Como de pie, en nombre de Dios y de la patria se abre la sesión. La señora secretaria dará lectura a la cuenta.
Para esta sesión se ha recibido el reemplazo del diputado señor Carlos Bianchi por el diputado Néstor Ulloa. Igualmente se ha solicitado audiencia respecto del proyecto FED, don Juan José Ovach Zanifo, ejecutivo comercial de la Pontificia Universidad Católica de Chile, magísta en Ciencias de Administración, Administración Pública y Desarrollo Internacional por la Universidad de Harvard. A lo largo de su trayectoria pública ha desempeñado diversos cargos, entre ellos investigador asociado del Centro de Desarrollo Internacional de Harvard y director de la Oficina de Gestión de Proyectos Sustentables del Ministerio de Economía, y solicita, en su calidad de académico de la Pontificia Universidad Católica de Chile y director ejecutivo del Centro de Estudios Horizontales, audiencia para el proyecto. Y es suficiente, lo otro es la ley y el presupuesto.
Muy bien. ¿Algo sobre la tabla para que veamos un tema de los proyectos que se vienen? ¿Sobre la cuenta que digan? No. Ya. Miren, yo quiero… Diputado, quiero que resolvamos lo siguiente. No sé si vieron la tabla de la próxima semana. Para el martes está el proyecto del salario mínimo y para el miércoles se encuentra el otro que teníamos pendiente del Ministerio de Medio Ambiente, relativo a los residuos orgánicos, sobre los cuales faltaban un par de exposiciones: la de los gobiernos regionales y la de Agorechi. De ahí, votar, lo cual sería rápido, pero estaba programado para el miércoles.
Entonces, me gustaría que pudiéramos dar propuestas para ver cómo lo hacemos para poder llegar al martes con el salario mínimo.
Diputado Donoso: "Presidente, lo que tenemos a la vista es una tentativa, pero no se puede cambiar. Los comités pueden programar el miércoles el salario mínimo, siempre que se cumplan los tiempos de la urgencia, o cualquier otro día; en el fondo, el desafío es cumplir los tiempos de la urgencia, no que esté en la tabla tentativa."
Por lo tanto, revisado aquello, propongo que la próxima semana recibamos a los invitados: a la multigremial y a este desarrollo. ¿Alguien más?
El diputado Sáenz. Gracias, presidente. Entonces, siguiendo lo que señalaba el diputado Donoso, ¿esos invitados estarían para la sesión del lunes en la tarde? Todos los invitados respecto al salario mínimo y el martes votaríamos en la mañana o en la tarde. Ahí me pierdo un poco, ¿cómo seguimos? O bien, si es que no hay sesión el lunes, que todos los invitados expongan el martes en la mañana. No sé si tomamos el acuerdo finalmente de que sea a las 8:30 de la mañana; si no es así, ver si es posible. Y en la sesión ordinaria de la tarde votaríamos. ¿O me equivoco? ¿Alguna otra palabra, diputada Rojas?
Bueno, saludar a quienes están sumándose a la comisión. Presidente, tengo dos propuestas. Una, que el día martes en la mañana votemos el salario mínimo, y el día martes en la tarde votemos el proyecto de residuos orgánicos de medio ambiente, informando desde ya que necesitamos que se cambie el salario mínimo para el miércoles. Pero, además, yo le quería solicitar –y dado que esta semana ha habido varias intervenciones referidas a los días en que hemos estado sesionando– que pudiésemos ordenar, de acuerdo a las preferencias mayoritarias de los integrantes de esta comisión, una prelación en los días extras, es decir, en los horarios extraordinarios. Entiendo que hay algunos que prefieren que no se vote el lunes, otros que preferirían que nos citen el jueves cuando sea necesario, y otros que pueden preferir que se nos cite en los horarios paralelos a sala. Usted puede optar por cualquiera de esas alternativas, pero creo que sería bueno contar con la información de cuáles días resultan más cómodos para la mayoría, de modo que no estemos, todas las semanas, discutiendo por qué se cita el lunes, o por qué se cita el martes y miércoles, o por qué se cita el jueves. En definitiva, podríamos tener un orden más claro respecto de lo que acomoda a la mayoría de los integrantes, y le propongo que lo revisemos ambos el martes, entendiendo que hasta ahora no hay acuerdo para que los lunes se realice una votación, ya que de lo contrario estaríamos viniendo los lunes. ¿Usted sí nos podría citar a votar un lunes?
