Cámara de Diputados Medio Ambiente

Cámara de Diputados - Medio Ambiente - 12 de junio de 2025

12 de junio de 2025
18:45
Duración: 3h 8m

Contexto de la sesión

Sesión especial en el Observatorio Paranal de ESO en la comuna de Taltal, región de Antofagasta, con la finalidad de recibir a diversas autoridades para que se refieran a la afectación que podrían ocasionar los megaproyectos industriales que se pretende ejecutar en las cercanías de observatorios astronómicos en Paranal. Se ha invitado: - Al representante de ESO en Chile, señor Itziar De Gregorio Monsalvo. - Al alcalde de la Municipalidad de Taltal, señor Mario Acuña Villalobos.

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Sí, está ahí. ¿Estamos? En nombre de la patria se abre la sesión. Le vamos a ofrecer la palabra al señor secretario para la patria. Buenas tardes, presidente. Se han recibido los siguientes documentos. En primer lugar, un proyecto de ley iniciado en moción de la diputada señora Ahumada que modifica sus cuerpos legales para sancionar el incendio y quema de basura en sitios cercanos a zonas pobladas; un oficio del secretario general, mediante el cual comunica que en esta Comisión de Medio Ambiente y Recursos Naturales, la diputada Viviana Delgado Riquelme reemplazará en forma permanente a la diputada Mónica Arcecasto; una nota del Comité Mixto Social Cristiano Nacional Libertarios e Independientes, mediante el cual informa que la diputada señora Sara Concha será reemplazada en esta sesión por la diputada aquí presente Giovanna Ahumada; una nota del Comité Mixto Radical Liberal, mediante el cual informa que la dipututada Marisela Santibáñez será reemplazada en esta sesión por el diputado Sebastián Videla; y, finalmente, un boletín de la Secretaría Regional Militar de Valparaíso, llamado Energía Informa, la edición 102, correspondiente al mes de mayo de 2025. Eso es todo, presidente. Muchas gracias, señor secretario. Ofrezco la palabra sobre la cuenta. No habiendo palabras sobre la cuenta, vamos a pasar a la orden del día. Esta sesión tiene por objeto recibir a diversas autoridades para que se refieran a la afectación que podrían ocasionar los megaproyectos industriales que se pretenden ejecutar en las cercanías de los observatorios astronómicos de Paranal. Para ello, me he invitado al representante de ESO en Chile, el señor Itziar De Gregorio Monsalvo, y al señor alcalde de la Municipalidad de Taltal, don Mario Acuña Villalobos. Así que le vamos a ofrecer en primer lugar la palabra a doña Itziar y, a continuación, al alcalde de Taltal. Muchas gracias por haber venido al Observatorio Paranal en esta sesión y por interesarse en este tema que tanto preocupa a la comunidad internacional astronómica, a la comunidad chilena de astronomía y a todos los observatorios internacionales que se encuentran en Chile. He titulado esta presentación "Los telescopios más avanzados del mundo en riesgo". Eso es lo que tenemos en Chile, los telescopios más avanzados del planeta. Voy a hacer una breve introducción de quiénes somos, qué es lo que hacemos, en qué proyecto estamos actualmente y cuáles son estos riesgos inminentes. Nosotros somos el Observatorio Europeo Austral, también conocido por sus siglas en inglés ESO. Somos la Organización Europea para la Investigación Astronómica en el Hemisferio Austral. Ese es el nombre largo de la organización; nos conoce todo el mundo como ESO.
