Otros XIII Summit País Digital

Otros - XIII Summit País Digital - 1 de octubre de 2025

1 de octubre de 2025
12:00
Duración: 10h 52m

Contexto de la sesión

08:30 Cristina González Periodista T13 09:05 Fernando Sánchez Gerente general Fundación País Digital 09:28 Arun Ramachandran Head AI Tata Consultancy Services (TCS) 09:46 José Juan Haro Seijas Director de Asuntos Públicos y Mayoristas de Telefónica Hispam Movistar Empresas 10:04 Pablo González Alonso Macro Foresight Strategy Senior Manage Accenture 10:22 Andrés Roepke Country Manager Chile Microsoft 10:40 María Soledad Matos Gerente general Kyndryl Chile 10:58 Rodrigo Silva Gerente general Coopeuch 11:16 Jhony Varela Director de Tecnología para SOLA Trend Micro 11:34 Fernando Araya CEO y Co-Founder Tenpo 11:52 Lucas Gallitto Director para América Latina GSMA 12:10 Don Woodlock Head of Global Care Solutions Intersystems 12:28 Karla Zapata Gerente general Enel X 12:46 Nicolás Costa Director de Soluciones para el Sector Público, Latinoamérica y El Caribe Mastercard 13:04 Bloque candidatos presidenciales de Chile

Vista pública limitada

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25:00
Buenos días, señor Presidente.
30:00
Muy buenos días a todas y todos. Sean bienvenidas y bienvenidos al segundo día de este encuentro. Invitamos a quienes aún se encuentran fuera a tomar asiento, por favor. En los próximos minutos daremos inicio. Como señalamos ayer, les solicitamos mantener sus teléfonos en modo silencioso; queremos seguir conectados a través de las redes sociales sin interrumpir el desarrollo de la jornada. Esperaremos aproximadamente cuatro o cinco minutos y comenzamos.
35:00
Todo empezó con un algoritmo. La tecnología lo transforma todo. Y hoy emerge una nueva fuerza: la inteligencia artificial. Impulsando la creatividad y la innovación, multiplicando nuestras posibilidades y transformando desafíos en oportunidades para construir juntos un futuro con propósito. La inteligencia artificial ya no es futuro, es presente. Bienvenidos al Summit País Digital 2025. Un fuerte aplauso para esta segunda jornada y para ustedes, que serán protagonistas de un día extraordinario. Ayer ya fue un éxito total. Tres días en los que nos reunimos para hablar de tecnología y para darnos cita en el encuentro más importante de la cultura y la economía digital en Chile y, por qué no decirlo, también de Latinoamérica. Queremos comenzar saludando a todos ustedes; a los directores y socios de la Fundación, a las distintas autoridades, ejecutivos, académicos y a todo el público que no solo está aquí, sino que también nos acompaña a través de las distintas redes: por ejemplo, en nuestro sitio web summit.paisdigital.org. Ayer se sumó una gran cantidad de personas que nos siguieron a través del canal de YouTube de País Digital y de Instagram, @FPaisDigital, y los invitamos a seguir conectados por esas plataformas.
