1.- Bol.N° 15936-18 Presentación por la Ministra de la Mujer y Equidad de Género, señora Antonia Orellana Guarello, del contenido del proyecto de ley que modifica cuerpos legales que indica para prohibir el porte y tenencia de armas de fuego a personas procesadas o condenadas por violencia intrafamiliar.
Para este punto se ha invitado especialmente a la Subsecretaria de Prevención del Delito, señora Carolina Leitao.
2.- Escuchar a los doctores Aníbal Scarella Chamy y Ricardo Pommer Téllez, integrantes de la Sociedad Nacional de Medicina Reproductiva.
Vista pública limitada
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En nombre de Dios y de la patria se abre la sesión. Le damos a todos la bienvenida a esta Comisión, especialmente a la ministra señora Antonia Orellana Guarello, a la subsecretaria que también entiendo que está presente, y a los siguientes nombres: Paloma Galás, Coordinadora Nacional de la respuesta estatal de la violencia de género, Salud Pertín, y las asesoras Valentina Cataldo y Carolina Andaheta.
Obviamente, damos también la bienvenida a las senadoras presentes, senadora Pascual y Paulina Núñez, y al primer invitado, a quien vamos a hacer un cambio de orden para efectos de facilitarles la exposición a los dos doctores.
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Don Ricardo Pomer, bienvenido al Senado de la República, a la Comisión de Mujer y Equidad de Género, y también al doctor Escalera, que entiendo se encontrará vinculado de manera telemática. El resto de las presentaciones, les agradecería tengan un poquito de paciencia, porque las vamos a dejar en forma consecutiva. Entonces, le vamos a dar la palabra a don Ricardo para que exponga en torno a la continuidad que habíamos acordado las senadoras respecto al tema de fertilización in vitro y fertilización asistida, sin que me equivoque. Y, si bien no hay proyecto ingresado todavía, nosotros estamos haciendo todo el mérito para que, cuando el Presidente lo ingrese, lo haga por esta Comisión. Así que, doctor, por favor, tiene la palabra.
Muchas gracias. No saben lo que se siente estar acá. Yo soy producto de un colegio público, el Instituto Nacional. No saben lo que era caminar por acá y mirar esto con estos ojos. Es un orgullo estar sentado aquí y ante ustedes; se lo agradezco mucho. Quiero agradecer la oportunidad de plantear un aporte en la vía de la solución a la crisis de natalidad chilena, uniendo criterios y fuerzas para revertir este gran problema. Es un tema país, de largo aliento y transversal a este gobierno y a los que vendrán. Queremos aportar con nuestra mirada desde el mundo médico, con la perspectiva de la Sociedad Chilena de Medicina Reproductiva, en la cual el doctor Aníbal Escarela es el actual presidente y el que les habla es el past president. Por ende, hablamos en nombre de nuestra sociedad madre, que es la Sociedad Chilena de Ginecología y Obstetricia, la cual cumple 90 años este año, y donde el doctor Escarela es el actual secretario general. En lo personal, tuve el orgullo de ser su presidente entre 2019 y 2020.
Hemos dividido esta presentación en dos partes. El doctor Aníbal Escarela se conectará telemáticamente con la presentación que hemos preparado. Esperen un minutito, que está escribiendo.
Señora, quiero aprovechar mientras se conecta el doctor Escarela y, por supuesto, darle la bienvenida con mucho cariño al doctor Pómez, y aprovechar para mencionar que mañana tenemos una reunión a las 12 con las senadoras, porque hemos firmado una carta que en su momento enviamos al Presidente de la República para que patrocine una iniciativa que busca asegurar el acceso y regular las distintas técnicas de fertilidad asistida. Quería dar a conocer que esto se producirá mañana. Creo que es una tremenda noticia.
Esta es la instancia de nuestra Comisión de Mujer y Equidad de Género. El Presidente lo dijo en la Cuenta Pública. Nosotros estamos recopilando nuestras mociones, ya que el objetivo de esta reunión, obviamente, es poder entregarle al Ejecutivo todas las mociones que hemos venido presentando, incluso muchas de nosotras cuando fuimos diputadas y, también insisto, durante el ejercicio actual de nuestros cargos aquí en el Senado. Esa reunión se producirá mañana para entregar las mociones y, por supuesto, para avanzar en el proyecto que el Ejecutivo tiene que presentar, el cual requiere la firma del Presidente de la República.
