El acta de la sesión número 67 se declara aprobada. El acta de la sesión número 68 queda a disposición de las señoras y los señores diputados. El señor Prosecretario dará lectura a la Cuenta.
Gracias, señor Presidente. Buenos días. Se han recibido las siguientes comunicaciones en la Secretaría de la Cámara:
- Informe de la Comisión de Relaciones Exteriores, Asuntos Interparlamentarios e Integración Latinoamericana, recaído en el proyecto iniciado en mensaje que aprueba las enmiendas al Convenio Constitutivo de la Organización Marítima Internacional, adoptadas por la Asamblea Ordinaria de dicha organización el 8 de diciembre de 2021.
- Proyecto iniciado en moción de los diputados señores Bianchi, Araya, Camaño, Soto, Tapia y Ulloa, y de las diputadas señoras Marzán, Molina y Musante, que modifica la Ley Nº 18.290, de Tránsito, para establecer la obligación de controlar el ingreso y salida de vehículos motorizados mediante el registro de la placa patente única en los casos y circunstancias que se indican.
- Proyecto iniciado en moción de las diputadas señoras Pérez, González y Olivera, y de los diputados señores Calisto, Pino y Saffirio, que modifica la Ley Nº 18.290, de Tránsito, con el objeto de prorrogar la vigencia de las licencias de conducir profesionales y no profesionales por los plazos que indica.
- Proyecto iniciado en moción de los diputados señores Cuello, Ibáñez, Manouchehri, Ramírez, Santana y Tapia, y de las diputadas señoras Acevedo, Cariola, Castillo y Cicardini, que modifica la Carta Fundamental para establecer un royalty portuario.
- Proyecto iniciado en moción de las diputadas señoras Olivera, Ahumada, Mix y Pérez, y de los diputados señores Calisto, Pino y Saffirio, que modifica el Código Penal para sancionar especialmente los delitos de hurto, robo y receptación de mascotas o animales de compañía.
Es toda la Cuenta, señor Presidente.
Muchas gracias, señor Prosecretario. Antes de dar la palabra sobre la Cuenta, quiero pedir un acuerdo. En general, dada la discusión presupuestaria, se permite el ingreso de un máximo de dos personas por diputado. En el día de hoy tenemos un proyecto de ley relativo a la artesanía y diversos diputados me han solicitado autorizar el ingreso de algunas personas más a las tribunas. No es un proyecto que genere controversia, por lo que solicito la unanimidad para permitir el acceso de un número ligeramente mayor de personas a las tribunas. ¿Habría acuerdo? Muy bien, muchas gracias.
Muchas gracias. Hemos solucionado el tema. Palabras sobre la Cuenta: se ofrece la palabra al diputado Luis Cuello.
Muchas gracias, Presidente. Presidente, quisiera pedir que, respecto del proyecto indicado en el número 4 de la Cuenta, pase a la Comisión de Hacienda en reemplazo de la Comisión de Constitución. Gracias, Presidente.
¿Habría acuerdo? No hay acuerdo; en votación. Ah, perdón, no aparece en pantalla... Ahí está. En votación. Un momento, déjenme terminar esta votación. Primer llamado. Han votado todas las señoras y los señores diputados. Segundo llamado. Han votado todas las señoras y los señores diputados. Resultado de la votación: 34 a favor, 20 en contra y 3 abstenciones. Aprobado.
No habiendo más palabras sobre la Cuenta, se inicia la Orden del Día. Corresponde tratar el proyecto de ley, iniciado en mensaje, que modifica la ley N° 20.129 con el objeto de regular nuevas exigencias para ingresar a las carreras y programas de pedagogía, correspondiente al Boletín N° 17.442-04. Para la discusión de este proyecto se concederán tres minutos a cada diputada y diputado que se inscriba para hacer uso de la palabra. Informe rendido. Se ofrece la palabra, primero, al diputado Luis Maya y, luego, a la diputada Marcia Rafael.
Diputado Luis Maya tiene la palabra.
Gracias, Presidente. Presidente, en Chile siempre hablamos de médicos, de ingenieros, de abogados como ejemplo de éxito, pero ¿y los profesores y profesoras? ¿Quién defiende a quienes están en la primera línea de nuestra infancia, de nuestra juventud? Porque sin profesores no hay doctores, no hay ingenieros, no hay país. En Chile los profesores siguen siendo mal pagados, sobrecargados y maltratados. Y esa también es la razón del déficit gigante de docentes. ¿Cómo vamos a pedirles excelencia si el Estado los trata como profesionales de segunda categoría?