40:00
Les invitamos a comentar a través de los hashtags #SummitPaísDigital y #SummitFPD. “Algoritmo del Futuro” es también el lema de esta campaña. Queremos agradecer a quienes están asociados a esta transmisión: T13 En Vivo, BioBioChile, Emol y Mundo TV. También a los medios que nos han dado cobertura y han amplificado este encuentro: Innovación de El Mercurio, Portal Innova, Tabulado, Transmedia y Zoom Tecnológico, entre otros, que han contribuido a difundir todo lo vivido en este Summit 2025. Corresponde saludar a quienes hacen posible este evento. Como señaló ayer Pelayo, la Fundación País Digital cumple 25 años y lleva 13 años realizando este Summit. Agradecemos a Banco de Chile, Entel, InterSystems, Microsoft, Movistar Empresas, Oracle, Visa, Accenture, AWS, BancoEstado, BHP, Coopeuch, Credicorp, Enel, Equifax, Kyndryl, Mercado Pago, Mundo, SONDA; también a Spence, BHP, TCS, Trend Micro y la UDD; a la Alianza IN, EY, Fortinet, GTD, IBM y Mastercard; así como a CERT, Mindsoft, Salesforce y AppSociety. Agradecemos, asimismo, la colaboración de la Municipalidad de Las Condes y de Movistar Empresas por la conectividad para este encuentro. Finalmente, un reconocimiento al Congreso del Futuro, a la Fundación Encuentros del Futuro y a los observatorios ALMA y AURA, con su laboratorio NOIRLab. Un saludo muy especial a los 33 socios de la Fundación, que no solo han acompañado este evento, sino también estos 25 años de trayectoria. No queremos extendernos, porque tenemos una jornada muy interesante. Este Summit, “Descifrando el Algoritmo del Futuro”, se desarrolla a lo largo de tres jornadas. Ayer tuvimos una jornada muy exitosa, que contó con la participación de tres candidatos presidenciales, a quienes se les entregó el documento de la Fundación con 20 propuestas claras y fundamentales para el desarrollo de la tecnología en nuestro país. Además, realizamos diversos eventos, como El Futuro de la Educación en este mismo escenario, la Hackatón y, algo que se robó sin duda las miradas, la zona astronómica “Economía del Espacio”. Hubo filas para acceder a esta experiencia inmersiva. También estuvo el Startup Connect, con muchos emprendimientos muy interesantes. Hoy tendremos la reunión del Summit para la Salud del Futuro y el Foro de Seguridad Pública. Y mañana, atención, será el día dedicado a las pymes, motor de nuestra economía, con el Summit “Impulsemos las Pymes”, cuyo objetivo es entregar herramientas concretas para su desarrollo. Tenemos una jornada completa, con muchos speakers, y palabras de bienvenida. Ayer, como les decía, tuvimos candidatos presidenciales, y hoy, alrededor de la una de la tarde, estaremos con el resto de los candidatos, que según su agenda y formatos podrán interactuar con nosotros. Es un día largo. Damos, con un aplauso, la bienvenida a este Summit País Digital 2025. Ya han comenzado a llegar otras autoridades. Diputado, muchas gracias por acompañarnos. Partamos. Fernando Sánchez, Gerente General de Fundación País Digital, tu turno. Comenzamos. Muy buenos días y bienvenidos a este segundo día de nuestro Summit País Digital. Bueno, ayer… gracias a todos nuestros auspiciadores y a nuestros socios.
45:00