En temas como estos, obviamente, hay acuerdos transversales; hay intención, hay voluntad política y no es un trabajo que comience con nosotras, pues lleva tiempo siendo trabajado desde la sociedad civil, desde los gremios, fundaciones y los propios médicos, como el doctor Pomer, que hoy está presente; el doctor Escarela, que se conectará; y el doctor Sejios, que lo tuvimos aquí la semana pasada. Estoy muy contenta de que esta reunión mañana pueda producirse y quería aprovechar esta instancia, Presidenta, para mencionarlo.
Me permite dar cuenta de algo muy breve: se ha recibido y se les va a entregar a ustedes un diario de sesiones que contiene el debate realizado respecto al proyecto de ley sobre violencia digital, el cual tenemos pendiente en la Comisión, discusión que fue efectuada por alumnos del colegio.
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Pedro de Valdivia de Peñalolén, desarrollado dentro del programa de vinculación ciudadana de senadoras y senadores por un día, que lo lleva adelante el Senado. Aquí ellos aprobaron el proyecto, 22 votos a favor, 10 en contra y 5 abstenciones. Es interesante el por qué alguien vota en contra, ya que se comenta que el proyecto se enfoca en castigar, pero no en educar sobre el uso responsable de las redes sociales ni la privacidad digital. Sin educación, los problemas continuarán. Se destacó, además, que era interesante para alumnos y adolescentes, reforzando que se presentó para dar cuenta de este trabajo emanado del Senado. Muchas gracias.
¿Tenemos noticias del doctor? Sí, se está conectando el doctor Escarela. Dicen que ya aparecerá en cualquier momento. Ahí está el doctor.
Muy buenas tardes, doctor. Muchas gracias por esta conexión. Sabemos que está trabajando, por lo que le expresamos nuestro doble agradecimiento. Aquí se encuentra también su colega, quien nos ha indicado que usted dará inicio a la exposición. Así que, además de darle la bienvenida en nombre de todo el Senado de la República y de la Comisión de Mujer y Equidad de Género, le damos la palabra.
Soy Miguel, de la Universidad de Chile y representante de la Sociedad Chilena de Medicina Reproductiva, que dirijo. Para nosotros, estar acá ante esta comisión para exponer un problema que consideramos tan importante y relevante es motivo de esta presentación. Cuenten, por favor, si me pueden ver.
Sí, doctor, se le ve perfecto la presentación.
Perfecto. Entonces, avanzaré ahora. La temática tiene que ver con la natalidad y la crisis de natalidad que enfrenta nuestro país, y cómo converge esto con la medicina reproductiva, que es el elemento que nos convoca en esta reunión. Somos especialistas en medicina reproductiva y, en el fondo, lo que queremos es disminuir este efecto terrible que se refleja en la tasa de natalidad de nuestro país.
Tenemos un país maravilloso, largo y ancho, con Arica, Puntarenas y muchas otras maravillas. Sin embargo, este país está severamente amenazado por una condición especial y particular: la tasa global de fecundidad. No sé si han escuchado este término, pero hablaré de ello en dos minutos; lo dejaré en rojo, como signo de alerta, y les explicaré el porqué.
Como introducción, para que sepan, en los últimos 50.000 años las mujeres han estado prácticamente toda su vida reproduciéndose. Por ejemplo, el promedio de hijos era de 8,9, el número de embarazos rondaba los 15, y el número de menstruaciones estaba entre 12 y 14. La mortalidad materna era altísima, en torno a 4 o 5 por mil, e incluso llegó a ser de 4 o 5 por ciento en algunas épocas.
Con la modernización, la industrialización, los avances en la ciencia y, especialmente, con la píldora anticonceptiva, se logró controlar este efecto biológico en el que se desequilibraba la sexualidad y la reproducción, permitiendo que las mujeres pudieran acceder a una vía laboral plena, a desarrollar una vocación y a incorporarse socialmente de forma íntegra, con numerosos ejemplos entre ustedes, exponentes destacados.
El doctor Pommer nos ha comentado que se ha modificado la presentación; ahora han aparecido las fotos de varias expresidentas y dirigentes, entre ellas se observa a Valentina Tereskova. Voy a ver si continúo compartiendo la pantalla. Por favor, disculpen, confirmen si la imagen se está compartiendo correctamente.