Muy bien, creo, diputados, lo que pasa es que hay otro tema: necesitamos sacar el salario mínimo este mes, y todos lo sabemos, ¿cierto? Creo que la semana distrital no es la misma que la semana regional. No coincide: la nuestra es la última, y la del Senado es la anterior. Por lo tanto, tenemos dos semanas perdidas de este mes en que no se podrá tramitar el proyecto. Es decir, lo tenemos que sacar, en definitiva, de la próxima semana, porque, si no, no se llegará a ver ni en el Senado ni acá, pase lo que pase. Entonces, propongo lo siguiente, para que lo conversemos y evitar inquietudes: que el lunes recibamos todas las audiencias que se estimen convenientes sobre este proyecto del salario mínimo y que lo votemos de forma paralela a sala en la tarde, a las 5:00 o 5:30. Así, el lunes en la tarde cumplimos con lo previsto, aun cuando corremos el riesgo de que el proyecto no se concrete este mes, diputado Sauron.
Presidente, mire, yo le quería proponer que el lunes recibamos invitados y, si fuera necesario, el martes también; y que el martes se vote para que esté listo para ser sometido a votación el miércoles, dado que necesitamos apenas una hora para hacer el informe. Por lo tanto, si lo votamos el martes a todo evento, no tengo inconveniente en que el lunes y el martes recibamos invitados, ya que habrá gente que desee asistir. Diputada Jones: Yo creo que lo importante también es que se pueda fijar cuándo en sala se vota, ¿cierto? Porque, si se plantea la tentativa del martes, entonces, claro, tendríamos que votar sí o sí antes.
Tengo otra propuesta. Sí, tengo otra propuesta: que recibamos el lunes la audiencia…
Es en la mañana, antes de la sesión, y en la tarde: terminemos de votar el proyecto en la tarde, pero en la mañana despachar el de residuos, que es el más rápido. Esa es una exposición, recuerden que es una pura exposición que queda, y la votación –me parece que eran, no sé cuántos artículos, un poquito– y votarlo el martes en la tarde este proyecto. Terminar con la audiencia, si queda alguna, y votarlo. ¿Les parece? ¿Sí? Y el lunes en la mañana despachamos el de residuos, que es el más corto. Va el martes en la mañana. ¿Les parece? Sí, listo. Y vamos a pedir que pasemos el del salario mínimo del martes para el miércoles.
Ya, entonces, habíamos quedado en la respuesta del ministro, que yo espero que sea lo más agotado posible, porque nos quedan más sesiones. Ministro, tiene la palabra para que pasemos después al objeto de la sesión.
Muy bien, muchas gracias, presidente. Si vamos a terminar de responder las consultas, los comentarios que tuvimos en la mañana, quería aprovechar la oportunidad para mencionar que, de los gráficos y los datos que tuvimos sobre la situación económica –hoy día se publicó la encuesta CEP– lo que muestra es que, en lo que se refiere a la situación económica personal, hay una mejora significativa, con un aumento considerable de la población que estima su situación como buena. Por supuesto, es una proporción minoritaria, algo habitual en estos casos, pero superior a la de quienes consideran su situación como mala (la cual ha bajado en el período) y se mantiene constante la proporción de quienes la estiman como regular. Además, cuando se pregunta por la situación personal en los próximos 12 meses, las mejoras son mucho más notorias en comparación con encuestas anteriores.