Empezamos a descifrar el algoritmo del futuro, algo que nos inquieta y nos apasiona. Quiero iniciar esta sesión contándoles algo reciente que me ocurrió y que, incluso, se me adelantó: hace exactamente 47 días un algoritmo tomó una decisión que cambió mi vida. No me preguntó; aquí está el reloj. Simplemente analizó mi patrón de sueño, mi tiempo en pantalla, mis horas de ejercicio, y se adelantó: empezó a cambiar automáticamente mis notificaciones, a bloquear mi tiempo en pantalla y a recomendarme cuándo hacer ejercicio. ¿Saben cuál fue la consecuencia? Que ahora, después de tres años con problemas de sueño, ronco toda la noche. Me trajo otro tipo de problemas, pero lo clave aquí fue que un algoritmo tomó una decisión, se adelantó y cambió mi vida. ¿Por qué es importante esto? ¿Y por qué estamos aquí hablando de descifrar el algoritmo del futuro? Porque el futuro ya empezó y no nos lo están contando; pero, más importante aún, no podemos quedarnos afuera. Lo que hoy vemos es espectacular, pero es solo lo visible. Ya hablamos de traducción simultánea, de construcción en 3D —incluso de casas—, de operaciones robóticas a distancia. Es impresionante, pero es solo la superficie, porque la era de preguntarle algo a la inteligencia artificial y recibir una respuesta ya quedó atrás. Ayer lo veíamos: hoy existe una nueva generación que aprende trabajando con otros sistemas, toma decisiones de manera autónoma, inventa soluciones no programadas, define tareas complejas sobre la marcha, colabora con nuevos agentes y mejora su estrategia en tiempo real. ¿Saben quiénes son? Seguro que sí: son los famosos agentes autónomos. Y lo clave es que están reescribiendo las reglas del juego mientras nosotros seguimos jugando con reglas del pasado. Lo que estamos viviendo es único e inédito en la historia. Los grandes hitos ocurrían separados por siglos; eran eventos únicos. La imprenta tomó 200 años en cambiar la manera en que compartíamos el conocimiento. Más cerca en el tiempo, la electricidad tardó 50 años en transformar nuestra forma de vivir. Y, más rápido aún, Internet, en 20 años, cambió cómo nos conectamos. Hoy, en cambio, estamos viendo cambios gigantes que suceden al mismo tiempo: agentes autónomos, biotecnología, energía de fusión, exploración espacial, computación cuántica. Todo esto ocurre ahora y, lo mejor de todo, se aceleran entre sí. ¿Quieren saber qué tan lejos hemos llegado? Hablemos de algunos de ellos. Biotecnología: la era de esperar a enfermarse ya terminó. Hoy existen laboratorios que editan nuestro ADN como quien reescribe un documento de texto. En 2023 se aprobó la primera terapia de edición genética —CRISPR, por sus siglas en inglés—, que edita tu ADN para abordar enfermedades hereditarias. ¿Saben cuántos tratamientos hay hoy en prueba? Más de 10.000, personalizados a tu perfil, o orientados a desarrollar tejidos u órganos a partir de células madre. Y la energía de fusión, energía limpia, ya dejó de ser solo una promesa. Hoy hay empresas como Helion Energy que la están desarrollando y firmando contratos para abastecer centros de datos en 2028. Hablamos de fusión, no de fisión. Y no es investigación básica: son contratos reales para entregar en 2028. Están creando la misma energía del sol aquí en la Tierra, sin CO2, sin partículas tóxicas, de manera limpia y prácticamente inagotable. Y esto me encanta. Ya lo dijimos: había filas afuera. No sé si tuvieron la oportunidad de visitarlo; si no, se los recomiendo. Hay que empezar a mirar hacia arriba, no solo entre nosotros, porque en el espacio están pasando cosas espectaculares. Y Chile, nuevamente, nos enorgullece, porque desde nuestro centro...
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… espacial de AURA y de ALMA; a mediados de este año comenzó a funcionar el Observatorio Vera C. Rubin, que todas las noches, durante diez años, capturará imágenes del universo y generará la imagen más completa que hoy podamos conocer. Son 20 terabytes de datos por noche, una cantidad impresionante. La investigadora señalaba que el computador más grande se llenaría con esa información en dos o tres horas, pero nos permitirá descubrir cosas que nunca hemos soñado. Y lo más notable es que no se trata solo de observar o visitar: también se trata de crear. Hoy existe una economía del