Cámara de Diputados Familia

Cámara de Diputados - Familia - 18 de junio de 2025

18 de junio de 2025
21:30
Duración: 2h 8m

Contexto de la sesión

Proyecto de ley, de origen en moción de las diputadas y los diputados Juan Irarrázaval (A) Héctor Barría, Felipe Donoso, Helia Molina, Francesca Muñoz , Ximena Ossandón, Jorge Saffirio y Consuelo Veloso, que "Modifica diversos cuerpos legales para prohibir y sancionar la maternidad subrogada". Boletín N° 17337-07. 2.- Recibir a representantes de FENADAJ para que se refieran a los siguientes temas:a. Abordar el paro indefinido que mantienen los funcionarios de las Corporaciones de Asistencia Judicial, debido al incumplimiento de un protocolo firmado con el Ministerio de Justicia en 2023; la falta de respuesta a su petitorio, y una grave sobrecarga laboral, especialmente en el área de infancia. Para este objeto también se ha invitado al Ministro de Justicia y Derechos Humanos, con el objeto de llegar a una solución.b. Expongan sobre la mesa de la infancia y conocer las propuestas para el sistema de protección a la infancia que el país requiere. Para este objeto se ha invitado al Médico Psiquiatra, Luis Miguel Peralta, quien es miembro de la Red Latinoamericana de Salud Mental Perinatal y Docente de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Lugar: Sala Carlos Lorca segundo nivel (Sesión presencial)

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En nombre de Dios y de la patria se abre la sesión de la Comisión de Familia número 97, ordinaria. El acta de la sesión 95 se da por aprobada por no haber sido objeto de observaciones y el acta de la sesión 96 queda a disposición de la Comisión. El secretario dará lectura a la cuenta. Muchas gracias, señor presidente. Se han recibido los siguientes documentos: 1. Oficio del Secretario General de la Cámara, quien comunica a esta comisión que la sala acordó asignarle el proyecto de ley que exige contar con ejemplares de la Biblia en establecimientos educacionales y bibliotecas públicas, inicialmente asignado a la Comisión de Educación. 2. Nota del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos por la que se excusa la inasistencia del ministro a la sesión de esta comisión por tope de agenda; en su representación asistirán Héctor Valladares, jefe de la División Judicial, y Rodrigo Mora, director general de la Corporación de Asistencia Judicial. 3. Nota de una particular que presenta una denuncia formal a la Comisión de Familia contra instituciones colaboradoras del Servicio Mejor Niñez. Se acusa negligencia, maltrato, revictimización y vulneración de derechos hacia ella y sus hijos; se denuncian prácticas como firmas de informes en blanco, uso de información reciclada, evaluaciones sin rigor y represalias tras intentar denunciar, además de deficiencias en la atención a niños, niñas y adolescentes, alimentos vencidos, conflicto de interés profesional y decisiones que afectaron su vínculo familiar. Se exige la revisión de su caso, investigación, evaluación imparcial, protección para sus hijos y medidas de no repetición, manifestando representar también a otras madres vulneradas por el sistema. 4. Nota del comité UDI, en la que el diputado don Sergio Badilla reemplazará al diputado don Felipe Donoso. Se ofrece la palabra sobre la cuenta. Nadie. Procedo a ofrecer la palabra para tratar puntos varios. Diputada Gasmuri: Muchas gracias, señor presidente. Saludo a nuestros invitados que acudirán posteriormente y a todos mis colegas. En esta oportunidad, quisiera traer a colación el caso de un padre que nos contactó por las legítimas dudas que mantiene respecto a la intervención que está recibiendo su hija en AFT Ciudad del Niño de la Comuna de San Antonio. Según su relato, lleva cuatro años sin poder ver a su hija y dos años en el programa intentando que se genere esta revinculación. Acusa además que, únicamente a instancias de él, la citan, evalúan y trabajan la coparentalidad, entre otros aspectos que deben abordarse. Más allá de este caso particular, solicito que se oficie al Servicio de Protección en el sentido de abordar la situación de la oferta programática del Servicio de Protección Especializada, fiscalizar el seguimiento a las causas dependientes de ello y garantizar que estén integradas por personal capacitado. Otros puntos varios: En el primer punto, esta sesión tiene por objeto tratar y continuar el estudio del proyecto que modifica diversos cuerpos legales para prohibir y sancionar la maternidad subrogada. Para ello, se ha invitado al médico psiquiatra perinatal Luis Miguel Peralta, miembro de la Red Latinoamericana de Salud Mental Perinatal, docente de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y vinculado al Instituto Europeo de Salud Mental Perinatal, quien se conecta por vía telemática. Doctor Peralta, muchas gracias por acceder a la invitación de esta comisión. Varios diputados habían solicitado que se aborde, de manera especial, el aspecto biológico y, en particular, el relativo al niño en el tema de la maternidad subrogada. Así que le escucharemos muy atentamente. El micrófono es todo suyo. Doctor Peralta: (No sé si me pueden escuchar por ahí; les agradeceré me confirmen). Se le escucha perfectamente. Bien, buenas tardes a todos.