Para completar, y dado que vimos cifras de crecimiento, empleo e inflación, ahí está también reflejada la opinión de las personas respecto de su propia situación económica. Quería mencionar, además –y debería haber una lámina al respecto– un artículo que salió hoy en La Tercera, el cual compara el ingreso mínimo con el de otros países de América Latina. No sé si lo habrán visto; entiendo que está basado en un informe de la Universidad Diego Portales y que señala que Chile pasaría a tener el ingreso mínimo más alto de toda la región. Sin embargo, la magnitud del ingreso mínimo se da en un contexto propio de cada país, definido por su nivel de desarrollo y la situación de su economía. Así, no es extraño que Chile tenga el ingreso mínimo más alto, ya que, al mismo tiempo, es el país que ostenta el ingreso per cápita más alto de la región, junto con Uruguay. Entonces, cuando se compara la relación entre ingreso mínimo e ingreso per cápita, Chile se ubica más bien en la medianía de la región. Por ejemplo, al comparar con Ecuador –que tiene un ingreso per cápita aproximadamente la mitad del de Chile–, la relación no lo coloca primero sino en una posición intermedia, mientras que Ecuador queda más arriba al tener un ingreso per cápita más bajo.
Dicho todo eso, y yéndonos a las cuestiones más económicas, tenemos una gráfica que, no sé si se puede proyectar. ¿Quién te lo va a hacer? ¿Ah? Pilar, se lo diría. Ahí, el siguiente es... ¿Ya? Entonces, si uno quiere establecer una relación entre el salario mínimo y el empleo o la actividad económica, existen dos canales: uno relacionado con el costo laboral, es decir, el costo para los empleadores, y otro relacionado con el ingreso de los hogares, el ingreso de los trabajadores. El ingreso mínimo tiene esos dos efectos. En el caso del costo laboral, el impacto que tenga sobre el empleo depende de hasta dónde...
En primer lugar, el ingreso mínimo resuelve situaciones en las cuales segmentos del mercado laboral presentan un poder negociador muy bajo y una escasa organización, lo que genera una especie de sobreutilidad del empleador. Esa es la razón de existir de los ingresos mínimos en general. Cuando mejora el ingreso mínimo, se produce una distribución algo distinta de los resultados económicos, pero básicamente se está reduciendo el impacto del poder monopsónico de los empleadores frente a trabajadores no organizados con poco poder de negociación.
Otro elemento importante es el tipo de compensaciones que pueden tener los empleadores por efecto del aumento del ingreso mínimo. En nuestro caso, se han implementado compensaciones a las pymes, lo que ha permitido amortiguar significativamente el impacto inicial del aumento, particularmente en su componente real. Por supuesto, existen otros costos laborales que inciden y que van más allá del salario mínimo. Esto se confronta con tres aspectos: la productividad, la capacidad de traspaso de los aumentos de costos laborales a precios por parte de las empresas y la evolución de los costos no laborales.
En este sentido, en nuestro caso hemos tenido la productividad estancada durante muchos años, pero el año pasado registramos un aumento, según lo informado por la Comisión Nacional de Productividad y Evaluación. En materia de precios, en general en Chile el traspaso de los costos laborales a precios es muy débil. Esto contrasta con los países desarrollados, donde la relación entre costos laborales y precios es muy directa, en parte por las características del mercado laboral y el peso de la informalidad en segmentos de la economía. Asimismo, en términos de costos no laborales, hay variables que han presionado los precios y otras que han contribuido de manera positiva.
A primera vista, un aumento del ingreso mínimo implica un alza en el costo de contratación de trabajadores, al menos en ese segmento de ingresos; sin embargo, esto depende de las características de las empresas y del menor poder de negociación de los trabajadores en dichos sectores. Además, la compensación brindada a las pymes y el reciente aumento de productividad han contribuido a mitigar este impacto.
Por último, el salario mínimo, como componente de las remuneraciones, incrementa la masa salarial. Si al mismo tiempo no se produce una caída del empleo, el efecto sobre la masa salarial es más directo y positivo, repercutiendo en el consumo de los hogares y la demanda interna. Así, dentro de los márgenes en los que nos hemos movido, el ingreso mínimo beneficia especialmente a los trabajadores con menor poder de negociación, fundamentado en la compensación a las pymes, la recuperación de la productividad y el efecto positivo sobre el ingreso de los hogares. En esas circunstancias se puede entender por qué, durante este período, pese a un aumento significativo del ingreso mínimo, no se ha observado una caída del empleo asalariado ni un incremento de la informalidad, sino que, al mismo tiempo, se ha evidenciado una reducción.
