Infraestructura para el Chile que queremos
Sigue la transmisión por EMOL TV del
debate presidencial que organiza el CPI
"Infraestructura para el Chile que
queremos".
Luis EduardoEscobar (Comando J. Jara)
Martín Arrau (Comando JA. Kost)
Clemente Pérez (Comando E. Matthel)
Vivian Modak (Modera el debate, Consejero CPT)
Vista pública limitada
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Y como han señalado mis compañeros de debate —ya que se ofendieron cuando dije que eran adversarios—, aquí el dilema es cómo poder fortalecer. Ellos quieren reducir el gasto público; nosotros decimos que no se puede reducir el gasto público y que necesitamos recomponerlo para dedicar una parte a infraestructura. No queremos fijar una regla fiscal en este momento porque es muy riesgoso.
Muchas gracias, Luis Eduardo. Martín, tu pregunta.
Entendiendo que la infraestructura es clave para mejorar el desarrollo del país, como lo manifestaste antes, ¿cuáles son las áreas que entienden como estratégicas y qué criterios proponen para priorizarlas? Voy a nombrar algunos sectores, aunque hay muchos otros relevantes: agua, logística, ciudad, energía, digitalización, salud o educación. Muchas gracias. Dos minutos para ese listado.
Antes de entrar en temas más específicos, energía y digitalización son áreas hoy entregadas en gran medida al rol privado, donde el Estado ejerce un rol regulador. En términos generales, ahí debemos evitar el populismo regulatorio, dar señales de largo plazo, contar con redes más robustas y ojalá lograr disminuciones en los costos de la energía, que hoy están entre un 50 y un 60% por sobre los de Perú o Brasil.
Entrando en materia, nuestro plan de trabajo prioriza cuatro áreas. Primero, agua y seguridad hídrica: avanzar en el aseguramiento del derecho humano al agua. En segundo lugar, la conectividad, fundamental para la logística y el transporte de personas. En tercer lugar, equipamiento para los servicios a las personas, como decía Clemente: comisarías, puestos fronterizos, cárceles, efectivamente. El equipo y la campaña de José Antonio Kast siempre han girado en torno a la seguridad. Y, en cuarto término, el ámbito institucional, el más estratégico. Quiero referirme a medidas concretas ahí, porque creemos que es necesario cambiar el marco en que abordamos la infraestructura pública, donde vemos las mayores fallas; lo demás puede derivar en enfoques más voluntaristas o en listas de supermercado. Debemos cambiar cómo hacemos la planificación estratégica de la infraestructura pública.
Vemos con muy buenos ojos la creación de una Agencia Nacional de Infraestructura Pública que sea un ente rector, no sujeto a los avatares ni a los plazos políticos. En la contingencia, también creemos —como lo han propuesto otros comandos— en establecer un comité de ministros, un comité ad hoc que se haga cargo de los proyectos urgentes, como, por ejemplo, los casi 30 proyectos hoy detenidos en concesiones, que significan cerca de 13 mil millones de dólares y generan empleo. Tenemos, además, una serie de medidas que podemos detallar más adelante.
Tendrá su minuto para la réplica y para agregar lo que estime pertinente, ¿de acuerdo? Muchas gracias. Clemente, tu pregunta.
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Chile ha sido diagnosticado por la OCDE, el BID y su propia Comisión de Productividad como un país con una institucionalidad fragmentada e ineficiente para planificar infraestructura. Tomando lo que señaló Martín, la pregunta es: ¿están dispuestos a crear una entidad estatal autónoma, con rango legal, que asesore directamente a la Presidencia y coordine un plan nacional de infraestructura?
Mire, necesitamos un plan estratégico de infraestructura de largo plazo, eso no cabe duda. Los gobiernos son muy cortos, cambian de opinión, los permisos son muy complejos; se requiere una hoja de ruta nacional. Respecto de quién va a dirigir esto: el comando, el programa de Evelyn Matthei no quiere más instituciones públicas ni más burocracia; eso es un riesgo. Nosotros sí somos partidarios de crear un Consejo de la Infraestructura Pública, pero liviano, ágil y sumamente técnico, una especie de Consejo Fiscal Autónomo de la infraestructura; algo que oriente y guíe, sin crear una nueva gran institución.
