En nombre de Dios y la patria, se abre. La sesión, secretaria. Presidente, no tenemos cuenta... La comisión está convocada para escuchar y recibir el informe sobre política monetaria del Banco Central.
Muy buenos días a la Presidenta del Banco Central, a todo el Consejo del Banco Central, a todo el equipo del Banco Central, y saludo también a los colegas senadores que me acompañan. Le ofrezco la palabra a la Presidenta, Rosana Acoste, y le doy la bienvenida a esta comisión.
Muchas gracias, presidente. Muchas gracias por esta sesión, que es una semana distrital en la que nos están recibiendo. Como siempre, quiero comenzar agradeciendo la invitación que periódicamente hace esta comisión al Banco Central para presentar su visión sobre los desarrollos macroeconómicos recientes, así como las perspectivas e implicancias para la política monetaria. Esta visión se plasma en detalle en el Informe de Política Monetaria del mes de marzo de 2025, que publicamos esta mañana. Estos antecedentes son, además, el fundamento tras la decisión adoptada por el Consejo en la reunión de política monetaria del día viernes recién pasado.
Este es el primero de los informes de política monetaria que presentamos ante esta comisión durante el año 2025, un año que tiene un especial significado para el Banco Central de Chile, pues cumple 100 años de vida institucional. Desde 1925, el Banco Central ha venido forjando su carácter como una entidad pública relevante para el país, ha enfrentado desafíos significativos a lo largo del tiempo y ha implementado sus políticas siempre con un propósito claro: aportar al desarrollo del país y a la calidad de vida de sus habitantes. El camino recorrido en este siglo ha sido un desafío continuo de adaptación y también de innovación. Creemos que esta es una instancia importante para renovar nuestro compromiso con el país y su gente, asumiendo la responsabilidad de proyectar la institución de cara a los próximos 100 años.
Estamos conscientes del impacto de nuestras decisiones en millones de personas y sabemos que este compromiso va más allá de lo técnico. Se trata de un compromiso profundamente humano, donde para nosotros la confianza es central. En los últimos años hemos atravesado por períodos complejos en los que nos hemos enfrentado a situaciones poco habituales que han puesto a prueba la capacidad de adaptación, no solo del Banco Central, sino del país en su conjunto. Hoy estamos inmersos en un escenario cada vez más cambiante y con mayores grados de incertidumbre. Lo que nos depara el futuro será, igualmente, desafiante.
Por lo pronto, este informe se enmarca en un contexto en que la inflación ha evolucionado en línea con lo que proyectamos en el informe de diciembre, no obstante, sus niveles siguen siendo elevados; por su lado, la actividad.
Ha demostrado un dinamismo mayor al esperado en los últimos meses, destacando el mejor desempeño de las exportaciones. El panorama internacional, en cambio, se ha vuelto significativamente más incierto debido al recrudecimiento de las tensiones geopolíticas, en especial en el ámbito comercial. Esto ha aumentado las dudas en torno al crecimiento mundial, en particular en Estados Unidos, llevando a un reciente desacople en los mercados financieros de esta economía respecto del resto del mundo, lo que ha conducido a una depreciación del dólar y a mejores precios de materias primas.
Con los antecedentes que hoy conocemos, nuestro escenario central considera que los impactos del deterioro de la situación externa en la economía chilena serán acotados y concentrados en el mediano plazo. Sin embargo, ante este considerable incremento de incertidumbre, nos mantendremos atentos a lo que ocurra y sus implicancias para Chile.
En lo inmediato, la economía local seguirá reflejando los efectos del mayor punto de partida que dejó el dinamismo de la actividad y la demanda en los últimos meses, sumado a determinantes del gasto algo más positivos. El PIB creció 2,6% en 2024, por sobre el 2,3% previsto en diciembre. Para este año, el rango de crecimiento se sitúa entre 1,75% y 2,75%, manteniéndose el crecimiento esperado de 2026 entre 1,5% y 2,5%. Respecto a la inflación, se sigue proyectando que convergerá al 3% a inicios de 2026.
Si bien, en términos generales, el desarrollo del escenario macroeconómico ha sido acorde con lo considerado, el conjunto de antecedentes disponibles apunta a un panorama inflacionario que sigue enfrentando riesgos relevantes, lo que reafirma la necesidad de cautela. Por ello, hemos señalado que, eventualmente, los próximos movimientos de la tasa de política monetaria tendrán presente la evolución del escenario macroeconómico y sus implicancias para la convergencia inflacionaria.