De la informalidad. Por supuesto, la reducción de la informalidad no tiene que ver solo con estas cuestiones, sino que probablemente está influida por otros factores. No obstante, el hecho de haberse movido en la dirección correcta, y que se oponga a lo que diría un análisis de equilibrio más parcial, es algo que merece valoración. Es decir, existen muchos estudios en el mundo sobre el efecto de los ingresos mínimos sobre el empleo, y la enorme mayoría de esos estudios muestra una relación contraria a la lógica del equilibrio parcial o microeconómica. Sin embargo, eso no implica que exista terreno abierto para incrementar el ingreso mínimo hasta cualquier nivel, ya que llega un momento en que el efecto sobre los costos laborales comienza a primar sobre el aumento del ingreso de los hogares, afectando a la inflación y al empleo. Por ello, es indispensable buscar ese equilibrio. La experiencia de estos últimos tres años demuestra que había un espacio para mejorar el ingreso mínimo sin afectar el empleo, lo que se reflejó al incorporar dentro de la política de ingresos mínimos aspectos como las compensaciones para las pymes y el acompañamiento de un aumento en las transferencias del Estado a través de la asignación familiar, el SUF y los bonos destinados a los hogares de menores ingresos, así como el dispositivo del bolsillo de familia electrónico en su momento. Esa combinación ha sido positiva, pero, mirando hacia más largo plazo, este tipo de análisis de equilibrio general debe actualizarse para tener claro cuáles son los límites que no se deben cruzar. Gracias, presidente.
Había una última lámina, que es la versión correcta del informe financiero. Diputado Sauerbaum, diputado Mejón. Gracias, presidente.
Bueno, el ministro se aludió a la CEP de hoy. Dentro de la misma, el 49% de los encuestados cree que su situación económica es mala, muy mala, y un 44% consideró que la próxima tarea más importante en los próximos diez años es recuperar el nivel de crecimiento. El ánimo, por lo tanto, no es el más optimista entre los chilenos. Yo quisiera hacer alusión a que se ha evitado hablar de cifras concretas, ya que preguntaba en la mañana —y también lo hizo el diputado Ibáñez— respecto del efecto que ha tenido esta alza del salario mínimo y las medidas adoptadas, como la rebaja horaria a 40 horas y el aumento de la cotización previsional.
En el último informe de política monetaria del Banco Central, de diciembre, se alude a que la caída en el empleo en las empresas afecta al salario mínimo en promedio en un 4,8%, y se da a conocer que existe un aumento de un 1% en el salario promedio de las empresas inducido por el salario mínimo. Estas medidas, que han ido reduciendo paulatinamente la contratación, han llevado a analizar sus efectos. Nosotros entendemos la buena intención del gobierno, pero la economía debe soportar estos aumentos para evitar mayores niveles de desempleo. Por ello, solicito que el ministro haga referencia a los efectos que espera en el mercado laboral de esta medida, ya que, de lo contrario, podríamos acabar enfrentando nuevamente consecuencias negativas, como la falta de generación de nuevos puestos de trabajo —no lo digo yo, lo señala el último informe de política monetaria del Banco Central. Gracias.
Si parto por el tema de la SEP, efectivamente, la gente piensa que estará mejor el próximo año debido al cambio de gobierno, y la verdad es que el presidente nunca había obtenido resultados tan bajos en la encuesta de la CEP como en esta ocasión. Dicho esto, quisiera preguntarle también al ministro, pues no pude estar en la mañana por estar en comité como jefe bancario: efectivamente se ha subido el salario mínimo, pero también se ha aprobado un subsidio. Gracias.
Pero ustedes en la misma presentación, porque las pymes no pueden trasladar el aumento de precio, ya que a las grandes empresas tampoco les resulta viable, o a las que les compran, es muy difícil que acepten un incremento. Las pymes tendrían que absorber esa diferencia en el aumento de costo. Un 40% de los costos de ingreso mínimo lo tienen las MIPYMES, un 21% lo tienen las pequeñas empresas y, aproximadamente, un 12% las medianas (no recuerdo exactamente); por lo tanto, va a tener un impacto si efectivamente no apoyamos fuertemente a las MIPYMES con este aumento, así como lo hicimos cuando llegamos al sueldo mínimo, pero no mediante un aumento pequeño, porque de lo contrario, tampoco generará fuerza.