Durante años defendimos la creación de una empresa del Estado que impulsara las concesiones: el Fondo de Infraestructura. La empresa está montada, se demoró años en su discusión legislativa, su directorio tiene altas remuneraciones y, ¿a qué se ha dedicado? A comprar terminales de buses para arrendárselos al Ministerio de Transportes. Eso está muy por debajo de lo esperado. Por eso no queremos repetir la creación de una nueva institucionalidad como esa; queremos potenciar el Fondo de Infraestructura, que ahora se llama Desarrollo País, sacarle el jugo, hacerlo trabajar, porque se requiere más infraestructura. Y, además, avanzar en un Consejo Nacional de la Infraestructura liviano, ágil y técnico, que no signifique más burocracia.
¿Para qué? Porque la infraestructura va mucho más allá de las obras públicas tradicionales. Queremos ser potencia en energía verde: energías renovables y almacenamiento. Ya somos potencia en almacenamiento: vamos a llegar a 2 gigavatios; España todavía no llega a 400 megavatios. Tenemos un gran potencial en hidrógeno verde si contamos con infraestructura compartida. También en desalación: hoy tenemos 24 desaladoras y la posibilidad de crear un plan de proyectos multipropósito. Queremos ser potencia, pero para eso se necesita una línea clara en el tiempo.
Muchas gracias. Ahora les voy a dar tiempo a cada uno para réplicas y complementos. Sé que un minuto es muy poco, así que ojalá puedan focalizarse. Y, si se puede, que nos indiquen, en esta institucionalidad para la planificación de la infraestructura, cuáles son las áreas prioritarias de desarrollo. Bueno, y lo que quieran comentar. Tu minuto.
Muchas gracias. Mire, nosotros también hemos propuesto desde el principio crear una unidad que...
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Es muy importante fortalecer la infraestructura productiva porque eso genera empleo. Genera empleo no solo en la actividad directa de construir, sino que también puede expandir la producción de ciertos sectores. En las regiones, especialmente de Santiago hacia el sur, uno de los problemas más graves es la falta de agua. Mucha gente todavía habla de sequía, pero en realidad estamos hablando de cambio climático. Debemos hacernos cargo del problema del agua para la producción, en particular la agrícola.
Yo mencionaba que las exportaciones estaban estancadas en términos de volumen, pero si uno mira el detalle, las únicas que han crecido rápidamente, a tasas del 7% anual durante los últimos 10 años, son justamente las del sector agrario. Si queremos apoyar el desarrollo de las regiones del sur de Chile, una de las cosas que necesitamos hacer es instalar buenos sistemas de abastecimiento de agua, lo que implica invertir más en sistemas de regadío, incluyendo la desalación de agua.
Más allá de eso, en el ámbito social creemos que no es necesario invertir tanto como plantea la gente del comando de la señora Matei, sino fortalecer el funcionamiento de muchas de las iniciativas que ya se están realizando. Para nosotros, una de las áreas críticas de inversión tiene que ver con el sistema de telecomunicaciones y la red 5G, especialmente en la última milla, porque eso nos permite atender de mejor manera a las personas que llegan a los CESFAM.
Muchas gracias a los tres. Ahora daré inicio a las preguntas específicas para cada uno. Veo que los temas de agua son fundamentales; lo han planteado los tres. Para ti, Martín: considerando proyectos estratégicos como el puerto exterior de San Antonio y su vinculación con el territorio, ¿qué propuestas tiene la candidatura que representas para llevar adelante proyectos de esta envergadura, compartiendo sus beneficios con el territorio donde se instalan? Como decía Clemente, las concesionarias tienen prestigio; algo hay que hacer. Está bien: las concesionarias tienen cosas muy buenas y cosas por mejorar, pero también hay que reconocer todo lo bueno que han hecho por este país.