espacio de la que debemos ser conscientes. Empresas como Varda Space están creando, en microgravedad, medicamentos que no pueden producirse en la Tierra. Imaginen el potencial de todo ello. Y, muy inspirador, ayer reflexionábamos sobre las consideraciones y cuidados que debemos tener con las interfaces humano-máquina; pero mirémoslo desde lo positivo, desde el potencial. En 2024, una persona con parálisis total logró jugar ajedrez solo con su mente, gracias a un implante de una empresa llamada Neuralink. Esto no es ciencia ficción; es inclusión radical. Imaginen 240 millones de personas con discapacidad en el mundo que podrán contar con nuevos mecanismos para comunicarse, moverse y crear. Realmente, esto es espectacular. Ahora, un ejercicio creativo y disruptivo: imaginen si pusiéramos todo esto junto y lo aceleráramos, le inyectáramos mucha energía, y empezáramos a diseñar con inteligencia artificial robots entrenados en miles de casos; además, fabricados en el espacio, en gravedad cero, a miles de kilómetros de distancia; energizados por fusión nuclear limpia, prácticamente infinita y segura; y controlados con pensamientos humanos desde la Tierra a través de interfaces cerebrales que leen y anticipan nuestras intenciones, permitiéndoles a esas máquinas tener autonomía, conversar y adelantarse. Todo esto existe hoy por separado. Lo que hicimos fue juntarlo y visualizar aquello que a veces nos asusta y que, en realidad, debemos abordar desde lo humano. En aquello que podría ir en una dirección indeseada, volvamos a mirarlo como humanos, porque lo importante es entender qué rol jugamos nosotros. Cuando todo se vuelve profundamente personal, surge una pregunta natural: ¿dónde voy a estar yo en tres años más? ¿Dónde estarán nuestras capacidades, nuestras necesidades, nuestro aprendizaje? Pero lo esencial no es si vamos a ser transformados; la clave para todos nosotros —para quienes nos siguen por canales digitales y para las conversaciones que tendremos— es cómo vamos a liderar esa transformación. Y liderar esa transformación no es decir “tenemos que aprender Python u otra técnica” —apréndanla, por cierto—; lo importante es cómo reescribimos el sistema operativo de nuestras vidas: cómo aprendemos, más que el qué; cómo creamos nuevo valor real; cómo resolvemos problemas de manera creativa; cómo colaboramos. Y, en los extremos, es clave: cómo aprendemos desaprendiendo lo que ya no funciona, adoptando con rapidez lo nuevo y siendo lo suficientemente flexibles para adaptarnos a cambios que hoy ocurren muy, muy rápido. Y aquí vuelve lo inspirador: debemos seguir siendo humanos. Ayer, en distintas charlas, hablábamos de cuidar lo nuestro: seguir analizando con pensamiento crítico en situaciones humanas complejas. Eso es propio y debemos preservarlo. También resolver creativamente nuestros problemas, considerando las emociones, la cultura y la ética —tan importante la ética, ¿o no, Maca?—. Comunicarnos con empatía real, incluso a través de las máquinas y las interfaces, sin perder lo que somos: somos humanos. Colaborar con otros es fundamental; lo hemos visto estos días: cómo el mundo público, el privado y la sociedad entera deben hacer esfuerzos coordinados para avanzar. Y, algo muy importante, mantener nuestro ritmo humano y encontrar la manera de adaptarnos a cambios que suceden a toda velocidad. Porque, ¿qué duda hay de que hoy los algoritmos…