Ahora, el crecimiento del IMASEC, el último, fue fuertemente impulsado por el comercio, ya que, obviamente, los argentinos tenemos en todo el país un turismo de compra fuerte que ha incrementado. Ojalá en la aduana pudieran dejar pasar a más argentinos los fines de semana para que compren mucho mejor, lo que favorezca la contratación de vendedores. Pero la pregunta va aquí: ¿se realizó una sensibilización sobre el tema de las MIPYMES, sobre todo de las pequeñas y medianas empresas? Porque, evidentemente, la gran empresa no traslada ese aumento a precios; un 9% representaría una vergüenza para ellas al pagar el sueldo mínimo. Sin embargo, la realidad es que son las pequeñas, y desconozco si se sensibilizó ese tema con las asociaciones de pequeñas empresas.
Diputado Romero: Gracias, presidente.
Bueno, después de escuchar la buena noticia que nos da el ministro de Hacienda por su intermedio sobre la mejora de la productividad en Chile, me puse a buscar, efectivamente, dónde estaba la fuente de esa gran noticia. Más allá de los medios de prensa hegemónicos del poder económico en este país, me encontré con la Comisión Nacional de Evaluación y Productividad en su página web, porque busqué información para el 2024 (para el 2025 creo que no existe). La Comisión, en la novena versión de su informe anual, estimó que para el año 2024 la productividad total de factores oscilará entre -0,2% y 0,1% para la economía agregada, cálculo que considera todos los sectores, incluyendo el minero; e igual cifra se presenta para la economía sin minería. El resultado es consistente con la tendencia observada desde hace 16 años: la productividad sigue sin aportar al crecimiento económico del país. Entonces, me encantaría saber en qué medio aparece esta información para no tener que depender de los medios hegemónicos del capital chileno.
Gracias, presidente.
Una observación, presidente. Considerando que, de acuerdo a los ingresos anuales por venta y servicio, dentro de las pymes un 33,5% son microempresas, un 21,6% son pequeñas y un 3,3% son medianas, creo que sería muy importante que este mismo porcentaje se mantuviera cuando se haga el pago del sueldo mínimo en relación al subsidio que se entrega, de tal manera de privilegiar a los más necesitados, en este caso a las MIPYMES, y que ese mismo criterio de participación se considere.
Muy bien, ministro.
Gracias, presidente.
Al primero, respecto del costo económico de aumentar el ingreso mínimo —una pregunta perfectamente válida de hacerse—, la lógica es la siguiente: los aumentos reales del ingreso mínimo tuvieron lugar en los años anteriores y se completaron ahora, al comienzo del 2025. Los mayores incrementos del ingreso mínimo ocurrieron en 2023 y 2024, y en ese período no se contrajo el empleo, no creció la informalidad; al contrario, la economía volvió a crecer. Entonces, si ese es el camino que nos trajo hasta el actual nivel real del ingreso mínimo, la pregunta es por qué un reajuste que mantiene el valor real del ingreso mínimo tendría que tener un efecto negativo. Podría suceder si hubiera un escalamiento del valor real del ingreso mínimo o del costo laboral para las empresas producto de este reajuste, pero no es eso lo que está ocurriendo.
Ahí se entregaron las cifras, tanto el cálculo mes a mes con una estimación de inflación para cada uno de los meses durante los próximos 12 meses, como la variación promedio por año, y eso es básicamente lo que se muestra. Si el país estuviera retrocediendo en alguna otra cosa —cosa que no está ocurriendo— o si se produjera una aceleración en el aumento del ingreso mínimo en términos reales, podría generarse preocupación, pero eso no es lo que está ocurriendo.