Sí, se ve la imagen que muestra "la sexualidad y el crecimiento de los hijos".
15:00
¿Y va avanzando yo, no? No, ahí no ha avanzado. No hemos avanzado desde ahí. ¿Toda acción tiene una reacción? Sí, así es. Me da la impresión de que estoy compartiendo algo equivocado. Déjeme un segundo. En un microsegundo se le pide infinito. Yo creo que lo hablamos. Entonces, aquí viene lo que sigue, ¿no? Ahora, usted...
Entonces, tenemos todos estos avances en virtud de los progresos científicos y de la píldora anticonceptiva, pero, como ustedes saben, toda acción tiene una reacción. Imagino el gráfico que está en movimiento, ¿sí? Y ese aspecto biológico del control de la natalidad implicó que, como pueden ver en Latinoamérica, se generara un control muy fuerte del número de hijos que tenía cada mujer. De hecho, nuestras abuelas tenían aproximadamente seis hijos, probablemente nuestras madres —y a lo mejor muchas de ustedes— tuvieron en torno a tres o cuatro hijos, pero nuestra generación y la que viene está teniendo muchos menos.
En Latinoamérica la tasa es de 1.8 hijos por mujer, en los países de la OCDE de 1.6; y nosotros esperábamos tener 1.85. Para sorpresa, en los últimos cinco años estamos observando una tasa cada vez más decadente, y hoy día tenemos 1,1 hijos por mujer. Esto nos coloca en una condición de gran riesgo, pues se sitúa en la tasa global de fecundidad más baja de toda Latinoamérica y, probablemente, de las más bajas del mundo. ¿Qué significa esto? Por ejemplo, implica que el porcentaje de personas que tendrán más de 60 años en el año 2050 será del 32%. Teóricamente, en ese año tendremos un número de nacimientos igual al de defunciones, es decir, morirá tanta gente como la que nace.
El último censo nos mostró que esta situación ya se manifiesta en cuatro regiones de nuestro país; una condición crítica desde el punto de vista demográfico, la cual se está anticipando al menos 25 años en dichas regiones. Esto está transformando la pirámide poblacional —ya no se trata de una pirámide, sino de una flecha— en la que, como se observa en el gráfico a la derecha de la pantalla, en el año 2050 la masa principal de hombres y mujeres se concentrará entre los 40 y los 60 años, generando una distorsión en la que las poblaciones más jóvenes deberán mantener a los mayores. Existe una masa crítica que se desequilibrará si no se adoptan medidas drásticas en nuestro país.
De hecho, el número total de chilenos, como pueden observar en el gráfico, se proyecta de la siguiente manera: en el año 2042 alcanzaremos los 20 millones de personas, se mantendrán en 20 millones en el año 2055, pero para el año 2100 seremos 13 millones, cifra equivalente a la que tenía Chile en 1992. Esto nos amenaza no solo desde el punto de vista económico y en cuanto a la masa crítica de las pensiones, sino también desde el punto de vista geopolítico, ya que nuestro país, con una tasa de natalidad en torno a 1.1–1.2, será mucho más chico que nuestros vecinos, generando una crisis migratoria y, eventualmente, de seguridad nacional, si es que somos cada vez menos y no logramos satisfacer las demandas de nuestro país.
Como señalaba, esto nos enfrentará a una crisis demográfica, económica, en salud y en pensiones. ¿Existe una solución para esto? Sí. Existen diversas medidas que se pueden tomar para proteger y mejorar la fertilidad. Muchas de ellas son complejas, dada la situación que enfrentamos, pero la medicina reproductiva puede aportar algunas alternativas, que es lo que vamos a presentar con el doctor Pommer.
El primer objetivo de nuestra estrategia planificada se basa en tres pilares: educar, diagnosticar y tratar. Esto lo abordaremos en distintos niveles, en los que podemos influir para controlar o reducir la disminución de la tasa global de natalidad.