En Arica y Parinacota la herida es doble, porque allá no nos faltan jóvenes con vocación; lo que sobra es un Estado que les cierra las puertas. Jóvenes que sueñan con enseñar en la misma sala donde aprendieron a leer, que quieren ser ejemplo para otros, pero que se quedan en el camino porque se les exige lo mismo que a quienes tuvieron todos los privilegios en Santiago. En la capital sobran universidades, sobran recursos, sobran oportunidades. En Arica lo que sobra es abandono. Y cuando las reglas se escriben desde la comodidad del centralismo, condenan a Arica a no tener futuro.
¿Cómo no nos va a dar rabia que la Universidad de Tarapacá haya tenido que cerrar las admisiones de pedagogía no porque falten alumnos, sino porque un sistema injusto los castigó a todos? Eso no es excelencia; eso es castigo, eso es centralismo. No es justo pedirle a un joven del desierto, del altiplano, que estudió en una escuela sin infraestructura, sin recursos, que compita con alguien que lo tuvo todo servido. No es justo. No podemos seguir tolerándolo.
Este proyecto importa porque abre una puerta, pero no basta, porque de nada sirve bajar las barreras de entrada si al otro lado no hay infraestructura, no hay recursos, no hay apoyo. Si seguimos así, el sueño de ser profesor en el norte va a seguir muriendo de sed. Chile necesita más profesores, pero también necesita que esos profesores nazcan y se formen en sus regiones. Nadie va a entender mejor a un niño del altiplano que quien también caminó kilómetros para llegar a la escuela. Nadie va a enseñar mejor en Azapa, Lluta o Chaca que quien creció bajo el sol de Arica. Arica está cansada de discursos vacíos.
Lo que queremos es simple: oportunidades para que nuestros jóvenes puedan ser profesores sin tener que emigrar, porque la mayor riqueza de un país es su juventud, y esa riqueza se aprovecha con educación. La educación no puede morir de sed en el desierto ni ahogarse en el centralismo de Santiago. Gobernar es educar, y yo voy a seguir luchando por Arica, por sus jóvenes y por sus profesores. Lucho por Arica, lucho por la educación. Muchas gracias.
Gracias, diputado. Tiene la palabra la diputada Marcia Rafael.
Gracias, señor Presidente. Todos compartimos una misma convicción: Chile necesita con urgencia más y mejores profesores para fortalecer la educación de nuestros niños y jóvenes. Nadie en esta sala duda de que la formación inicial docente es la piedra angular para avanzar hacia un sistema educativo de calidad, más justo y equitativo. Sin embargo, el proyecto que hoy discutimos no da la respuesta que nuestro país requiere.
Este proyecto plantea establecer un nuevo mecanismo técnico para definir los requisitos de acceso a la carrera de pedagogía, con la intención de flexibilizarlos frente al descenso sostenido de matrículas. Pero, señor Presidente, cabe preguntarnos con seriedad: ¿flexibilizar los requisitos es realmente el camino para mejorar la calidad de la formación docente, o estamos, en la práctica, renunciando a una aspiración de excelencia por razones circunstanciales?
La baja matrícula en pedagogía no se resuelve relajando estándares de ingreso; ese es apenas un parche que no enfrenta las causas estructurales que alejan a miles de jóvenes de esta vocación: condiciones laborales poco atractivas, ambientes de trabajo cada vez más complejos, y una carrera profesional exigente pero poco valorada y mal remunerada, que además obliga a los docentes a asumir horas extra en sus hogares, sin pago ni reconocimiento alguno.
Más aún, preocupa que este proyecto entregue amplias facultades a un comité técnico para modificar año a año los requisitos de ingreso, sin estándares claros, estables ni previsibles. Nuestro sistema educativo no puede seguir dependiendo de improvisaciones. También es necesario preguntarse si el proyecto considera las necesidades y realidades de nuestras regiones. ¿Estamos realmente respondiendo a esa necesidad o simplemente postergando el problema para que lo resuelva otro gobierno?
Lo que el país necesita es una política integral que dignifique la labor docente y haga atractiva la carrera desde una perspectiva vocacional, profesional y económica. Urge abordar los problemas de fondo: disminuir la violencia en los establecimientos, incorporar políticas de autocuidado para mejorar los climas laborales, generar programas de atracción de talento hacia la pedagogía, ofrecer oportunidades permanentes de especialización y actualización, y reconocer de manera efectiva la carga laboral y las horas extra que hoy se realizan fuera del aula y no son remuneradas.
Nuestros profesores, los que hoy están en formación y los que vendrán, merecen que el Estado los reconozca como lo que son: una profesión esencial para el desarrollo del país y para la formación de las generaciones futuras de chilenos. Por eso, señor Presidente, este Congreso debe estar a la altura, no para rebajar estándares, sino para construir una política que enaltezca la profesión docente y devuelva a nuestros profesores la dignidad y el lugar que nunca debieron perder. Muchas gracias.
Gracias, diputada. Tiene la palabra el diputado Francisco Undurraga.