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Mi nombre es Luis Peralta, médico psiquiatra. Les agradezco la invitación a toda la Cámara de Diputados y Diputadas de Chile. Es para mí un honor estar presente en la Comisión y proceder a una ponencia respecto al vínculo que se desarrolla entre el nuevo ser y la madre, vínculo estrictamente neurobiológico. Voy a compartir una ponencia; si me permiten la posibilidad de compartir, ya está autorizado para compartir pantalla. Entonces, sin más, pasamos a la orden del día; lo vemos por vía telemática. Bien, perfecto, entonces, si se puede observar la ponencia, doy inicio. Estamos viendo. Muchísimas gracias. Para empezar, voy a comenzar citando a Thomas Berni, psiquiatra que se ha dedicado ampliamente al estudio del apego, el vínculo que se genera entre un nuevo ser y la figura más próxima –la primera figura, la figura más cercana, es mamá. Él cita en su libro La vida secreta del niño antes de nacer que el niño no nacido es un ser consciente, que siente y recuerda. Y puesto que existe, lo que le ocurre —lo que nos ocurre a todos nosotros en los nueve meses que transcurren desde la concepción al nacimiento— moldea y forma la personalidad, los impulsos y las ambiciones de manera significativa. La personalidad es nuestra forma de ver e interactuar con el mundo, nuestra manera de ser y de relacionarnos con los demás; esto se escribe desde el inicio de la vida. De hecho, el niño intrauterino es bastante sensible a matices emocionales excepcionalmente sutiles; es decir, puede sentir y reaccionar no solo ante emociones amplias e indiferenciadas como el amor y el odio, sino también ante estados afectivos complejos y matizados. Por ejemplo, el volumen y el tono de mamá, así como el olor intrauterino, se conectan con los circuitos emocionales del cerebro; dicho olor se vincula con el circuito entorrinal, que a su vez se relaciona con el hipocampo y las estructuras límbicas, las cuales participan en el desarrollo de las emociones. Así, el olor materno empieza a escribir las primeras páginas de la historia en el bebé, estableciendo una conexión muy fuerte. En cuanto al apego en la parte prenatal, es necesario citar definitivamente a John Bowlby. El apego entre el bebé y su mamá es una respuesta biológica, no solamente una respuesta afectiva o el simple hecho de querer estar junto a mamá o a una persona indeterminada, sino una respuesta que aumenta la posibilidad de supervivencia. Esto se debe a que todas las modificaciones que se realizan en el bebé y en la madre –como también lo iremos conversando– implican cambios en el cerebro de la madre. Todo embarazo deja una huella imborrable en el cerebro materno. En términos biológicos, decir que un niño o una persona mayor tiene apego a alguien significa que está dispuesto a buscar la proximidad y el contacto con ese individuo, porque es ello. Nosotros los seres humanos, cuando nacemos, tenemos un período de incluso gestación externa lútero.
