mainstreaming ni el gender budgeting; es decir, ni la transversalidad ni el presupuesto. Esto es crucial porque, sin transversalidad —por ejemplo, aquí tenemos a la presidenta de las Mujeres Rurales—, no habríamos introducido nada en la PAC. Eso fue posible porque existía el principio de transversalidad en el Parlamento. Pero si nos cargamos ese principio, no hay ninguna certeza de que eso vaya a salir adelante; queda a la voluntariedad. Es muy importante que reflexionemos sobre esto y que no se pierda, porque sin transversalidad y sin presupuestos sensibles al género no podremos avanzar. En cuanto a la condicionalidad: Horizonte Europa —uno de los grandes programas de la Unión Europea— incorpora la condicionalidad de género, que condiciona la financiación a determinados criterios. Pues esto tampoco. Termino. La paridad: tampoco han salido adelante las enmiendas relativas a la paridad, y Cristina lo explica muy bien; no voy a repetirlo. En lo relativo a exteriores, a la acción exterior de la Unión Europea, la política exterior feminista ha desaparecido. No gusta y ha desaparecido. Nada de política exterior feminista, nada de acción exterior feminista; cero. Tampoco apoyo a las asociaciones de mujeres. Esto pasó ayer, a las doce de la mañana. Así que aquí termino. Muchas gracias. Buenos días. Yo soy Antonia Ruiz, coordinadora científica del proyecto Antuís. Me gustaría daros las gracias a todos y a todas por estar aquí esta mañana, con las agendas tan apretadas que solemos tener, y también agradecer al Congreso haber acogido esta jornada y a todo su personal por el apoyo que nos han prestado. Quiero agradecer muy especialmente a Cristina Hernández, directora del Instituto de las Mujeres, por su presencia hoy con nosotros y por su incansable labor al frente del Instituto y en la defensa de la igualdad de las mujeres, fundamental en nuestro país. Es un honor contar con ella, y mucho más en la presidencia de esta mesa inaugural. Muchas gracias. Mi agradecimiento también a Lina Gálvez, presidenta de la Comisión de Derechos de las Mujeres y de la Igualdad de Género del Parlamento Europeo, así como compañera de la Universidad Pablo de Olavide, tanto por su presencia como por venir a compartir su experiencia sobre la igualdad de género desde la perspectiva europea. Muchísimas gracias. Vaya también mi agradecimiento a nuestras invitadas, a las que tendremos ocasión de escuchar en breve. Contamos con la secretaria general del Partido Popular Europeo, Gilemar Strick, líder comprometida con la participación de las mujeres en la política europea, con una visión inspiradora de la igualdad y del liderazgo. Gracias. Contamos también con la coordinadora de mujeres del Partido Socialista Europeo, doña Ana Pirjalava —espero haber pronunciado bien el nombre—, figura clave en la promoción de la igualdad de género en el movimiento socialista europeo. Gracias. Y con doña Gilde Kofi, investigadora de la Universidad de Bath, referente internacional en los estudios sobre comportamiento político y género. Sin más, os doy la bienvenida a todos y a todas y espero que la jornada...
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sea de vuestro interés. Por nuestra parte, estamos muy interesados también en aprender de las contribuciones que se puedan hacer al final de esta jornada. Nada más. [Aplausos] Muy bien, vamos a continuar y a comenzar propiamente la jornada. El objetivo es presentar y debatir los hallazgos del proyecto ANTUIS, centrándonos en el caso español, pero siempre contextualizándolo en el marco más amplio de los seis países que han formado parte del estudio. El proyecto ANTUIS está financiado por la Comisión Europea, por UK Research and Innovation y por la Secretaría de Estado Suiza para la Educación, la Investigación y la Innovación. Todo lo que presentamos aquí se basa en datos y análisis empíricos; no obstante, cuando se expresen opiniones o puntos de vista, deberán entenderse como atribuibles exclusivamente a sus autores y no representar necesariamente a las entidades financiadoras. El proyecto cuenta con un consorcio de nueve instituciones, siete de ellas universidades, en seis países europeos, entre ellos el Reino Unido y Alemania.