Gracias, señor Presidente. Chile necesita más y mejores profesores. La educación es la principal herramienta para derrotar la odiosa desigualdad que nace desde la cuna, y en Evópoli siempre estaremos comprometidos con esta causa, porque desde nuestro origen hemos puesto a los niños primero en la fila. Pero seamos claros: este proyecto no es el camino para lograrlo. Todos compartimos la urgencia de enfrentar el déficit docente, pero no podemos hacerlo debilitando los estándares de ingreso ni delegando decisiones esenciales a instancias sin control.
El país ha avanzado desde este Congreso en políticas que fortalecieron la profesión docente. Sin embargo, lo que hoy se nos propone implica retroceder en esos consensos y debilitar la seriedad con que Chile había decidido formar a sus futuros maestros. Se nos dice que esta reforma busca flexibilizar las exigencias, pero, en la práctica, abre la puerta a una rebaja de los estándares de ingreso, y la evidencia es contundente: a mayor puntaje de ingreso, mejor desempeño posterior en la Evaluación Nacional Diagnóstica. Además, me permito cuestionar una premisa que el Gobierno da por sentada.
Los problemas no están en la falta de profesionales, sino en la mala gestión territorial y en la alta decepción de los profesores con el sistema. Los datos lo demuestran: la matrícula escolar ha caído un 5%, mientras que el número de docentes aumentó en un 46% en los últimos quince años. Este proyecto, por tanto, parte de un diagnóstico equivocado.
Presidente, este proyecto también rompe el consenso alcanzado en 2016 y debilita una política pública basada en evidencia. Además, introduce un conflicto de interés institucional al entregar un rol decisivo al Comité Técnico de Acceso, que depende del mismo subsistema que regula. La baja en la matrícula de Pedagogía no se explica por la existencia de requisitos de ingreso, sino por la falta de valorización social y profesional del rol docente, las bajas remuneraciones y la sobrecarga laboral. Mientras no enfrentemos estas causas estructurales, cualquier medida cosmética solo agravará el problema. Chile necesita una política integral para atraer vocaciones, mejores condiciones laborales, formación de excelencia y un reconocimiento real al valor de enseñar. No un atajo que rebaje requisitos ni un sistema que se conforme con menos. Por eso, votaremos en contra. Muchas gracias.
Gracias, diputado. Antes de saludar a Los Cóndores, vamos a saludar también a una delegación que se encuentra en nuestras tribunas de honor: el Colegio Doctor Adriano Machado Pardo, de Viña del Mar, de quinto a octavo básico. Son niños y niñas que nos acompañan el día de hoy, invitados por mi amigo el diputado Jorge Brito, que se encuentra a mi lado, y están acompañados por Macarena Muñoz. Les damos un fuerte y cariñoso aplauso. Espero que lo pasen muy bien hoy acá en la Cámara de Diputadas y Diputados. Muchas gracias. Seguimos con la palabra para Camila Rojas. La diputada Camila Rojas tiene la palabra.
Gracias, Presidente. No podemos negar que hay carreras, profesiones u oficios que revisten una importancia particular respecto del rol que cumplen en la sociedad. Las carreras docentes son parte de ellas: educadoras de párvulos, profesoras y profesores son quienes forman a las y los ciudadanos del futuro.
No existe evidencia de que las exigencias de las cuales estamos hablando en esta sala se traduzcan en mejorar la calidad del profesional que se titula en la carrera docente. Porque, finalmente, la responsabilidad de que un estudiante se convierta en un profesional de calidad es compartida entre la institución de educación superior y el propio estudiante; ello ocurre durante la formación y no al postular a la carrera.
Presidente, ser docente es difícil. Es difícil enseñar en salas repletas, con niños, niñas y adolescentes que tienen distintas necesidades y formas de aprendizaje; con sueldos que no reflejan el esfuerzo de las y los profesores; con horas no lectivas insuficientes y con desafíos quizás solo comparables con la crianza misma, base de la formación de cada una y cada uno de nosotras y nosotros. Con todas esas dificultades, hay quienes cada año, al terminar su educación secundaria, tienen la motivación y la vocación de convertirse en educadoras y profesores. Y con este tipo de exigencias lo único que hacemos es coartar ese impulso.
Presidente, yo voy a aprobar este proyecto de ley para que el Ministerio de Educación y el Comité Técnico de Acceso definan, con la flexibilidad necesaria, los requisitos de ingreso a la carrera docente cada cinco años, con informes que consideren todos los aspectos que influyen en el contexto educativo, como las necesidades territoriales y la matrícula. Porque cuando un joven quiere convertirse en educador, educadora, profesor o profesora, lo último que debemos hacer es cortarle las alas; por el contrario, debemos impulsarlo y apoyarlo para que se convierta en un profesional de excelencia. Gracias, Presidente.
Gracias a usted, diputada.
