Cámara de Diputados CEI 70 reconstrucción incendio

Cámara de Diputados - CEI 70 reconstrucción incendio - 19 de junio de 2025

19 de junio de 2025
14:00
Duración: 3h 27m

Contexto de la sesión

Tratar materias relacionas con el mandato a que diera origen esta instancia (CEI 70). Para estos efectos se ha invitado a los siguientes damnificados: señor Marcos Díaz, del sector Villa Dulce Norte; señora Ilsiorita Maldini Echeverria, de la población el Progreso, El Olivar; señora Lilian Cáceres Osses, de la población la Tirana, El Olivar; señor Felipe Glaser Herrera, del El Olivar I Etapa; señor Alejandro Moreno Quiroga, de Villa Independencia; señor Julio Bruna Gaete del sector Puesta de Sol, Achupallas; señor Nindrod Sandoval Alarcón, de la población Villa Rogers, Achupallas; señora Jazmín Aguilera, del sector Jardín La Torre, Achupallas; señora Melanie Ojeda Hermosilla, del sector el Florecer de los Almendros, Achupallas y la señora Sandra Villarroel, del sector Valle del Sol, El Olivar. Lugar: Sala de Conferencias Inés Enríquez segundo nivel (Sesión presencial)

Vista pública limitada

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35:00
Gracias. Colegas, les pedimos por favor tomar asiento. En nombre de Dios y de la Patria se abre la sesión. Hoy estamos a jueves 19 de junio y vamos a comenzar la sesión, cuyo objetivo es recibir a varios invitados e invitadas, quienes son dirigentes de las agrupaciones de damnificados. Todo lo que ellos señalen quedará registrado en acta y se considerará en los informes finales de esta comisión investigadora. Asimismo, las intervenciones de los parlamentarios y las consultas quedarán en el Registro Oficial de esta comisión. El acta de la sesión tercera se da por aprobada por no haber sido objeto de observaciones, y el acta de la sesión cuarta queda a disposición de las señoras y señores diputados. Hoy no hay documentos para la cuenta, por lo que abrimos la palabra en caso de que algún parlamentario desee plantear alguna observación, o bien, pasamos directamente al punto de la cuenta. La orden del día está convocada para recabar antecedentes relacionados con el mandato de esta comisión. Tenemos varios invitados; algunos se han excusado, pero al menos los que nos acompañan han confirmado su presencia. Asiste el señor Marcos Díaz, del sector Villa Dulce Norte; el señor Felipe Glaser, de El Olivar, dirigente; el señor Alejandro Moreno Quiroga, de Villa Independencia –felicitaciones, don Alejandro, por la primera en Villa Independencia y por la colocación de la primera piedra en la escuelita–; don Julio Bruna Gaete, presidente de la Junta de Vecinos Puesta del Sol de Villa Independencia; y el señor Nindrod Sandoval Alarcón, presidente de la Junta de Vecinos de la Población Rogers, Achupallas. Procedemos a comenzar en el mismo orden. Queda registrado en esta comisión todas las consultas e intervenciones que ustedes señalen. Solicito, diputado Lagomarsino, que haga uso de la presidencia, ya que me encuentro indispuesto y debo realizar algunos chequeos médicos; por ello, le excedo la presidencia al diputado Aragón García. Agradecemos al diputado Ibáñez por haber hecho el esfuerzo de asistir, a pesar de encontrarse bastante agripado. Iniciamos la orden del día. Como indicó el diputado Ibáñez, partimos con el señor Marcos Díaz, a quien se le sugiere explayarse durante un máximo de 10 minutos; posteriormente, terminaremos con su intervención y abriremos una ronda de preguntas y conversación hasta la hora término. Señor Marcos Díaz, por favor, inicie. Recuerde prender el botón negro que se encuentra a su izquierda, debajo.