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Un momento en el cual estamos dentro del útero, pero externo a él. ¿Por qué? Porque los recién nacidos todavía no pueden caminar, no se pueden sustentar por sí mismos ni sobrevivir sin el apoyo de una figura de cuidado. Este término se refiere al proceso de gestación externa o extrauterina, que se extiende principalmente durante el primer y segundo año de vida. Todo esto tiene un sentido de supervivencia; si no se establece el apego, no habríamos alcanzado estas instancias en la humanidad. La disposición para comportarse de esta manera es un atributo persistente de las personas apegadas, que cambia lentamente con el tiempo y no se ve afectado por una sola situación. ¿Qué quiere decir esto? Que el apego es algo que se prolonga a lo largo de toda la vida y no se da por una interacción única o momentánea. Aunque pudiésemos tener una interacción con un bebé, en situaciones como visitar a un sobrino o el hijo de un amigo, eso no es suficiente para crear un vínculo de apego. El sistema conductual del apego, es decir, todas las conductas realizadas para fortificar este vínculo, resulta útil para mantener la seguridad física y sentida. Su activación se produce ante alteraciones en el equilibrio psicofísico, ya sea a nivel afectivo o biológico (como el hambre, el sueño o el miedo). Ante estos desafíos, lo que se busca es la figura de apego, aquella que se encuentra más cercana no solo por proximidad física, sino porque es con quien estamos biológicamente conectados. En este caso, se trata de mamá. Voy a citar un artículo de Frontiers del año 2024, en el que se investiga lo que acontece en torno al apego durante la gestación. Por ejemplo, durante el embarazo, el estado mental de la madre hacia el niño, el deseo de la maternidad y la conexión con el bebé por haberlo planeado y deseado, junto con las experiencias propias de la madre en función de su apego y la calidad del soporte del entorno, generan el vínculo de apego. No se trata de una única circunstancia, sino de múltiples factores que colaboran tanto para la madre como para el bebé, estableciendo un intercambio recíproco que no se puede borrar, cambiar ni invalidar. El bebé nota, por ejemplo, la intensidad del latido de mamá, y mamá detecta los movimientos del bebé. Cuando comienzan a suceder los primeros movimientos en el bebé, se determina la segunda etapa psicológica de la gestación. La primera etapa se caracteriza por una cierta ambivalencia: la madre experimenta miedos acerca del futuro, cuestionándose si será buena o una madre ideal para su hijo. Aunque esta ambivalencia puede ser normal, una alteración en este estado puede conducir a resultados depresivos. Tras los primeros movimientos del bebé, se inicia la segunda etapa psicológica del embarazo, marcada por las representaciones maternas, donde la madre comienza a formarse una imagen de cómo será el bebé, qué le enseñará y cómo se verá a sí misma como madre. Esta etapa se prolonga aproximadamente hasta las 34 semanas, periodo durante el cual se produce una notable influencia psicofísica entre el estado de la madre y las hormonas, tanto en ella como en el bebé. Por ejemplo, la hormona liberadora de corticotropina juega un papel importante en este proceso.
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En el hecho de poder sentir ansiedad, hay una hormona que se libera a nivel del cerebro, sí, pero la placenta también tiene su propia hormona liberadora de corticotrofina. ¿Esto qué quiere decir? Que tanto la placenta como el cerebro materno influyen en los estados de alerta del bebé. Esto puede ayudar para el desarrollo, pero cuando, por ejemplo, la mamá se encuentra en un momento de estrés extremo, también puede influir en el bebé. Entonces, esto es algo muy importante, ya que el bebé responde específicamente a estímulos como el tono de voz, el latido del corazón de la mamá y estímulos táctiles. El apego es un sistema complejo de regulación emocional y motivacional que emerge entre dos biologías compartidas a nivel de predisposición genética y neurobiológica, influido además por las experiencias tempranas. No es tan sencillo como que una persona cuide a otra para generar apego; existen múltiples términos que deben ser validados, desde aspectos estrictamente biológicos hasta conductuales. El apego no aparece repentinamente, sino que es el resultado de un proceso de desarrollo progresivo. Frente a la genética, podemos decir que, como instinto, probablemente dependa de algunos impulsos genéticos, pero, sobre todo, aunque se compartan genes con la mamá, si no se brinda un entorno adecuado, es decir, si a la mamá se le dijera que no debe vincularse o sentir por su hijo lo que corresponde, el apego no se desarrollaría. Esto representaría una ambivalencia no solo en el desarrollo psicológico, sino también en el físico, ya que el óvulo fecundado necesita anidar en el ambiente intrauterino, un ambiente de calidad para que esos genes intervengan en el apego. Los estudios genéticos en gemelos muestran que existe una mayor influencia ambiental en la infancia y que, en la adolescencia, la genética podría explicar hasta el 35% del apego seguro. Esto también influye en la epigenética: todo el ambiente se traduce a nivel biológico mediante mecanismos químicos, como la metilación del ADN, que modifican la expresión genética. No basta con disponer del ADN; es esencial saber expresarlo, y un ambiente adverso puede modificar esa expresión a pesar de que el ADN sea igual. Existen algunos genes muy vitales, como el OXTR, el SLC6A4 y el FBPK5. Por ejemplo, el OXTR se relaciona con el receptor de oxitocina, importante no solo en el apego y el vínculo, sino también en el inicio del parto, al permitir que el útero se contraiga a tiempo para evitar una hemorragia excesiva en la mamá, y en la experiencia del amor. Así, el grado y la calidad en que se expresa este receptor, junto con otros receptores de cortisol, serotonina y el factor BDNF—que regula la plasticidad del cerebro—resultan fundamentales. Todo esto es muy importante y comienza porque la mamá interactúa con el bebé; es una ventana crítica.