Y, junto a Andrés Longton, que se encuentra a mi lado, deseo expresar un reconocimiento muy especial a la selección chilena de rugby, que hoy nos honra con su presencia en las tribunas tras haber alcanzado, con esfuerzo, compromiso y trabajo en equipo, su segunda clasificación a un campeonato mundial de esta disciplina. Esto es un hito para el deporte nacional, que llena de orgullo a nuestro país y refleja de manera ejemplar valores como la perseverancia, la unidad y la convicción. Los Cóndores han demostrado que, cuando hay pasión y entrega, Chile puede alzar su nombre y su bandera en el escenario deportivo internacional. En el Estadio Sausalito, más de 20.000 personas celebraron esta alegría y esta clasificación. Esta Corporación les envía un afectuoso saludo y nuestras más sinceras felicitaciones a cada uno de los jugadores y también al cuerpo técnico y a quienes los han acompañado en todo este proceso. Su esfuerzo inspira a miles de niños, niñas y jóvenes que ven en ustedes un modelo de superación y compromiso. Gracias por devolvernos la emoción de creer en el deporte como un espacio de encuentro, respeto y orgullo nacional. Muchas gracias y bienvenidos a esta Cámara de Diputadas y Diputados.
Se encuentran aquí los jugadores Lucas Vertis, Santiago Videla, Clemente Saavedra, Domingo Saavedra y Rodrigo Fernández, y también el cuerpo técnico: Raúl Sirgen, Davor Stanik, Felipe Romero y Francisco Rayo. Muchas gracias… Francisca Rayo, perdón. Muchas gracias por venir; los recibiremos luego en la Presidencia. Gracias, y gracias a los diputados también por haberlos invitado.
Continuamos con nuestro proyecto. Tiene la palabra don Félix González. ¿Está don Félix? Don Jaime Sáez. Don Jaime tiene la palabra. Don Félix primero y después don Jaime… Aquí llegó; no lo había visto.
Muchas gracias, presidente. A veces se quiere resolver un problema generando más problemas. El diagnóstico respecto del ejercicio de las pedagogías lo podemos compartir; sin embargo, la solución que se propone, al establecer una barrera de acceso a las carreras, va a generar más problemas que resolver los de fondo. El problema de fondo es que hoy es difícil ejercer la pedagogía. La situación en distintos establecimientos educacionales, sobre todo en los de básica y media, es que se ha vuelto un lugar hostil para alumnos y profesores. Algunos docentes tienen 40 o 45 alumnos en una sala y, finalmente, se les pide hacer magia.
En la medida en que cambiemos las condiciones en que las personas dedicadas a la pedagogía ejercen su trabajo, podremos resolver la crisis actual. Lo que ocurre es que hay personas que, pudiendo elegir pedagogía, no la eligen porque las condiciones laborales, de ejercicio e incluso las condiciones físicas de los establecimientos son malas. No existe ese incentivo; más bien hay un disuasivo para ejercer la pedagogía. Es un dato relevante: el lugar donde se ejerce el trabajo que alguien estudia para desempeñar el resto de su vida.
Generar esta barrera de acceso hará que menos personas estudien pedagogía y que, además, se produzca una crisis en carreras que tal vez deban cerrar. Algunos parlamentarios nos reunimos con decanas y decanos de pedagogía en la Región del Biobío, y nos han manifestado su preocupación de que, si este proyecto sigue avanzando tal como está redactado, el resultado no será tener mejores profesores; podría ser que tengamos carreras cerradas. Por eso, llamo al Gobierno a replantearse esta supuesta solución, que al menos desde la academia nos señalan que no es tal.
Presidente, respecto de ese proyecto, voy a votarlo en contra. Muchas gracias, Presidente.
Muchas gracias, diputado. Tiene la palabra el diputado Jaime Sáez.
Muchas gracias, Presidente. Muy buenos días. Saludo también, por su intermedio, al ministro Cataldo. Me presento hoy ante la Sala para hablar del futuro, no de un futuro abstracto o lejano, sino del futuro que se construye cada día en cada sala de clases de nuestro país. Y para hablar de ese futuro, debemos hablar de quienes lo forjan: nuestras profesoras y nuestros profesores.
Hoy ese futuro está en grave riesgo. Nos enfrentamos a una crisis estructural, silenciosa pero devastadora: la falta de docentes. Las cifras son alarmantes. Entre 2018 y 2022, la matrícula en carreras de pedagogía se desplomó en un 43%. Se proyecta que para 2030 al país le harán falta más de 33.000 profesores en las aulas. Esto no es solo una estadística; es una condena para miles de niños, niñas y adolescentes que no tendrán acceso a la educación de calidad que merecen.
