En nombre de Dios y la patria, comienza la sesión. ¿Cuenta, señor secretario? No hay cuenta, señor presidente.
Bueno, ruego tomar asiento y apagar los celulares. Están invitados los asesores a esta importantísima convocatoria. Esta convocatoria ha sido citada por las comisiones de Hacienda y, obviamente, Relaciones Exteriores, y por orden de precedencia, artículo 22 y 27, me corresponde presidirla, junto con el presidente accidental de la Comisión de Hacienda, el senador Rodrigo Galilea.
Agradecemos también el interés. Pues sí, accidental, accidental, ¿no es cierto? Sí, presidente accidental. La verdad es que yo quiero agradecerle. Esta transmisión se está realizando a través del canal del Senado y varios medios de comunicación desde Santiago quieren seguir también esta discusión.
Esta convocatoria del día de hoy tiene como causa una necesidad urgente: la incertidumbre provocada por las medidas arancelarias anunciadas por el presidente Trump. Muchas de ellas, ya en vigor, han afectado y seguirán afectando.
Usando problemas serios al panorama económico y financiero mundial. No solo chilenos, queremos conocer, como Comisiones Unidas, cómo el gobierno busca enfrentar este difícil panorama que se avecina; cómo prevenir que nos afecte de manera desmedida; cómo se visualiza a futuro este juego de poder, donde el presidente de los Estados Unidos ha decidido jugar una verdadera ruleta con las economías del mundo, sin importar si son aliadas o amigas del país norteamericano. Solo un dato: el fin de semana salió en la prensa que fondos de pensiones daneses y canadienses habían comenzado a liquidar su participación en activos norteamericanos. Hasta ahora desconocemos si el gobierno ha podido reunirse con los encargados norteamericanos para revisar las medidas contra Chile y cómo se condicen con el tratado de libre comercio que tenemos vigente con ese país.
A estos efectos hemos invitado al señor Canciller Alberto Van Claveren y al Ministro de Hacienda Mario Marcel para que nos informen, y para conversar con ellos y formular las consultas que los senadores y senadoras estimen relevantes, de manera que la colaboración gobierno-conciliación congreso —en este caso el Senado— pueda ayudar a navegar en esta tormenta en la que ciertos poderes pretenden jugar a lo que yo he denominado “ruleta rusa”, muy peligrosa para nuestro país. Creo que este tema es bastante trascendente, por lo que hemos querido invitar también a otros senadores de distintos partidos políticos. Yo veo aquí al diputado Durán, que también está presente, como representante de la Cámara de Diputadas y Diputados, a quien se le dejará la palabra, y agradezco a los ministros, pues este tema recién está comenzando. Este Senado, por la preocupación que tiene con la economía del país, debe conocer la opinión de ambos ministros para que ustedes formulen las preguntas que estimen convenientes, señalando que esta sesión termina a las 2 de la tarde.
Señor Canciller, tiene usted la palabra en primer lugar.
Un segundo, ministro. ¿Querrán silenciar al gobierno? No, eso no puede ser. Estoy debutando y mire lo que pasa: informática... No puede ser. Sí, a ver, canciller, mil disculpas. Veamos, estas cosas no deben suceder, menos en un tema tan importante… Ahí sí, mil disculpas, señor ministro. Muchas gracias, señor presidente.
En primer lugar, expreso nuestros agradecimientos a los senadores Iván Moreira y Rodrigo Galilea, presidentes de las comisiones de Relaciones Exteriores y de Hacienda del Senado, respectivamente, y saludo a todas y todos los honorables senadores e integrantes de ambas comisiones por esta invitación para referirnos a las medidas arancelarias adoptadas por el gobierno de Estados Unidos. Asimismo, saludo a los restantes parlamentarios que nos acompañan.
Como es de su conocimiento, el pasado 2 de abril del 2025, en el denominado Liberation Day, Estados Unidos anunció la imposición de sobretasas arancelarias del 10%.
Para todas las mercancías que ingresen a su territorio desde cualquier origen, es cierto que el arancel anunciado fue mucho mayor. Si bien, inicialmente estas medidas se aplicarían desde el 5 de abril, han sido postergadas por 90 días para aquellos casos en los cuales se aplicaría una sobretasa superior al 10%. Es decir, la regla común es el 10%, que es prácticamente un arancel de carácter universal. Sobre ese 10%, Estados Unidos aplicó o anunció la aplicación de sobretasas que se extienden a un rango muy amplio; no es el caso de Chile. En el caso de Chile, solamente se anunció la tasa común, la tasa universal del 10%.