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El desarrollo entre la etapa prenatal y, sobre todo, los primeros años es una influencia decisiva del ambiente. Factores como el estrés materno, la nutrición, el parto, el contacto piel con piel y la lactancia pueden provocar cambios epigenéticos. En situaciones ambientales negativas, como el abuso, la negligencia o el exceso de estrés materno, se producen cambios a largo plazo que pueden predisponer a un apego inseguro, ansiedad o trastornos del neurodesarrollo. Esta diapositiva es solamente para que observen la cantidad de genes implicados en el apego. No se trata de un único factor, pero sí existe evidencia científica que respalda la relevancia de estos mecanismos. Asimismo, existen genes asociados a riesgos de susceptibilidad. Esto quiere decir que hay ciertos genes que, si se expresan de forma diferente debido a un polimorfismo, pueden incrementar el riesgo de desarrollar un apego deficiente o, por el contrario, favorecer un vínculo más seguro. Por ejemplo, si se analiza un gen con un nombre muy extenso, denominado 5HT-T-LPR, la presencia de alelos cortos se asocia a un mayor riesgo ante un cuidado materno insensible, mientras que la expresión de alelos largos puede promover un vínculo más fuerte y una mayor protección. De igual manera, otros genes, como el de la dopamina, influyen en la forma en que se expresan y determinan en qué medida se establece el apego entre madre e hijo, de modo que la ausencia de un adecuado apego podría provocar alteraciones tanto agudas como a largo plazo en el desarrollo neurológico del bebé. En conclusión, no es que existan “genes del apego”, sino genes moduladores y sensibles al ambiente. No basta con tener estos genes; es imprescindible generar en el entorno, especialmente en la figura materna, condiciones que favorezcan su adecuada expresión. Así, el apego es el resultado de una interacción compleja entre la genética, la epigenética y el entorno. Otra diapositiva muestra la cantidad de polimorfismos que pueden existir, evidenciando la estrecha relación entre el apego y la neurobiología. El apego es un proceso de regulación alostática, entendida como la capacidad de mantener un equilibrio interno a pesar de las alteraciones que pueda generar el ambiente. No se trata de un instinto innato, sino de un proceso aprendido basado en la necesidad de corregulación, donde madre e hijo deben regularse mutuamente para mantener la homeostasis. Si la calidad de la experiencia intrauterina es deficiente, los cerebros de nuestros hijos estarán predispuestos a múltiples alteraciones, tanto a nivel de salud mental como físico. Finalmente, existen diversos modelos que explican la neurobiología del apego, identificando importantes regiones cerebrales involucradas, como la red de saliencia (relacionada con la amígdala e insula), que participa en la percepción de emociones y amenazas; la corteza ventral tegmental y la corteza frontal ventromedial junto con la acción de la oxitocina, que regulan la proximidad y la sensación de seguridad; y, además, la corteza prefrontal, el área de percusión y la unión temporoparietal, fundamentales para el desarrollo adecuado del cerebro, tanto a nivel afectivo como cognitivo. Si alguno de estos procesos se altera, lamentablemente pueden desarrollarse diversos problemas.