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Las tecnologías pueden resolver problemas en microsegundos, pero nosotros podemos cuestionar qué vale la pena cambiar y por qué. Los algoritmos y la tecnología pueden simular emociones; nosotros tenemos emociones verdaderas, imperfectas, y ahí está la clave. Los computadores pueden plantear mecanismos muy eficientes para abordar problemas, pero nosotros podemos cuestionar si esos problemas son reales e importantes. No olvidemos esto: seguimos siendo la única especie del universo conocido capaz de imaginar futuros y tomar conscientemente la decisión de cuáles construir. Por eso estamos aquí. El gran desafío no es si la tecnología nos va a reemplazar, sino liderarla con propósito humano; transformarnos en autores o coautores de una tecnología que nos aumente. Estamos aquí para descubrir cómo cada uno puede ser parte de este momento histórico, no solo para oír presentaciones, sino para tener conversaciones. Cada idea que exploren y cada conversación que sostengan tiene el potencial de cambiar sus carreras y redefinir el rumbo de estas tecnologías. El futuro ya empezó: el futuro somos todos nosotros, y ustedes son los protagonistas. Bienvenidos a este segundo día de nuestro Summit País Digital y bienvenidos al futuro. Muchas gracias. Excelente, Fernando. Muchas gracias por tus palabras, inspiradoras, por supuesto, como lo fue la presentación de Pelayo Covarrubias ayer, con mucho entusiasmo, que es lo que se necesita. Y veo mucho entusiasmo también en ustedes. Quienes puedan acercarse, si ven asientos disponibles, siéntanse invitados a ocuparlos con confianza. Vamos a seguir con las distintas autoridades que han llegado a este Summit. Esto ha despertado mucho interés; no solo los candidatos presidenciales han querido estar presentes, sino también autoridades que están ejerciendo una labor en nuestro país. Nos referimos directamente al diputado Diego Schalper, diputado de la República y presidente de la Bancada Digital. Diputado, por favor, queremos escuchar sus palabras y le damos la bienvenida. Bien. Qué buenos estos micrófonos que se pueden estirar un poco, ¿no? Muy buenos días. Fernando nos decía: ¿en qué vamos a estar en tres años más? Uno se pregunta: ¿en qué vamos a estar en tres horas más? Pero quiero agradecer, por supuesto, a País Digital por esta invitación. País Digital: 25 años de historia sirviendo la digitalización del país. Este Summit en particular, corrígeme, Pelayo, 13 años de historia ya. Muy reconocido y destacado también el rol de Juan Luis, y, por cierto, de Fernando. Hace unos meses fundamos una Bancada Digital. ¿Qué tiene que ver la Bancada Digital? Nos dimos cuenta de que, si el Parlamento era un obstáculo para el desarrollo digital y no algo que lo favorecía, no estábamos entendiendo nada. Y decidimos rebelarnos a tres flagelos que creo importante meditar. El primero es la polarización. Necesitábamos una bancada transversal. Hemos logrado un empeño que concita el 92% del apoyo del Congreso y reúne a 40 parlamentarios que van desde el Partido Republicano hasta el Partido Comunista, en un ejercicio de gimnasia no menor, pero necesario, porque, por mucho que tengamos diferencias en algunos temas —y en eso agradezco el trabajo que hace País Digital—, esta es una agenda de Estado. Y que sea una agenda de Estado significa que debe trascender a los gobiernos. Segunda rebelión: rebelarnos a la mediocridad. Decidimos hacer una bancada que se impuso una hoja de ruta, hoja de ruta que publicamos en nuestra página web bancastartup.cl, que contemplaba una serie de hitos que debíamos ir cumpliendo. ¿Por qué lo digo? Porque la agenda digital debe responder a lógicas de rigurosidad, de estrategia, de hitos, de métricas y de accountability. Logramos convocar, hace algunas semanas, el Startup Day en el Congreso. Se congregaron 25 emprendimientos digitales que expusieron sus emprendimientos en los pasillos del Congreso. Convocamos cinco equipos de trabajo, uno de los cuales se refirió precisamente a digitalización, que es algo de lo que les quiero contar.