40:00
Buenos días a todos, gracias por la invitación. Voy a tratar de ser bien conciso, lo cual es complejo en esta circunstancia, más cuando ha ocurrido y han existido otras instancias en las que ha venido gente, ha conversado y ha dicho cosas de las cuales uno puede estar de acuerdo, muy de acuerdo o muy en desacuerdo. Creo que es bueno poner en contexto quiénes somos nosotros, porque somos una junta de vecinos sumamente particular en base a lo que ha sucedido y no podría partir de otra forma que no fuera de aquello. Nos conformamos el 25 de noviembre del año 2023. Esto quiere decir que para el día 2 de febrero teníamos conformados aproximadamente dos meses y algunos días. De hecho, nuestra elección definitiva de directiva de la junta de vecinos se produjo el 18 de febrero, entre carteles que quedaron a medio quemar en una plaza que había sido nuestra sede social de todo, porque éramos tan nuevos que no teníamos sede, ni dónde juntarnos, ni terreno, ni cancha, no teníamos nada. ¿Por qué surgió la idea de hacer una junta de vecinos? Porque éramos un grupo de vecinos que, en sí, no tenía una vida comunal, ni de comunidad, ni de saber qué era lo que le pasaba a mi vecino, y estábamos muy desplazados. Aunque en el sector existía otra junta de vecinos, nosotros estábamos como en un hoyo negro, éramos el patio trasero de Villa Dulce. Esto llevó a que algunos vecinos se organizaran y, entre ellos, empezaran a implementar iniciativas en ciertas calles. Eduardo Titu y Desiderio Guzmán compraron cámaras, lo que nos hace pensar que, en realidad, somos capaces de organizarnos de forma que nos genere mayores beneficios. Hemos logrado formar nuestra junta de vecinos, la cual me tiene muy orgulloso, porque es Dulce Kraft, no Villa Dulce Graf (que es la junta de vecinos que está arriba y que creo se trató en una sesión anterior). A pesar de las circunstancias y del incendio, hemos realizado cosas fabulosas. Sin embargo, somos tan pequeños y tan nuevos que, en lo que respecta a los lazos, la mayoría de las ayudas y personas que tuvieron que ir a ver lo que ocurría después del incendio nos pasó por alto. Tuvimos que trabajar y batallar solos para poder sacar adelante a todos nuestros vecinos, con la poca experiencia que teníamos, porque yo, que tengo el gusto y el agrado de ser el presidente, no tenía ninguna experiencia previa en esto. De hecho, mi ocupación del cargo se extendía hasta el 18 de febrero, ya que lo asumí netamente para apoyar a la comunidad. Hasta el día de hoy estoy bastante feliz y, por demás, muy orgulloso de lo que han logrado nuestros vecinos. Hemos realizado reuniones en las que reunimos a más de 75 o 100 personas en una comunidad que no creía en nada, ni siquiera en visitar al vecino; hoy día celebramos Navidad, celebramos el 18 de septiembre y todo en una plaza, porque no tenemos nada. Y como fue el Mundial del '62, ya que, en algún momento, no teníamos nada, lo hicimos todo. Puedo dar fe de que, desde el primer segundo hasta el día de hoy, he vivido todas las circunstancias del incendio. Tengo la suerte de decir que, en mi calle, soy uno de los cinco vecinos que logró salvar su casa, porque no es que el incendio no haya llegado. Cuento con árboles de mi patio y aún con afectaciones en el techo que evidencian que el fuego pasó por dentro de la casa. De hecho, ahora no se nota, pero en algún momento tuve parte de mi cara, de la nariz, quemada, porque encontré una chispa en un montón de palos que estaba junto a mi casa, pegado a la pared, y al levantarlo se encendió una llama. La gente que no estuvo en el incendio, que no lo logró ver, podrá hablar muchas cosas, pero si tú no estuviste y en diferentes lugares te afectó, sabrás lo increíble que fue la experiencia. Hablé con una persona de la BBC, un fotógrafo chileno de la BBC.
