Gobierno Cuenta Pública

Gobierno - Cuenta Pública - 1 de junio de 2023

1 de junio de 2023
14:00
Duración: 17546h 2m

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Hola, ¿cómo están? Buenos días. Hola, buenos días. Desde el interior del jardín en donde ya se ha solicitado.
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Gracias.
10:00
Gracias. Gracias. ¡Hola!
15:00
Sí, sí, sí. Sí, sí, sí. Sí, sí, sí. Sí, sí, sí. Sí, sí, sí. Sí, sí, sí. Sí, sí, sí. Sí, sí, sí. Sí, sí, sí. Sí, sí, sí. Sí, sí, sí. Sí, sí, sí. Sí, sí, sí. Sí, sí, sí. Sí, sí, sí. Sí, sí, sí. Sí, sí, sí. Sí, sí, sí. Sí, sí, sí. Sí, sí, sí. Sí, sí, sí. Sí, sí, sí. Sí, sí, sí. Sí, sí, sí. Sí, sí, sí. Gracias.
20:00
Estamos a minutos del ingreso de su excelencia del Presidente de la República. Por favor, tomen sus ubicaciones y, mientras tanto, pueden tomar asiento. Si son tan amables, permanezcan a la espera de su excelencia el Presidente de la República.
25:00
Señoras y señores, hace su ingreso al Salón de Honor del Congreso Nacional, Su Excelencia el Presidente de la República, don Gabriel Boric Font. Gracias.
30:00
En el caso de los niños, no es un problema, porque si no, no se puede. En nombre de Dios y de la patria, se abre la sesión. Someto a aprobación el acta de la sesión del Congreso Pleno celebrada el 20 de julio de 2022. Si le parece a la sala, se aprueba. Su Excelencia, el señor Presidente de la República, concurra a esta sesión para dar cuenta al país del estado administrativo y político de la Nación, de acuerdo con lo establecido en la Constitución Política de la República. Ofrezco la palabra a su Excelencia, señor Presidente de la República, don Gabriel Boric. Honorables miembros del Congreso Pleno, chilenos y chilenas, habitantes de nuestra patria, qué emoción siento y me imagino sentimos cuando escuchamos cantar juntos el himno nacional, lleno de vida, de pasión y siendo quizá la canción que más haya escuchado en este último año. Cada vez...
35:00
Que suena, me sigue llenando de orgullo y creo que eso es algo que nos une. Ser Presidente de la República es una tremenda responsabilidad porque nos observa e inspira a nuestro pueblo y también la larga historia de nuestra patria, construida por quienes nos antecedieron. He asumido esa responsabilidad con conciencia de quien conoce sus límites, pero a la vez con la convicción adquirida al haber conversado y mirado a los ojos a miles de compatriotas, quienes hacen más grande a nuestro país y levantan día a día el orgullo compartido de ser chilenos. Me guía en mi labor la curiosidad fantástica de un niño aymara en Putre; el empuje para salir adelante de una comerciante en Antofagasta; la sabia calma de un pescador de las caletas de Tarapacá, protegido por San Lorenzo; la larga tradición de un arriero transhumante de Paihuán; los ojos llorosos de una familia en Quilpué; el esfuerzo permanente de una madre soltera de Cerro Navia y el cariño cargado de historia de un ferroviario maulino; la fuerza y resistencia de una pobladora damnificada por los incendios de Ranquil; la energía incombustible de una alcaldesa rural del Bío Bío; el comprometido sacrificio de una mujer cuidadora de personas mayores en Purén; la mirada angustiada de una madre con su hijo enfermo en Valdivia; la sorpresa tierna de una niña en Puerto Varas; la alegría pura de un joven músico de Aysén; y la chispa de una emprendedora turística en Puerto Natales. El mensaje de todos ellos y de todas ellas, que representan a miles, es que no los olvidemos, que no nos olvidemos, que es por ellos y por ellas que estamos aquí. Nuestro gobierno, estimados y estimadas, lleva un año y casi tres meses de mandato. No han sido tiempos fáciles y vale la pena recordar cuál era el escenario, los hechos, cuando asumimos el gobierno. Recién amainaba la pandemia, gracias al trabajo heroico de las autoridades y del personal de salud, tanto público como privado, aunque dejando tras de sí una huella de dolor, inseguridad y retroceso en muchos ámbitos. Se iniciaba, además, en febrero, la invasión de Rusia a Ucrania, lo que trajo consigo convulsiones económicas que hasta hoy nos siguen golpeando. La inflación reaparecía con toda su crueldad, afectando sobre todo a los más pobres y a la clase media precarizada. El déficit fiscal se había situado el año anterior en una cifra récord del 8% del PIB, después de aumentos de gasto del 30% por sobre lo presupuestado. La economía, ya débil tras casi una década