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¿Eso? Nuestra misión es la de diseñar, construir y operar los telescopios astronómicos más avanzados del planeta. Además, tenemos un foco muy importante en fomentar la colaboración internacional para la astronomía, y por supuesto, contamos siempre con Chile. Somos ahora mismo la organización intergubernamental líder y más productiva en hacer astronomía desde aquí, desde la Tierra. Fue fundada hace mucho, en 1962, y hoy consta de 16 estados miembros, todos ellos europeos. Chile es el estado anfitrión de los actuales telescopios de la ESO. Todos nuestros telescopios se encuentran aquí, desde los años 60. También contamos con Australia como un socio estratégico, que posiblemente se una a la ESO y sea otro estado miembro. Aquí hay un resumen de los principales telescopios que tenemos en Chile. El más antiguo fue situado en la región de Coquimbo, más al sur de donde estamos: es el Observatorio de La Silla, que está allí desde 1969. Fue el primer observatorio que construimos en el país y, desde entonces, ha dado lugar a innumerables descubrimientos científicos. Me gustaría enfatizar dos hitos muy importantes: la contribución que han tenido estos telescopios a dos premios Nobel. En 2011 se descubrió la expansión acelerada del universo a través del estudio de unas estrellas muy masivas que explotan, llamadas supernovas, y parte de esas observaciones fueron tomadas allí. El segundo premio Nobel se otorgó en 2019 a Michel Mayol y Vivier Kellogg, quienes son visitantes asiduos del Observatorio de La Silla, no solo por el descubrimiento del primer exoplaneta, sino por todos los estudios de caracterización de estos exoplanetas realizados allí. Después, aquí en el Tophagastan, construimos el Observatorio Paranal, que está formado por cuatro telescopios de algo más de ocho metros. Estos pueden trabajar individualmente, observando distintos fenómenos astronómicos, o en conjunto mediante una técnica muy compleja: la interferometría, que consiste en juntar la luz de cada telescopio para sintetizar uno gigante de aproximadamente 160 metros. Gracias a esta técnica se pudo detectar que, en el centro de nuestra galaxia, hay un agujero negro muy masivo, estudiando con una precisión increíble las trayectorias y el movimiento de las estrellas que se encuentran cerca. El nivel de desarrollo tecnológico que hay aquí no existe en ninguna parte del mundo, y siempre estamos trabajando en él. Desarrollamos prototipos tecnológicos que permiten responder las preguntas científicas por las cuales estos telescopios se construyen. En el norte, en San Pedro de Atacama, somos socios de un observatorio muy puntero que trabaja en ondas milimétricas y submilimétricas: el observatorio ALMA, cuyas siglas provienen de Atacama Large Millimeter Array. Es una cooperación internacional entre la ESO, la National Science Foundation, UNICEF en Japón y Chile. Con este telescopio podemos observar aspectos del universo que son diferentes a los que se ven con telescopios ópticos, como el BLT. Con ALMA podemos ver el universo frío, nubes de gas y de polvo que, aunque a simple vista parecen oscuras, resultan brillantes en longitudes de onda específicas. No existe ningún otro telescopio como este en el mundo. Esta es una vista aérea de los telescopios del BLT, que, como dije antes, pueden trabajar en conjunto utilizando la técnica de interferometría, la cual requiere una gran precisión y estabilidad en el terreno respecto a microvibraciones. Y ahora mismo estamos embarcados en la siguiente aventura de la ESO, que es la construcción del Extremely Large Telescope, el mayor telescopio óptico-infrarrojo del mundo. Tiene un espejo primario de casi 40 metros de diámetro, pero no está formado por una única pieza, ya que eso sería imposible por la gravedad y se podría quebrar. Una pieza está formada por casi 800…
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Segmentos que son espejos más pequeños que están puestos, una continuación de una precisión increíble que, de nuevo, también necesita ciertas condiciones de estabilidad en cuanto a micro vibraciones, porque si no no se puede sintetizar. Este telescopio de casi 40 metros trabaja con una técnica muy avanzada que corrige lo que produce la turbó en las observaciones astronómicas. Si fuéramos capaces de poner este telescopio fuera de la atmósfera, en el espacio, en la órbita, no tendríamos ese problema. Pero, como todavía no tenemos la tecnología suficiente para colocar este tipo de telescopios en el espacio, tenemos que intentar corregir los efectos de la atmósfera como podamos. El lugar en el que estamos es perfecto porque cuenta con una atmósfera muy estable. Aún así, se observan distorsiones en la imagen por los efectos atmosféricos, pero con esta técnica de óptica adaptativa podemos corregir esos efectos y casi observar como si estuviéramos en el espacio. Este es uno de los pocos sitios donde esa técnica, de verdad, es eficiente. La construcción del EMT comenzó en 2015 y esperamos que la primera luz del telescopio ocurra a finales de esta década. Estamos casi ahí; en términos astronómicos, va a ocurrir pronto. Se trata de una inversión total superior a 2.500 millones de euros, incluyendo tanto la construcción como las operaciones. Es el telescopio más potente de la nueva generación de telescopios gigantes y, además, el más avanzado en su construcción. Existen otros proyectos. Bueno, existían otros proyectos en Estados Unidos; ahora se sabe que uno de ellos seguirá adelante, ya que se construirá aquí en Chile, en el Fondo de O. Sin embargo, el LTE es más grande que el que actualmente está avanzado en construcción. Este telescopio tiene objetivos científicos múltiples para impactar prácticamente todas las áreas de la astronomía. Uno de los mayores objetivos por el cual se construyó este telescopio fue para poder detectar la presencia de vida en otros planetas parecidos al nuestro. Esto se conseguirá estudiando la composición de las atmósferas de esos planetas y comparándola con las atmósferas que tenemos aquí. Nosotros, como seres vivos, modificamos