La legislación vigente, la Ley 20.129, nacida con la noble intención de elevar la calidad, ha generado un efecto no deseado y perverso. Al establecer requisitos de ingreso cada vez más rígidos y centrados casi exclusivamente en el puntaje de una prueba, ha terminado por cerrar las puertas a la profesión docente. Hemos caído en una trampa: en nombre de una supuesta calidad, estamos destruyendo el sistema que forma a los profesores.
La evidencia es clara, Presidente. Una ley que provoca el cierre de 460 programas de pedagogía en menos de una década no es una ley que esté funcionando y merece ser modificada. Se nos ha presentado un falso dilema, calidad versus cantidad, pero la calidad de un profesor no se mide únicamente por su puntaje en la PAES. La calidad se forja en la vocación, en la pasión por enseñar y se cultiva a lo largo de una trayectoria formativa rigurosa, con programas acreditados, con evaluaciones diagnósticas y con un acompañamiento constante; mecanismos que nuestras universidades ya tienen y que este proyecto de ley no debilita, sino que respeta.
Este proyecto viene a corregir el rumbo. No propone bajar los estándares, sino hacerlos más inteligentes, más flexibles y más justos. Propone reemplazar una barrera rígida por un mecanismo técnico, periódico y basado en evidencia, liderado por el Comité Técnico de Acceso al Subsistema Universitario y con el respaldo del Consejo Nacional de Educación. Un mecanismo que considere las realidades territoriales, que reconozca la diversidad de talentos y que responda a las necesidades reales de nuestro sistema escolar.
Al aprobar este proyecto, Presidente, estamos dando una respuesta responsable a la crisis. Estamos garantizando que las regiones extremas, hoy las más afectadas, como la Región de Los Lagos, puedan seguir formando a sus propios docentes. Estamos manteniendo vías de acceso valiosas como el programa PACE, que reconoce el mérito en contextos diversos. Estamos respaldando un amplio consenso técnico y académico manifestado por el Consejo de Rectoras y Rectores, que nos advierte que, sin este cambio, el daño al sistema formador puede ser irreparable. Por eso, llamo a aprobar este proyecto. Muchas gracias.
Muchas gracias, diputado. Tiene la palabra la diputada Alejandra Placencia.
Muchas gracias, Presidente. Saludo por su intermedio al ministro Cataldo. Presidente, qué duda cabe de que Chile enfrenta una crisis: un déficit creciente de profesores y profesoras que amenaza la calidad de todo el sistema educativo. Este proyecto claramente no es una solución mágica, pero sí es una respuesta política y técnica a una urgencia nacional: asegurar que la educación pública tenga a los docentes que necesita y que ninguna vocación se pierda por barreras de ingreso rígidas o arbitrarias.
Sabemos que subir los puntajes de ingreso no ha significado mejorar la calidad docente. Lo que realmente importa es la formación inicial, el acompañamiento académico, las condiciones de aula y la dignidad con que se ejerce la profesión. Por eso, este proyecto fortalece el rol del Estado, estableciendo un Comité Técnico de Acceso que, con respaldo del Ministerio de Educación y su Subsecretaría, definirá requisitos basados en evidencia, considerando las brechas territoriales y las necesidades de cada disciplina. Es planificación inteligente, con datos y con sentido de país. Chile es diverso, y también lo son sus necesidades educativas.
En nuestras grandes ciudades faltan docentes en áreas clave como matemáticas o ciencias. No podemos seguir cerrando carreras de pedagogía por falta de matrícula y dejar comunidades enteras sin profesores. Este proyecto permite un acceso más justo, inclusivo y contextualizado, evitando profundizar las desigualdades territoriales. Y aquí quiero ser muy clara, Presidente: no se trata de bajar estándares, se trata de redefinirlos con justicia. La calidad no depende de una barrera de ingreso, sino de una formación docente sólida, de condiciones dignas y del compromiso del Estado con la educación. Esa es la apuesta que hacemos hoy: que la vocación pedagógica florezca en todo Chile. Además, hablo como profesora de vocación, con años de experiencia en colegios públicos y privados. Sé lo que significa entrar a una sala de clases sin apoyo, con sobrecarga y con recursos insuficientes. Por eso, este proyecto es un paso necesario, pero no el único. Debe ir acompañado de mejores condiciones laborales, de reconocimiento social y de políticas que dignifiquen la profesión docente. La docencia no es una profesión de segunda categoría, es el corazón de cualquier proyecto país, y garantizar que haya más y mejores profesores es garantizar el futuro de todos los niños y niñas de Chile. Muchas gracias.
Muchas gracias a usted, diputada. Tiene la palabra el diputado Sergio Bobadilla.