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Un apego ansioso genera, por ejemplo, que una persona esté predispuesta a una hiperactivación de las señales sociales, dificultad para adaptarse al entorno y para desempeñarse de manera segura en el desarrollo de su día a día. Asimismo, la supresión emocional es determinante, ya que el ser humano puede vivir con muchas cosas, pero no con la falta de afecto. Si éste experimenta una sensación de carencia afectiva, puede entrar en una circunstancia muy delicada, llegando a estados depresivos que condicionan la vida misma. Entonces, si el bebé nota que realmente no existe un vínculo afectivo con él, se puede desarrollar un apego evitativo con consecuencias emocionales en su curso de la vida. La calidad del apego tiene consecuencias duraderas sobre la salud psicofísica y la adaptación. Existe el desarrollo del eje hipotálamo-hipófisis-adrenal, el cual regula el nivel de estrés que experimentamos, y está condicionado por las experiencias tempranas, incluso las intrauterinas. Para hablar de la parte prenatal y ya en el parto, cabe destacar que esto también ha sido estudiado, por ejemplo, por la doctora Yvonne Olson, quien es una referente de la psiquiatría prenatal. La maternidad conlleva cambios cerebrales, neuroquímicos, morfológicos y funcionales, y todo está diseñado para la supervivencia del recién nacido. No se trata de un estado pasivo: la mamá no puede dejar de participar; la mujer que está gestando, aun cuando se le brinde indicaciones de abstenerse, sigue interactuando con el bebé por un diseño biológico orientado a la supervivencia de este nuevo ser. Los cambios hormonales durante las diferentes etapas de la vida se asocian con la regulación de eventos neuroplásticos específicos, generando respuestas fisiológicas y conductuales que facilitan la adaptación a condiciones de vida cambiantes. Estamos, en efecto, escribiendo las primeras páginas de la humanidad, pues cada etapa de la vida, desde el día cero hasta el último de sus días, es fundamental. El contacto piel con piel es esencial para el bebé. La lactancia materna aumenta la oxitocina tanto en la mamá como en el bebé, hormona que favorece la sincronía y un apego seguro. Dicho apego temprano es crucial para la regulación emocional, el manejo del estrés y la atracción metabólica. Además, se puede analizar cómo se comporta nuestro eje hipotálamo-hipófisis-adrenal, relacionado con los niveles de estrés, desde el mismo momento de la formación y no solo cuando se han desbordado las dificultades o se relacionan con el vínculo con nuestra propia madre. Cabe destacar que la oxitocina no es parte de un simple discurso, sino que es una sustancia bioquímica, un polipéptido con enlaces de sulfuro. Todas estas hormonas tienen un componente psicológico y, a la vez, biológico. La síntesis de la dopamina se genera en el hipotálamo, se almacena en la hipófisis posterior y se libera de forma pulsátil, regulada, por ejemplo, por la lactancia y por el reflejo de Ferguson. Esta dopamina tiene funciones esenciales para la contracción uterina, previniendo hemorragias durante el parto y modulando el estrés, el apego y el vínculo afectivo. Existen múltiples receptores en el útero para que la oxitocina cumpla su papel, además de provocar la producción de otras sustancias, como las prostaglandinas, que inician el parto. Así, en el inicio del parto son importantes la oxitocina, la prolactina, la catecolamina y la vasopresina.