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Que fue uno de los pocos que llegó a nuestro sector. Me contaba que él venía llegando de Afganistán, de varios lugares, y que no le había tocado ver ni poder sacar fotos, pues él las mandaba a la BBC en Inglaterra. Me decía: “Yo no he visto campos de guerra que sean tan devastadores como los que yo estoy viendo ahora”. Y, entiendo a Felipe –tuve el agrado de conocerlo–, me dice: “Lo que yo he visto en El Olivar, no lo he visto en ningún bombardeo. Yo he visto lo que me tocó ver acá.” Disculpa, ¿te molesto si te pido un poquito de agua? Me tocó ver bolas de fuego, tornados de fuego, lenguas de fuego, fuego subterráneo. Yo nunca había visto, hasta el día sábado –en la tarde o en la noche, cuando caminabas y aparecían unas pelotas –unas bolas en montículos en la tierra; al pisarlas, salía fuego desde dentro. Nosotros nos quemamos por arriba, a nivel de la tierra, y también a nivel subterráneo. Pero para eso había que estar ahí y había que verlo. Yo le pedí a mis vecinos que arrancaran cuando estaba sucediendo todo. No sé cómo bajamos a Limonar con mi familia; nos demoramos un minuto y medio en salir de la casa y ya no veíamos nada. O sea, yo no veía de aquí a dónde estaba la cortina, nadie veía nada. Y me tocó subir a pie a Villa Dulce cuatro veces. Cosa que hoy, de forma ociosa, he tratado de hacer una vez y no lo he logrado. Pero la adrenalina, el susto y el miedo hacen que entienda a los vecinos que lo han perdido todo. Y aquí hay un error que me gustaría aclarar: los vecinos no perdieron sus casas. Los vecinos perdieron algo mucho más terrible que solamente perder sus casas; perdieron su historia, su vida, su dignidad, perdieron todo. Pero perdieron cosas que no se pueden reponer. Nosotros, como Junta de Vecinos; ustedes, como diputados; el gobierno, la municipalidad y todos los agentes que intervinieron en esto, en algún momento podrán llegar a devolver casas, pero hay cosas que no se van a devolver nunca, nunca. Y yo, sin que se quemase mi casa –siendo afortunado, repito–, también fui afectado por el incendio. Mi hija, cuando suena una ambulancia o un carro de bomberos, se afecta y toma su ropa, porque ella estaba por titularse de cuarto medio. Entonces, cuando tuvimos que salir apresuradamente, lo único que quiso guardar fue su uniforme, para poder terminar y seguir adelante con lo único que le quedara. Mi hijo también; yo le defraudé. Él me preguntó cinco minutos antes si el incendio nos llegaría y si tenía que preparar un bolso. Le dije, como su padre responsable: “No, hijo, no te preocupes, porque esto está en Peñuela. Jamás va a llegar acá. ¿Tú ves esa nube que se ve en el cielo, que apunta hacia el mar? Eso jamás va a llegar acá.” Voy a salir a comprar una bebida para que te relajes. Y cuando me preguntó: “Papá, ¿pero hicieron un bolso?” le contesté: “No, hijo, no es necesario.” Me refería a la nube, que era un tubo, ya estudiado y con todo el cuento. Yo la vi caer, como cuando se corta un hilo de un volantín, la vi desplomarse, porque yo estaba en la calle, y vi cómo todo empezó a quemarse. Los árboles gigantes se demoraban 15 segundos en prenderse; y la primera casa que se quemó en el sector de Villa Dulce fue la que estaba detrás de mi casa. Mi casa está al lado del troncal urbano, pegada al troncal, y las primeras casas que se incendiaron fueron las que estaban detrás, en la ladera del cerro. O sea, yo iba a dar una vuelta, me di vuelta y ya había una casa completamente quemada. A mí me tocó sacar a la gente. Quiero ponerlos en contexto, disculpen que me extienda: la gente –y esto es algo de lo que no se ha hablado– brotaba, personas que no eran del sector aparecían como flores de la tierra. Me daba vuelta y había cinco personas que no eran de ahí, de las cuales no se sabía de dónde habían aparecido. Saqué a dos personas que se estaban metiendo en una casa que pensaban que era de ellos, pero no era la suya, no eran del sector. Y las saqué; estuve en el lugar porque en algún momento...
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Tuve tanta desesperación que salí a gritar hacia el lado del troncal y grité como nunca había gritado, porque no sabía qué hacer ni cómo ayudar. Me salí del fuego y dije que no iba a hablar de esto, pero una cosa lleva a la otra. Se dijo que, por lo menos en el sector donde estábamos, habíamos sufrido un abandono; durante alrededor de 20 días nadie fue a vernos. Lo escuché y me gustaría especificar que eso es falso. El día sábado empezamos a organizarnos con Olivia, que es la secretaria de la junta de vecinos, porque aquí, la señora Doris, que me acompaña y también es dirigente, tuvo su casa quemada. Cabe recalcar que, de las 105 casas afectadas en Villa Dulce, nos hicimos cargo de 60 fichas FIB. A nosotros nunca nadie nos llamó, nunca nadie nos fue a entrevistar. Vimos que otras personas tenían a todos los vecinos