Gracias, Señor Presidente. Esta es una iniciativa legal que constata y demuestra, una vez más, que este Gobierno se ha convertido en una verdadera máquina, y muy bien aceitada, para destruir la educación en nuestro país. Nuevamente se busca postergar las exigencias para el ingreso a las pedagogías, a petición de grupos interesados, básicamente de algunas universidades, ya que los expertos, los entendidos en esta materia, están de acuerdo en que una nueva postergación solo va a perpetuar la mediocridad, con el perjuicio actual y futuro de nuestros niños. ¿Y quién se hace cargo de estas consecuencias? Nadie.
Señor Presidente, la Comisión rechazó esta iniciativa, y con votos oficialistas, y eso no es menor, porque está claro que este proyecto no resuelve el problema de cómo generamos incentivos para que los mejores alumnos ingresen a estudiar pedagogía y para que los profesores no se vayan del sistema. Este Gobierno no apunta al fondo del problema, porque el verdadero problema está en cómo retenemos a los profesores en el sistema educacional. Este Gobierno ha sido incapaz de erradicar la violencia, no ha sido capaz de poner atajo a los violentistas, y por eso muchos profesores se van del sistema al cabo de cinco años en busca de mejores oportunidades de trabajo, porque el clima laboral que este Gobierno ha mantenido en los colegios no es el más apropiado para que los docentes permanezcan.
Hay estudios que indican que no faltan profesores; lo que falta es echar a los violentistas de los colegios, generar condiciones de trabajo más apropiadas, y de este problema el Gobierno no se hace cargo. Por eso, Señor Presidente, en la Comisión de Educación lo rechazamos: viene con informe negativo y, reitero, con votos oficialistas, porque este proyecto, en definitiva, está nivelando para abajo. Como ayer les quitaron los patines a los estudiantes, hoy día les quieren quitar también los patines a los profesores; profesores que se van, reitero, porque este Gobierno no les da seguridad física ni psicológica en los colegios. Por eso lo voy a votar en contra, Presidente.
Gracias, diputado. Hoy día también queremos saludar, de parte de quien se encuentra a mi lado y fue presidenta de esta Corporación, doña Carol Cariola, a la Unión y Corporación Nacional de Artesanos y Artesanas de Chile, y particularmente a los artesanos de Viña del Mar y...
Gracias, diputada. Tiene la palabra la diputada Sara Concha. Usted tiene la palabra, diputada.
Muchas gracias, señor Presidente. Quisiera iniciar manifestando mi voto en contra de este proyecto de ley. No porque no crea en la necesidad de fortalecer la formación docente, sino, por el contrario, porque este proyecto, tal como está planteado, profundiza las desigualdades, desincentiva la vocación y pone en riesgo el futuro educativo de nuestro país.
Lo primero, señor Presidente, es que debemos hablar con claridad: no se mejora la educación excluyendo a quienes desean enseñar. Las nuevas exigencias propuestas en esta iniciativa, como un puntaje mínimo más alto o criterios de ingreso más restrictivos, suponen que la calidad docente depende únicamente de un filtro académico previo. Pero la evidencia muestra que la vocación, la formación continua y el acompañamiento profesional son factores mucho más determinantes en el desempeño de un buen profesor. Si queremos mejores docentes, mejoremos la formación, no las barreras. Fortalezcamos las universidades, invirtamos en mentorías, aumentemos las prácticas pedagógicas y la investigación educativa, pero no cerremos las puertas a cientos de jóvenes talentosos que provienen de contextos vulnerables, que no tuvieron las mismas oportunidades escolares que sus compañeros, pero que sí tienen la pasión, la empatía y la vocación necesarias para transformar vidas.
En segundo lugar, este proyecto agrava la falta de profesores que ya afecta a nuestro sistema educativo. Hoy en Chile, como en muchos otros países, existe un déficit creciente de docentes, especialmente en zonas rurales y en áreas como ciencias, matemáticas y educación diferencial. ¿Cómo pretendemos revertir esta situación si seguimos levantando muros de ingreso? Esta iniciativa puede terminar siendo una medida bien intencionada, pero mal diseñada, que restringe la oferta y reduce el número de futuros profesores justo cuando más los necesitamos.
Además, esta ley transmite un mensaje problemático: se exige más, pero no se garantiza más apoyo. No se habla de becas adicionales, ni de acompañamiento académico, ni de incentivos reales para atraer y retener a los mejores estudiantes en pedagogía. Se exige calidad, pero sin equidad. Se pide excelencia, pero se olvida algo tan importante —de lo cual la izquierda, además, suele hablar—: la justicia social.
Finalmente, señor Presidente, creo que este proyecto está mal planteado. Si queremos un cambio profundo y real para incentivar el ingreso a la pedagogía, debemos hacer algo mucho mejor. Desde ya, presidente, anuncio mi voto en contra de esta iniciativa. Muchas gracias.
Muchas gracias, diputada. Tiene la palabra el diputado doctor Barriga. No se encuentra. El diputado Hugo Rey, entonces. Diputado Hugo Rey, usted tiene la palabra.