20:00
El primer punto es la educación. Se trata de hacer una concientización pública del impacto que tiene el posponer la fertilidad sobre el potencial reproductivo de las mujeres, integrando esto en el currículum, realizando un asesoramiento personalizado y promoviendo el empoderamiento digital de las personas. Como ya les comentaba, la caída de la tasa global de fecundidad se debió a una política pública en nuestro país, la cual permitió disminuir los nacimientos de embarazos no planificados. Se les entregó a las mujeres una herramienta maravillosa que favoreció una igualdad de género sin precedentes, pero no se les brindó la consejería necesaria sobre el impacto que ello tiene en su propia salud. Es como si yo le entregara a una persona un auto sin explicarle que debe hacerse el mantenimiento, que existe un límite de 120 kilómetros por hora, que requiere revisión técnica y que hay que usar cinturón de seguridad. Toda herramienta que utilizamos debe ser empleada de forma juiciosa, racional e informada. Nosotros, como defensores de los derechos reproductivos de las mujeres, dedicamos nuestra vida a ello, pero consideramos que la información sobre lo que conlleva posponer la fertilidad no ha sido adecuadamente transmitida a las usuarias, lo que resulta en una injusticia, ya que los hombres no enfrentamos una brecha reproductiva con la edad y las mujeres poseen ese hándicap biológico que debe ser plenamente informado.
Más aún, hoy día tenemos la oportunidad de que las mujeres, al educarse e incorporarse a la universidad, reciban esta información en dichos espacios, apoyados por campañas de concientización del Ministerio de Salud y del Ministerio de la Mujer. Asimismo, creemos que es fundamental reimpulsar la labor de las matronas, quienes han sido ejecutoras de políticas públicas muy importantes en la atención primaria y secundaria para nuestras mujeres. En un contexto en el que los nacimientos decrecen y se puede reconvertir, entre comillas, en una educación sexual y reproductiva —impulsada por algunas de ustedes mediante la modificación del código sanitario y el acceso de las matronas a la educación sexual y reproductiva en la atención primaria—, se hace imprescindible fortalecer estas acciones.
El segundo punto es medir. Tenemos este “auto” que, a veces, parece ir a una velocidad descontrolada y que puede generar daños. Medir cómo está la función reproductiva de la mujer es posible mediante la medición de la hormona antimulleriana, de la que muchos habrán escuchado, y que recientemente FONASA codificó. Consideramos que este es un gran avance y agradecemos al Parlamento, a la Comisión de Salud de la Cámara de Diputadas y Diputados y del Senado, y a todos los parlamentarios que ayudaron a hacer entender al Ejecutivo la importancia de este aspecto en la prevención. Nos alegra que FONASA lo haya acogido; sin embargo, hoy esto se encuentra en el MLE, es decir, en la atención privada de FONASA, donde se accede mediante un copago. Creemos que esta medida debe incorporarse de forma masiva en distintos niveles, tanto en la medicina primaria como en la atención privada, a través de la incorporación de la preventiva para las mujeres. Además, consideramos que postergar la fertilidad por motivos laborales debería ser considerado una enfermedad laboral y, por ello, incluirse en las revisiones preventivas de las instituciones públicas y privadas, así como en la atención primaria de salud, para que las mujeres puedan tomar decisiones informadas respecto a su salud reproductiva.
El tercer punto que queremos poner en perspectiva es la preservación de la fertilidad. Sabemos que, con el tiempo, las mujeres disponen de cada vez menos óvulos, ya que su fertilidad se circunscribe entre los 20 y 35 años y, a partir de entonces, comienza a declinar de forma irreversible, culminando a los 40 años. Actualmente, existen herramientas disponibles en nuestro país para niveles socioeconómicos más acomodados, permitiendo a las mujeres, que cuentan con la oportunidad geográfica y económica, congelar óvulos. Sin embargo, este recurso no está al alcance de todas las mujeres, y nuestra intención es que puedan incorporarse plenamente a su vida sexual, reproductiva y laboral de manera segura. La posibilidad de congelar ovocitos puede ser una herramienta para que las mujeres aplazen su fertilidad, sin tener que elegir entre ser madre o cumplir sus metas laborales y educacionales. Esto se lograría a través de su incorporación en el MAI, modalidad de atención institucional que brinda cobertura a través de hospitales y FONASA, en establecimientos de atención secundaria y terciaria.