afectados, pero nunca llegó ninguna ayuda, ni se repartieron cajas o frazadas; tiene que haber sido porque la ayuda la estábamos gestionando nosotros. Ese mismo sábado le pedimos una sala al colegio y conseguimos una en el colegio John Kennedy, que es del sector, para poder juntar insumos destinados a nuestros vecinos y coordinar la ayuda en materia de reconstrucción. El día domingo tuvimos todo el colegio, gracias a la alcaldesa Magdalena Ripamonte, quien llegó en la mañana y me ubicó, ya que yo no conocía a nadie de la municipalidad, salvo dos personas que habían estado con nosotros ayudando a formar la junta de vecinos. Ella llegó a las 11 de la mañana y lo primero que me preguntó –me acuerdo claramente, porque andaba con una camiseta sucia, ya que no me había peinado la cabeza desde que partió el incendio (lo hice hasta el día martes)–: "¿Qué necesitas?" Yo le respondí: "Necesito el patio del colegio y, si fuera posible, otra sala más, porque estoy juntando comida para perros, comida para adultos, pañales para guaguas y todo en el mismo lugar." Ella replicó: "Ocupa todo el colegio. Todo el colegio es tuyo y dime cuánta gente necesitas." Con sus palabras textuales, al siguiente día ya contábamos con personal municipal de turismo de toda el área. El lunes armamos el centro de acopio más grande de Viña del Mar, llevado por dos o tres personas. En cálculos –sin ser especialista, pero estimamos– creemos que durante esa semana, en la que estuvimos a cargo y reunimos muchos insumos, vinieron ayuda de varias municipalidades y llegaron numerosos camiones, de modo que debemos haber asistido aproximadamente a 4.000 personas. Somos una junta de vecinos que, en estos momentos, cuenta con 205 socios, y éramos dos o tres personas encargadas de todo. Jamás, al solicitarlo, tuvimos resguardo de Carabineros o Marinos, y con los vecinos hacíamos rondas por el colegio para evitar que nos robaran los insumos. Quiero poner todo esto en contexto, porque es importante: hasta el día de hoy hemos tenido que trabajar muchísimo, y nos hubiera gustado que todas las instancias y estamentos hubieran contribuido con la misma intensidad que lo hicimos nosotros. No tengo nada que decir respecto a las duplas que puso el MIMBU y a todas las duplas que fueron a trabajar al sector; ellas laboraron hasta donde se les permitió y con el acompañamiento de sus jefaturas. Son personas íntegras que realmente trabajaron con los vecinos y comprendieron el dolor que estaban sufriendo. Eso a mí me queda súper claro. Le pediría que se rodeara la idea para alcanzar a escuchar.
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Pero todo tiene un límite y yo entiendo que, por su cargo, pudieron llegar hasta cierto punto solamente. Yo conversé con el ministro en una reunión que tuvimos y su frase fue: “las lucas están”, por lo tanto, esto no debería demorarse mucho. Bueno, hoy día, por primera vez le llega –creo, disculpe señor Adol, y si estoy faltando, la verdad, por lo que me cuenta su hija– el primer subsidio se está entregando. Se debería entregar recién hoy, de los 60, y es una casa que ya se reconstruyó con el esfuerzo familiar. O sea, son deudas que se tuvieron que ir adquiriendo y, así, ha pasado mucho; entonces, creo que ha pasado demasiado tiempo. Y, como dijo el ministro, si las platas están, habríamos debido agilizar el tema. No podemos complicar más a la gente cuando ya está complicada por haberlo perdido todo. Entonces, aquí no se trata de plasmar en un papel o de hacer lo que diga un mero documento. No podemos quedarnos en esa frialdad; tenemos que trabajar y hacer más allá de eso, que es lo que realmente necesita la gente. ¿Hasta dónde llega lo que es factible y dónde se sitúa lo necesario por hacer? Encuentro que no se hizo lo necesario. Hubo muchas cosas que quedaron en el aire o en buenas intenciones, las cuales no sirven de nada si no se llevan a buen puerto. Hay cosas que se debieron haber hecho en mucho menos tiempo. Creo que, por parte del gobierno, faltaron algunas acciones: pudieron tener la idea, pero faltaron ejecuciones. Agradezco la ayuda que nos llegó desde muy temprano –cajas de mercadería, herramientas, asadas–; nosotros las repartimos y las juntamos en una casa, ya que no tenemos sede. Hay hartas cosas que necesitamos y, asimismo, muchas otras que se deben hacer. Quiero agradecer a la municipalidad, que siempre estuvo al lado de nosotros hasta el día de hoy, sin fallar ni un solo día. Me hubiera gustado que el gobierno se hubiese puesto a la altura de la municipalidad, avanzando más y realizando una mayor cantidad de obras. Ojalá que esto no quede solamente en una conversación. Me gustaría tener la capacidad y la oportunidad de seguir dialogando con ustedes, porque esto no se resume en 10 minutos; es imposible. Creo que hay muchas más cosas por ver, y los invito al terreno, a la comunidad donde estamos, porque ahí hay