Permítanme entonces pasar a la descripción de los contenidos del informe. Como mencioné al inicio, la inflación ha evolucionado en línea con lo estimado en diciembre. Así, llegó a 4,7% anual en el mes de febrero, lo que se compara con un 4,2% registrado en noviembre del año pasado, último dato disponible al cierre del informe anterior. Con esto, la inflación se mantiene en niveles elevados, destacándose la influencia del componente volátil de energía en este resultado. Esto incluye el reajuste previsto de las tarifas de electricidad y mayores registros en los ítems de combustibles, dada la depreciación del peso y el alza de los precios externos de estos productos en meses previos.
La inflación subyacente, es decir, aquella que excluye los elementos volátiles, ha evolucionado algo por debajo de lo esperado, incidida por el componente de bienes, aunque permanece en torno al 4% anual. Ustedes pueden ver en pantalla la evolución del índice de precios del consumidor, tanto para la inflación total (en rojo) como para sus componentes subyacentes (en verde) y los volátiles (en la línea negra). En el gráfico de la derecha se observa la incidencia de cada uno de los componentes, evidenciando cómo la energía volátil ha estado presente de manera significativa en el último período.
En cuanto a la actividad, los datos de cierre de 2024 e inicios de 2025 evidencian una economía más dinámica. El PIB creció 2,6% el año pasado, sobre el 2,3% proyectado en el informe previo. Destaca el impulso de varios sectores ligados a las exportaciones y al comercio mayorista, en especial la producción y envío de cerezas durante esta temporada; la evolución más positiva de la industria alimentaria; y el empuje derivado de la mayor llegada de turistas extranjeros en el comercio minorista y algunos servicios. Todo esto ha apuntalado el desempeño de los envíos al exterior y de la cuenta corriente, la cual en 2024 registró un déficit de 1,5 millones de dólares.
1,5% del producto. En pantalla podemos ver la actividad mensual del IMASEC, abierta para distintos sectores. La línea IS muestra la evolución de la industria con una tendencia ascendente. En la línea roja, correspondiente al comercio, se observa un repunte significativo en la última parte del período. La línea verde marca la trayectoria de un sector servicios que también mantiene una tendencia ascendente clara desde hace bastante tiempo, mientras que la línea negra representa el resto de los bienes, que incluyen sectores como construcción, energía, gas, agropecuario, silvícola y pesca.
En el gráfico de la derecha se observa la evolución de las exportaciones desglosadas en bienes, identificadas por la línea azul, que evidencia un crecimiento, especialmente en la parte de servicios, donde se incluye el ingreso de turistas al país. Tal como se esperaba, tanto el consumo privado como la formación bruta de capital fijo se expandieron en la última parte del año 2024, impulsados por una mejora en sus fundamentos.
En el gráfico de la izquierda se aprecia la evolución del consumo privado. Después de una caída y una normalización de niveles, el consumo de bienes durables ha retomado una trayectoria de crecimiento sostenido, complementado por la recuperación más reciente de los bienes no durables y de los servicios. La formación bruta de capital fijo, mostrada en el gráfico a la derecha, se desglosa en la evolución de maquinaria y equipo, que ha mostrado mayor dinamismo, frente a la construcción y obra, que se ha mantenido relativamente estable.
Las expectativas de las empresas y de los hogares han repuntado. El mercado laboral continúa presentando holguras acotadas, en un contexto en el que diversas fuentes indican un aumento moderado en el empleo y un crecimiento anual de los salarios reales que supera el promedio de la última década. Además, el último catastro de la Corporación de Bienes de Capital reforzó las perspectivas de mayores montos de inversión en grandes proyectos para el corto plazo, aunque persiste una diferencia importante en el dinamismo de la inversión entre el sector minero y el resto de la economía.
El gráfico más a la izquierda muestra la evolución de las expectativas tanto de empresas (línea verde) como de consumidores, con un repunte significativo en el margen. En el gráfico central se observa la evolución del empleo, que ha mostrado mejoras recientes, lo que podría ser indicativo de un desempeño futuro más favorable, mientras que la tasa de desempleo se ubica en la línea roja. Por su parte, los montos de inversión, reflejados por el catastro de la Corporación de Bienes de Capital, evidencian un incremento en las perspectivas de inversión para grandes proyectos, según se refleja entre la línea azul y la línea roja.
Una noticia relevante del escenario macroeconómico es que el panorama externo se ha vuelto más complejo, con un alza significativa en la incertidumbre. Las principales novedades se relacionan con el recrudecimiento de las tensiones geopolíticas: el anuncio de aranceles por parte del nuevo gobierno de Estados Unidos y la respuesta de los países afectados han dominado la agenda, mientras que el desarrollo de conflictos bélicos también ha acaparado la atención.
El gráfico que ustedes tienen a la izquierda es un resumen que busca dar cuenta de las diferentes disposiciones y decisiones tomadas en materia de anuncios arancelarios desde Estados Unidos, con momentos en que se anuncian medidas arancelarias y otros en que se suspenden. Se destacan, por ejemplo, el anuncio de los aranceles de Canadá y México el 21 de enero; el anuncio de un 10% a China el 22 de ese mes; la suspensión de los aranceles a Canadá y México el 4 de febrero; y, en esa misma fecha, la entrada en vigor de los aranceles del 10% para China. El 10 de febrero se registraron nuevas medidas en este sentido.