Mira, respecto a este proyecto, que es muy emblemático, por diversas razones vamos a omitir hacer un juicio particular al respecto. Es un proyecto que se ha apoyado transversalmente por diversos gobiernos. Los proyectos de esta envergadura son de interés nacional; hay que hacerlos. Sin embargo, cuando son proyectos públicos, en particular, muchas veces se asume que la validación social viene dada por el hecho de que los impulsa el Estado: que habrá algún organismo que hable con las personas y que lo solucione. También tenemos ejemplos muy positivos.
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Se requiere un organismo que hable con las personas y que entregue soluciones. Hemos visto ejemplos muy positivos —y también negativos— de empresas privadas que han tenido una relación temprana con la comunidad, desarrollando proyectos con menor nivel de conflicto y compartiendo beneficios. Hay mucho por mejorar en la coordinación de los distintos entes del sector público, que es especialmente compleja en un puerto, donde convergen la logística de salida de carga, la interacción urbana, entre otros aspectos.
Proponemos un enfoque en tres ejes. Primero, una participación temprana y efectiva en los proyectos: que los vecinos no se enteren por el diario, que sean aliados, que sientan el proyecto como propio y que, cuando sugieran mejoras de carácter cultural, social o medioambiental, estas se adopten cuando correspondan. Segundo, compartir beneficios en proyectos públicos de esta envergadura, mediante fondos implementados en la comunidad y con un comité experto que asegure efectos concretos y auditables, evitando su dilución. Tercero, empleo local: si es necesario capacitar para acceder a los puestos de trabajo, hay que hacerlo; si se debe preferir la contratación de empresas y pymes locales, también, pagando patentes en la comuna, de modo que haya beneficios directos y medibles, y las personas se sientan parte de estos proyectos.
Muchas gracias, Martín. Clemente, tu pregunta: La sociedad está demandando un mayor estándar de los servicios públicos regulados, como sanitarias, telecomunicaciones y energía. ¿Cómo plantea su candidatura hacerse cargo de estas nuevas demandas ciudadanas y de las inversiones que ellas conllevan?
Primero, entendiéndolas y escuchándolas, porque son demandas legítimas. Por ejemplo, somos líderes en inversión en energía, y es cierto; sin embargo, falta una reforma en distribución eléctrica. Tenemos bajos niveles de servicio en distribución: cortes cada vez que llueve, sin contar el apagón de febrero. A veces hemos hecho la parte más difícil, pero nos falta la última milla o el último paso.
Estamos hablando de servicios de infraestructura más que solo de infraestructura. Viene la licitación de los puertos, un tema muy importante. Estamos preparando la licitación de los nuevos puertos: hay que hacerla de manera inteligente. Cuando hay problemas con el crimen organizado, los puertos también tienen mucho que decir, y por eso queremos concesionar sistemas de inspección y escáner de contenedores, aplicando tecnología.
Cuando dijimos que habíamos reunido lo mejor de los equipos de gobierno de los presidentes Piñera, Lagos y Frei, constatamos que sabemos mucho de infraestructura, pero debemos mejorar en tecnología e innovación. En Chile se ocupa poca innovación en materia de construcción; así lo señala la Comisión Nacional de Productividad.
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Con los mismos recursos, somos menos productivos; tenemos que ser mucho más productivos y aplicar innovación, porque lo que falta ahora es dar el último paso para que la gente sienta los beneficios de la infraestructura. Un muy buen ejemplo es el Metro de Santiago. El Metro de Santiago es una empresa que cumple ahora 50 años; tuve el honor de dirigirla y la verdad es que es un ejemplo de cómo gobiernos del más distinto signo han impulsado proyectos de largo plazo, con una gerencia ajena a los vaivenes políticos y con una claridad respecto de hacia dónde avanzar.