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Y tengo que contarles, con mucho orgullo, que hace un par de semanas recibí un llamado de uno de los líderes de temas digitales en México, y me dijo: ¿pueden venir a México a contarle al Parlamento mexicano que necesitamos hacer algo parecido? Entonces, esta bancada transversal —acuérdense de mí— va a terminar siendo material de exportación. Y lo tercero es muy importante. Hago un llamado a ustedes, que son los actores: existen muchas brechas entre quienes formulan la regulación, ya sea a nivel ejecutivo o parlamentario, y lo que ustedes viven en la cotidianidad. La necesidad de crear un puente que, a través de esta bancada, genere esas conexiones me parece fundamental. Déjenme contarles que, a partir de esta bancada, logramos juntar a 45 municipalidades con el Ayuntamiento de Madrid. Ustedes dirán: ¿para qué? Para que el Ayuntamiento de Madrid comparta con nuestros municipios cómo le cambia la vida a una señora cuando tiene una aplicación en su celular y no necesita ir a hacer fila al consultorio para pedir una hora; cómo le cambia la vida a una persona cuando puede medir los flujos del tránsito para ir a dejar a sus hijos al colegio desde su propio celular. Y eso hoy día el Ayuntamiento de Madrid lo tiene incorporado en una sola aplicación, que pudimos conocer presencialmente en el viaje que hicimos a Madrid. Conectar. Y eso se ha traducido en que cinco municipios en Chile han firmado un convenio de cooperación con el Ayuntamiento de Madrid, que les está asesorando en su proceso de digitalización. Les digo esto porque, para mí, la digitalización no es solo una tremenda oportunidad de desarrollo económico o personal, sino que además es la herramienta que vamos a tener para enfrentar problemas públicos. Cómo hacemos una interconsulta radiológica a través del Hospital Digital le cambia la vida a personas concretas. Ser presidente de esta bancada me ha dado la oportunidad de cooperarle a muchachos de 25 años, Claudio, que tenían un dron para llevar remedios a domicilio a personas postradas. Y además el dron llevaba el remedio en la dosis correcta, para que un hijo no tenga esa angustia de si su mamá o papá se va a tomar una pastilla equivocada y vamos a terminar teniendo que ir a buscarla para llevarla a la urgencia. Eso es lo que hace la digitalización. Entonces, solamente quería invitarles a conocer esta bancada, bancadastartup.cl, y a acercarse a ella. En promedio, una bancada tiene dos o tres audiencias al año. Nosotros llevamos 150, para que nos hagamos una idea del orden de magnitud. Por eso, un par de canas; no tantas como el señor Pelayo, pero nos estamos acercando. Y, simplemente, para terminar, algunas ideas que ojalá le exijan a los candidatos presidenciales, porque tienen el deber de ofrecer una hoja de ruta en esta materia. Nosotros tenemos que reformar la institucionalidad del país. No es posible que, para desarrollar trabajo digital, tengamos que interactuar con cinco ministerios distintos. Tenemos que ser capaces de uniformar procesos y estandarizar procedimientos para abordar los temas digitales. Tenemos una superposición de legislación intolerable; en eso estamos trabajando, y ustedes lo saben: agencias, procedimientos, todo superpuesto; lo tenemos que corregir. Tenemos el deber de establecer franquicias tributarias que estimulen el desarrollo tecnológico en Chile, especialmente en las áreas —lo decía muy bien Fernando recién— de desarrollo de base científico-tecnológica. Tenemos el deber de mejorar nuestro acceso al financiamiento. Hoy día, para innovar en términos tecnológicos, el acceso al financiamiento se hace muy difícil, y eso ustedes lo saben de primera fuente. En mi modesta opinión, tenemos una tremenda oportunidad de talento y de estímulo al talento en Chile. Lo comentábamos con varios acá: cómo lograr que las universidades, los centros de formación técnica y, para qué decir, los colegios, incorporen la digitalización como parte integrante de su proceso productivo. En lo personal, me toca hacer clases en tres universidades, en facultades de Derecho. Y quiero decirles, con harta sinceridad, que no conozco ninguna facultad que tenga incorporados los procesos tecnológicos en su diseño de malla. Y usted entenderá, Juan Luis —usted que es abogado también—, que en un par de meses más, hacer un escrito será algo que podrá hacer un robot. Ir a mirar el estado diario de la Corte… por favor, eso es una ridiculez. Entonces, todos esos procesos tecnológicos que están en marcha, nosotros tenemos que incorporarlos dentro de nuestras universidades. ¿Cómo hacemos para tensionar el que los posgrados que financia el Estado no sean siempre para las mismas carreras, en las mismas universidades y, permítanme, en los mismos países? ¿Cómo estimulamos que algunos se animen a ir a hacer un posgrado a China, otros a India, otros a Finlandia, y probablemente en temas tecnológicos? Si no lo tensionamos, probablemente no va a ocurrir. Y, por lo tanto, tenemos el desafío —como decía muy bien Fernando— de liderar con propósito este proceso. Podría estar toda la mañana, porque además de profesor y político soy abogado, así que voy a hablar cortito y termino con lo siguiente: tenemos una tremenda oportunidad, y los quiero invitar a salir de esta inercia permanente del pesimismo que algunos nos quieren imponer. Los países son los que sus...