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Las colaminas, por ejemplo, tienen mucho que ver con el eje hipotálamo-hipofisio-adrenante, es decir, el eje del estrés. Si esto está en forma adecuada, podemos tener mayor seguridad de un parto adecuado y biológico; pero si estuviera alterado, lamentablemente existiría un riesgo tanto para el bebé como para la madre, no solo durante el parto sino también en el postparto temprano. Las emociones, la reactividad al estrés, los cambios metabólicos y el desarrollo cognitivo y social están relacionados con las hormonas, en particular con la vasofretina, la prolactina y la ocitocina, que se desarrollan en el cerebro de la madre por estímulos que provoca el propio bebé, por ejemplo, al lactar. Todo esto genera el attachment, el apego. Incluso, el olor materno permite que el bebé reconozca a su madre, y ese olor queda presente. Bueno, vuelvo a esto. Disculpe, quería saber cuánto le queda para ir redondeando estas ideas. Básicamente, unos cinco minutos, le agradeceré. Perfecto, solo unos cinco minutos. Todo esto realmente sería muy difícil de resumir. Solo quería señalar algunos datos. Por ejemplo, cuando las hormonas no están en forma adecuada, pueden generarse comportamientos depresivos. Asimismo, la falta de una modulación adecuada de esteroides como la gloprenolona puede provocar depresión postparto, y todo ello se desarrolla durante la gestación. Finalmente, quiero concluir con los cambios que produce la gestación en el cerebro materno. Me voy a centrar en esta diapositiva, en la que se muestra la red por defecto, la red atencional ventral y la red dorsal. La red dorsal nos permite tener y definir una meta; por ejemplo, hoy hemos tenido la meta de llegar a esta reunión, por lo que utilizamos la red atencional dorsal. La red atencional ventral tiene que ver con el hecho de que, en este momento, estamos interactuando y puede que se sigan registrando sensaciones como tener hambre o no. Por otro lado, la red por defecto se relaciona con la empatía, el cuidado y el altruismo hacia el otro. Se condujo un estudio mediante resonancia magnética funcional, de corte prospectivo, en 25 madres primerizas y 20 mujeres noníparas. A todas se les indicó que se realizaría una resonancia antes de que estuvieran gestando y luego otra en el posparto para identificar posibles cambios en el cerebro, comparándolas con mujeres que no han gestado. Se observó, en las áreas marcadas en amarillo, que las regiones que habían cambiado estaban relacionadas con las redes mencionadas: la red de cuidado al otro y la red que permite captar la atención cuando el bebé emite un sonido, generando la sensación de que la supervivencia de la madre o del bebé está en juego. Con todo ello se evidenció que estas áreas disminuían de volumen, es decir, experimentaban una reducción en el cerebro. Uno podría preguntarse qué significa esto, si representa una alteración. Sin embargo, al observar que dichas áreas se activaban de manera similar cuando se le mostraba a cualquier madre la foto de su hijo, se concluyó que estaban vinculadas al hecho de experimentar afecto y cuidado. No obstante, aún quedaba la duda de por qué se reducían en volumen. ¿Significa que hay una afectación o que el embarazo es una enfermedad? La respuesta es no. En este caso, menos es más: aunque disminuyen en tamaño, estas áreas funcionan mejor. Es decir, después del embarazo, ciertos lugares del cerebro reducen su volumen para optimizar el cuidado hacia el bebé, tanto es así que, con un 97% de seguridad, mediante una resonancia se puede determinar si una mujer ha gestado o no, identificándolo únicamente al observar el cerebro materno.
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Puntuaban más en esta escala de apego del vínculo materno‐filial. Es decir, a mayores cambios en el cerebro era mejor el vínculo con el bebé. Bien, cuando se atendió al caso después de seis años se preguntó: “¿y realmente esto persiste en el tiempo? ¿No será solamente algo transitorio?” La observación fue que los cambios seguían, persistían. El cerebro de mamá cambia, el bebé deja una huella en el cerebro de mamá, y eso es algo que no se puede borrar; simplemente es parte de nuestra biología. Bien, entonces, menos es más. Se observaron reducciones de volumen cerebral, pero funcionaba mejor. Les agradezco todo el tiempo que me han brindado. Voy a finalizar con la frase de esta ponencia, o la que hicimos en la conferencia: “Nosotros nacemos llorando, pero recién aprendemos a reír, hacia el segundo, hacia el sexto mes más o menos. Necesitamos a mamá para aprender a reír, aunque nacemos siempre llorando.” Muchas gracias, doctor, por esta completa y compleja exposición. Estamos viendo aquí que en esta comisión faltan doctores o especialistas en temas biológicos. Precisamente, agradeceríamos que nos envíe su presentación, si se puede, para poder estudiarla en el desarrollo de este proyecto. Hay hartas cosas ahí que, a pesar del tiempo, no nos dio chance de detenernos. Voy a abrir algunas preguntas, pero si me permiten a mí primero, mis colegas, tengo la impresión de que lo que se ha dicho tiene que ver con que el apego se produce tanto dentro del vientre materno como después del postparto, donde continúa el mismo apego, por así decirlo. Ese apego intrauterino tiene componentes químicos