la atmósfera: emitimos grandes cantidades de metal que, si no estuviéramos en la Tierra, no serían tan significativas. Además, la presencia de plantas también modifica la atmósfera. Si somos capaces de encontrar una Tierra parecida a la nuestra en torno a otra estrella, con una atmósfera muy similar en cuanto a composición, podríamos estar viendo un planeta en el que posiblemente exista vida. Asimismo, como seres industrializados, emitimos contaminación a la atmósfera. Si seres alienígenas tuvieran también industria, estarían emitiendo estos gases que no deberían estar presentes. Esa contaminación se conoce como tecnofirmas, y con este telescopio podremos detectar si existen tecnofirmas en esos planetas. Esto, de nuevo, solamente se consigue con telescopios tan grandes y situados en lugares como este. Si nos ubicaramos en otro lugar de la Tierra donde las características de calidad del cielo fueran inferiores, no podríamos empujar tanto el límite de las detecciones. Este año comenzaremos la construcción de otro gran telescopio: el Terentov Telescope Array Sur, un observatorio de rayos gamma. Existe una contrapartida en la isla de La Palma, aunque con características diferentes, debido a que este sitio también cuenta con unas condiciones de cielo de mayor calidad. Este telescopio observará fenómenos astronómicos muy energéticos, como los rayos gamma. En realidad, lo que se detectará no es el rayo gamma, ya que nuestra atmósfera nos protege de ellos, sino la interacción de los rayos AMMA con los átomos de la atmósfera, que producirá una cascada de luz azul, luz que estos telescopios detectarán. Este telescopio es el que menos se ve afectado por la contaminación lumínica, siendo la luz azul la que más contamina. Además, se ubica muy cerca de nuestro observatorio, el Sama Proyecto INAH, en un entorno próximo a un mero proyecto industrial. Más adelante comentaré un poco más al respecto. También me gustaría hablar de los aportes del Observatorio Europeo Austral a Chile, ya que existe una cooperación con el país.
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Que dura muchas décadas y se ha basado siempre en una confianza mutua muy sólida, además de sustentarse en una serie de acuerdos internacionales en los que Chile se ha comprometido y siempre ha cumplido en proteger la calidad de los cielos donde se han colocado estos megatelescopios. Es importante entender que estos telescopios están financiados con dinero público, no provienen de entidades privadas, y dicho financiamiento proviene de los contribuyentes de los 16 países miembros europeos. Chile, al tener sus telescopios aquí, entrega el 10 % del tiempo de todos los telescopios que se poseen, y ese 10 % es utilizado por los astrónomos chilenos para realizar sus investigaciones; ellos tienen acceso a los telescopios más avanzados del mundo gracias a este porcentaje. Ha sido algo fundamental para que la comunidad crezca y se conviertan en astrónomos de Erickson. A su vez, contamos con una inversión no solo para la construcción de los telescopios, sino también para su operación. La vida media de estos telescopios es de 50 años; la infraestructura los acompaña por más tiempo. Si cuidamos los telescopios y seguimos invirtiendo en mejorar los instrumentos asociados, la vida útil de estos observatorios puede extenderse por muchas décadas. Actualmente, cada año se invierten aproximadamente 75 millones de euros, equivalentes a unos 75.000 millones de pesos, y se prevé que en los próximos años esa cifra aumente hasta cerca de 100.000 millones de pesos, ya que se construirán más observatorios. No obstante, lo más importante no es la inversión per se, sino la formación de capital humano. Se forma el capital humano más avanzado, abarcando al personal técnico que trabaja en estos observatorios, y se facilita el acceso a programas de entrenamiento tales como pasantías, doctorados, postdoctorados y escuelas internacionales en diversas áreas, no solo en astronomía y astroingeniería. Además, se trabaja en otras áreas de la organización, ya que se trata de un organismo internacional. Chile tiene acceso a toda esta formación, lo cual es fundamental para que el conocimiento se difunda en la sociedad. En ESO, tanto en Chile como en la sede de San Alemania, trabajan alrededor de 750 funcionarios, de los cuales 450 están en Alemania y unos 300 en Chile. Además, se cuenta con 30 nacionalidades diferentes, lo que reafirma la condición internacional de la organización. Algo más del 25 % de los funcionarios son chilenos, tanto en Chile como en Alemania, y desempeñan funciones que abarcan desde el ámbito científico y de ingeniería hasta otras áreas. También se contribuye con fondos anuales para el desarrollo de la astronomía y ciencias afines, abarcando campos como la astroingeniería, la educación, la divulgación, el astroturismo y la astronomía como ciencia básica. Estos fondos se distribuyen en un programa nacional y en uno regional, con el objetivo de beneficiar las regiones en las que se encuentran los observatorios. El futuro es muy prometedor, ya que estar asociado a estos megatelescopios implica el desarrollo de tecnología. Estamos en la era del Big Data, la ciencia de datos y la inteligencia artificial, y ese es precisamente el siguiente gran paso para el observatorio: operar todo esto utilizando inteligencia artificial. Creo que Chile tiene mucho que aportar y que, en el futuro, podría formar parte de la organización cuando se consolide como una nación preparada. Finalmente, la gran pregunta es: ¿por qué, siendo un organismo de 16 países europeos, tenemos todas las instalaciones en Chile? La respuesta se refleja en una imagen tomada desde el espacio con el telescopio espacial Hubble, donde se observa Chile de norte a sur. Chile posee condiciones muy particulares, semejantes a las de una isla, en contraste con otros grandes telescopios ubicados en el hemisferio norte. Por un lado, se beneficia de la corriente de Pumbo, que proviene de la Antártida, siendo una corriente oceánica de agua muy fría que genera nubosidad baja y estable en las proximidades del océano.