Señor Presidente, señor Ministro, honorables colegas: Chile vive una profunda crisis de vocaciones docentes. Cada año, miles de jóvenes con altos puntajes en la PAES eligen estudiar medicina, ingeniería o derecho, y muy pocos optan por pedagogía. Y, sin embargo, hablamos de una de las profesiones más importantes para el desarrollo del país.
Frente a esta realidad, se ha presentado un proyecto que busca reducir los requisitos de ingreso a las carreras de pedagogía, con el fin de mantener la matrícula y evitar el cierre de programas. Y aunque comprendo la preocupación legítima de las universidades, especialmente las regionales, debemos mirar con cuidado sus implicancias de fondo.
Reducir los puntajes puede parecer una solución inmediata, pero trae riesgos importantes. Primero, porque ingresarán estudiantes con menores competencias básicas en lectura, escritura o matemáticas, lo que obligará a las universidades a invertir más recursos en nivelación y reducirá el tiempo disponible para fortalecer las habilidades pedagógicas. Segundo, porque esta medida podría afectar el prestigio de la profesión docente, dando la señal de que enseñar requiere menos preparación o exigencia que otras carreras. Y tercero, porque contradice el espíritu de la ley N° 20.129.
Este proyecto busca justamente elevar los estándares y fortalecer la calidad de la formación inicial docente. La experiencia internacional de países como Finlandia, Inglaterra y Estonia, por nombrar algunos, muestra que los sistemas educativos más exitosos no bajan la vara, sino que acompañan la exigencia con más apoyo: becas, buenos salarios, acompañamiento profesional y un profundo respeto por el rol del maestro. Cuando la docencia se valora y se reconoce, los mejores estudiantes llegan solos, sin necesidad de reducir los requisitos.
Ahora bien, también es cierto que las condiciones actuales tampoco ayudan. Muchos profesores se sienten desbordados, con alta carga laboral y poca valoración social. Por eso, este debate no puede centrarse solo en el puntaje. Si queremos atraer y retener talento, necesitamos una política integral que dignifique la profesión: mejores sueldos, estabilidad, desarrollo profesional y un relato social que devuelva orgullo a la pedagogía. Bajar los estándares puede resolver un problema de matrícula en el corto plazo, pero no resolverá el problema estructural de fondo. Lo que Chile necesita no es menos exigencia, sino más apoyo.
Señor Ministro, esperamos señales claras de más apoyo por parte del Gobierno a los profesores. Queremos ver propuestas concretas de fortalecimiento de la carrera docente, porque sin buenos profesores no hay educación de calidad, y sin educación de calidad no hay futuro para nuestro país. He dicho, señora Presidenta, muchas gracias.
Muchas gracias, Diputado. Antes de continuar con el debate, queremos saludar a la delegación de 37 alumnas y alumnos y cuatro profesores de tercero medio del Colegio San Patricio de la comuna de Chiguayante, quienes han sido invitados por el Senador Enrique Van Rysselberghe. Muy bienvenidos a la Cámara de Diputadas y Diputados.
Continuamos con el debate. Tiene la palabra el Diputado Bernardo Berger.
Muchas gracias, Presidenta. Honorable Cámara: los escenarios de violencia y falta de respeto a la autoridad de los docentes, que se vienen evidenciando desde hace años en las aulas, junto con condiciones laborales poco atractivas, son factores relevantes en el desinterés por acceder a las carreras de Pedagogía. Si bien valoro que se busque reemplazar los actuales requisitos de admisión por un sistema técnico, flexible y basado en evidencia, en que las universidades puedan solicitar excepciones cuando los postulantes no cumplen los requisitos de acceso, no podemos centrar la discusión solo en la flexibilización de los estándares de ingreso como solución inmediata al déficit de matrícula.
El desinterés por el acceso a la carrera de Pedagogía deriva de la desidia del Estado, que por décadas ha dilatado la decisión de adoptar una mirada integral que ponga especial énfasis en la retención de los docentes, quienes se ven obligados a salir de las aulas y buscar ofertas laborales más atractivas, con mejor remuneración y donde reciban un trato digno entre sus pares. Este proyecto de ley flexibiliza el ingreso a la carrera, pero no soluciona los problemas de fondo ni entrega las herramientas que permitan convertir la carrera de Pedagogía en una opción atractiva, con proyecciones reales, y sigue quedándose al debe para entregar condiciones laborales dignas a quienes escogen la noble vocación de enseñar.
Dado lo expresado precedentemente, señora Presidenta, votaré en contra de este proyecto de ley. He dicho. Muchas gracias.
Muchas gracias, Diputado Berger. Tiene la palabra la Diputada Emilia Schneider. ¿No está? ¿Está? No.