muchas historias que contar, que deben ser apoyadas y de las cuales pueden surgir nuevas ideas. Tengo muchas ideas y me gustaría tener la oportunidad de expresarlas. Muchas gracias por la oportunidad de conversar. Muchas gracias, don Marco. Le damos a continuación la palabra a don Felipe Glaser Herrera, quien se identificará y representará al sector del Olivar. —Buenos días. Mi nombre es Felipe Glaser. Represento al sector del Olivar; soy presidente de la Junta de Vecinos Primera Etapa del Olivar y de la Agrupación de Juntas de Vecinos del Olivar, así como de otras organizaciones ligadas tanto al área de la salud como a la de los emprendimientos en el mismo sector. Agradezco la invitación que se nos ha extendido y, en este contexto, quiero hablar sobre el tema de la reconstrucción. La verdad es que, en lo que respecta a la ayuda –tal como lo mencionó Marco– compartimos la misma visión sobre la asistencia necesaria y el apoyo oportuno de algunos entes, sobre todo municipales, que se ha venido prestando hasta el día de hoy. Sin embargo, la reconstrucción en nuestro sector ha sido un tema complejo, considerando que la conformación del Olivar se basa mayoritariamente en edificaciones en régimen de cuatripareo, es decir, copropiedades en las que la reconstrucción se ve obstaculizada por la necesidad de contar con el acuerdo de las cuatro partes. El decreto 332, que demoró en salir, ayudó a destrabar la situación, pues todos esperábamos que se publicara con mucha más antelación para ofrecer soluciones. Pero, lamentablemente, hasta la fecha existen una serie de inhábiles –personas que, hasta hoy, no han logrado dar solución desde la expropiación.–
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Desde ceder sus terrenos o desde la reconstrucción. Por lo tanto, hoy en día, principalmente, eso está entrampando a un gran número de personas, entendiendo que si en un cuatriparío hay una persona que es inhábil, no se puede reconstruir, y han pasado los meses –ya son años– sin existir una solución al respecto. También hemos identificado distintos puntos que han entorpecido la reconstrucción; claramente, el tema de la habilidad de las personas ha sido lento y no ha sido un proceso fácil, situación que, en nuestra apreciación, se podría haber gestionado de mejor manera. El otro punto es que las personas, especialmente en el sector del Olivar, deben contar con su decreto de pequeño condominio. Si bien se entregó un subsidio, al día de hoy solamente se han asignado 200 subsidios de casi mil previstos para pequeño condominio, en un sector donde se quemaron cerca de mil casas. Por lo tanto, la gran mayoría se encuentra dentro del cuatriparío y debe transitar hacia una resolución de pequeño condominio, lo cual entorpece en muchas ocasiones los procesos administrativos necesarios para iniciar la reconstrucción. Otro aspecto que ha sido lento es la revisión de los proyectos desde el área técnica. Cada proyecto que se levanta va a Servio, se presenta y pasa por el área técnica, y muchas veces los plazos no son los esperados. Aunque la actual dirección de Servio ha logrado reducir dichos plazos, entendiendo la premura y necesidad de la población, esperaríamos tiempos aún menores, especialmente considerando que un proyecto, si no es calificado, no puede avanzar. Asimismo, la Dirección de Obras Municipales (DOM), que hace meses cambió de dirección y se ha vuelto más ágil, aún presenta problemas. Hemos encontrado casos en los que carpetas aprobadas permanecen dos semanas esperando una firma, lo cual demuestra que la agilidad de la DOM no es la que se requiere para una reconstrucción, dado el compromiso fundamental de su aprobación para avanzar con obra. Es relevante también el tema de la factibilidad y la claridad de los proyectos presentados. Hoy en día, en el Olivar se inició con dos constructoras y, según lo indicado por Servio, cada vez se incorporan más –hasta llegar a alrededor de cinco–, lo que genera incertidumbre en las personas y dificulta avanzar con claridad. Otro punto a destacar es la coordinación entre las responsabilidades público-privadas. Existe una gran responsabilidad por parte de lo público, pero también es fundamental el compromiso de los entes privados que colaboran en la reconstrucción. Uno de los aspectos críticos ha sido, especialmente en el ILEAR, la actuación de los entes patrocinantes (EP), los cuales no han mostrado la agilidad, el control ni la rigurosidad necesarios en la gestión de la documentación. Esta falta de control ha generado expectativas incumplidas en la población, creando un clima que lamentablemente ha derivado en suicidios de vecinos y diversas dificultades en el área de la salud mental. Finalmente, siempre es un tema crítico la coordinación entre los departamentos, ya que, en múltiples ocasiones, Servio ha mencionado situaciones como las del piso 15 y del piso 8 que dificultan el proceso.