El 25% de aranceles para las importaciones de acero y aluminio. En marzo, las noticias siguen vigentes en términos de política arancelaria: la confirmación de aranceles sobre Canadá, México y China el día 4 de marzo; la suspensión de aranceles entre México y Canadá el día 7 para algunos productos incluidos en el Tratado; y el 12 de marzo se señalizan elementos provenientes de la Unión Europea.
Vemos cómo esto ha repercutido en términos de incertidumbre, lo cual queda recogido en el gráfico de la derecha, que muestra dos índices: uno que mide el nivel de incertidumbre económica (EPU), representado por la línea azul, y otro que refleja la incertidumbre respecto a las políticas comerciales, indicado por la línea roja.
La preocupación por el crecimiento global ha aumentado en semanas recientes, especialmente en Estados Unidos, donde además la inflación de servicios sigue mostrándose persistente. Si bien los datos de fines de 2024 e inicios de 2025 mantienen las tendencias de trimestres previos en esa economía, los mercados y la propia Reserva Federal han reducido sus perspectivas de crecimiento. Los indicadores de las expectativas de empresa, presentes en el gráfico de la izquierda, muestran un comportamiento asimétrico muy pronunciado tanto para Estados Unidos como para la eurozona, evidenciado en una fuerte caída en las expectativas reflejada en el PMI compuesto de Estados Unidos, mientras que en la eurozona se registran mejoras.
Cuando se analizan las expectativas de los consumidores, representadas en el gráfico del medio, para Estados Unidos se observa un ajuste relevante hacia una tendencia más negativa. Por otro lado, en el gráfico de más a la derecha se aprecia la evolución de las perspectivas de crecimiento: la línea azul, que corresponde a Estados Unidos, indica un declive relevante en la parte final; la línea roja, que representa a China, muestra una tendencia decreciente que se estabiliza; y la eurozona exhibe una punta con un comportamiento similar.
En tanto, las expectativas de inflación de diversos agentes han aumentado, en línea con los mayores costos que traería una guerra comercial. Esta combinación de menor crecimiento y mayores presiones inflacionarias configura un escenario complejo para la Reserva Federal, que ha señalado una trayectoria para la política monetaria menos expansiva que la considerada en el informe de diciembre.
Si observamos los gráficos, las proyecciones de inflación en Estados Unidos aparecen en el gráfico de la izquierda, correspondiendo a las proyecciones del FOMP y al rango medio de la tasa de la Reserva Federal. Al lado derecho se desplaza la curva esperada para la tasa de política monetaria de la Reserva Federal. La línea gris, la más baja de todas, corresponde al 18 de septiembre del 24, el año pasado; en diciembre se avanza a la línea azul, ubicada en la mitad del gráfico; y en febrero de este año se alcanza el nivel máximo, representado por la línea verde, para luego retroceder a la línea roja en marzo. Esto evidencia el alto nivel de incertidumbre en los mercados respecto a lo que vaya a suceder con la política monetaria en Estados Unidos.
La percepción de riesgo ha aumentado en los mercados financieros globales, aunque con patrones distintos a los años recientes. Parte de ello se debe a que las repercusiones económicas de las medidas arancelarias se estiman, por ahora, como más relevantes en Estados Unidos que en otras economías. En esa economía, las dudas sobre su crecimiento futuro y la preferencia por activos seguros han derivado en una caída bursátil y una reducción de las tasas de largo plazo, mientras en otras economías las reacciones han sido variadas: en Europa se observa un incremento tanto de las tasas largas como de la bolsa, y en China el rendimiento bursátil ha aumentado de forma significativa. Todo ello, en medio de perspectivas de mayor gasto fiscal, ha provocado el debilitamiento del dólar. Los gráficos en pantalla muestran este comportamiento variable entre los distintos países.
Los índices accionarios en la mayoría de los países están al alza en contraposición a la baja de la bolsa americana, dando cuenta de la percepción de riesgo en el país del norte. En cuanto a las tasas de 10 años, vemos en la línea azul la caída que han experimentado en la tasa de Estados Unidos y cómo la tasa nuestra también se acopla a esos movimientos, mientras que en Europa y en China las tasas largas han aumentado. Buena parte de este incremento se observa tras las medidas de aumento de los paquetes de gasto fiscal por motivo de defensa e infraestructura en diversos países, particularmente Alemania.