Muchas gracias, Clemente. Tu pregunta, Luis Eduardo. Chile enfrenta una grave crisis habitacional, pero construir más viviendas no basta si estas no están bien ubicadas y conectadas. ¿Cómo garantizará su gobierno que las nuevas soluciones habitacionales estén integradas a la ciudad, con acceso efectivo a transporte, con servicios básicos y espacios públicos de calidad?
Efectivamente, Chile está viviendo una crisis habitacional bastante grave. En estos días se ha comentado que no se ha podido completar la reconstrucción de algunos desastres naturales, en particular el de Viña del Mar, y tenemos tal vez la mayor cantidad de familias ocupando terrenos de manera ilegal alrededor del país. Claramente es un tema del cual hay que hacerse cargo.
Nosotros tenemos contemplado edificar unas 260.000 viviendas nuevas en el próximo período de cuatro años —que es más o menos similar a lo que va a terminar haciendo este gobierno si cumple su meta— y mejorar la habitabilidad de viviendas sociales más antiguas, cuya habitabilidad hoy está en duda, en unas 140.000 viviendas adicionales.
Una de las cosas en que estamos trabajando es la identificación de terrenos públicos dentro de las ciudades y la recuperación de ciertos espacios céntricos que permitan a la gente vivir más cerca de donde actualmente se prestan los servicios. No hay que ser experto en urbanismo: basta con pasearse por nuestras ciudades para observar viviendas construyéndose muy cerca de las autopistas. Ese tipo de situaciones queremos evitarlas, localizando a las familias en espacios que han sido abandonados. Hay experiencias positivas aquí en el centro de Santiago, y creemos que también hay más espacios tanto en Santiago como en otras ciudades del país.
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Muchas gracias a los tres. La verdad es que este es uno de los temas más relevantes, porque no se trata de infraestructura por infraestructura, sino de prestar servicios a las personas. Voy a pedir, de nuevo, que reactiven el relojito, que deja de funcionar cada cierto tiempo. Y voy a ser generosa, porque parece que fui muy rigurosa con los tiempos: en este espacio de libre disposición para réplica les voy a dar un minuto y medio para cada uno. Además, les voy a sugerir que, si pueden, mencionen algo respecto de la relevancia de la asociación público-privada. Aquí pareciera que el único mecanismo que vemos es el sistema de concesiones del Ministerio de Obras Públicas, pero existen otras instancias que permiten la implementación de aquello, como la Ley de Financiamiento Urbano Compartido, especialmente para temas en regiones y proyectos más pequeños. A ver si pueden comentarnos cómo hacemos esta asociación público-privada usando las distintas herramientas que existen. Martín, su minuto y medio, que no me reten, por favor. Ahí está.
Oye, voy a aprovechar este espacio para recoger lo que usted señalaba y cruzarlo con un tema muy importante que han mencionado mis dos contendores, o más bien colegas: el agua. Mucho hablamos del derecho humano al agua; llueve menos y con la isoterma más alta; tenemos una crisis hídrica que ya llegó: estamos tarde. Hay muchos estudios y las medidas de abatimiento están identificadas por costo-eficiencia, pero no avanzamos lo suficientemente rápido. Si en un sistema de Agua Potable Rural nos demoramos, en promedio, 10 años, en embalses estamos cerca de 40 años o más.
Nosotros tenemos un plan de trabajo potente que combina varias de las cosas que usted planteaba. Por ejemplo, en desalación hay muchos proyectos: Econssa está impulsando iniciativas, al igual que las mineras y las empresas sanitarias, que tienen un rol enorme. Pero hay que actuar más en red, y creemos que el mecanismo de concesiones puede ser un instrumento potente para configurar un sistema más interconectado, que articule distintas ofertas y demandas y nos permita llegar a usuarios a los que hoy no estamos llegando.
También está la Ley 18.450, que fomenta la tecnificación del riego y que, si bien se ha desvirtuado, debemos reenfocar para que los agricultores —los mayores usuarios de agua— sean más eficientes en su uso. Ahí hay que potenciar lo que ya se está haciendo.