de bajo crecimiento, aumento de la deuda pública y tres años de alta incertidumbre, se veía ahora también amenazada por la caída de la inversión y la salida de capitales. Cuando llegamos al gobierno, teníamos una inmigración irregular desbordada en la frontera norte, afectando significativamente la calidad de vida de los compatriotas que habitan en esas regiones, e impactando también al conjunto de nuestra nación. La violencia en el sur, mal escudada tras la causa mapuche y desnaturalizando las legítimas demandas de un pueblo, se expandía y diversificaba, provocando una inseguridad que afecta la vida, la economía y que hacía muy difícil establecer puentes de diálogo. Frente a una delincuencia cada vez más organizada, osada y violenta, nuestras policías, sin embargo, carecían de recursos y tecnología, en un contexto marcado por un preocupante déficit de respaldo ciudadano. Las manifestaciones violentas eran recurrentes y, junto con la pandemia, volvieron más impredecible la vida cotidiana de nuestros conciudadanos, deteriorando espacios públicos que son y deben ser de todos.
40:00
A lo anterior habría que agregar otro factor de incertidumbre. Para hacernos cargo de las legítimas y profundas demandas que un pueblo entero hacía a su democracia, decidimos optar por más democracia. Y en noviembre de 2019 acordamos, entre todas las fuerzas políticas, iniciar un proceso constituyente que fue abrumadoramente ratificado por el plebiscito de entrada. Elegimos para ello una convención constitucional que, lamentablemente, no hizo suya la necesidad de encuentro, de unidad, de entendimiento que esperaban las chilenas y chilenos, generando un clima de intolerancias recíprocas y enfrentamientos que terminaron finalmente con el rechazo a la propuesta que de ella emanó. Visto en retrospectiva, creo que debimos haber sido más firmes ante las señales de alerta y haber promovido y exigido un mayor diálogo y consenso transversal, tanto en el seno de la convención como con la sociedad. Ahora, estimados y estimadas, si expongo esto, no es por el afán de culpar a otros, sino porque, y quiero ser claro en esto, son nuestras responsabilidades como gobierno. Hago esta retrospectiva para compartir lo que constatamos cuando nos hicimos cargo del gobierno en marzo pasado. Tenemos grandísimos desafíos que abordar, pero con un Estado que aún no cumple plenamente con los estándares que para ello se requieren. Necesitamos más agilidad y menos burocracia, más compromiso público y menos conformismo, más presencia del Estado en los territorios y menos en las oficinas; y es en esa dirección en la que estamos avanzando. Si alguien me preguntara si estas constataciones han modificado nuestros principios, mi respuesta es que no. Seguimos profundamente convencidos de la necesidad de avanzar hacia un país que ofrezca más libertades, que practique la solidaridad para cuidar a los más necesitados y que, a la vez que promueve el crecimiento, distribuya de manera justa la riqueza que genera; que se relacione de una manera sustentable y respetuosa con la naturaleza; que defienda las diversidades y enfrente con firmeza la homofobia; y que no relativice los crímenes del pasado. Si de manera inmediata alguien me preguntara: ¿acaso constatar el grado de tensión que presenta nuestra sociedad chilena, los miedos, las incertidumbres y el retraso del Estado para dar respuesta oportuna, te ha hecho cambiar tus prioridades? Mi respuesta es sí, tajantemente sí. Por ello, no tengo ningún complejo en declarar aquí, ante ustedes, que al ver la situación de discordia en la que estaban nuestras relaciones sociales, nuestra seguridad y nuestro aparato estatal, hemos reordenado nuestras prioridades y seguiremos haciendo todo lo necesario, porque las urgencias del pueblo deben ser también las urgencias del gobierno. Ahora los invito a todos los presentes y a quienes nos escuchan en sus casas a que, más allá de los juicios ya formados, evaluemos —desprovistos de las pasiones contingentes— el escenario actual. Y quizás la mayoría concorde en que el panorama de Chile es, al menos, más ordenado que cuando tomamos el gobierno. La escalada inflacionaria, peligrosa, está frenada y en retroceso; las fronteras están más controladas; las divergencias constitucionales comienzan poco a poco a encauzarse; y los retrocesos sociales que generó la pandemia se comienzan a revertir en empleo, en salud y en educación. Pero no nos equivoquemos: no podemos...