Para los países en los cuales se aplica la sobretasa, se acordó en el caso de Estados Unidos una pausa de 90 días; en consecuencia, afecta a otros países, no a Chile.
Estas medidas han sido adoptadas formalmente según los poderes que la International Emergency Economic Powers Act del año 1977 le entrega al presidente, facultándolo a activar medidas de emergencia económica, ello a través de órdenes ejecutivas que en la práctica son relativamente comparables a lo que pueden ser decretos supremos en nuestro caso. Las medidas implementadas responden a que Estados Unidos se percibe a sí mismo en una situación de amenaza a la seguridad nacional y económica, dado su déficit comercial que alcanza 1.200 trillones anuales al año 2024.
Quisiera destacar que estas medidas no responden a aranceles recíprocos, en tanto que Chile no aplica aranceles a Estados Unidos, y sobre todo, que no tienen a Chile como foco, sino que se aplican a una cantidad enorme de países.
Por otra parte, Estados Unidos inició investigaciones bajo la sección 232 de la Ley de expansión comercial de 1962, a fin de determinar si las importaciones de cobre y sus derivados y de madera y sus derivados representan una amenaza para su seguridad nacional. Esta investigación está siendo conducida por el Departamento de Comercio en Estados Unidos.
Desde nuestra Cancillería y en coordinación, por cierto, con el Ministerio de Hacienda y otros ministerios involucrados, se coordinó la participación en ambos procesos de investigación con cartas y documentos técnicos que dan cuenta de la relevancia de Chile como socio comercial estratégico de Estados Unidos en el flujo comercial de cobre y de madera. En un trabajo coordinado, aparte de los ministerios sectoriales, también se contó con el sector privado. Estamos monitoreando el avance de estos procesos.
Muy recientemente, en el día de ayer, se publicaron los comentarios presentados por distintos actores frente a estas investigaciones que están en curso. Creo que es importante también, en términos de las reacciones internacionales que han suscitado estas medidas, señalar que ha habido una reacción negativa en los mercados de valores globales, pero obviamente es un tema que podrá explicar con mucho mayor propiedad el ministro de Hacienda.
Sí, quiero destacar las reacciones de carácter más político que se han producido. En el caso de la Unión Europea, calificó las medidas como un duro golpe para la economía mundial, advirtió posibles represalias y señaló el interés en negociar para…
Evitar las sobretasas de las cuales justamente la Unión Europea ha sido objeto. En el caso de China, China respondió al comienzo, una vez que se hizo el anuncio de las medidas, con aranceles del 34%, pero luego ha ido aumentándolos y hoy por hoy China está aplicando un arancel del 145%. Estamos hablando de aranceles de tres dígitos en estos momentos en vigencia entre China y Estados Unidos. Por cierto, este es un fenómeno que nos interesa, tomando en cuenta que estamos hablando de nuestros dos mayores socios comerciales, tanto China como Estados Unidos, en ese orden.
Canadá ha expresado su preocupación, destacando el impacto que las medidas de Estados Unidos tienen en la economía canadiense y también anunciando medidas de reciprocidad económica. Todas estas reacciones subrayan una creciente tensión y una escalada en las disputas comerciales globales. Tal como lo ha señalado el Presidente de la República, nuestra prioridad es proteger los intereses de Chile, defender el multilateralismo y el respeto al derecho internacional, y por sobre todo también proteger las actividades económicas, el emprendimiento y los trabajadores del país.
En Chile, el trabajo que estamos haciendo implica una coordinación muy estrecha entre Cancillería, el Ministerio de Hacienda, el Ministerio de Economía, el Ministerio de Agricultura y el Ministerio de Minería. Desde la Cancillería hemos activado una serie de grupos de alto nivel para abordar este escenario, como el Comité Interministerial de Negociaciones Económicas Internacionales, un grupo de trabajo público-privado integrado por distintos ministerios y también representantes del Banco Central, del sector privado y de la academia, que tuvo su última sesión en el día de ayer, en la tarde. Por otra parte, también hemos conformado grupos de trabajo sectoriales en el área de la minería, con la participación de CODELCO y del Ministerio de Minería, y en el caso de los productos agrícolas, con el Ministerio de Agricultura.