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Antes hablaba de la importancia de no tener mucha turbulencia atmosférica, lo que ayuda a mantener la atmósfera tranquila. Luego tenemos la cordillera de la Costa y, detrás de ella, la cordillera de los Andes, que actúa como pantalla ante la nubosidad que viene del otro lado; la cordillera de la Costa se eleva por encima de ese mar de nubes. La consecuencia es que tenemos un lugar con muy poca nubosidad, donde se puede observar el cielo más del 80-90% del tiempo, con una atmósfera muy tranquila, poca cobertura de nubes, baja humedad, escaso polvo y, además, se ha cuidado mucho la contaminación lumínica a nivel del suelo. Un lugar como Chile es perfecto para tener observatorios prácticamente en todas las longitudes de onda, desde el submilimétrico, por esto alma, hasta el óptico de un perro, porque es lo que tenemos aquí en Paranal. Esta es una vista aérea del sitio en el que nos encontramos. Estamos cerca del Very Large Telescope y, al fondo, a la mano izquierda, aproximadamente a 25 kilómetros, se encuentra el cerro Armazones. Entre estos dos cerros hay un valle enorme, en el cual se instalará el Cherenkov Telescope Array. En esencia, se ha creado un polo de desarrollo de proyectos astronómicos, ya que la atmósfera de este lugar es perfecta para situar este tipo de megaproyectos; características que son muy locales y difíciles de encontrar en otros sitios, donde se puede presentar demasiado viento, mayor contaminación lumínica o una atmósfera inestable. Estos sitios fueron seleccionados después de muchos años de testeo de la atmósfera local. Por ejemplo, el primer cerro en el que se colocó un telescopio requirió un extenso trabajo de testeo y estudio. En particular, se pueden apreciar los cielos de Paranal. Esto es lo que se observa si se sube a la plataforma de los BLT en un día sin luna, al entrar la noche: la Vía Láctea se despliega con todo el lujo de sus detalles, salvo algunos puntos en los que ya se nota cierta contaminación lumínica. Se habla, por ejemplo, de grandes ciudades como Antofagasta o Minera Escondida, que contribuyen con su iluminación; a la mano derecha se encuentran sitios más pequeños, pero cercanos, como Taltalipa y Poso, que empiezan a emerger como fuentes de contaminación lumínica. Este sitio es uno de los lugares más oscuros para realizar astronomía. Decimos que tenemos cielos prístinos, similares a los de antaño, tan puros que se puede apreciar algo apenas visible en otros lugares de la Tierra: una banda luminosa que no se trata de contaminación lumínica, sino de restos de polvo de la formación de nuestro sistema solar, perceptible desde aquí. Además, se observa en una imagen satelital la zona donde está situado el Observatorio Paranal y el EDT. Los cuadrados visibles corresponden a los territorios de ESO y a la concesión realizada por el Estado de Chile, destinada a otorgar un sector de protección radial a estos objetos astronómicos. La idea de establecer dicha protección era evitar, especialmente, que proyectos mineros se ubicaran dentro de la zona donde se desarrollan los proyectos astronómicos, protegiendo así a los observadores. Este mecanismo, aunque implementado en una época en la que únicamente operaban proyectos mineros en el área, resultaba efectivo. Este círculo que se muestra representa un radio de 50 kilómetros, y se evidencia que, aunque algunos proyectos se sitúan a esa distancia, cada vez hay más y más, lo que hace que las fuentes de contaminación lumínica se acumulen. Esto es preocupante, ya que la contaminación no se mide solo proyecto a proyecto, sino como la suma de todos los que se encuentran en la periferia. Afortunadamente, hasta el momento nos hemos visto beneficiados por la distancia, la cual ha sido mayor a 50 kilómetros, factor de gran importancia. Lo mismo aplica para Tamina, un pequeño proyecto ubicado en las proximidades.