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Los documentos, que hay como diferentes pisos encargados de los procesos de la reconstrucción, muestran que principalmente falta coordinación. Muchas veces hay diferentes lecturas para un mismo problema y, lamentablemente, los plazos son 10 diábiles para la respuesta y, en esos 10 diábiles, luego otros 10 diábiles, y los procesos se van entrampando cada vez más. En el caso de nosotros, en el sector 2, donde yo vivo, se logró construir la primera casa con subsidio serbio, el primer cuatriparío, fue una dura batalla, una batalla que partió en septiembre y que, en estricto rigor, el 17 de marzo se otorgaron los permisos. A la fecha, esta sería la única casa, el único cuatriparío construido en el sector del Olivar, en la primera etapa, segundo sector. El Olivar se vive en dos etapas. La primera etapa está dividida en siete sectores; ahí es donde se pudo construir el primer cuatriparío, el cual ya está próximo a entregar. El diputado tuvo la oportunidad de conocerlo y, la verdad, es una solución bastante digna a lo que teníamos. Nosotros contábamos con casas de 36 metros cuadrados, sin ninguna clase de aislación; hoy en día, las casas que se están entregando son de bastante calidad y dignidad, pero claramente el proceso podría haber sido más rápido. Ahora, hay un punto que nos preocupa: el tema de las personas inhábiles, que son aquellas que lamentablemente tienen más de cinco propiedades y que no pueden entrar a la mesa de casos críticos, lo cual, en estricto rigor, está entrampando el resto de la reconstrucción. Nosotros entendemos que el incendio no fue provocado porque al vecino se le dio o prendió el gas, o se le dio vuelta una estufa, o generó su propio incendio. Aquí claramente existen responsabilidades de un Estado que no pudo anticipar ni dar la alerta necesaria para las evacuaciones. Por lo tanto, entendiendo esas dificultades y responsabilidades, creemos que la reconstrucción debería ser universal y no debería existir el paradigma de que algunos sí y otros no; ninguna persona, independientemente de la cantidad de vivienda o propiedades que posea, esperaba que se le quemara su patrimonio. Esperamos, en algún momento, que se pueda flexibilizar el proceso para poder reconstruir de forma igualitaria y no seguir entrampados, sobre todo en el sector del Olivar, donde las copropiedades generan un mayor entrampamiento para la reconstrucción. En cuanto a la reconstrucción, también queríamos dejar un punto claro: muchas veces los vecinos siguen las diferentes sesiones a través de las redes o el canal de diputados, y nos hemos encontrado lamentablemente en varias ocasiones con algunos diputados que presentan un abandono total del estado de la información. La verdad, presidente, es que, independientemente de que la reconstrucción haya sido lenta, el acompañamiento ha estado presente; ha estado el acompañamiento del señor Patricio Corrado, del ministro, y de otras personas que vemos acompañadas, además de algunos diputados que, aunque no presiden esta mesa, sí son parte de ella. Los vemos constantemente afirmar que no existen reuniones con los ministros, cuando en mi misma sede hemos tenido al ministro y a estos mismos personajes escuchando. Existe, de alguna u otra forma, la libertad, pero creo que esto daña a la comunidad a través de la desinformación, al afirmar constantemente que existe un abandono cuando no es así. Muchas gracias. Seguimos con don Alejandro Moreno Quiroga. Hola, buenos días. Yo soy Alejandro Moreno Quiroga, presidente de la unidad de SINAD 87 de Villa Independencia y, a su vez, integrante del COSOC de Villa del Mar Civil. Para mí ha sido grato esta invitación, ya que nosotros somos los principales sobrevivientes de la Villa Independencia.