En el mercado financiero local destaca el fortalecimiento del peso y el positivo desempeño de la bolsa. La paridad peso/dólar ha disminuido cerca de un 4% respecto del cierre estadístico del mes de diciembre, si bien en el intertanto tuvo un incremento relevante que la ubicó sobre los 1.000 pesos durante varios días en enero. Además, el comportamiento del dólar global se ha visto afectado por el alza del precio del cobre y los cambios en las perspectivas de política monetaria local e internacional. A su vez, el IPSA ha alcanzado niveles históricos, acumulando ganancias de algo más de un 10% respecto del cierre del año 2024.
Pasemos entonces a las proyecciones dado este escenario. Las proyecciones para la actividad y la demanda se corrigen moderadamente al alza respecto del Informe de Política del mes de diciembre. Como se indicó, el rango de crecimiento para este año se eleva a 1,75-2,75 y para 2026 y 2027 se sitúa entre 1,5 y 2,5%, todas cifras en torno al crecimiento tendencial de mediano plazo para la economía chilena. En el gráfico de la parte derecha se muestran también los niveles que se están proyectando y cómo se comparan con los informes de política más recientes, incluyendo la revisión de cuentas nacionales que se hace a inicios de cada año, en el mes de marzo. Esta proyección considera los efectos del mayor impulso de meses recientes, especialmente en los sectores exportadores, que dejan un punto de partida más alto para el corto plazo. Se suma la ya mencionada mejora de algunos fundamentos del gasto, como las expectativas y el catastro de la Corporación de bienes de capital.
Por otro lado, se estima que el deterioro del escenario externo tendrá efectos acotados en la actividad local, más centrados en el ámbito comercial. En el mediano plazo, en el escenario central, el crecimiento esperado de los negocios comerciales del país se reduce, especialmente para 2026, siendo Estados Unidos donde se verifica la mayor corrección, lo que afecta la expansión prevista de las exportaciones chilenas hacia ese año. Para 2025, el ajuste es menor debido al punto de partida más alto que dejó el dato de actividad de China al cierre de 2024. Sin embargo, de concretarse los escenarios de riesgo, sus efectos sobre la economía chilena serían mayores, dependiendo de cómo se comporten los canales de transmisión tanto en el ámbito comercial como financiero.
En lo más inmediato, incluso se han observado movimientos favorables en algunas variables, como, por ejemplo, los términos de intercambio. Estas proyecciones de crecimiento global se pueden ver en el gráfico que ustedes tienen ahora en pantalla. Para Estados Unidos, la comparación entre el informe del mes de diciembre y el de marzo muestra el impacto de las políticas más recientes, especialmente en el área comercial. En el caso de los socios comerciales, también se aprecia una baja, y en el gráfico de la derecha se observa la evolución de los términos de intercambio, que en nuestro caso se han visto favorecidos por ahora.
En relación con el Informe de Política del mes de diciembre, el escenario central contempla tasas de expansión del consumo de los hogares y de la formación bruta de capital fija algo más altas en 2025, manteniendo estas estimaciones para 2026. Para el primero se esperan avances de 2% en ambos años, mientras que en la inversión se prevé un crecimiento de 3,7% y 2,2% respectivamente. Las proyecciones para el año 2027 son de 2,5%.
2,9% en cada uno de estos componentes del gasto privado. Vemos en el gráfico la proyección del consumo y cómo se compara con la evolución de los informes de política monetaria más reciente, partiendo por el mes de septiembre. En el caso del consumo, estas han fluctuado en rasgos similares y observamos que la línea roja presenta las perspectivas y proyecciones hacia adelante.
En el caso de la formación bruta de capital se observa, entre la línea amarilla (correspondiente al mes de diciembre) y la línea roja, un ajuste que viene corrigiendo los niveles establecidos en la revisión de cuentas nacionales realizada en marzo.
El escenario central considera un gasto fiscal similar al previsto en diciembre. Para 2025, se contempla la Ley de Presupuesto aprobada, incluyendo el recorte de gastos señalado en el último informe de finanzas públicas. De allí en adelante, se consideran los gastos comprometidos que se reportan en el citado informe.
Para la inflación se sigue anticipando que convergerá a la meta de 3% a inicio de 2026. Esto supone que, a lo largo del horizonte de proyección, el tipo de cambio real se ubicará en torno a los niveles vigentes al cierre estadístico de este informe.
Se agrega el impacto de la baja de los precios internacionales de los combustibles en el componente volátil, lo cual es compensado en parte por perspectivas más altas para la inflación de servicios y una demanda algo mayor.
La inflación anual tendrá una rápida reducción durante el segundo semestre de 2025 e inicios de 2026, considerando las elevadas bases de comparación producto del alza de las tarifas eléctricas. Se prevé que la variación del IPC terminará el primer semestre de este año en 4,5% anual, cifra que se reducirá a 3,8% en el mes de diciembre y se ubicará en torno a 3% en el primer trimestre del año 2026. Desde ahí en adelante oscilará en torno a la meta. La inflación sin volátiles también se ubicará en torno a 3% a inicios del año 2026.