Y quiero mencionar los embalses: el compromiso es echar a andar dos obras que están casi listas, el embalse Zapallar y el embalse Punilla, que en conjunto suman cerca de 600 millones de metros cúbicos. Esperemos que este Gobierno deje operando el primero; el segundo le tocará al próximo Gobierno, y al siguiente dejarle, ojalá, otros dos proyectos.
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Ojalá, con el primero y el segundo operando, le tocará al próximo gobierno, y dejar al siguiente, ojalá, otros dos proyectos. Tiempo.
Clemente, tiene un minuto y medio. El tema del agua es clave. Como señalé, queremos ser líderes en desalación. El desafío es que, de los 24 proyectos de desalación existentes, la mayoría han sido impulsados por empresas mineras, con proyectos ya ejecutados, y solo dos están asociados a empresas sanitarias. No hemos sido capaces de desarrollar un modelo de negocios de desaladoras multipropósito; ahí hay un desafío, y queremos abordarlo. Apoyaremos la ley de desalación para poder establecer las servidumbres necesarias. Queremos desarrollar un portafolio de proyectos de reúso de agua, como el que se impulsa en Antofagasta. Asimismo, impulsaremos un portafolio de ocho embalses, entre los cuales están, obviamente, Zapallar y Punilla, y tal vez pensar en embalses más pequeños de ahora en adelante, porque hay menos agua para llenarlos.
Tenemos un problema de cambio climático. Sé que el candidato Kast no cree tanto en el cambio climático, pero, al menos, las obras de agua que propone ayudan a mitigar y a adaptarnos a esta realidad que nosotros sí reconocemos. Además, contemplamos un conjunto de obras de resiliencia para enfrentar esta crisis: control aluvional, manejo de quebradas y, por la vía de la mitigación, un plan nacional de ciclovías. No se trata de duplicar la longitud de ciclovías —lo que suele derivar en proyectos de baja calidad—, sino de hacer buenos proyectos que nos permitan duplicar la cantidad de usuarios de aquí a cinco años. Ese es uno de los propósitos del programa de Evelyn. Creemos en el cambio climático y en la infraestructura necesaria para mitigar sus efectos y adaptarnos a esta nueva realidad. Muchas gracias.
Luis Eduardo. Gracias. Quiero volver a los temas sociales. Tenemos tres áreas prioritarias: salud, educación y vivienda. Ya hablé de vivienda; quisiera profundizar en la industrialización y el uso de la madera en la construcción. Uno de los principales desafíos no es si podemos construir bien viviendas industrializadas o en madera —incluso edificios en madera, como se hace en Europa o en Estados Unidos—, sino que la principal barrera hoy es cultural: la gente prefiere una vivienda de hormigón y ladrillo. Entonces, ahí hay un trabajo...
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Hay un trabajo pendiente que nos permitiría avanzar mucho más rápido en la solución de vivienda. En salud, hablaba de la importancia del 5G y de la digitalización del sistema. Una de las grandes restricciones que tenemos, además de la infraestructura, es la falta de especialistas. Por eso, debemos ser capaces de llegar al CESFAM, donde está la persona enferma, de forma tal que el especialista que sabe de ese tema pueda atenderla. Y la única manera de hacerlo de manera eficiente, dados los actuales cuellos de botella, es justamente por la vía de la atención digital.
Muchas gracias. Pasamos a nuestro tercer bloque, referido a destrabar la inversión: ¿qué se necesita para cambiar? Ahora parte Clemente en esta serie de respuestas. La pregunta es general, Clemente: la falta de coordinación estatal y la burocracia afectan la ejecución de proyectos de infraestructura pública como hospitales, carreteras, transmisión eléctrica, conectividad digital, acceso a agua potable, entre otros. ¿Qué mecanismos propone para reducir los tiempos de ejecución de obras sin disminuir ni la calidad ni los estándares de las mismas? Tus dos minutos, Clemente.