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Nos llegó la alerta, ese día, el primer día que estaba en mi piscina, cuando llegó el incendio, no alcancé; tuve que arrancar así, con chorro, y el fuego ya venía encima de nosotros. Así sucesivamente, arrancando, ya habían muerto en las calles y venía gente del Olivar también arrancando. Fue un caos en los caminos; no había vías de evacuación. El troncal se cerró para bajar a Limonares, y subieron todos los vehículos para El Olivar y el sector de nosotros. Quedaron todos los vehículos en los caminos y se quemaron por completo. Yo también me quemé, y la tesorera que está ahí también sufrió lo mismo. Toda mi calle, que es Milla, la principal, quedó completamente quemada. Llegó la primera lluvia, que fueron de Santiago; después arribó la Municipalidad de Providencia, de Las Condes, trayendo todas sus maquinarias. Logramos dejar despejados en una semana todos los escombros, y ahora recién cuentan con vehículos y maquinarias para continuar retirándolos. Nuestros vecinos –la mayoría adultos mayores– y, en general, todos los colonos que construyeron la Vía Independencia (creada en el año 650) se vieron afectados. Fue entonces cuando los primeros colonos comenzaron a edificar sus casas por autoconstrucción. Nuestra Junta de Vecinos, inaugurada en 1957 (mañana cumplimos 68 años), aglutina a la mayoría de los que vivieron este incendio. Eran, en su mayoría, familiares de las primeras familias; así sucedió que nietos y bisnietos han quedado en sus terrenos, mientras que otros se quedaron afuera, pues todo estaba registrado en un solo rol, una sola fide. Yo vivía con mis tres hijos, mi hija y dos nietos, éramos ocho; hubiera sido como tener seis casas en un mismo rol. Eso es, más o menos, lo del incendio. Actualmente, estoy con el subsidio del año pasado, de septiembre de 2024, y con una empresa que estaba construyendo en Villa Alemana y se tiró a la quiebra, por lo que ahora tenemos que empezar de nuevo para buscar otra. La empresa que estoy patrocinando es Arcos, de Villa Alemana. No se trata de la empresa que quebró, sino de la patrocinante, que anteriormente había construido viviendas industrializadas en Villa Alemana; luego, vino el serbio, cambió la denominación a “construcción en sitio propio, industrializada” y, con ello, había que ingresar a la GOM. Tuvimos que rehacer todos los documentos para ingresar a la DOM, a fin de que el Servio autorice la reconstrucción. Somos 19 familias con esa misma empresa y estamos a la espera de esa aprobación; mientras tanto, uno tiene que estar llamando, ya que ese es el problema, pues el Servio tampoco nos informa las cosas oportunamente. Después, el otro día que estuvimos con el ministro, recién nos enteramos que habían dos otras resoluciones.
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Y nos estábamos enterados. Nosotros hemos estado trabajando con varios dirigentes en reuniones, con el delegado y la Seremi, y hemos llegado a buenos puertos. Fuimos a Santiago a la Contraloría, y se logró habilitar a la gente que tenía segunda casa. Así que tuvimos ese logro y siempre ha sido con diálogo. Y lo otro, como le digo, el problema es que también ya la mayoría de la población se autoconstruyó. Entonces, ¿qué pasa? Cada uno construyó a la pinta de uno y ahora viene el problema con las normas. Disculpe que le interrumpa, ¿y ahí existía una asesoría técnica por parte de Servio? No, porque mucha gente empezó antes de que llegara el Estado a construir. Yo pasé un invierno en carpa, y ahora estamos pasando el otro; me compré una prefabricada, o de lo contrario estaría en carpa también. Me pusieron la casa de emergencia, y me la ubicaron al fondo, sin desagüe, sin nada; se hundió, me la cambiaron, me la dejaron botada, y me cortaron el bono, me dieron dos bonos y de ahí nada más. Así hay muchas familias que están con el mismo problema. El otro problema que tienen es que le están cobrando muy caro para los asuntos de gas y de agua, y la gente no tiene plata para sacar la firma. Además, si las instalaciones no son aprobadas por el SEC, imagínense, no tienen plata para reconstruir; seguir reconstruyendo, menos van a tener para pagar todo eso. Y, más encima, ahora usted va al Conservador y todos los documentos están saliendo a más de 15.000 pesos. Hubo un tiempo en que fue gratis, pero de ahí se acabó. Otro tema súper importante es la salud mental. En salud mental estamos al debe, porque la gente quiere atención personalizada y no grupal. Y ahí también estamos al debe. Nosotros tenemos un club de adultos mayores dentro de la unidad vecinal, y están mezcladas personas que no se quemaron y quienes sí se quemaron, pero igual sufrieron, porque no tenían nada para comprar, no tenían dónde sacar plata y no recibían ayuda; todos los que nos llamaron no tenían ayuda. Entonces, lo que hacíamos era juntar la poca ayuda que llevábamos, ya que nosotros también teníamos la sede quemada, la sede social, estábamos sin sede y andábamos de ambulante. Todo lo que llegaba lo hacíamos