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...la verdad es que es responsabilidad de todos nosotros. Creo que tenemos que cambiar el “hay que” —porque en este país somos campeones del “hay que”— por el “vamos a”. ¿Cómo vamos a hacerlo quienes estamos aquí, algunos desde lo público y ustedes desde sus emprendimientos privados, para hacer de Chile un país próspero y con sentido de futuro? Pelayo, lo decretamos hoy día: no solo Chile va a ser un país digital, va a ser un país pionero en digitalización en América Latina, y eso lo vamos a empezar a construir hoy. Muchas gracias y que tengan una muy buena jornada. La presencia de Diego Chalper sin duda también pone el foco en que hay que tomar decisiones desde el Estado, desde la política, y probablemente eso también fue lo que abordaron los candidatos presidenciales ayer; hoy tendremos la oportunidad de preguntarle al resto de los candidatos, que a eso de la una de la tarde estarán con nosotros presentes en este summit. Algunos países evidentemente han tomado la decisión audaz de poner la tecnología en el centro de su crecimiento; hoy queremos conocer uno de esos casos. Presentamos a nuestro primer speaker, Arun Ratha Mandan —espero haber dicho bien el apellido—, jefe de Inteligencia Artificial de TCS. Bienvenido, Arun, muchas gracias. Gracias. Esta charla no fue desarrollada con ChatGPT. ChatGPT me dijo que eso es lo que debo decir para que ustedes me crean. Pero voy a iniciar esta charla no específicamente enfocándome en la tecnología, sino en cómo podemos utilizarla; y para eso iniciaré con el viaje de cómo hemos llegado hasta aquí, tomándome a mí mismo como ejemplo. Ese era yo en 1993, cuando, junto a mi madre, empecé a aprender qué es una computadora. Ella siempre me decía que hay que saber, desde el inicio, lo que estás utilizando para entender lo que tienes en la mano en este momento. Entonces yo quería saber exactamente cómo funciona una computadora. ¿Cuántas personas saben lo que es un transistor de contacto puntual (point-contact transistor), lo que pueden ver aquí? Fue desarrollado en los años cuarenta; es un transistor, un semiconductor: el primer semiconductor. ¿Por qué es un semiconductor? Porque, bajo ciertas condiciones, permite que la corriente pase y, bajo otras, no lo permite: cero y uno. Así comenzó el primer transistor. Cuando en 1995 o 1996 tenía en mi escuela un procesador Pentium II, ¿saben cuántos de estos transistores de contacto puntual —de este tamaño— había dentro de un procesador Pentium II? Siete millones. Ahora, mucha gente aquí, claro, tiene un iPhone con un procesador A18 Pro. ¿Saben cuántos transistores existen en ese chip, que es del tamaño de la punta de su dedo? Son 20 mil millones. Ahora imaginen que este transistor existe dentro de eso; y por eso la función del transistor es la misma: uno y cero, nada más. Solo después de saber eso pude entender el poder de una computadora, de dónde hemos llegado hasta aquí. En esos años eso no me importaba tanto; lo único que me importaba era lo que mi mamá me decía: si aprendías algo nuevo o lograbas algo, había dulces en la cocina para ti. Y si ese dulce era un kajukatli, un dulce muy famoso de India y mi favorito, claro que estudié aún más duro; claro que quería aprender mucho más. El punto es que es importante saber desde dónde hemos llegado. Si miramos los años que han pasado, han ocurrido muchas revoluciones tecnológicas: desde el agua, los textiles, el vapor, el ferrocarril, la electricidad, y ahora estamos en la era de la inteligencia artificial y la robótica, de la que todos hablamos. Hay un aspecto humano que ha cambiado en cada una de estas revoluciones: la democratización. Al principio, la energía era accesible solo para quienes tenían su propio generador de viento afuera de su casa; luego comenzamos a tener redes eléctricas que democratizaron la energía. Después, con los viajes, con trenes, con aerolíneas, comercio...