25:00
Para acceso gratuito a preservación de fertilidad a pacientes con cáncer y con endometriosis severa. Sabemos que en Chile los hombres tienen derecho a preservar su fertilidad cuando tienen cáncer y las mujeres no. Nos parece de suma injusticia y esto debiese ser remediado por las autoridades. Además, las mujeres con endometriosis severa verán desmerecida su función reproductiva producto de esta enfermedad. Creemos que estos dos grupos y otros, como las mujeres con reserva ovárica, podrían acceder a preservación de fertilidad a través del MAI.
Por ejemplo, en la Universidad del Paraíso, centro que yo dirijo, tenemos un programa de oncofertilidad para toda la región, financiado por el Gobierno regional, que cuesta apenas 150 millones de pesos al año, entregándole a estas pacientes que sobreviven a un cáncer una nueva oportunidad de renacer sin sacrificar su función reproductiva.
Por último, creemos también que se puede eliminar una letra chica que tiene el PAT. El PAT es un sistema de copago para la atención de pacientes con FONASA a través de la libre elección. La cláusula —la letra chica— impide que se utilicen estos códigos que, de forma separada, evitan la preservación de la fertilidad mediante dichos códigos. Al modificarse esta letra chica, se permitiría a las mujeres en ciertos grupos de riesgo acceder a preservación de fertilidad con un copago a través del Estado.
Asimismo, es necesario mejorar el acceso a las técnicas de reproducción asistida. Sabemos que es muy difícil convencer a una mujer que no quiere embarazarse, pero también tenemos alrededor de 400.000 a 500.000 mujeres en Chile que desean embarazarse y no pueden hacerlo por razones geográficas, económicas, brechas de igualdad y discriminación. En este contexto, la salud pública debería tener un rol importante en apoyar a estas 400.000 mujeres, acompañándolas con un mejor acceso, una correcta y oportuna derivación.
Creemos, entonces, que el empoderamiento de las personas en su control reproductivo generará equidad de género, un desarrollo socioeconómico más justo y mejorará nuestros indicadores de fertilidad y la tasa de natalidad en el país. La medicina reproductiva hoy tiene una solución en cada etapa de la vida de la mujer: en las más jóvenes se plantea guardar ovocitos; en aquellas de aproximadamente 30 o 35 años, se sugiere la fertilización in vitro, en algunos casos complementada con estudios genéticos preimplantacionales, y, en otras, utilizando gametos donados como herramienta para concebir.
¿Cuál es la escala de necesidad en nuestro país? En Chile existen 400.000 personas infértiles y se estima que se necesitarían alrededor de 30.000 ciclos para lograr un acceso pleno a las técnicas de reproducción asistida. Actualmente se realizan aproximadamente 9.000 ciclos, de los cuales 580 cuentan con financiamiento estatal, lo que evidencia una discriminación, ya que entre el 60% y el 80% de las mujeres en establecimientos públicos subsidiados por FONASA utilizan ese margen de atención, mientras que el resto debe afrontarlo de su propio bolsillo, generando desigualdad de acceso y de oportunidades.
Además, estos cupos —que suman alrededor de 500 ciclos— se han mantenido fijos desde hace 10 años, sin un incremento en el aporte estatal. También existen grupos relegados, como mujeres solteras, lesbianas o homosexuales, que no pueden acceder porque el programa público exige que las parejas sean heterosexuales y mantengan más de dos años de convivencia en común. Esto, más que una tómbola, se asemeja a una ruleta rusa, ya que a la paciente se le asigna únicamente un ciclo, dificultando aún más la igualdad de acceso. Es como si una paciente con cáncer recibiera, en ciertos grupos, un solo ciclo de quimioterapia, lo que no sería justamente considerado según ningún estándar de cuidado.
En los países desarrollados, los tratamientos de reproducción asistida pueden incluir hasta seis ciclos; nosotros estamos pidiendo que, al menos, se garanticen tres ciclos por paciente. ¿Ha habido un impacto y una mejora en Chile? Sí: en 2018 pasamos de 323 ciclos por millón de habitantes a alrededor de 500, situándonos en el segundo lugar de Latinoamérica. Sin embargo, en comparación con países desarrollados como Israel, Japón, Australia, Francia o Alemania —que realizan más de 1.000 ciclos por millón de habitantes—, estamos seguros de que, con el apoyo del Estado, podríamos alcanzar ese umbral.