Mira, es un drama. El tema de la permisología es un drama; en eso, por fin, todos nos pusimos de acuerdo. Incluso inventamos una palabra: permisología. En definitiva, las personas de carne y hueso son las más afectadas. Por ejemplo, el Hospital del Salvador, que lleva 15 años desde su licitación, cuánto habría servido durante la pandemia. Sin embargo, fue rechazado ambientalmente y luego aprobado. Hay quienes creen que existe una disyuntiva entre crecimiento y otorgamiento de permisos ambientales. Ese es el drama principal: el sistema de permisos no está dando las discusiones de fondo.
Por ejemplo, los data centers han enfrentado obstáculos y, sin embargo, los principales de Santiago ni siquiera consumen agua. Fue rechazado un data center que había comprometido no utilizar agua en sus sistemas de enfriamiento. Tenemos, como dije, 22 proyectos de desalación; todos han tenido problemas. ¿Y cuál es el posible impacto ambiental que tiene un proyecto de desalación? La salmuera. Llevamos años y nadie ha solicitado una norma de emisión de salmuera. Eso demuestra que se ponen obstáculos por ponerlos, no para dar las discusiones de fondo.
Soy partidario de que se den las discusiones ambientales de fondo, porque nadie quiere un país regresivo en términos ambientales. Queremos un país que proteja el medio ambiente y que sea capaz de avanzar. Por eso, estamos proponiendo muchas reformas en materia de permisos. Primero, no pasarnos el período completo, como lo hizo este gobierno, discutiendo una ley. Por fin se aprobó la ley.
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Las autorizaciones sectoriales no han disminuido la burocracia; al revés, la permisología ha aumentado. Queremos una ley corta que establezca plazos precisos para determinados organismos —por ejemplo, las Divisiones de Desarrollo Urbano y las seremis—, plazos específicos que la ley de autorizaciones sectoriales no fijó. Junto con eso, también es necesario reformar algunas instituciones, como el Consejo de Monumentos Nacionales, donde hay colegios profesionales enquistados. Eso no puede ser en una democracia; no se puede tener gremios participando en la toma de decisiones. Hay que modificar instituciones para poder seguir avanzando. Tiempo.
Muchas gracias, Clemente. Todo un honor. Luis Eduardo.
Gracias. Vuelvo al inicio de la conversación: necesitamos una institución fuerte, empoderada, a nivel de la Presidencia de la República, que mejore un elemento central, la coordinación, y la efectividad en el manejo de los proyectos. El cambio en Valparaíso, por ejemplo, durante la época del Presidente Lagos, se hizo con el Acceso Sur. El Acceso Sur significó cambiar totalmente la logística en Valparaíso y le mejoró la calidad de vida a todo el mundo, porque sacó 250.000 camiones anuales que pasaban por el centro de Valparaíso y que hoy día circulan por una carretera fuera de la ciudad que entra directamente al puerto. Para eso se requirió —y voy a ponerle nombre y apellido— que Ernesto Ottone, del segundo piso, estuviera a cargo de ese proyecto. Él personalmente se encargó de supervisarlo y estuvo permanentemente involucrado para que se ejecutara. Con la fuerza de la Presidencia se pueden hacer cosas muy potentes.
En paralelo, tenemos que revisar algunos aspectos de nuestra permisología. Lo más grave es el sistema de evaluación ambiental. Este Gobierno no va a alcanzar a sacar la ley en el Congreso, y su correlato tiene que ver con el Consejo de Monumentos Nacionales. La construcción de un parque en Valparaíso se atrasó dos años porque hubo que realizar una serie de excavaciones en terrenos que eran de relleno, la basura del terremoto de 1906. Ese tipo de cosas debemos corregirlas, y para eso se requieren instituciones centrales con fuerza. Muchas gracias, Luis Eduardo.
Martín, tu pregunta.
La evaluación social... Perdón, me adelanté. Me está quitando una pregunta. Tu pregunta general, sí. Tiempo.
Efectivamente, ¿cómo podemos reducir los tiempos de ejecución de obras? Hay varias recomendaciones: modernizar los contratos de obra pública e incorporar mecanismos más ciertos y eficaces para la resolución de conflictos.
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