Tiene la palabra el Diputado Hotuiti Teao. No está. Vamos a ir borrando a quienes no están presentes para poder avanzar en el debate.
Tiene la palabra el Diputado Juan Carlos Beltrán. ¿Está? Está. Tiene la palabra el Diputado.
Muchas gracias, estimada Presidenta. La saludo con mucho cariño y respeto. Saludo, por su intermedio, al señor Ministro, a mis colegas parlamentarios y a los funcionarios de la Corporación. Estimada Presidenta, estamos discutiendo este proyecto que modifica la exigencia para la admisión a carreras de Pedagogía. En principio, lo que se busca es...
Elaborar una estrategia de fortalecimiento del sistema de acceso e incentivo a la formación pedagógica para enfrentar la escasez de profesionales de la educación en las aulas. Yo me pregunto, ¿qué hay de la seguridad de los profesores en los establecimientos educacionales? ¿Qué pasa con el proyecto que presenté en su minuto, que entrega financiamiento para la instalación de pórticos en las escuelas, para proteger no solamente a nuestros estudiantes, sino también a los profesores y asistentes de la educación? ¿Qué pasa con la ley que está en trámite para poder proteger a los profesores de agresiones de apoderados y estudiantes? ¿Qué pasa, por ejemplo, en La Araucanía, que represento, con el traspaso a los SLEP, donde las comunidades educativas y los sostenedores tienen más dudas que certezas? Estas, en mi concepto, señorita Presidenta, son prioridades para los profesores y el sistema educativo. Lo digo porque, si queremos fortalecer el acceso, ¿quién estaría motivado para la carrera de profesor si el sistema está lleno de incertezas, lleno de inseguridades, donde las escuelas son espacios cada vez más inseguros? Además, necesitamos que los profesores tengan incentivos económicos para poder postular y entregar la educación que es tan importante para nuestros niños. Sabemos, y estamos conscientes, que la educación no está en el mejor pie y que existe un déficit de profesores; pero, por favor, preocupémonos primero que todo de las urgencias que los propios profesores me han hecho saber y que, parece, este Gobierno hace reiteradamente oídos sordos. He dicho, señorita Presidenta. Muchas gracias.
Muchas gracias, diputado. Tiene la palabra la diputada Carolina Tello. No está. Tiene la palabra entonces el diputado Andrés Celis. ¿Diputado Celis? Sí, sí está.
Gracias, Presidenta. Hablar de educación en Chile es hablar de futuro, de garantizar que millones de personas se enfrenten el presente con aquellas armas que impone el desarrollo tecnológico y científico, dotándolas, además, de condiciones morales adecuadas para el desarrollo y desenvolvimiento de la persona. Pero también, señora Presidenta, hablar de educación es hablar de problemas y dificultades que, aun en el Chile del siglo XXI, persisten. La escasa valoración social del profesorado y la baja calidad de muchos de nuestros programas de pedagogía implican una gestión deficiente en el despliegue territorial de profesores e incluso la deserción de estos a otras carreras más lucrativas. Esto hace que nuestro sistema nacional docente todavía experimente severas fallas operativas y no responda a los requerimientos que impone la modernidad, que erige a la educación como el mecanismo de promoción social más importante para todas las personas.
La evidencia, además, Presidenta, demuestra que el solo hecho de aumentar los requisitos para el acceso a las carreras pedagógicas no es suficiente para cambiar la realidad en materia de calidad de los futuros docentes. En efecto, a pesar de lo que exigen las disposiciones legales, muchos estudiantes de pedagogía poseen bajos niveles de habilidades, por lo que pensamos que el problema obedece a una situación de política pública cuya rectoría técnica debe ser llevada adelante por el propio Ministerio de Educación. Este proyecto, Presidenta, aborda un aspecto específico, a saber, los criterios académicos de ingreso. Sin embargo, la ley vigente ya contempla requisitos complementarios, como notas y programas especiales, por lo que no vemos elementos sustancialmente novedosos en la propuesta del Ejecutivo. Resulta extraño, además, que el Comité Técnico haya rebajado los puntajes exigidos para el ingreso, lo que en la Comisión de Educación fue catalogado como un conflicto de interés y un incumplimiento de la normativa vigente, ya que la ley exige pertenecer al 50% superior en pruebas de admisión. En este punto, los hechos respaldan que los estudiantes con mejores puntajes obtienen mejores resultados como docentes.
En suma, no vemos elementos nuevos en este proyecto de ley; no resuelve los problemas de la educación en materia docente y, por consiguiente, Presidenta, creemos en la idea de avanzar en una iniciativa que resuelva en serio el problema de la educación y de la carrera docente en Chile. He dicho, Presidenta. Muchas gracias.
Gracias, Diputado. Tiene la palabra la diputada Daniela Serrano. Muchas gracias, Presidenta. Al hablar de los requisitos para ingresar