Como se ha señalado, Chile no responderá con la aplicación de aranceles a estas medidas, sino con diplomacia bajo el marco del acuerdo comercial vigente con Estados Unidos y, por cierto, con el respeto a los tratados internacionales suscritos. En esta semana, la subsecretaria de Relaciones Económicas Internacionales, Claudia Sanhuesa, se encuentra en Washington para reunirse con su contraparte, el jefe de la Oficina del Representante Comercial de los Estados Unidos, en el marco del Tratado de Libre Comercio vigente, un acuerdo que ha funcionado muy bien durante 21 años. Nuestro embajador en Washington, Juan Gabriel Valdés, ha estado en contacto con representantes de los sectores parlamentarios, políticos y económicos en Estados Unidos, así como también con distintos productores chilenos, a fin de dar a conocer la posición de nuestro país. Adicionalmente, es muy significativo que ya se encuentra agendada para el próximo 11 y 12 de junio la décimo tercera comisión administradora entre Chile y Estados Unidos, en el marco de nuestro Tratado de Libre Comercio.
Un tema que asume mucha importancia en este contexto tiene que ver con la diversificación de nuestras relaciones económicas y comerciales. Frente al actual escenario global, cobra aún mayor relevancia profundizar nuestra inserción internacional, diversificar mercados y también nuestra canasta exportadora.
En el sector exterior hemos trabajado estrechamente desde el sector público con el sector privado. En ese marco, la reciente visita de Estado a la India fue de tremenda importancia al anunciarse el inicio de una negociación para un acuerdo de asociación económica integral con la India, sepa, un largo anhelo de nuestro sector exportador. Esperamos culminar este proceso este año, a fines del 2025, en consecuencia abriendo oportunidades para la que ya es la quinta economía del mundo y que, muy probablemente en pocos años se convertirá en la tercera economía del mundo. La India ya es nuestro séptimo socio comercial, con un intercambio que en el año 2024 alcanzó los 3.843 millones de dólares.
También hemos culminado las negociaciones con los Emiratos Árabes Unidos a través de un CEPA que se encuentra ingresado en la Cámara de Diputadas y Diputados en condiciones de comenzar su tramitación.
Por otra parte, hemos negociado la modernización del acuerdo con la Asociación Europea de Libre Comercio, integrada por Suiza, Noruega, Liechtenstein e Islandia, y que esperamos enviar muy pronto al Congreso Nacional.
En materia de negociaciones en curso, menciono la negociación de un acuerdo de alcance parcial con Trinidad Tobago. Sería nuestro primer acuerdo con un país de la comunidad del Caribe, conocida como CARICOM, y nos interesa básicamente porque Trinidad Tobago exporta gas natural y petróleo hacia nuestro país.
Además, hemos comenzado la negociación de un acuerdo, nuevamente un CEPA, un acuerdo económico integral con Filipinas, un mercado de 113 millones de habitantes y que consiste en el país del sudeste asiático, una economía relevante con la cual todavía no teníamos un acuerdo comercial, a diferencia, por ejemplo, de Malasia, Tailandia, Indonesia o Singapur, todos los países con los cuales tenemos acuerdos comerciales, algunos de ellos de muy larga data.
Entre nuestras prioridades también está el inicio de una negociación con los países del Consejo de Cooperación del Golfo, entre los cuales se destaca, sobre todo, Arabia Saudita. Hemos decidido reabrir nuestra embajada en Arabia Saudita, una embajada que estuvo cerrada durante muchos años y que, por cierto, ofrece grandes posibilidades tanto en materia comercial como en materia de inversión.
Hace pocos días atrás estuvimos en Singapur, intercambiando impresiones respecto del momento que estábamos viviendo. Singapur es un país con el cual Chile ha tenido coincidencias muy relevantes en el ámbito comercial; fuimos pioneros al negociar un acuerdo que se conoció en su momento como el P4, junto con Nueva Zelanda y Brunei, y que hoy por hoy es la base del CPTPP.
Por otra parte, también estuvimos en Turquía, en el marco de un acuerdo comercial que está vigente desde hace muchos años. Tenemos un tratado de libre comercio con Turquía y estamos explorando la posibilidad de modernizar este acuerdo. En Turquía, pudimos intercambiar impresiones respecto del momento que se está viviendo y advertir muchas coincidencias en nuestra evaluación de la situación comercial global.