En el gráfico ustedes pueden ver la proyección de la inflación total, comparándola con el informe anterior. La línea verde corresponde al informe de diciembre y la roja al informe de política monetaria de marzo, tanto para la inflación total como para la inflación subyacente, cuya trayectoria indica que a partir del segundo semestre hay un descenso para llegar a converger a la meta de 3% en el primer trimestre del año 2026.
En términos de política monetaria, si bien el desarrollo del escenario macroeconómico ha sido acorde con lo previamente considerado, el conjunto de antecedentes disponibles apunta a un panorama inflacionario que sigue enfrentando riesgos relevantes, lo que reafirma la necesidad de cautela. Esto se debe al alza simultánea de distintas presiones de costos en meses anteriores, en un escenario donde diversas medidas de márgenes indican una reducción durante el año 2024.
En todo caso, algunos factores han cedido en lo reciente, como la apreciación del peso y la baja de los precios externos de los combustibles. En este panorama, algunos indicadores de expectativas de inflación a dos años siguen por sobre el 3%, mientras que la configuración de riesgos para la actividad y el gasto interno ha ido cambiando, y la evolución menos favorable de algunas fuerzas y sus efectos negativos sobre la economía local han perdido relevancia.
Con todo, estaremos atentos a la probabilidad de eventos más disruptivos a nivel internacional y sus impactos económicos y financieros. Como señalamos en el comunicado de nuestra reunión de política monetaria del día de ayer, el Consejo evaluará los próximos movimientos de la tasa de política monetaria, teniendo presente la evolución del escenario macroeconómico y sus implicancias para la convergencia inflacionaria. Además, reafirma su compromiso de conducir la política monetaria con flexibilidad, de manera que la inflación proyectada se ubica en 3% en el horizonte de dos años.
Como es habitual, el...
El Informe de Política Monetaria contiene el corredor para la tasa de política monetaria, el cual da cuenta de los escenarios alternativos al escenario central, donde la política monetaria se comporta de manera distinta. Es importante reiterar que ni el escenario central ni este corredor implican un compromiso del Consejo sobre la trayectoria futura de la tasa de política monetaria; su objeto es informar con mayor detalle de trayectorias posibles. No obstante, será la evolución de la macroeconomía y las perspectivas para la inflación la que determine el curso de las decisiones del Consejo.
En este Informe de Política Monetaria, el escenario de sensibilidad del borde superior del corredor se relaciona con una inflación que permanece elevada por más tiempo. Esto podría ocurrir en el caso de que la persistencia inflacionaria superase los patrones históricos y que la demanda interna creciera por sobre lo esperado, promoviendo un mayor traspaso de costos a precios, considerando además la mencionada compresión de los márgenes de las empresas.
En el borde inferior podría materializarse un escenario en el que se acentuara el impacto negativo de la mayor incertidumbre global. Si bien se estima que las medidas arancelarias, hasta ahora conocidas, no tienen efectos directos de primer orden en la economía chilena, no se puede descartar una profundización del conflicto comercial y un impacto mayor a través de canales financieros. Esto podría mermar las expectativas, y el gasto de las empresas y de los hogares, reduciendo de forma importante las presiones inflacionarias, lo que requeriría implementar bajas más rápidas de la tasa de política monetaria.
El corredor lo tienen en pantalla; en líneas punteadas se muestra cuál fue el corredor en el informe anterior, de manera que se puede comparar la evolución de los dos corredores.
A la espera de mayores antecedentes, el escenario central de este Informe de Política Monetaria considera que los impactos de los cambios del panorama internacional sobre la economía chilena son acotados. Sin embargo, existen escenarios de riesgo en los que estos efectos podrían ser considerablemente mayores. Un cambio relevante respecto de situaciones previas es que eventos con consecuencias significativamente negativas en la economía mundial y en Chile han elevado su probabilidad de ocurrencia. Sus efectos serían particularmente perjudiciales si se combinara un escenario de mayores tensiones comerciales con disrupciones más significativas en el marco de las alianzas políticas que han caracterizado a los países desarrollados desde la Segunda Guerra Mundial, elevando así la probabilidad de conflictos militares. Se añaden las repercusiones más severas en el plano financiero de episodios como estos. En situaciones de este tipo, la política monetaria debería realizar ajustes significativos para apoyar la convergencia de la inflación a la meta.