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Eso se democratizó; de lo contrario, un negocio solo podría operar en un radio de 10 o 20 kilómetros. Luego vinieron las comunicaciones y la escalabilidad. Toda la digitalización que hemos visto antes solo era posible con servidores propios. Si recuerdan, las empresas tenían edificios con grandes salas de servidores; debían invertir en redes, hardware e infraestructura. Hoy, con Amazon, Google o Microsoft, puedo disponer en minutos de una potencia de cómputo enorme y lanzar mi producto al mercado. Ahora vemos la democratización de las habilidades. Si quiero crear una solución, un producto o una aplicación, puedo hacerlo sin saber programar. Todo depende de saber qué quiero lograr y cómo comunicarlo. Si quiero crear una aplicación sin escribir código en Python, Java u otro lenguaje, basta con explicarlo bien —por ejemplo, en inglés— a herramientas como ChatGPT, y puedo conseguirlo. Lo mismo con profesiones: como se mencionó con los abogados, es posible contar rápidamente con un e‑abogado; la habilidad está democratizada. Es importante entender que la tecnología avanza mucho más rápido que nuestra capacidad de absorberla. A esto se le llama la Ley de Martec: el cambio social progresa más lentamente que la tecnología. Solo cuando ocurre un evento cataclísmico vemos aceleraciones. Uno de ellos fue 2020, con el COVID-19. En 2018 o 2019 nos parecía notable que Google planteara semanas laborales de cuatro días o el trabajo remoto; en 2020 eso se volvió la norma. Así, mientras la tecnología crece exponencialmente, nuestro cambio como seres humanos suele ser logarítmico; aceptar lo que la tecnología permite toma más tiempo. Si consideramos la adopción tecnológica, observemos las generaciones actuales. Los baby boomers, con estructuras familiares tradicionales, a menudo trabajaron toda su vida en la misma empresa; cuentan con ahorros para cuando se jubilan y, en general, no tienen tanta afinidad con la tecnología. La Generación X, con hogares de doble ingreso, fue la primera en adoptar el PC e Internet, y realiza inversiones. La Generación Y experimentó un cambio mayor: son nativos de Internet. La Generación Z es nativa digital; han crecido con smartphones —no conciben la vida sin ellos— y manejan muy bien la inteligencia artificial. La próxima generación que llegará al trabajo y al consumo es la Generación Alfa: son “tech‑first”; su primera opción para resolver problemas es la tecnología, y demandan inmersión con inteligencia artificial, realidad virtual y otras tecnologías. Debemos diseñar productos y soluciones que satisfagan a todas estas personas a la vez, lo que ya es un desafío global. En India, además, enfrentamos otra complejidad: además de esta diversidad generacional, tenemos diversidad etaria, 22 idiomas, todas las religiones imaginables, diferencias culturales, geográficas, profesionales y de urbanización. Todo eso debemos atender. Por eso, crear una sola aplicación que satisfaga a todo el mundo es muy difícil. Con un ejemplo clásico: el chiste que dice que un católico, un judío y un musulmán entran a un restaurante. En India ese chiste no funciona, porque tendríamos que incluir a un hindú, un musulmán, un católico, un judío, un budista, un protestante… no hay mesa lo suficientemente grande para ese chiste en ningún restaurante.
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