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observatorio y un gran proyecto colocado lejos del observatorio. Más encima, si es un gran proyecto colocado al lado del observatorio, entonces el efecto es nefasto. Y esta es nuestra gran preocupación. Tenemos un proyecto, que es el proyecto INAS de la empresa AES Andes, que es una filial de AES Corporation, empresa estadounidense, que consiste en un parque eólico, una planta fotovoltaica, una desalinizadora, una planta de producción de hidrógeno y de amoníaco, un puerto industrial para exportaciones, para llevarse el volo estructural en Chile. Además, tienen un modelo de negocio que consiste en que otras industrias que esperan desarrollarse en el área usen este puerto también para sus exportaciones. Este proyecto ha sido enviado a estudio de impacto ambiental a final del 2024 y ahí pueden ver lo cerca que está. Está justo después de la confesión de ESO. De hecho, ahí se ve el lugar, el CTA Sur, donde se va a colocar este Cherenkov Telescope Array. Tiene dos fases: una fase inicial que estará un poquito más al norte y luego la posibilidad de poner todavía más telescopios en la parte del sur. La distancia entre el primer telescopio y la primera luminaria del proyecto Lina es de pocos cintos de alentro. Tranquilo, déjame: entre la primera luminaria del proyecto de INAH y el primer telescopio de la segunda fase del CTA, la distancia también es importante; no es lo mismo medir de la punta extrema de un proyecto a la punta extrema de la concesión, que medir de centro a centro. Estoy dando la distancia mínima. Nosotros, desde que supimos de la envergadura y de las intenciones finales de esta empresa de enviar este proyecto enorme, hemos estado haciendo a contrarreloj estudios del impacto que van a producir. Son estudios muy serios, realizados por los mejores científicos expertos mundiales en el tema; algunos están dentro de la ESO y otros fuera de la ESO. Además, han sido estudios hechos también por ingenieros, que son los expertos, y que han elaborado en Cruyff todas estas tecnologías que estamos teniendo aquí. Hemos centrado estos estudios en cuatro factores fundamentales: contaminación lumínica, emisión de polvo, deterioro del perfil atmosférico y vibraciones. En primer lugar, hemos hecho el estudio de contaminación lumínica, utilizando los modelos más avanzados del planeta, modelos ilumina. En esos modelos se pueden modelar los efectos de las luminarias de un proyecto que se encuentra a cierta distancia, con un nivel de detalle increíble, ya que también se pueden incluir las características de la meteorología del sitio, la presencia de nubes, qué tipo de nubes, etc. Bueno, después, como consecuencia de este estudio, que ha llevado varios meses, llegamos a la conclusión de que va a imposibilitar realmente la detección de objetos débiles del universo, que por cierto fue el motivo por el cual se han construido estos telescopios tan grandes en el lugar más oscuro del planeta. Se pueden hacer muchos tipos de ciencias y estudios, pero detectar los objetos más débiles, las primeras galaxias que están en el borde del universo o planetas como la Tierra, que desde acá se ven muy débiles, no se puede hacer en todos los observatorios. No se puede hacer con un telescopio de cuatro metros situado en un lugar con relativa contaminación lumínica. Allí se hace otro tipo de ciencia; no se empuja la ciencia a los límites del conocimiento. Eso solamente ocurre en lugares como este, con instrumentos y con telescopios como este. Es muy importante hacer esa distinción, ya que hay otros observatorios más pequeños colocados en lugares más contaminados, y la ciencia que se hace allí no es la ciencia que se hace aquí. Hay otro tema relacionado con la emisión de polvo. Este proyecto lo que va a hacer es construir grandes zanjas para instalar tuberías para el transporte del amoníaco hasta el puerto y, luego, para la exportación de otros productos. Cuando se construyen estas zanjas se emiten grandes cantidades de polvo a la atmósfera. También hemos modelado…
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El efecto que va a tener el observatorio, partiendo de los datos proporcionados por la propia empresa al enviar su proyecto, es múltiple. En primer lugar, se deposita poco a poco ese polvo sobre los espejos tan grandes y, sobre todo, en la óptica y los instrumentos, lo que implica que, al final, se tendrá que proceder a limpiar y volver a espejar dichos elementos, impactando la eficiencia de las operaciones. El tercer efecto está relacionado con el perfil atmosférico. Se analiza cómo afecta el hecho de tener el INAM tan cerca a la turbulencia atmosférica. Si se recuerda, este sitio tiene muy poca turbulencia, lo que lo hace perfecto para utilizar la tecnología que permite observar casi como si estuviéramos