Finalmente, y ya cerrando la presentación, doy pie a algunas reflexiones finales. Quiero cerrar esta presentación del primer Informe de Política del año 2025, señalando algunos aspectos particulares sobre el acontecer que estamos viviendo. El panorama macroeconómico que nos muestra este informe habla de una inflación que se mantiene en niveles elevados, tal como lo preveíamos; la variación anual del IPC se ubica algo por debajo del 5% anual, un valor incómodo cuando se compara con la meta de 3% que guía nuestra política monetaria. Detrás de ello está, fundamentalmente, el descongestionamiento de las tarifas eléctricas que se concreta a partir de julio de 2024. De hecho, del 4,7% anual que registró la inflación a febrero de 2025, 1,25 puntos porcentuales correspondieron al efecto directo de ese factor. Las proyecciones que acabo de presentar prevén que la inflación retornará a cifras del orden de 3% a inicios del próximo año, evaluación que hemos mantenido desde hace varios informes. En el gráfico se observa la evolución de las proyecciones de inflación de corto y mediano plazo en distintos informes; se nota cómo, a inicios del año pasado, se daba cuenta la reversión de algunos costos, como los de transporte, que inician un leve aumento en la proyección de inflación. Hacia el mes de julio, la incorporación de las tarifas eléctricas eleva, con un shock de costo, nuevamente la proyección de inflación, y hacia adelante se esperan algunas repercusiones.
Los adicionales de costo, por el lado tipo cambio y presiones laborales, influyen en esas perspectivas. Son todos shocks, por una parte transitorios que tienden a desaparecer, pero que se dan en forma simultánea y en cuantía relevante, lo que mantiene la atención del Banco Central.
Con todo, como hemos señalado en el informe, hacia adelante converge a la meta a inicio de 2026. Aunque la inflación descenderá, a la meta de 3%, no debemos perder de vista que niveles de inflación como el que tenemos durante el primer semestre de este año requieren de especial atención, particularmente tras su trayectoria en años recientes. Es diferente enfrentar shocks de alza partiendo de estos niveles que hacerlo sobre la base de una inflación en torno a la meta; de allí el llamado y la necesidad de cautela.
La actividad ha evolucionado con un dinamismo mayor a lo esperado, con un interesante impulso desde el sector externo y una gradual recuperación de la demanda interna. Es así como estamos proyectando un crecimiento entre 1,75 y 2,75 para el presente año y entre 1,5 y 2,5 en los siguientes, valores coherentes con su tendencia de más largo plazo. De esta forma se han ido mitigando los riesgos de una actividad más débil por factores puramente internos.
Estas proyecciones, sin embargo, se realizan en un contexto global de alta incertidumbre. Desde hace un tiempo este factor ha estado presente en nuestros informes, ya sea como un alza de riesgos geopolíticos o el elevado endeudamiento de algunas economías desarrolladas y su impacto en las tasas de interés de largo plazo. Ninguno de estos riesgos se ha resuelto. Los conflictos bélicos persisten y, de hecho, algunos países han anunciado aumentos importantes en sus gastos en defensa. El nivel de endeudamiento de algunas economías sigue siendo un tema complejo, y el mayor gasto militar, junto a anuncios fiscales de varios países, no va en la dirección de aminorar el problema, sino lo contrario.
Sobre esto, sumamos ahora una reconfiguración del comercio global a partir de una serie de señales y anuncios desde Estados Unidos y las réplicas desde los países afectados. Para una economía pequeña y abierta como Chile, este es un tema importante. Nuestro progreso económico en las últimas décadas se ha basado en un modelo económico en que se han aprovechado las ventajas del comercio. Iniciativas que pongan en duda esto o retrotraigan la situación a lo que existía hace décadas, sin duda, son negativas para nosotros y lo es para el mundo entero.
Una parte importante de la incertidumbre proviene del hecho de que es complejo anticipar los lineamientos que puede adquirir la política comercial y los desarrollos políticos en adelante. Por lo mismo, prever sus efectos macroeconómicos globales y sus impactos no es sencillo. Una prueba es la reacción de los mercados financieros que comenté hace unos minutos, la cual incluso presenta desarrollos favorables para el país en lo más inmediato, como el alza del precio del cobre y el debilitamiento del dólar.
A la espera de más antecedentes, nuestro escenario central de proyecciones considera las medidas comerciales en curso, tanto desde Estados Unidos como en las respuestas de los países afectados. También incorpora los cambios que se han observado en los mercados financieros. En este contexto, los impactos para nuestro país son acotados, más visibles en el mediano que en el corto plazo; pero, como mencioné, esta situación podría cambiar.
En el informe disponemos de dos recuadros que contienen una descripción de escenarios donde los impactos podrían ser mayores, ya sea a través del canal comercial o financiero. Estos describen situaciones en que nuestra economía se ve directa o indirectamente afectada por el alza de los aranceles o por el deterioro de las percepciones de riesgo global.