Presente. No me extiendo más, porque el ministro de Hacienda tiene una presentación sobre este tema. Quiero, en todo caso, concluir, señores presidentes, señalando que todas las iniciativas a las que nos hemos referido buscan consolidar y expandir la presencia de nuestro país en mercados nuevos y emergentes en distintas regiones. Debo decir que la próxima visita de Estado que realizará el presidente Boric a Brasil se enmarca también en una perspectiva similar, considerando que Brasil es la mayor economía de nuestra región y que, tanto desde el punto de vista del comercio como desde el de las inversiones, es un socio fundamental para Chile.
Muchas gracias, señores presidentes. Gracias, canciller. Le vamos a ofrecer la palabra al ministro de Hacienda y, después, las consultas que ustedes estimen convenientes. Como forma de llevar adelante la sesión, la idea es que los senadores de las comisiones se irán turnando. Los senadores vamos a ir alternando a los que pidan la palabra, senadores de la Comisión de Relaciones Exteriores y de Hacienda, y también los invitados de la Cámara de Diputados y del Senado que quieran participar.
Tiene la palabra el señor Ministro de Hacienda, don Mario Marcel.
Muchas gracias, Presidentes. Muchas gracias a los senadores y senadoras presentes por el interés en tener esta conversación sobre un tema de máxima relevancia para nuestra economía, debido a la magnitud de los fenómenos que están en curso y al hecho de que estos se originan particularmente en una decisión de política de la principal economía del mundo, lo cual configura un escenario bien inusual.
En el mundo hemos conocido ciclos de crisis, normalmente generadas por fenómenos de carácter económico, como la crisis financiera internacional o shocks, como el que tuvimos en el caso del COVID-19; pero casos en los cuales alguna decisión de política genere un remezón de estas magnitudes en la economía mundial han sido muy pocos. Si miramos el último siglo, debemos remontarnos a las medidas proteccionistas en Estados Unidos en la década de 1930 o al fin del patrón oro en 1971 para encontrar situaciones similares, y en ambos casos el efecto sobre la economía de Estados Unidos y la economía mundial fue bastante negativo. Así que ese es, en parte, el escenario que enfrentamos.
El canciller ya detalló lo ocurrido estos días, desde el 2 de abril, cuando se anunció la aplicación de aranceles a más de 150 países, donde, junto con anunciarse una base de 10%, se aplicaron lo que se llamó tasas recíprocas a un conjunto de alrededor de 45 países; fueron aproximadamente 95 o 97 los casos con la tasa base de 10%, con una fórmula bastante especial que ha llamado la atención en todo el mundo, por cuanto corresponde fundamentalmente al déficit comercial dividido por las importaciones y luego dividido por dos. Esa es, básicamente, la fórmula que se aplicó y que se reflejó en el cuadro presentado por el presidente Trump. Como señaló el canciller, en el caso de Chile se aplicó únicamente el arancel base de 10%, el mismo que se aplica a todos los países que, en lugar de tener un déficit comercial, presentan un superávit comercial. Y ya lo hemos explicado en otra oportunidad, pero cabe destacar el hecho de que en la tabla que mostró el presidente Trump aparecía un 10 como medida proteccionista.
Aplicado por los países a Estados Unidos es simplemente lo que se hizo con todos los que tenían 10% de arancel base, y no tiene más explicación que el hecho de haber llenado un casillero dentro de un cuadro que trataba de resumir mucha información. Entonces ha habido muchos desarrollos, entre ellos la suspensión por 90 días de los aranceles recíprocos y varias excepciones que se han ido anunciando. Con el tiempo, desde un principio estaba aceptado el cobre y la madera por estar en estas investigaciones especiales que mencionaba el ministro. Luego, durante este fin de semana se anunciaron excepciones para los smartphones y para computadores. Todos los días tenemos noticias nuevas. Hoy acaba de llegar la noticia de que hay otra investigación especial ahora para los productos farmacéuticos.
Y todo esto ocurre en una vorágine que, por supuesto, ha elevado mucho la incertidumbre económica en el mundo. Como se decía, hay pocos precedentes de este tipo de fenómeno. En el caso del… ahí está la foto del presidente Nixon, cuando Estados Unidos terminó con el patrón oro, y eso significó un cambio muy fundamental en toda la arquitectura financiera que se generó a partir de los acuerdos de Bretton Woods. Por supuesto, esto es mucho más que simplemente imponer aranceles, porque en el fondo involucra un desafío o rechazo a todo el sistema multilateral de comercio que se creó durante buena parte del siglo XX, liderado en buena medida por Estados Unidos en todos esos años y que dio origen a todo este set de reglas para el comercio internacional, expresado en el GATT, el Acuerdo Global sobre Tarifa y Comercio, en la creación de la OMC como institución, y en la aplicación del principio de nación más favorecida, según el cual ciertos países aplican a sus importaciones el arancel más bajo de sus socios comerciales, salvo los casos en que existen tratados de libre comercio, como los que ha suscrito Chile.