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De esta manera, como SOSMER, estamos haciendo un llamado a la atención y estamos muy contentos de poder estar acá dando cuenta de estas oportunidades para nuestros pacientes. Nuestro slogan se llama “El futuro es tanto más”. Esta política que estamos proponiendo no es una idea antojadiza que se nos haya ocurrido a nosotros, sino lo que han hecho países desarrollados como Hungría, Francia y Suecia, que han logrado revertir su tasa de natalidad, y para ello más del 10% de los nacidos vivos de su país embarazan producto de técnicas de reproducción asistida. De hecho, Francia, recién con el presidente Macron, acaba de relanzar su política nacional y anuncia un gran plan contra la infertilidad para un rearme demográfico de nuestro país.
Los países desarrollados invierten en 100 políticas públicas y algunos recursos se destinan a pagos directos a las mujeres. Sabemos que han habido candidatos presidenciales que lo han propuesto. Es una política que resulta útil, pero tiene un costo mucho menor que los servicios de técnicas de reproducción asistida, que ofrecen un mejor desempeño en cuanto a cuánto gasta el Estado y cuántos niños nacen. Nosotros hicimos un ejemplo, ¿no es cierto?, suponiendo que cada ciclo cuesta 3 millones –probablemente es un poquito más, 3 millones y medio podrían ser– lo que paga Fonasa a los centros prestadores públicos, y si tuviésemos la tasa de nacidos vivos, que es baja, de apenas el 30%, con estos dos umbrales y preceptos conservadores, hoy día en Chile esos 150 nacimientos que se producen de 500 ciclos corresponden al 0.1% de todos los nacimientos de nuestro país.
Esto cuesta alrededor de 1.6 millones de dólares, o sea, una ínfima parte del gasto en salud, como ustedes pueden ver. Se escapan los ceros después de la coma de la escasa inversión que realiza nuestro país en políticas pronatalidad y profertilidad. Si aumentáramos a 15.000 ciclos, eso costaría 48 millones de dólares y aportaría el 3% de todos los nacimientos de nuestro país. Y si alcanzáramos 50.000, que es lo que tienen, por ejemplo, los países ya mencionados, aportaríamos con el 10% de todos los nacidos vivos, costando apenas 160 millones de dólares. Es una cifra alta, pero muy baja en relación con el gasto en salud, que apenas alcanza, ¿no es cierto?, un milésimo del presupuesto sanitario nacional. Incluso, este escenario más ambicioso de 50.000 ciclos representaría un impacto mínimo para el presupuesto nacional y esta inversión ofrecería lógicos beneficios demográficos, socioeconómicos y humanos para nuestro país.
De esta manera, y para concluir, nuestro llamado es hacer y trabajar en una mesa de cuatro patas. Educación preventiva, educando a las mujeres sobre el impacto de posponer su fertilidad; es justo, es necesario y es ético. Hacer un tamizaje universal para que podamos, a través de una herramienta fehaciente, saber cuál es el impacto y el nivel de fertilidad que tiene cada paciente en particular. Preservación de la fertilidad, ojalá pudiese ser masiva, pero al menos aplicable en grupos vulnerables, como mujeres con cáncer, con endometriosis o con una reserva ovárica disminuida. Asimismo, se debe dar un mayor acceso a aquellas mujeres que desean embarazarse —esas 400.000 mujeres que hoy día no pueden hacerlo— a través de un incremento, entre 15.000 y 30.000, de ciclos anuales del MAI en la atención pública y modificando el PAD para incluir técnicas de preservación de fertilidad.
Obviamente, la crisis de natalidad no se resolverá únicamente con estas medidas, y de ahí que hacemos un llamado humilde, pero muy fuerte, a ustedes, tomadores de decisiones, para atender la crisis de natalidad que afecta a nuestro país. Creemos que se debe constituir una mesa nacional que aborde estos aspectos de manera multidisciplinaria, en la que converjan instituciones estatales, sociedades científicas y organizaciones civiles, tratando de revertir la situación y brindando mejores oportunidades de nacimiento para nuestro futuro chileno, al mismo tiempo que se acompaña a las mujeres en este caminar. En ese espacio, podrán converger de forma segura y armoniosa el desarrollo profesional, el desarrollo personal y una maternidad segura.
Una fotografía de nuestro querido Valparaíso y muchas gracias por su atención.