y físicos, y, por lo tanto, también el apego postparto tiene un impacto físico en el cuerpo de cada uno. Nosotros la habíamos invitado porque la inquietud era conocer los efectos en el hijo de una eventual separación, pero también hay efectos en la madre, ya que los cambios físicos se producen en ambas partes. Entonces, yo le quería preguntar —y después le paso la palabra al diputado Barrios— si los estímulos postparto se pueden considerar más intensos y, por lo tanto, los efectos del apego postparto también son más intensos. Es decir, existe, por ejemplo, un desapego que, aunque no se puede dar dentro del vientre materno, se manifiesta de forma potencialmente mayor al estar fuera de él. No sé si me explico. Existen consecuencias totalmente reales de cortar el vínculo, tanto a nivel biológico como a nivel afectivo. Al cortar un vínculo entre mamá e hijo, se pierde la regulación, el equilibrio que existía entre ambos durante los nueve meses de embarazo. Cortar todo eso reduce, evidentemente, la cantidad de afecto, de nutrición, y la presencia de la voz de mamá, generando en el bebé un apego ansioso. Esto significa que se activa o sobreactiva la cadena del estrés. El estrés en un niño, sobre todo en un momento en que su cerebro se está formando —cuya plasticidad es muy alta—, puede exponerlo a que el modelamiento de su cerebro sea muy vulnerable, a la ansiedad, a la depresión y a dificultades para adaptarse al mundo. En otras palabras, si a propósito quisiéramos que los circuitos de regulación del estrés trabajen al 100%, tendríamos que forzarlos al 100 o 200%.
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Y en el caso de mamá también, porque, por ejemplo, la oxitocina regula muchas funciones de mamá. Al cortarse todo ello, puede provocar en el posparto, que es el momento de mayor riesgo para la salud mental de la madre, la depresión. En la población general, el riesgo de depresión es de alrededor de un 5%, pero en el posparto este riesgo asciende al 25%. Es decir, en ningún otro momento de la vida del ser humano existe tanto riesgo para una condición de salud mental como en el posparto, donde hay cinco veces más riesgo de deprimirse. Entonces, el cerebro de mamá y el cerebro del bebé son muy vulnerables en esta etapa. No sé si, como yo respondo, si desean que pueda… No, perfectamente, le agradezco mucho su respuesta. Diputado, una pregunta para el doctor. Doctor, buenas tardes. Lamento mucho haber llegado tarde a la sesión, pero, como usted bien señala, la dopamina, la serotonina, la endorfina y la oxitocina colaboran en el modelaje neurobiológico desde el punto de vista del desarrollo. Usted menciona que dicho desarrollo es tanto social como cerebral; me pregunto, ¿qué papel juegan el sistema límbico, que procesa las emociones, y el córtex frontal, que está relacionado con la toma de decisiones? ¿Afecta esto al concepto de neuroplasticidad que explican los neurocientíficos? Señala usted esto para explicar a la Comisión la neuroplasticidad en nuestra capacidad de adaptación y flexibilidad frente al entorno y a los problemas. Por ejemplo, si voy camino de Viña del Mar o a Valparaíso y se me pincha un neumático, ¿cómo resuelvo el problema? Esa situación es una condición para la resolución de problemas, y la neuroplasticidad también está asociada al sistema límbico y a las redes neuronales, pero, sobre todo, a la formación. Somos millones de células en movimiento y en aprendizaje permanente desde la gestación en adelante. Entonces, mi pregunta es si lo expuesto tiene que ver con el córtex frontal y la neuroplasticidad. Los ámbitos de los neurotransmisores que usted identificó están relacionados con la conducta de los individuos y, desde el punto de vista de los “químicos de la felicidad”, también intervienen en ello. Asimismo, observo, con base en el estudio que he realizado, que esto se vincula directamente con las conductas y actitudes de los seres humanos, sistematizadas en el sistema límbico, específicamente en la amígdala, y con la transmisión de la información en las neuronas. Su intervención me permite comentar que, en la historia de los seres humanos, solo existen dos momentos en los cuales se producen cambios biológicos y cerebrales tan rápidos y numerosos: la adolescencia y el embarazo. La adolescencia dura años, pero el embarazo dura meses, y en este corto período se producen tantos cambios y modificaciones que se convierte en uno de los momentos de mayor neuroplasticidad cerebral. Se está formando y moldeando nuestro cerebro para poder responder ante los desafíos cotidianos; podríamos enfrentar el mismo desafío, pero no todos responderemos de la misma manera, y para ello necesitamos los recursos que nos brinda el cerebro. Además, en la etapa del embarazo y el posparto, el cerebro del bebé se está moldeando y posee una particularidad de ser más neuroplástico que en otros momentos de la vida. La adolescencia será el siguiente período de alta neuroplasticidad, pero se extiende durante más años. En este momento se producen innumerables cambios diarios, y, definitivamente, todos estos químicos impactan en nuestro organismo, ya que, como comentábamos, nosotros, de forma voluntaria, exponemos a un ser humano a situaciones que ponen a prueba su sistema de circuitos del estrés y le obligan a encontrar mecanismos para superarlos.