Esto es importante porque, aun cuando se realicen negociaciones bilaterales que modifiquen estos aranceles fijados por Estados Unidos, la estructura del comercio mundial se volverá notoriamente más compleja. Esto significa, por ejemplo, que cuando las cadenas de valor implican la formación de un producto a partir del valor agregado en distintos países, se aplicarán distintos aranceles a cada uno de esos componentes, y por lo tanto la aplicación de reglas de origen será especialmente compleja, entre otras materias. Ese es precisamente el carácter más sistémico o estructural de estos anuncios de Estados Unidos, por lo que, obviamente, tenemos que preocuparnos por ello.
Si hacemos el contraste, como una economía pequeña y abierta, Chile debe buena parte de sus años de mayor crecimiento a la apertura comercial mundial y a la globalización. Chile ya era una economía bastante abierta a comienzos de los 90. A partir de entonces se establecieron numerosos acuerdos de libre comercio que aumentaron nuestra integración con el resto del mundo. El período de auge de la globalización explica, en buena medida, que los 15 años desde el 90 hasta 2005—aquellos de mayor crecimiento de la economía chilena—fueron, al mismo tiempo, años en los cuales las exportaciones crecieron más que el producto. En ese período, el crecimiento promedio del producto fue de 6%, mientras que el de las exportaciones fue de 8,5%.
Sin embargo, como veremos más adelante, el dinamismo del comercio mundial ha cambiado considerablemente en los últimos años, y eso es parte del trasfondo de estas decisiones. Por supuesto, contamos con herramientas para mitigar los efectos de este shock en la economía y en la ciudadanía. Es necesario compartir y colaborar de manera urgente entre distintos actores, y se presentarán una serie de propuestas o iniciativas que ya están en curso en tal sentido.
Ahora, manteniéndonos en el contexto de Estados Unidos, acá tenemos una gráfica que muestra…
Lo que ha pasado con la incertidumbre producto de estas medidas es que, como se puede ver, el aumento de la incertidumbre es mayor que el que ocurrió durante la pandemia del COVID-19. ¿Y por qué tal aumento de la incertidumbre? No solo porque se alteran principios bien fundamentales del comercio internacional, sino también por lo errático de muchas decisiones. Todos los días, como lo comentábamos recién, tenemos novedades y, por lo tanto, se aplica estrictamente el concepto económico de incertidumbre, que es cuando no se pueden asignar probabilidades a escenarios alternativos. Esto explica el momento de incertidumbre y muchas de las repercusiones que se han ido dando en los mercados financieros.
La paridad dólar-peso muestra que, si bien el peso subió 4%, sigue estando 4% por debajo del inicio del año. Por su parte, el cobre bajó 6% este mes, pero se sitúa 5% por encima del comienzo del año. Se han acentuado las diferencias entre los precios del cobre, la Bolsa de Londres y la Bolsa de Nueva York, mientras que la bolsa chilena ha subido 13% y en Estados Unidos cayó 8%. Las medidas, y en particular las proteccionistas, afectan la competitividad de distintos exportadores. Aquí se observa lo que, en buena medida, puede considerarse el electrocardiograma de los mercados financieros, pues se ha disparado la varianza del comportamiento de las bolsas en Estados Unidos en particular. En el extremo derecho del gráfico se aprecian los movimientos extremos comparables a los del 2020, aunque en aquel entonces se trataba de un shock directo sobre la actividad económica y los mercados financieros; ahora es más bien el efecto de la incertidumbre generada por estas decisiones de política lo que produce estos movimientos.
Aunque parte de esta volatilidad se ha trasladado al resto del mundo, los efectos más importantes se han concentrado en Estados Unidos. Se ha dado algo poco común, ya que normalmente, en momentos de incertidumbre económica y volatilidad, los bonos del Tesoro de Estados Unidos y el dólar son vistos como refugio contra el riesgo, haciendo que el dólar suba y las tasas caigan. En este caso, ocurre lo contrario, en principio porque el juicio respecto al impacto de estas medidas sobre la economía estadounidense domina sobre la característica de refugio de los bonos del Tesoro, lo que genera comportamientos inusuales no solo por su magnitud, sino también por la dirección que han tomado algunas variables.