Muchas gracias, doctor. La verdad es que la exposición fue extraordinaria y viene a complementarla la presentación que tuvimos la semana pasada. Es diferente el enfoque y mucho más integral; y yo creo que eso nos ayuda considerablemente, considerando además que tenemos una reunión de las 12 senadoras que estamos impulsando sobre este tema para apurar la causa, porque de verdad, cuando se dan las cifras, no son tan impresionantes en comparación con lo que se gasta en Chile en otras áreas. Y la crisis…
35:00
La natalidad hoy día tiene que abordarse de distintas maneras, tal como usted lo plantea, pero esta es una alternativa que está a la mano. La ciencia existe, están los expertos, está la voluntad, y ya los resultados de NASA, la semana pasada, nos mostraron de forma increíble cómo aumenta exponencialmente la solicitud cuando existe la opción. Así que vamos a hacer todo lo humanamente posible este año para darle impulso a esto y para que, con el esfuerzo de distintos ginecólogos en Chile y de este Colegio de Médicos, se haga una realidad, porque la ciencia tiene sentido cuando se aplica y mejora la vida de las personas.
Además, las senadoras solicitan, si es posible, que se envíe esta presentación, ya que para ellas es una ayuda de memoria importante para la reunión de mañana; hay muchos datos ahí. Se le devuelve la palabra a su colega para atender cualquier consulta de las senadoras, tanto a usted como a los doctores, don Ricardo y don Aníbal. Yo no sé, don Aníbal, si dispone de tiempo para responder algo o si hubiera alguna consulta; de igual modo, dejamos abierta la palabra para cualquiera de los dos médicos que están presentes.
(silencio breve)
Solo queríamos expresar nuestro profundo agradecimiento por esta oportunidad de participación, ya que pensamos que una legislación sesgada nos podría llevar a una catástrofe, como fue lo que ocurrió en Costa Rica, donde se prohibió la fecundación in vitro por un largo periodo. Ustedes podrán imaginar la inequidad que se vivió en ese país, donde solamente la gente acomodada podía cruzar la frontera para poder tener un hijo. Por lo tanto, es un llamado de atención gigantesco: nosotros, como comunidad médica, estamos absolutamente dispuestos a participar y a hacer algo que ofrezca una gran oportunidad a nuestras chilenas.
Por otra parte, tampoco es viable una legislación de mangancha –nuestra humilde opinión–, como ocurrió en Argentina, donde se abrió una puerta y prácticamente se triplicaron los ciclos, pero no se tradujo en un aumento en la cantidad de nacidos vivos. ¿Por qué? Porque no hubo una regulación coherente en la calidad de la atención ni en la selección de los pacientes. Por tanto, estamos dispuestos y consideramos que la idoneidad de las personas que integren estos grupos de trabajo es crucial para una buena legislación, que apunte a la transversalidad y se base en el compromiso con la equidad.
Así que les damos las gracias por esta oportunidad. Quizás se les presenten muchos datos, pero ello demuestra la fortaleza de lo que pretendemos y lo que han vivido quienes han padecido la infertilidad. Quienes están en esta sala o viendo esta transmisión saben el dolor que implica querer y no poder, y lo peor es no poder por una desigualdad económica. Nosotros estamos dispuestos a trabajar oficialmente en esta comisión y en aquellas en las que se nos invite. Muchas gracias por escucharnos en nombre de nuestras mujeres chilenas.
Muchas gracias, doctor. Permítame hacerme cargo de dos puntos que usted señaló y que considero muy relevantes. Uno es acercar a todas aquellas personas que deseen ser padres o madres esta oportunidad, y el otro es evitar copiar el mal ejemplo de Argentina. Con todo el respeto a nuestros vecinos, esto no es un juego; hablamos de vidas humanas, de esperanza, y, como usted bien dice, aunque esto pueda transformarse en un negocio que rentabilice a cualquier clínica, el cuidado y la calidad de la prestación del servicio deben estar siempre acompañados de una fuerte ética, porque aquí no se trata de una cirugía estética, sino de algo muy diferente, con la esperanza de cambiar vidas.
Entonces, reitero lo grave de lo ocurrido en Costa Rica y en Argentina. No sé si hay alguna consulta de parte de las senadoras.