La dificultad para anticipar con relativa certeza cómo evolucionará el escenario y sus consecuentes impactos en la economía global y nacional impone un desafío significativo para la política monetaria. Nuestras decisiones se basan en análisis prospectivo, es decir, en proyecciones económicas. Para esto utilizamos modelos que, a partir de la teoría, identifican patrones y tendencias históricas, asignando probabilidades, causas y efectos a distintas acciones, con un resultado sobre la variable de interés, en este caso la inflación y el ciclo macroeconómico.
El mundo en el que nos encontramos es definitivamente uno donde resulta más complejo asumir cuál será la distribución de probabilidades de los eventos geopolíticos y de las políticas comerciales en curso. Por lo mismo, la forma más adecuada de hacer frente a la situación actual es mantenerse atentos a la evolución e incorporarla en nuestros análisis de ser necesario.
Esto nos permitirá actuar con flexibilidad si las condiciones futuras lo requieren. Como economía pequeña y abierta, no tenemos la capacidad de aislarnos de lo que ocurra en el mundo, pero podemos prepararnos para mitigar sus efectos. Los escenarios adversos se enfrentan de mejor manera con una economía balanceada y estable. La experiencia nos revela el valor de contar con mitigadores, con instituciones sólidas; la fortaleza fiscal ha sido un apoyo significativo en décadas recientes. Abordar la tarea de continuar cerrando brechas y construir holguras es algo que debemos apoyar con fuerza. El desafío de aumentar el crecimiento de mediano plazo también cobra mayor relevancia en este contexto, de la mano de iniciativas que permitan mejorar la productividad y aumentar nuestra competitividad en un mundo más complejo comercialmente.
El Banco Central tiene también un rol importante. Una condición fundamental para enfrentar escenarios complejos es que la inflación no represente un problema para la economía. Esto significa que la mejor perspectiva es aquella en que la inflación y las expectativas están consolidadas en torno a la meta, lo que nos permitirá tener todas las libertades para ejercer el rol anticíclico de la política monetaria y amortiguar los efectos negativos de un escenario externo deteriorado.
Quiero finalizar esta presentación reiterando que nos enfrentamos a un panorama particularmente complejo, pero tenemos la confianza de un trabajo bien hecho que rendirá frutos. La inflación es alta, pero se reducirá a niveles compatibles con la meta en más o menos un año. Tenemos la capacidad de enfrentar situaciones complejas con las herramientas que hemos construido, siempre que sigamos en la senda de restablecer los equilibrios. Nuestro país cuenta con instituciones sólidas y ha ganado prestigio entre sus socios comerciales y financieros. Es importante enfrentar esta situación como un desafío que nos convoca a todos, actuando con sentido país en forma coordinada y colaborativa. Muchas gracias.
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Muchísimas gracias, Rosana Acosta, Presidenta del Banco Central. Siempre se agradece el trabajo y la rigurosidad de las presentaciones que nos hacen en esta Comisión. Con la palabra a los colegas senadores para que puedan hacer consultas. Senador Lagos Bebel, después el senador Colomar.
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Sí, muchas gracias, presidente. Quiero saludar a la Presidenta del Banco Central, al Consejo, a los profesionales que la acompañan y a quienes siguen en esta sesión. No voy a resumir el informe porque no tiene sentido, pero uno trata de extraer la sustancia de lo que nos están transmitiendo. Y lo primero es que la inflación sigue siendo alta, a un nivel de 5%, pero hay buenos indicadores que permiten pensar que se podrá lograr la meta para el primer semestre del 2026, en torno a un 3%. Sin embargo, 5% es alto si lo comparamos con nuestras experiencias históricas y nuestras metas. Si uno usa la cordillera, encontrará el paraíso; pero ese no es nuestro caso, solo estamos acá.
Me parece que, en este informe —y al revisarlo junto con los anteriores— el acento está hoy en día en el tema externo, expresado en el lenguaje y con la prosa diplomática que caracteriza al Banco Central, con adjetivos que tratan de acotar las cosas sin molestar a nadie. Pero lo que nos dice, básicamente, es lo siguiente: en el corto plazo vamos a tener un mejoramiento en la tasa de crecimiento al 2025; sin embargo, en el mediano plazo, es decir, en el 2026, mantengo lo que pensé y proyecté anteriormente, porque creo que el escenario externo va a ser más complejo. Ahí es donde se verán reflejadas, tal vez, las medidas que se puedan adoptar en materia de mayor proteccionismo y en una eventual guerra arancelaria entre los principales bloques, lo que se manifestará mejor el año que viene.