paquetito y se lo entregábamos al adulto mayor —quemado o no—, porque también lo necesitaban, pues las jubilaciones son pocas. Y, como les digo, ya nosotros, gracias a Dios, tenemos la sede nueva. Estamos también con Quero Mi Barrio trabajando en el barrio. Hoy hay una actividad que marca el inicio del Quero Mi Barrio y que va paralelo con la reconstrucción. Les doy las gracias por esta invitación, y ojalá que avance más rápido la reconstrucción, porque mucha gente ya está pasando otro invierno y no pasa nada. Muchas gracias. Muchas gracias a usted, Alejandro. Seguimos con el señor Julio Bruna, presidente de la Junta de Vecinos Puesta de Sol de Villa Independencia. —Bueno, son vecinos, ¿no? —Sí, estamos en el mismo sector; los dos estamos en el mismo medio ambiente. —Exacto. Muy buenos días, muchas gracias por la invitación. Nos da la oportunidad a nosotros, los dirigentes, de expresar y contar lo que hemos vivido durante esta reconstrucción. Estuvimos anteriormente en la comisión de investigación, donde hablamos y vimos cómo... lo que pasó en las primeras instancias, como con la ayuda tanto de Cernapred como de los de…
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Dejaron, por mi parte, un desagrado de parte de las entidades de seguridad. Hemos visto, y en ese tiempo veíamos que no creíamos que este proceso iba a ser tan largo, tan demorado y tan problemático. Partiendo de lo que hemos visto, nosotros hemos estado muy a caballo en cuanto a la ayuda a la reconstrucción. Nos hemos organizado tanto con Felipe Glaser Herrera, en El Olivar, como con Alejandro Moreno Quiroga dentro del sector, y con Nindrod Sandoval Alarcón también hemos estado ahí coordinando las ayudas. Creo que, gracias a esa presión, sin necesidad de hacer huelgas de hambre ni marchas en el sector —cosa que afectaba a los mismos vecinos— hemos podido lograr avances. Nos molesta que tengamos que estar detrás de las autoridades para que esto funcione. Alejandro mencionaba el decreto 332, el cual tuvimos que impulsar junto a Felipe Glaser Herrera, el senador Latorre y el gobernador Mundaca, para que se pudiera modificar. Esto dio lugar a muchos cambios, incluida la reconfiguración de las direcciones, como mencionábamos con el director de Servio, ya que también había un entramado respecto a la reconstrucción. La ley 16.282 habla de las catástrofes, estableciendo que el ministro y las SEREMIS tienen un amplio poder para cambiar, modificar y agilizar la ayuda en caso de catástrofe. Les recuerdo que la catástrofe de este incendio ha sido la más grande en la historia de Chile, de acuerdo con la Ley de Sismo y Catástrofe, en la que murieron 149 familias, de las cuales más de 80 se registraron en Villa Independencia. Una de las causales fue la problemática en las vías de evacuación, donde más de 50 vehículos quedaron atrapados en la calle Gabriel Amistrar, que es la única salida del sector. Por ello, gente de El Olivar tuvo que escapar por esas calles, ya que contamos con una sola ruta. Nos decían —y es lo que quiero comentar más adelante, y que, bueno, lo adelanta mejor— que al Estado no le importamos y que los pobres siempre estamos al último. ¿Por qué digo esto? Porque nos imponen trabas para entregar un subsidio. Como dijo una dirigente de Manuel Busto, de la cual somos vecinos, han empapelado la reconstrucción con un montón de títulos asignados de subsidios, pero lo que realmente se necesita, especialmente en la autoconstrucción, es que lleguen los fondos y recursos. Gente endeudada, familias que han tenido que casi toda su familia endeudarse para volver a tener un techo sobre ellos, y aun así he visto vecinas que no han terminado de construir. Incluso, cuando el Estado entregó un bono para que pudieran comprar nuevamente sus casas, no tenían dónde guardar sus cosas. Al mes siguiente del incendio llegaron las primeras lluvias: colchones con hongos por la humedad, ropa que podían recuperar, pero al final quedaron sin nada. Creo que no sé cuántas personas tienen que morir para acelerar este proceso de reconstrucción y paliar, en algo, el dolor que ha vivido Villa Independencia. Se excusan en trámites y se apoyan en problemas. Ahora estaba conversando con nuestro arquitecto, quien nos está ayudando con las 16 casas, y con don Juan Mastrantonio, que asesora a nuestra junta de vecinos. Nuevamente, después de haber pasado por la DOM y obtener la autorización, ahora se les están pidiendo nuevos planos estructurales. Estamos hablando de una villa que fue entregada cuando las viviendas contaban con 32 metros cuadrados y que se ha autoconstruido a lo largo de toda su historia, siendo viviendas que se van heredando. La respuesta del ministro en la Escuela de Vida e Independencia nos explica por qué se presentan tantos problemas para regularizar las viviendas; lo que sucede es que, cuando luego quieran vender, enfrentarán inconvenientes, pues no se puede vender una casa en esas condiciones.
Fragmentos 1-10 de 37 (18 disponibles públicamente)

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