en el espacio. Sin embargo, el INAM contará con un parque eólico enorme y un parque fotovoltaico bastante grande. Con las turbinas, al estar girando, se produce una imagen natural –como la que se muestra a la derecha– que aumenta considerablemente la turbulencia. Asimismo, cuando se trata de una gran cantidad de paneles solares, éstos se calientan durante el día y, al enfriarse por la noche, emiten toda esa energía a la atmósfera. El efecto resultante es el mismo: se produce turbulencia atmosférica que, a la distancia en la que se ubican, deteriora considerablemente el perfil atmosférico, dificultando la aplicación de la técnica de óptica adaptativa y afectando la calidad de la imagen. El último punto, de extrema preocupación, se relaciona con las vibraciones. Las turbinas eólicas, al girar, equivalen a golpear el suelo. Toda esa gran cantidad de turbinas en movimiento genera micro vibraciones que, según el estudio realizado, impactarán a los telescopios ELT y BLT. Esto imposibilitaría poner en fase los 800 segmentos de pequeños espejos que componen el espejo de casi 40 metros de diámetro del ELT, afectando notablemente la calidad de la imagen. En el caso del telescopio BLT, al combinarse con la técnica de interferometría –que reúne la luz de todos los telescopios–, las vibraciones provocadas por las turbinas podrían sacarlo fuera de rango, haciendo probable que nunca se pueda volver a utilizar esa técnica, la misma que le otorgó el último Premio Nobel de Física del 2020. La imagen que se muestra ilustra los resultados de los modelos de cálculo de contaminación lumínica. A la mano izquierda se observa la contaminación lumínica actual en el lugar donde se encuentra el CTA, el sitio más sensible a este fenómeno, mostrando 360 grados de horizonte y, en el centro, el cielo visto hacia arriba. Cuando en los modelos se incorporan todas las luminarias del proyecto INAM –no en su versión ideal, en la que ni siquiera se garantiza el nivel de luminosidad para el correcto trabajo, sino en una situación realista –, y se incluye además el efecto de la presencia de nubes finas –que, aun impidiendo la observación óptima, permiten continuar las observaciones–, el efecto se multiplica hasta en un factor considerable. Esto convertiría el sitio, en lugar de ser uno de los lugares más oscuros del mundo, en un lugar mediocre para realizar ciencia, volviéndolo inservible para el tipo de investigación que se pretende continuar. Si se toma todo este proyecto y se empieza a alejar las luminarias a cierta distancia, se observa también el efecto de la mitigación que produce dicha separación.
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De la contaminación lumínica. Y lo que nos dicen los modelos es que, si este proyecto se coloca a una distancia de entre 50 a 100 kilómetros, el efecto en contaminación lumínica se mitiga. Ese número de 50 kilómetros también es clave para empezar a mitigar los efectos en cuanto a la propagación de la turbulencia atmosférica y en cuanto a micro vibraciones. Es cuestión de distancia: si se van 50 kilómetros, todos estos fenómenos empiezan a desaparecer. Ahora vamos a hablar de cuáles serían las consecuencias de tener el proyecto INAH tan cerca del observatorio. En primer lugar, se perdería el liderazgo mundial en la realización de un estudio científico llevado a cabo por una persona experta. La Fuerza Aeronáutica, que recorrió todos los lugares del mundo donde existen grandes observatorios, llegó a la conclusión de que Paranal tenía el cielo más oscuro del mundo. El segundo lugar lo ocupa Cerro Armazones y el tercer lugar está en Cerro Chajnantor, donde se encuentra el telescopio Taha. Esto significa que los cielos de Paranal y Armazones dejarían de ser competitivos para el desarrollo de megaproyectos astronómicos. Esto me preocupa realmente, porque la astronomía es una rueda que sigue y sigue, y ahora estamos pensando en el siguiente proyecto de la ESO. Me gustaría que este sitio siguiera siendo competitivo para poder ser considerado como posible ubicación para los próximos telescopios. Si el proyecto INAH viene aquí, eso ya no será posible. Los telescopios BLT, BLT y ELTE perderían su capacidad de observar como si estuvieran en el Sfab debido a este aumento de la turbulencia. Las vibraciones producidas por las turbinas eólicas imposibilitarían las observaciones con el BDI e impedirían la estabilidad necesaria para alinear los 800 segmentos y formar el espejo primario del ELE. Por supuesto, habría una disminución en la inversión de la ESO en el desarrollo de instrumentación a futuro. En la ESO estamos todo el tiempo pensando y desarrollando nuevos instrumentos. Cuando operamos con uno, ya estamos planificando cuál será el siguiente y, durante la vida útil de estos instrumentos, se construye la siguiente