Esa es simplemente la lógica con la cual se realiza el análisis; no requiere mucha econometría, sino que se basa en el sentido común. Respecto del impacto sobre las micro y pequeñas empresas, se explicó en relación a la pregunta que hacía el diputado Mellao que está contemplado en este proyecto un esquema de compensación para las MIPIME, aplicable en el momento en que el aumento del ingreso mínimo exceda la inflación. Es fundamental distinguir entre los movimientos nominales y los movimientos reales. En particular, respecto a la inflación del 2025, la compensación se aplicará con el segundo incremento, el que se da en enero del 2026. Por ello, el artículo redactado para este efecto señala que, en el momento en que el aumento del ingreso mínimo exceda la inflación del 2025, se entregará una compensación y se faculta al Ministerio de Hacienda para otorgar ese beneficio.
Por supuesto, cabrá la pregunta de cuál es la magnitud del beneficio. En el segundo aumento se suman ambos incrementos; es decir, no se toma únicamente la diferencia entre lo que se aumentará ahora y lo que se aumentará en enero, sino la diferencia acumulada a partir del sueldo mínimo actual comparado con los dos aumentos, uno de 529 y otro de 539. Cuando esa diferencia supere la inflación del 2025, estimada en alrededor del 3,8% por el Banco Central, se activa la compensación.
En cuanto al tema del IMASEC en marzo, se vio en varios titulares de medios el argumento de que el aumento de actividad se debía al turismo argentino. Sin embargo, siempre habrá alguna razón que explique el incremento en la actividad: si hay turismo argentino, bienvenido sea; si hay mayor actividad en la minería, también bienvenido. La realidad es que el IMASEC de marzo mostró mejoras en todos los sectores. Aunque algunos sectores aumentan más que otros, al analizar los datos se evidencia que históricamente siempre existe algún factor puntual que incide en un mes determinado —en algún momento fueron las aportaciones de las cerezas. Lo que se ha enfatizado siempre es la necesidad de distinguir entre los elementos que son estacionales y transitorios de aquellos que son permanentes, observándose que, al analizar el comportamiento del IMASEC no minero desestacionalizado, llevamos dos trimestres en los que, en promedio, se ha crecido más del 3%.
Y por último, respecto del tema de productividad, en realidad había una última lámina en la presentación que tenía que ver con esto. No, pero esa es la primera. ¿Hay una después de esa? A ver si me la dieron solo a mí. Bueno, pero les voy a pedir que... Ah, ahí está. Ya, estos son los datos que se derivan del informe de la Comisión Nacional de Productividad. Aquí, la coordinadora microeconómica del ministerio que está acá con nosotros, Pilar Cruz, puede explicar mejor cómo se hacen esos cálculos, pero justamente teníamos estos datos también para mostrarlo.
Esta es la productividad laboral que también calcula la Comisión Nacional de Evaluación y Productividad, que, a diferencia de la productividad total de factores, solamente mide la productividad del trabajo. Entonces, ahí, efectivamente, en el año 2024 hay una caída en la productividad, o sea, un aumento de 2,3% en la productividad agregada y de 1,8% en la no minera. Esos son los datos que se presentaron para el informe del año 2024. Y eso es lo que estamos presentando acá.
Claro, o sea, la productividad total de factores se obtiene de comparar el crecimiento de la actividad con el crecimiento de los factores de producción, tomando la diferencia; es decir, se toma en cuenta cuánto se explica por el aumento en el empleo, cuánto se explica por el aumento del capital o de la inversión, y se obtiene un residuo, que es la productividad total de factores. La productividad laboral se obtiene solamente al comparar la actividad económica con el empleo. Entonces, eso es lo que se muestra en el gráfico de la derecha en esta lámina, obtenido a partir de los mismos informes de la Comisión Nacional de Productividad.
Por supuesto, eso no quiere decir que esto vaya a permanecer, salvo que se consolide como una tendencia. Después de un buen tiempo en que tuvimos datos más bien negativos, es positivo haber visto resultados de este tipo, ya que los otros datos positivos corresponden al 2021. Sin embargo, todos sabemos que en 2021, durante el gobierno del presidente Piñera, tuvimos una recuperación muy fuerte de la crisis del COVID-19, alimentada por una inyección grande de recursos en los hogares a través de las transferencias de gobierno y los retiros de fondos de pensión. Fue un año bien anormal, por así decirlo. Ahora estamos en un año más normal y, en un año más normal, obtener una cifra positiva en la productividad del trabajo, por supuesto, ayuda.