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Lamentablemente, eso genera que, por ejemplo, se sucedan circunstancias tóxicas: una hiperactivación del circuito del estrés, por ejemplo, la hormona liberadora de corticotrofina, en detrimento de lo que pudiese regular lo contrario, como la oxitocina. Esto podría provocar que esa plasticidad se tornara tóxica, es decir, que el organismo esté “a flor de piel”, como cuando alguien se quema y la piel queda muy vulnerable. Entonces, básicamente, en este periodo de profundos cambios cerebrales—en el que el cerebro se está modificando—nosotros lo exponemos a un entorno tóxico, como si lo colocáramos dentro de una cubeta llena de circunstancias perjudiciales, lo que lamentablemente provocará alteraciones cerebrales a corto, mediano y largo plazo. Muchas gracias, doctor. Si hay alguna pregunta por parte de la Comisión, le agradecemos mucho su presentación y esperamos que la haga llegar para poder incorporarla en el estudio de lo que viene. De nuevo, agradecemos su tiempo y disposición para ilustrarnos lo que se le ha requerido, por lo que queda liberado de esta comisión, que se abocará a otros temas. Muchísimas gracias a todos los diputados. Les agradezco el tiempo que me han permitido estar con ustedes y, por mi parte, me despido. Hasta luego. Bien, entonces, pasando al segundo punto de la tabla, recibimos a los representantes de FENADAJ para abordar los siguientes temas. En primer lugar, se expondrá el paro indefinido que mantienen (o mantuvieron) los funcionarios de la Corporación de Asistencia Judicial, debido al incumplimiento de un protocolo firmado con el Ministerio de Justicia en 2023, la falta de respuesta a su petitorio y una grave sobrecarga laboral, especialmente en el área de infancia. Por ello, estos actores habían solicitado audiencia ante la Comisión. Asimismo, se les ha pedido que expongan en este escenario sus propuestas para mejorar el sistema de protección a la niñez en Chile. Esta Comisión ha conformado una mesa de la niñez en la que han participado el Ministerio Público, Migraciones, el Servicio Especializado, la Defensoría, y la próxima semana se sumarán egresados y representantes de diversos actores, como las OCA, entre otros. Para este primer aspecto, se encuentra presente el jefe de la División Jurídica del Ministerio de Justicia, Héctor Valladares, quien saluda la oportunidad de hacer contrapunto en esta situación. También se encuentra presente el Director General de la Corporación de Asistencia Judicial, don Rodrigo Mora; y el subsecretario subrogante, quien acompaña la sesión. Muy bienvenidos. Sin más, damos la palabra a los representantes de FENADAJ. Se encuentran presentes Victoria Escalante, en su calidad de presidenta; Jorge Acevedo, vicepresidente; Mónica Artal, tesorera; y Zulema Díaz, directora, acompañada de su equipo de prensa. “Muchas gracias, Presidenta, por la invitación y a través de usted, saludamos a todas las diputadas y diputados por acoger la solicitud presentada por FENADAJ para dar a conocer el difícil momento que tuvimos que enfrentar. Afortunadamente, hoy ya contamos con el cierre de una movilización que se extendió durante dos meses, producto del incumplimiento de un protocolo por parte del Ministerio de Justicia.”
Fragmentos 1-10 de 24 (12 disponibles públicamente)

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