Cabe señalar que hoy es el primer día de relativa calma desde el 2 de abril; es decir, los indicadores financieros se han movido poco, aunque siempre están sujetos a nuevos shocks derivados de noticias y novedades en la materia. El impacto indica que los mercados están ponderando más el efecto de estas medidas sobre la economía de Estados Unidos y, en particular, se prevé un menor crecimiento y un aumento significativo de la inflación en el corto plazo. Incluso antes de que se adoptaran estas medidas, con el escenario previsto en aquel momento, el banco de inversión JP Morgan estimaba que el crecimiento de Estados Unidos en 2025 se reduciría a 1,6%, es decir, 0,3 puntos porcentuales menos que las estimaciones previas, y además muchos analistas elevan la probabilidad de una recesión en Estados Unidos hacia la última parte de este año.
Por otro lado, en lo que respecta a la inflación, la medida adoptada equivale a un aumento de 11,5 puntos porcentuales en la tasa arancelaria efectiva de Estados Unidos. Una vez que se incorporen todos los aranceles previstos para 2025, la tasa será, en realidad, del 22,5%. Por supuesto, Estados Unidos es una economía con un mercado interno muy grande, en la que las importaciones pesan menos que en otros países.
Ponderado por ese factor, lo que se estima es que estas medidas generarían un aumento de la inflación en Estados Unidos de 1,3% en el corto plazo, suponiendo que no haya ninguna reacción por parte de la Reserva Federal. Estos efectos adversos probablemente se profundizarían en el 2026. Hay una encuesta de la Universidad de Michigan, que siempre es muy referenciada por la Reserva Federal, de acuerdo a la cual las expectativas de inflación para el próximo año se están elevando por sobre el 6%, sin que de por medio se observe un fenómeno similar al que vivimos durante la crisis del COVID-19. Esto está haciendo que las expectativas de los consumidores en Estados Unidos adopten una orientación notoriamente más pesimista. Se observa, por ejemplo, en los primeros días de abril, una caída que implica que las expectativas de los consumidores se sitúen por debajo de las que se registraron durante la crisis del COVID-19. Si comparamos la caída que se produce en pocos días, es incluso mayor que la que se presentó en el 2020; por ejemplo, es necesario retroceder bastante para encontrar caídas de esta magnitud en las expectativas de los consumidores.
Esto es particularmente relevante en Estados Unidos, ya que su ciclo económico está muy ligado al comportamiento del consumo. Normalmente, el consumo actúa como un factor de estabilidad en la economía estadounidense; por lo tanto, un deterioro importante en las expectativas de los consumidores tiende a profundizar el riesgo de una recesión.
De paso, cabe hacer un paréntesis técnico: cuando se habla de aranceles y de déficit en cuenta corriente —o déficit comerciales—, todo el discurso de las autoridades estadounidenses básicamente lo vincula a medidas proteccionistas. Sin embargo, sabemos que el déficit en cuenta corriente de la balanza de pagos es, sobre todo, un fenómeno macroeconómico que no necesariamente implica algo negativo para los países, ya que se deriva de la diferencia entre la inversión doméstica y el ahorro doméstico. Estados Unidos es un país que presenta una brecha considerable entre inversión y ahorro local, lo que se relaciona con la gran importancia del consumo en su economía, y eso explica en buena medida los déficits comerciales que ha experimentado a lo largo de los años.
Por otro lado, este fenómeno del proteccionismo, que parece motivar estas decisiones, no es un hecho totalmente aislado. En el mundo desarrollado se ha ido gestando, a lo largo de los años, un sentimiento antiglobalización, fundamentalmente por las percepciones de la ciudadanía acerca del impacto de la globalización en el empleo y en el desarrollo de ciertas industrias, lo que ha generado amplias discusiones, pero nunca antes se había traducido en decisiones de esta envergadura.