Por eso, nos quedamos con las estimaciones anteriores, pero en un escenario de incertidumbre. El único comentario que quiero dejar es el siguiente: quizá, y no sé si es labor del Banco Central, pero tienen la experticia y la capacidad para tratar de ir despejando un tema interno, que es el rol de la política comercial chilena al hacer frente a los desafíos. Ciertamente, una economía pequeña y dependiente del exterior se ve mucho más afectada por lo que ocurra afuera, pero creo que contamos con algunos mecanismos y decisiones adoptadas institucionalmente, como nuestra red de Tratados de Libre Comercio y la persistencia de Chile en retomar, en este gobierno, la forma de inserción internacional. La suerte que podía jugar un acuerdo con la Unión Europea y el tratado del Asia-Pacífico, el TPP, fueron elementos puntuales en este sentido.
Ver la posibilidad de ver si, o tratar de dissectar, si esa persistencia y esa vinculación con esos mercados nos ha permitido tal vez sortear de mejor manera que otras economías. De hecho, todo eso es especulativo, son cosas que cuesta poner en marcha, pero se trata de leer qué hay detrás de esto. Si es que nuestra política comercial nos ha permitido enfrentarnos de mejor manera y estar en mejor pie. Entiendo que la OCDE acaba de sacar o está sacando un informe respecto a escenarios eventuales sobre la guerra de tarifas, lo cual es muy difícil, porque uno puede comprender todo, pero también pensar que un país, al cambiar su política comercial, puede discrepar de la dirección que se tome, diciendo: "Mire, no me parece que está equivocada, me va a afectar".
Lo difícil es cuando esos cambios, además, no están basados en una lógica o en ciertos fundamentos que se quieren perseguir. Lo que hemos visto con ese cuadro que ustedes trataron de poner acá, el cual, en una nota de pie de página, indica que no incluye todas las medidas anunciadas, sino solo las principales. Porque se anuncian medidas que se aplican a 30 días, después se indica que otras se aplicarán a 60; se menciona, por ejemplo, que se aplicarán 20 días, que en otros casos se aplican 15 y no 18, debido a que reclamaron los del aluminio, mientras que los europeos reaccionan aplicando medidas al embargo. O sea, no tenemos claridad en esto, porque está todo improvisado. No hay un blueprint sobre cómo trabajar la política comercial de Estados Unidos. No es que llegó una administración que dijo: "Voy a hacer este milenamiento", sino que se está jugando casi en función de lo que vaya ocurriendo, lo que dificulta que cualquiera pueda anticiparse. Y a los mercados les ha pasado lo mismo. A la OCDE le ocurre algo similar: al principio dijeron que no harían ningún análisis hasta tener medidas concretas, y ahora, al verse dichas medidas, es cuando hay que empezar a construir escenarios.
Entonces, tal vez el Banco –no es que quiero que haga un escenario–, sino que se piense en qué medida se puede calcular o evaluar que nuestra red, nuestra inserción comercial, no solamente unilateral, sino también a través de nuestros acuerdos vinculantes, nos ha permitido surfear de mejor manera lo que está ocurriendo. Eso es lo que quería plantear y lo dejo hasta aquí. Muchas gracias.
Gracias, Senado. El Senado, el Senado Colomá. Muchas gracias, Presidente.
Quiero partir agradeciendo a la Presidenta del Banco por el informe y al Consejo por este esfuerzo, que es muy relevante a lo largo de los años y que nos ayuda a perfilar, de mejor manera, políticas públicas que deben ser buenas para el futuro del país. No cabe duda de que este informe tiene una palabra que recorre todo su contenido: incertidumbre. Porque no se trata de un problema exclusivo del Banco Central, sino de un problema planetario, en el que muchas cosas están condicionadas a elementos que uno no sabe bien cómo evolucionarán. A diferencia de lo conversado en otras oportunidades, hoy resulta difícil siquiera prever cuál será el camino, lo que genera dificultades, especialmente en una economía pequeña como la nuestra, que depende en gran medida del ámbito internacional.
Aquí se mezcla la buena noticia de que hay crecimiento, aunque sea de 0,25, pero a la vez ese crecimiento tiende a aplanarse o bajar el próximo año, lo cual también genera inquietud respecto a las perspectivas a mediano y largo plazo.
Yo quiero, Presidente, hacer dos líneas de preguntas breves. La primera, respecto al informe mismo. Quizá la frase que más repetiré es la del escenario central, en la que se indica que el crecimiento esperado de los usos comerciales se reduce especialmente para 2026, con la mayor corrección verificándose en Estados Unidos, lo que afecta la expansión prevista de las exportaciones chilenas. Luego se agrega que, si se concretan los escenarios de riesgo, sus efectos sobre la economía chilena serán mayores, dependiendo de cómo se comporten los canales de transmisión en el ámbito comercial y financiero. Me gustaría que se profundizara más en esa frase, que es, a mi juicio, el eje de las preocupaciones que uno debería tener en la perspectiva pública, ya que ahí está la clave; es esa frase la que marca la diferencia y permite tener mayor claridad sobre los escenarios.
La segunda línea de preguntas es un poquito distinta al informe mismo, pero tiene que ver bien con la fase.