generación, siempre para empujar un paso más allá del conocimiento científico y el desarrollo tecnológico. Además, no solamente se vería comprometido un proyecto de la ESO, sino que otros organismos y países que hubieran pensado en traer aquí sus proyectos, si observan que no se cuida el cielo y se pierde la calidad de los cielos de la zona, dejarían de considerar a Chile como el mejor lugar para colocar esos instrumentos y telescopios. Esto se traduciría, además, en pérdidas nacionales y regionales asociadas a los fondos destinados para desarrollar la astronomía, ya que, si no hay telescopios, tampoco hay tiempo de observación que ofrecer, comprometiendo así todos los acuerdos científicos, tecnológicos e internacionales que tenemos firmados con Chile. Para mí, lo peor sería la pérdida en la formación del capital humano. El acceso a esos telescopios está aquí; si no hay telescopios, en San Bartolomé perdemos. Para terminar, el futuro de Chile como líder en los espacios astronómicos ópticos en la Tierra estaría muy comprometido si no evitamos estos efectos. Todo este estudio técnico y científico nos señala en la misma dirección: establecer una distancia mínima de seguridad. Antes, esta distancia podía ser de 20 kilómetros porque únicamente había industrias mineras; ahora, con otro tipo de tecnología y efectos que se deben considerar, es imprescindible basarse en la distancia. La distancia, junto con cierto control de la contaminación lumínica —recordemos que la contaminación lumínica se suma— es esencial. No importa cuántos proyectos se sitúen dentro del radio de 50 kilómetros; si todos contaminan considerablemente, el entorno se verá afectado. Es, en definitiva, una combinación de factores. Pero lo más importante es contar con un radio adecuado para proteger estos observatorios. Y, por otro lado, hay una necesidad de actuar radio.
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La continuidad de un proceso de evaluación medioambiental, como sabemos, podría prolongarse muchos años. ¿Y qué es lo que ocurre? Por la manera en que trabajamos los observatorios internacionales, que siempre están impulsando nueva instrumentación, nuevo desarrollo tecnológico y nuevos desafíos, esto nos haría reevaluar los planes. Merece la pena seguir invirtiendo de aquí a los próximos cinco años para desarrollar el siguiente gran instrumento, altamente sensible a la contaminación lumínica, si es que nos encontramos en un momento de incertidumbre. Desde nuestro punto de vista, hay una necesidad de establecer radios de exclusión, de modo que el impacto de los proyectos industriales se mitigue únicamente por la distancia de los observadores. Esto permitiría que Chile, por supuesto, proteja su reputación mundial y su compromiso con la astronomía, así como su liderazgo en cuanto a la calidad de los cielos y la capacidad de seguir atrayendo grandes proyectos astronómicos al país. Quisiera añadir unas últimas palabras con relación a estos radios de exclusión. Definir un radio de exclusión nos protege no solamente frente a la contaminación lumínica, es decir, ejerce una enorme protección sobre la calidad de los cielos, sino que también nos protege de las microvibraciones y de esos efectos en la turbulencia atmosférica. Con tan solo establecer un radio de exclusión, ya empezamos a proteger prácticamente todos los efectos que se producirían con estos megaproyectos tan cercanos a los observatorios. Además, es necesario alinearse con las nuevas recomendaciones de la Unión Internacional de Astronomía. Actualmente, contamos con una norma en el país, que fue un primer paso y es beneficiosa para la astronomía, para las personas y para la biodiversidad. Sin embargo, no es suficiente para proteger la calidad de los cielos aquí; se requiere una norma secundaria contra la contaminación doméstica. En paralelo, la Unión Internacional de Astronomía ha trabajado durante años en una nueva recomendación. La recomendación existente hasta ahora es muy antigua, data de los años 70, cuando solamente existían telescopios pequeños y de tamaño medio en lugares que podían estar algo contaminados. En ese entonces se estableció que si se alcanzaba el 10% de contaminación lumínica, debido al crecimiento de las ciudades, ya no era viable para la astronomía profesional. Ahora estamos en otro nivel, hablando de telescopios mucho más grandes en lugares que deben ser cada vez más oscuros. La Unión Internacional de Astronomía lo tiene muy presente y ha publicado nuevas recomendaciones hace pocos meses. Estas indican que en los lugares destinados a la astronomía profesional, al nivel en que trabajamos aquí en Chile, primero es necesario realizar mediciones continuas e identificar la tasa anual de aumento de la contaminación lumínica. Una vez se detecte que esa tasa continúa subiendo, se debe frenarla