Asimismo, si se observa la evolución del comercio mundial, durante los años 90 hasta mediados de los 2000 el comercio creció a tasas muy aceleradas, cercanas al 6%. Sin embargo, desde la crisis financiera internacional, ese crecimiento se ha reducido a la mitad o menos: por ejemplo, en el periodo 2010-2016 ya se registraba en un 3% y en la actualidad se encuentra por debajo; desde el 2020 hasta ahora, el crecimiento del comercio ha sido, más bien, cercano al 2%. Esto también nos indica muchas cosas respecto del rol del dinamismo exportador en la economía chilena, dado que esta dinámica del comercio mundial es un fenómeno que no controlamos directamente, pero que afecta de manera significativa.
Por último, las turbulencias que provocan estas decisiones de Estados Unidos se transmiten al resto del mundo a través del canal comercial, tanto por un canal real como por uno financiero. Nosotros, como economía pequeña y abierta, debemos tener claro cómo operan estos mecanismos y de qué amortiguadores disponemos para mitigar su efecto.
Tiene que ver con la evolución de las exportaciones. Es lo que, en principio, está más directamente focalizada en estas medidas. Esto tiene efectos directos, por supuesto, sobre el sector exportador. Hay que decir que el año pasado, después de casi 15 años, las exportaciones en Chile volvieron a crecer más que el producto; de hecho, crecieron, me parece, un 5,5%. Así, un shock por el lado comercial es preocupante para nosotros, pero es algo que opera de forma más lenta. Como vamos a ver a continuación, Estados Unidos representa del orden del 16% de nuestras exportaciones; sin embargo, si persiste la reducción arancelaria y se intensifica la guerra comercial con China, nuestro otro socio comercial, ya se vería afectada más de la mitad de las exportaciones chilenas.
Del lado del canal real, estimamos que es el más riesgoso, pues implica un efecto más generalizado en el mundo de este escenario. Como se mencionó hace un momento, existe una discusión sobre si Estados Unidos encamina una recesión y cuál será el efecto de la guerra comercial sobre la economía de China; podemos comentar algo más sobre eso después, ya que toma tiempo en operar, pero es muy sustantivo y difícil de contrarrestar.
El canal financiero se nutre principalmente del incremento de la incertidumbre y su efecto sobre el comportamiento de los agentes económicos, propagándose mucho más rápidamente que los canales comercial y real. En Chile, para lo referente a las fluctuaciones financieras, nuestro principal mecanismo de amortiguación es el tipo de cambio; por ello, cuando observamos fluctuaciones en el tipo de cambio, es porque en buena medida está amortiguando el impacto de un shock financiero externo y permite limitar su efecto sobre la economía real del país.
Ahora, al analizar las medidas arancelarias, observamos que los aranceles recíprocos adicionales del 10%, actualmente suspendidos salvo para China, afectan a nuestros socios comerciales y a nuestros pares en cuanto a rating crediticio. De hecho, si nos fijamos en este cuadro, los aumentos mayores de aranceles tienden a concentrarse en países de mayor desarrollo, como Japón, la Unión Europea, Corea y los Países Bajos, que al mismo tiempo son socios comerciales importantes para Chile. Cabe destacar que, aunque un 16% de las exportaciones chilenas se destinan a Estados Unidos, no todo está sujeto al arancel del 10%; el cobre y sus subproductos, así como la madera, se mantienen por el momento con arancel cero, a la espera de las investigaciones especiales dispuestas por órdenes ejecutivas. Eso significa que, en la práctica, aproximadamente la mitad de nuestras exportaciones a Estados Unidos están siendo afectadas por el arancel del 10%, y la otra mitad permanece con arancel cero, pendiente de dichas investigaciones.
Bueno, como dijo el canciller, el Gobierno ha venido preparándose y trabajando para este escenario desde hace ya un buen tiempo. Ahí tenemos una línea de tiempo que resume varios de los hitos que mencionaba el ministro, incluyendo ciertas iniciativas o avances en nuestra agenda global; por ejemplo, la entrada en vigencia del acuerdo de Chile con la Unión Europea respecto al capítulo de comercio. Asimismo, el 20 de febrero ya se había creado un equipo de trabajo público-privado para analizar el contexto económico-comercial global, el cual se ha venido reuniendo hasta el día de hoy, sumado a la gira a la India. Estos son pasos iniciales que deben marcar el comienzo de una estrategia, como país, mucho más estructurada y que abarque diversas dimensiones de este escenario. En esa estrategia está, por supuesto, el desarrollar un diálogo con el Gobierno de Estados Unidos en el marco del Tratado de Libre Comercio para restablecer la desgradación arancelaria que contenía.