45:00
En ningún caso debemos considerarnos satisfechos, pero las tendencias disolventes que existían en nuestra sociedad al menos han comenzado a retroceder. Estamos mejor parados como país, estamos más fortalecidos como democracia. Y esto, por cierto, no es el resultado único ni principalmente del gobierno que presido; es el resultado del trabajo de los diversos poderes del Estado aquí presentes: del Poder Judicial, del Poder Legislativo y del Ejecutivo, de todas las fuerzas políticas, de las Fuerzas Armadas y Carabineros, de la sociedad civil, de los trabajadores, emprendedores y empresarios, y en especial, compatriotas, de la extraordinaria resiliencia que han mostrado las chilenas y chilenos en conjunto con sus familias. Pero creo que hay algo fundamental que nos falta recuperar y que está ahí, a la mano: la esperanza y la confianza en nosotros mismos. Estoy convencido de que podemos hacerlo. Permítanme mostrarles, como ejemplos, algunos hechos. Hemos evitado la crisis económica que muchos anunciaban y la economía se recupera con un admirable equilibrio fiscal y una inversión extranjera que, en el año 2022, fue la más alta de los últimos nueve años. Nuevamente, nosotros como gobierno hemos hecho nuestra tarea en materia de gasto y de apoyo a la inversión de los proyectos, pero esto es el producto del esfuerzo de los trabajadores, de los empresarios y de la conducción del equipo económico del gobierno. Tenemos una economía resiliente, no exenta de riesgos, que debemos cuidar y prever. Y por eso la vamos a cuidar, porque sabemos, y es cuestión de mirar un poco más allá de nuestras fronteras, que sin estabilidad económica las familias chilenas no pueden conseguir la tranquilidad que necesitan para alcanzar sus metas. En segundo lugar, ante la inseguridad, hemos hecho del combate a la delincuencia nuestra primera prioridad, destinando para ello más recursos a la policía, creando una política nacional contra el crimen organizado y el plan Calle sin Violencia, que ya avanza en la disminución de delitos, en la desarticulación de bandas y en el decomiso de droga y armas. Todo esto lo expliqué en detalle cuando fue interpelada en la Cámara la ministra del Interior, Carolina Tohá, y me referiré a este asunto más adelante. Tercero, en colaboración con gobernadores y alcaldes, hemos comenzado—y esta colaboración es fundamental, porque sin ellos no podríamos—a recuperar las ciudades y los espacios públicos. Sin lugar a dudas, nos gustaría hacerlo más rápido y he dado instrucciones, lo saben nuestros delegados y colaboradores, de avanzar con más velocidad, más ganas y más empeño. Estoy convencido de que la recuperación de los espacios que son de todos es la señal más clara de que Chile y su pueblo pueden más que la delincuencia. Cuarto, la violencia en el sur había mostrado una disminución sustantiva en el último año gracias a un conjunto de medidas: las inversiones y diálogos promovidos por el Plan Buen Vivir, el apoyo a la policía y la valiosa colaboración de las Fuerzas Armadas. Las cifras al respecto han sido expuestas por todas las instituciones del Estado, para quien quiera verlas. Por acción de la Fiscalía y el Ministerio del Interior, están presos los cabecillas de la CAM, y la policía ha desmantelado muchas de las bandas dedicadas al robo de madera y a la realización de ataques violentos. Sin embargo, debemos reconocer que en los últimos tres meses hemos vivido un recrudecimiento de la violencia y actos terroristas con víctimas inocentes que a todos indignan, lo que nos obliga a actualizar nuestras estrategias de persecución del delito en la zona, a la vez que no renunciamos al diálogo ni a la búsqueda de una solución para la deuda que tenemos con el pueblo mapuche. En esta línea y, tal como comprometí con los parlamentarios de la zona aquí presentes, durante las próximas semanas terminaré una ronda de conversaciones que hemos estado realizando con los diversos actores involucrados.
Fragmentos 1-10 de 51 (25 disponibles públicamente)

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