y tratar de reducir la contaminación a niveles antiguos, originales, que fueron los que propiciaron que proyectos internacionales se ubicaran en estos lugares. Por supuesto, es indispensable establecer límites máximos de acuerdo a cada tipo de observatorio, con cada tipo de tecnología y en conjunto con los propios observatorios, considerando su especificación técnica. Según nuestros modelos, el mínimo de 50 kilómetros de radio de exclusión es lo que se requiere, como mínimo, para empezar a proteger. Quiero enfatizar que estos datos se basan en estudios científicos avalados por las instituciones que operan los telescopios y por expertos internacionales. No se está sacando estos números de manera arbitraria, sino que se fundamentan en estudios científicos de carácter cualitativo, y cada observatorio conoce perfectamente los límites de su propia tecnología. Gracias, don Joaquín. Hay que incluir en la conversación, al menos, a quienes tengan alguna pregunta. Con esto ya termino mi presentación. Muchas gracias, Cristian. Le damos la palabra al señor alcalde de la Municipalidad de Taltal, don Mario Acuña Villalobos. A ver, yo no voy a ser tan técnico, pero en el sector de la autonomía debo, quiero contextualizar mi intervención. Yo, la verdad, me integré a todos los temas de participación ciudadana en el año pasado. Por razones obvias, hasta el 2019 se van a tomar. Pero estando en la toma de gasta en el gobierno regional,
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Me preocupé de alguna situación. Yo observaba un gran desarrollo territorial respecto a una serie de inversiones de la empresa privada en temas de energía. Pero, como yo nací, me crié y me eduqué en el norte de Chile, veía que se repetía lo sucedido con la salitera, con la guanera y con la industria del cobre. Al final, nuestro territorio es sacrificado para generar riquezas para el Estado de Chile, pero nosotros pagamos las consecuencias: medioambientales, en la economía, en los bordes costeros y en los océanos, ¿cierto? Entonces, cuando hago el análisis del rol de la comuna en la transición energética nacional, quiero exponer una serie de consideraciones. Primero, existe una alta concentración de proyectos energéticos. La comuna de Taltal presenta una altísima densidad de proyectos energéticos renovables, principalmente eólicos y solares, los cuales se encuentran en diversas etapas del proceso de evaluación ambiental. En operaciones –centrales térmicas, solares y eólicas– ya inyectan energía al sistema eléctrico nacional, porque esa es su razón de ser. Los proyectos aprobados ambientalmente representan la mayoría, con resolución de calificación ambiental, y los que están en calificación de construcción o anteproyectos evidencian una fuerte proyección futura. Según lo que hemos podido reunir, el total estimado supera los 10.000 MW en proyectos renovables, con una inversión de 8.000 millones de dólares. Entonces, lo que sentimos es que se privilegia la inversión respecto de las consecuencias que puede acarrear esta situación, lo que convierte a Taltal en uno de los territorios con mayor carga de energía verde por superficie habitada en Chile. La segunda consideración se relaciona con la reserva eólica de Taltal, zona K, clave para la descarbonización. Gran parte de estos proyectos se emplaza dentro de la Reserva Eólica de Arcal, figura de ordenamiento territorial establecida entre el Ministerio de Energía y el Ministerio de Bienes Nacionales para facilitar el desarrollo de energías limpias. Sin embargo, varios proyectos actuales no están dentro de estas reservas, ya que fueron aprobados antes de su creación, lo que dificulta el control espacial y ecológico de su distribución. No existe hasta ahora una protección ecológica ni urbana detallada, lo que genera una saturación territorial sin evaluación estratégica. La tercera consideración es la compensación ecológica y el desequilibrio territorial. Taltal actúa de facto como una zona de sacrificio ambiental para lograr los objetivos de descarbonización del país, lo que implica una carga ecológica desproporcionada. La comuna absorbe impactos ambientales acumulativos, uso del suelo, fragmentación del hábitat, tránsito de maquinaria y presión sobre los servicios, sin recibir una compensación proporcional en términos de inversión social o planificación urbana. Además, se observa una transferencia energética sin justicia territorial. La energía generada en Taltal se transmite al centro del país para sostener la demanda nacional sin garantizar acceso equitativo a tarifas preferenciales, infraestructura pública renovada o beneficios directos para la población local. Al contrario, es la energía más cara en Chile. ¿Sí o no?
Fragmentos 1-10 de 28 (14 disponibles públicamente)

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