Senadora Núñez: Gracias, Presidenta. Quiero agradecer al doctor Pommer, al doctor Scarella y a usted, que ha colocado este tema en la agenda lunes tras lunes. Permítanme señalar lo siguiente: nos parece sumamente relevante avanzar en la regulación de las técnicas de fertilización asistida, así como asegurar el acceso a ellas. Siguiendo lo que expresó, Presidenta, el doctor Pommer, es fundamental que no nos movamos de un extremo a otro. Asimismo, resulta importante recordar que de nada sirve regular adecuadamente si la legislación no garantiza el acceso. Por ello, es esencial que el Ejecutivo esté comprometido, ya que este proyecto requerirá, evidentemente, un informe financiero y recursos. Sin perjuicio a ello, quiero destacar lo que mencionó el doctor Scarella acerca de la disponibilidad de recursos.
40:00
Me refiero a que esta inversión, digámoslo de esa manera, que se haga desde el Estado, indiferente incluso de que gobierne este turno, es eficiente desde el punto de vista de la crisis que hoy tenemos y las cifras que muchas veces no conocemos o no mencionamos, pero que nos hacen ver la importancia de legislar en esta materia. Como yo decía al inicio, la reunión de mañana me parece de vital importancia, porque, obviamente, estaremos, primero, quienes enviamos esta carta al Presidente antes del anuncio de la Cuenta Pública y, segundo, a quien el Presidente mandató para que se produzca la reacción y el ingreso de este proyecto. El diagnóstico, a mi juicio, está hecho. Creo que incluso hemos dejado pasar demasiado tiempo para poder hacernos cargo de una cuestión que hoy, a mi juicio, logrará, si tomamos las decisiones correctas y a tiempo, frenar esta curva en descenso. Y espero, sinceramente, que operemos y tomemos la decisión de la manera más objetiva y responsable posible; es decir, poniendo en el centro a las personas que ven en esta alternativa la única posibilidad de ser madre, de ser padre, de traer vida y, por supuesto, – insisto, quiero recalcar – ese punto en el acceso, que me parece vital, para que, como decía el doctor Pommer, no se produzca en Chile – no se produce, pero no lleguemos a eso – que haya que salir de las fronteras para poder acceder o, directamente, que estando en Chile sólo pueda acceder quien solamente pueda pagar.
Muchísimas gracias, Presidenta, por nuevamente poner este tema en tabla. Senadora Núñez, quien ha sido la impulsora de este tema, ha pedido la palabra. Senadora Pascual, por favor.
Muchas gracias, Presidenta. Junto con agradecer la oportunidad de conocer la presentación de Socmer y de felicitar la experiencia de Valparaíso, que hemos conocido a partir del trabajo financiado por el Gobierno Regional, el Consejo Regional y, por supuesto, la Universidad de Valparaíso, yo sólo quisiera hacer una nota al pie de que hay aspectos en esto que obedecen a distintos factores. Hay algo en lo que creo que debemos estar orgullosos como país: el descenso en la tasa de natalidad en las adolescentes, un componente importante del descenso en la tasa de natalidad, que obedece a una mezcla de políticas públicas, educación y posibilidades de acceso, y que tiene también una relación directa con la reducción de la pobreza, ya que ser madre adolescente indica no solamente pobreza en la actualidad, sino también, probablemente a futuro, debido a la tasa de desigualdad actual de nuestro país y su impacto en las próximas tres generaciones.
Solo quería hacer ese punto, así como señalar que, a propósito de no seguir malos ejemplos o limitarse a mirar las experiencias, es importante, desde nuestra responsabilidad como Ministerio de la Mujer y Equidad de Género, relevar que políticas como la Política Nacional de Familia de Hungría han sido criticadas por adoptar exactamente las directrices europeas en materia de derechos de las mujeres. Se trata de una política que no contempla, de hecho, la existencia de mecanismos de adelanto nacional, como el Ministerio de la Mujer, que no existen en el país, y que se basa en restringir el acceso al resto de los derechos sexuales y reproductivos, en lugar de fortalecer – que es lo que creemos que debemos seguir haciendo en nuestro país – los proyectos de vida de las distintas familias y, sobre todo, de las mujeres.
Muy buenas noticias; me parece que es un avance inmenso, que muchas veces uno ve que no se avanza, pero finalmente resulta concreto.
45:00
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