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…además de Suiza y Hungría, en España contamos con la participación de la Universidad de Deusto, en el País Vasco, de la Fundación Visualización para la Transparencia y también de la Universidad Pablo de Olavide, que es la coordinadora del proyecto. Toda la información y todos los datos que vamos a compartir con ustedes están disponibles en nuestra página web, a través de la cual también pueden ponerse en contacto con el equipo si desean cualquier información adicional, aclaración o necesitan algún tipo de apoyo. En cuanto a los objetivos del proyecto ANTWIS, el objetivo fundamental que nos planteábamos era entender por qué algunos grupos de votantes habían cambiado su voto desde partidos tradicionales a nuevas formaciones emergentes de derecha radical populista, caracterizadas por discursos claramente situados contra la igualdad de género. Existen diversas teorías que explican el voto a este tipo de partidos, sobre las que no nos vamos a detener, porque tanto el proyecto como esta presentación giran en torno a una hipótesis muy concreta: la hipótesis de los perdedores de la globalización. Esta hipótesis sugiere que los votantes cambian su voto a estas nuevas formaciones porque consideran que sus necesidades no están bien representadas por los partidos tradicionales, a los que culpan de las consecuencias económicas y culturales negativas que la globalización ha traído a nuestras vidas. Los cambios económicos y culturales aparejados a la globalización han beneficiado a determinados grupos de personas, a quienes conocemos como los ganadores de la globalización, pero han perjudicado a otros. Como los partidos tradicionales son, o han sido durante mucho tiempo, partidos de gobierno, resultan fácilmente identificables como responsables de estos cambios. De este modo, los ganadores de la globalización votarían a los partidos tradicionales para mantener un statu quo que les beneficia, mientras que los perdedores votarían a estas nuevas formaciones. Comprobar esta hipótesis implica indagar y conocer efectivamente cuáles son las demandas de estos nuevos grupos de votantes; además, verificar si los partidos tradicionales las representan adecuadamente y analizar si los nuevos partidos de derecha radical populista están representando mejor, o no, estas demandas. En el proyecto ANTWIS incorporamos de forma explícita la dimensión de género para la comprobación de esta hipótesis, de manera que exploramos las necesidades basadas en el género de estos nuevos grupos de votantes y analizamos si son iguales para hombres y mujeres. Aunque la hipótesis de los perdedores de la globalización cuenta con amplio apoyo en la comunidad científica, existe relativamente poca evidencia empírica que haya analizado por qué o cómo estos votantes cambian su voto. Ese es precisamente el objetivo del proyecto y de la evidencia que presentamos en esta jornada. En cualquier caso, conviene advertir que, obviamente, no todos los votantes de partidos de derecha radical populista pueden considerarse objetivamente perdedores de la globalización, porque es la percepción subjetiva, no solo de haber perdido estatus, sino también de una amenaza futura de posible pérdida de estatus, lo que moviliza en parte el voto a estos partidos. Una de las grandes fortalezas del proyecto ANTWIS es que todo lo que presentamos se basa en una gran cantidad de datos empíricos y en los análisis realizados sobre ellos. A modo de breve pincelada, trabajamos con datos de seis países. En concreto, les hablaremos de los resultados de 18 grupos de discusión realizados con estos nuevos votantes; de preguntas de encuesta y de cómo miden las necesidades de género; y también de los resultados del análisis de 412 programas electorales que hemos codificado para detectar cómo se señalan esas necesidades de género. Muy puntualmente, haremos referencia a una encuesta representativa con casi 10.000 entrevistas que hemos realizado, así como a 15 talleres de ciencia ciudadana. Todos estos datos están en abierto, depositados en la plataforma Zenodo, para que puedan ser reutilizados y reanalizados, fundamentalmente por la comunidad científica.
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Para hacer los datos más accesibles al público, hemos elaborado una herramienta denominada ObservaBot, que permite a cualquier usuario, mediante una interfaz interactiva, crear sus propias representaciones gráficas a partir de nuestras codificaciones y de los resultados de los análisis. Todo está disponible en la página web y podéis contactar con el equipo si necesitáis ayuda en cualquier momento. Hasta aquí la presentación muy breve del proyecto. Pasamos ahora al contenido más sustantivo de la jornada. En primer lugar, cedo la palabra a nuestras invitadas y relatoras para que ofrezcan una breve pincelada inicial sobre el problema que nos reúne hoy. Podéis intervenir en el orden que prefiráis; os pediré, por favor, que limitemos la intervención a cinco minutos para respetar los tiempos de la jornada. Como he dicho, nos acompañan Giliman Strick, cuya trayectoria al frente de la Secretaría General de Mujeres del Partido Popular Europeo refleja su firme convicción en el papel decisivo de las mujeres en la construcción de la democracia europea; Ana Pizarlava, cuyo compromiso con el empoderamiento de las mujeres y la justicia social al frente de la sección de mujeres del Partido Socialista Europeo la convierte en una voz esencial del cambio en Europa; y Hilde Coffé, investigadora de la Universidad de Bath, cuya mirada académica y rigurosa aporta un valioso análisis a los desafíos actuales de la representación política. En el orden que queráis y, por favor, si podéis limitaros a cinco minutos, os lo agradezco enormemente. Muchas gracias por la invitación. Si tengo que seguir al traductor, me ciño a cinco minutos; los comentarios sobre los hallazgos y resultados los podemos presentar más tarde. —Sí, después de la presentación tendréis diez minutos para los comentarios. De acuerdo, ofrezco entonces una introducción muy breve. Soy historiadora política de los Países Bajos, centrada en la historia del siglo XX y en la historia de las mujeres. En estos momentos soy investigadora asociada en una universidad teológica protestante en los Países Bajos, en Utrecht. Desde hace quince años soy secretaria general de Mujeres del PPE, una función que desempeño de manera voluntaria. A partir de mi trayectoria, cuento con amplia experiencia sobre los desarrollos en el Partido Popular Europeo, y me gustaría compartir algunas experiencias de Mujeres del PPE. En primer lugar, quisiera destacar nuestra aportación activa al manifiesto electoral para las elecciones al Parlamento Europeo de 2024. En él subrayamos, entre otros aspectos, una Europa orientada a la ciudadanía: apoyamos a las familias, promovemos oportunidades para todas y todos y reforzamos la igualdad entre mujeres y hombres. La promoción de la igualdad es uno de los valores clave del PPE y lo situamos al inicio de nuestro manifiesto. Otro aspecto que ha concitado mucha atención es la violencia contra las mujeres. Recibimos numerosos informes de organizaciones de mujeres en toda Europa: colaboramos con más de cincuenta organizaciones, tanto dentro de la Unión Europea como en países como Albania y Georgia, así como en el Líbano y Marruecos. Resulta muy enriquecedor debatir con mujeres de estas organizaciones; por ejemplo, poner en diálogo a mujeres de Marruecos con mujeres de Bosnia o de Finlandia nos permite recabar experiencias diversas que nos ayudan a definir mejor nuestras políticas. En segundo lugar, quisiera señalar que celebramos elecciones de presidencia en Valencia, España, en abril, y desde Mujeres del PPE apoyamos la elección de mujeres.
Fragmentos 1-10 de 37 (18 disponibles públicamente)

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