Ya, diputados y diputadas, avanzamos, porque igual vamos a seguir con más sesiones en las que tenemos que votar, escuchar y todo eso. Gracias, presidente.
Tengo una duda respecto de la consulta que hizo el diputado Mellado sobre la inflación y cómo se activaría este mecanismo de apoyo a las microempresas. Yo saco la cuenta aquí y, si aumentamos nosotros a 29.000 pesos ahora, eso significaría un 5,8% de aumento respecto del sueldo mínimo vigente. Y después, en el primero de enero del próximo año, aumentarían 10.000 pesos, lo que significa un 1,8% respecto del sueldo mínimo, que es de 529.000. Pero, como el ministro acaba de afirmar, sería respecto de la inflación del año, lo que habría que hacer es sumar ambos componentes, o sea, tendríamos un aumento del 7,6% y la inflación estaría, usted mismo lo mencionó, en torno al...
Cuatro y algo, entonces, es presumible que ya esté activado el mecanismo el 1 de enero del próximo año. Esa es la cuestión en la que me gustaría ahondar un poquito más y ver cómo se tiene pensado eso. Muchas gracias, presidente. Diputado Donoso, ¿tenía una pregunta?
Gracias. El ministro nos plantea que este aumento del sueldo mínimo no debiera generar problemas en el empleo, o en la cantidad de empleo. El problema es que, en el IPOM de diciembre del año pasado, el Banco Central nos dice que el aumento de 500.000 pesos en las empresas que tienen preeminencia de personas contratadas con sueldo mínimo tuvo como efecto directo una pérdida de empleo del 4,8% y se proyecta en un 8%. Entonces, ¿cómo vamos jugando con estas cifras para no afectar, finalmente, a los trabajadores, que es a quienes queremos beneficiar y no perjudicar?
Sí, gracias, presidente. Se me había pasado responder esa pregunta. Nosotros vimos el informe, o el recuadro, la referencia que hay en el IPOM del Banco Central. Nuestro análisis es que el hecho de separar las empresas que tienen una mayor proporción de trabajadores afectados por el ingreso mínimo, de aquellas que tienen menos, no controla por el resto de variables que inciden sobre la actividad y el empleo en esos sectores. De hecho, dentro de esos sectores hay algunas que se vieron más afectadas por la reducción de la jornada laboral o experimentaron fenómenos de carácter más sectorial. En su momento se nos preguntó por esto y nos parece que falta consideración de variables que inciden sobre el efecto del ingreso mínimo; no es suficiente hacer esa distinción y, en las cifras agregadas, tenemos lo que tenemos. Es decir, si en las cifras agregadas lo que se observa es un aumento del empleo asalariado y una disminución de la informalidad, eso es lo que indican los datos respecto al 2024 o 2025.
Y respecto de la pregunta del diputado Cifuentes, por su intermedio, presidente, me parece que el cálculo que hace el diputado toma la cifra de 500.000 pesos, pero lo que sucede es que hoy día el ingreso mínimo no es 500.000 pesos, sino 510.626 (o 323 por ahí). Entonces, cuando se compara, el primer aumento a 526.000 pesos es de 3,6% y, cuando se agrega el segundo incremento, pasa a ser de 5,6%. Es justamente con ese segundo incremento que se liga el apoyo de las pymes. Si se quiere tener mayor seguridad o predictibilidad, siempre se puede plantear desde el 1 de enero y desarrollar una fórmula, pero básicamente esa es la lógica. Recordemos que hubo un aumento del mínimo en enero de 2025, pasando de 500.000 a 510.000, 636. Gracias, diputado.
Muy bien, vamos a terminar. ¿No tiene que apagar la letra? Para que escuche mi linda voz. Presidente, no, yo solamente le preguntaría al ministro, porque estaba viendo el informe de productividad: si, para sostener políticas públicas en el largo plazo, este incremento —que es muy marginal, según el mismo informe— es base suficiente para tomar decisiones a largo plazo, ¿es esta una información que nos permite sostener que la tendencia en Chile ha cambiado? O, por ejemplo, ¿también el mismo informe lo indica?
Que la aplicación de las 40 horas también implica menos demanda de capital humano y, por lo tanto, al mantener –yo no soy economista, si usted me puede corregir, usted es ministro–, y al aumentar otros tipos de factores, podría también generarse un efecto aritmético si no baja, en general, la producción. Entonces, este es uno de los argumentos que se expone para sostener una política muy importante, como lo es el tema del ingreso mínimo. ¿Esto permite tomar decisiones a largo plazo? O no, digamos. Y aquí están los economistas que están viendo esta transmisión y que, a lo mejor, podrán profundizar respecto al tema de la productividad en Chile.
Sí, yo fui claro en señalar que se trata de una cifra positiva, pero que no necesariamente marca una tendencia; eso lo tendremos que ir comprobando en los próximos años. Lo importante es que, en relación a la remuneración, hubo un dato positivo en materia de productividad durante el 2024 y, como señala el diputado Romero, a partir de aquí no se están tomando decisiones a largo plazo, sino una decisión respecto del aumento nominal del ingreso mínimo ahora y en enero del 2026. Tal y como hemos argumentado, eso va a servir para mantener el poder adquisitivo de los 500.000 pesos de julio del año pasado. De ahí surge la prudencia, en términos de asegurar que se conserva ese poder adquisitivo, que era una aspiración importante y que se logró de manera adelantada, evitando que, en el camino, se erosione por la inflación. Sin embargo, incrementos mayores se tendrán que analizar en función de la evolución de la productividad y la capacidad de crecimiento de la economía chilena. Muy bien, vamos.
Es que el ministro no contestó mi inquietud, señor presidente, respecto del criterio para la distribución de los subsidios, en tanto a privilegiar a las pequeñas empresas. Porque puede ser que, si bien es cierto que es por postulación, al final pueden salir beneficiados aquellos que están más cerca de las 100.000 unidades de fomento que los que se encuentran, por ejemplo, en las 20.000 o en las 30.000. Entonces, si existe un porcentaje de relevancia, éste debería ser utilizado como criterio para favorecer a los negocios de menor escala, y no que terminemos beneficiando a los medianos o incluso a algunos pequeños. ¿Quería comentar algo, Ministro?
Sí, bueno, gracias, señor presidente. Disculpe, le pido disculpas por haber interrumpido al diputado al no haber comentado ese punto. Efectivamente, lo que se hizo en la última oportunidad fue brindar un apoyo mayor a las microempresas en comparación con las pequeñas y medianas. La idea es aplicar el mismo criterio en esta oportunidad, ya que la incidencia del ingreso mínimo –es decir, la proporción de trabajadores afectados– es precisamente mayor en las empresas más pequeñas, las cuales, por supuesto, tienen mayores dificultades para absorber esos ajustes, sobre todo cuando se trata de ajustes reales que superan la inflación.
Muy bien. Les pido, entonces, que... Un comentario, diputado. Ministro, reitero que la preocupación que tenemos es que debemos volver a pensar en un subsidio a las pequeñas empresas, considerando que el régimen tributario PYME se encuentra en un buen momento para ellos, pues se les está pagando lo que correspondería, producto del acuerdo que alcanzamos el año pasado. Queda, entonces, la sensación de que el mercado laboral, por sí solo, no resiste el alza. Esa es la percepción que se tiene; por eso, tenemos tantas aprehensiones y nos hubiese gustado que se nos mostrase, con números, el efecto que puede tener –como lo indicó, insisto, y lo expresaba también el diputado Donoso– el impacto que ha determinado el Banco Central en el IPOM del año pasado, en diciembre. Por ello, ministro, quedamos con la sensación de que, aunque comprendemos la intención, persiste la fragilidad en el mercado laboral, debido a que la PYME hoy día no dispone de la capacidad para sostener este alza. Entonces, si podemos, ojalá se le dé la tranquilidad a los parlamentarios de aquí al martes para poder votar, señor presidente; yo se lo agradecería. Me imagino que de los invitados también alguien vendrá con números para contradecir esta apreciación.