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Muy buenas tardes a todas y todos. Les damos la más cordial bienvenida a la ceremonia de promulgación de la reforma de pensiones. Antes de comenzar, saludamos también al Alto Representante de las Iglesias Evangélicas, Emiliano Soto, y a los representantes de comunidades religiosas presentes. Asimismo, saludamos a:
– El Ministro del Interior y Seguridad Pública, Álvaro Elizalde.
– El Ministro de Hacienda, Mario Marcel.
– La Ministra Secretaria General de la Presidencia, Macarena Lobos.
– La Ministra Subrogante de la Secretaría General de Gobierno, Aysen Echeverry.
– La Ministra del Trabajo y Previsión Social, Janet Jara.
– La Ministra de Desarrollo Social y Familia, Javiera Toro.
– La Ministra de la Mujer y la Equidad de Género, Antonia Orellana.
– A los honorables parlamentarios y parlamentarias.
– A las subsecretarias y subsecretarios presentes.
– Al Alcalde de Peñalolén, Miguel Concha, y su ilustre Consejo Municipal.
– A las y los presidentes de partidos.
– Al Delegado Presidencial Regional, Gonzalo Durán.
– A los alcaldes de la región metropolitana que hoy nos acompañan.
– A los consejeros y consejeras regionales.
– A las autoridades de gobierno.
– A las y los representantes de gremios, sindicatos, universidades y organismos internacionales.
– A los funcionarios expertos que trabajaron en la elaboración de esta reforma.
– Y, muy especialmente, a las vecinas y vecinos de Peñalolén y a todas las personas mayores presentes hoy.
Gracias por acompañarnos en este histórico día.
Hoy celebramos la promulgación de la reforma de pensiones, el avance más importante en materia previsional de las últimas décadas, que concreta el aumento de las pensiones de los actuales y futuros jubilados y jubiladas. Una reforma, además, que corrige la discriminación que han sufrido las mujeres y reconoce el trabajo dentro y fuera del hogar.
Para comenzar esta ceremonia, invitamos al Alcalde de Peñalolén, Miguel Concha, a dar unas palabras de bienvenida.
Muy buenas tardes a todos y todas. Presidente Gabriel Boric, bienvenido a Peñalolén; es un gusto tenerlo acá en la casa. Queridos vecinos y vecinas, ministro Mario Marcel, ministra Janet Jara, ministra Aysen Echeverry, ministra Javiera Toro, ministra Antonia Orellana, ministro Álvaro Elizalde y ministra Macarena Lobos: es también un agrado tenerlos acá en el Chincuevo, uno de los lugares más lindos de la región metropolitana.
Concejales y concejalas, autoridades en general, muchas gracias por acompañarnos en este día tan importante para los derechos de los chilenos y chilenas. Celebrar este logro en esta comuna es especialmente significativo, porque si hay algo que nos une en Peñalolén, bueno, además de la hermosa vista que tenemos hacia la cordillera, ¿la vieron llegando hacia acá? Maravillosa. Es que somos una comuna de familias trabajadoras y de…
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Clase media. Los peñalolinos y peñalolinas de cualquier barrio son personas que han construido sus hogares a punta de rigor y esfuerzo, con el único objetivo de llevar adelante a sus familias hacia una vida mucho mejor. Somos una comuna que, con esfuerzos individuales y también colectivos, se ha transformado en un referente de la región metropolitana. Por eso, para nosotros, la reforma de pensiones es un paso realmente gigantesco. Es decir, a las familias de Peñalolén, que el Estado y la política están presentes, que reconocen su esfuerzo y que nunca los dejarán solos en los momentos más difíciles. Es una reforma que también significa un beneficio para un segmento de la sociedad con el que la política está muchas veces al debe, que es la clase media, y que además constituye gran parte de nuestra comuna y también del país.
Como alcalde de Peñalolén, que llevo 100 días en el cargo, ha sido muy intenso, muy bonito. Estoy convencido de que un proyecto político que aspira a ser mayoritario debe incorporar a la clase media y sus valores: la ética del trabajo, el mérito, la igualdad de oportunidades, la estabilidad y la capacidad de entregar certezas a cada persona y a cada familia, tal como lo está haciendo en este momento esta reforma. Ese es el mismo espíritu de mi gestión municipal.
Nuestros vecinos nos pedían más presencia en los barrios. Por ello, estamos trabajando intensamente día a día en cada sector para que ningún barrio se sienta excluido. Entre otras acciones, estamos mejorando las calles, aumentando la seguridad en todos los barrios, apostando por más y mejor infraestructura y, además, logrando que cada sector de nuestra comuna se suba al carro del progreso.
Presidente Gabriel Boric, sé que compartimos la convicción de que la política tiene más sentido cuando sale de las pequeñeces y logra hacer justicia, reconocer a los ciudadanos e impulsarnos hacia un mejor progreso. Para todas las acciones que apunten en esa dirección, como esta reforma de pensiones, presidente, cuente usted con Peñalolén como un gran aliado. Muchas gracias. Muchas gracias, alcalde.
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La Reforma Previsional del 2025 fue aprobada por una amplia mayoría en las dos Cámaras del Congreso. Pasó ya el Tribunal Constitucional y pronto se va a publicar como ley de la República.
Este año la Reforma Previsional va a recaudar sus primeras cotizaciones, va a pagar sus primeros beneficios y va a comenzar a existir el Seguro Social. Este año, como nos propusimos, el sistema de pensiones dejará de ser llamado el sistema de AFP para transformarse en un sistema mixto de pensiones, en el que se agregarán cotizaciones de los empleadores y aparecerá el Seguro Social como un nuevo actor fundamental del sistema.
Es cierto que el contenido específico de la ley que hoy se promulga es distinto de aquello con lo cual ingresamos en noviembre del 2022, pero los objetivos no cambiaron. Esta ley mejorará las pensiones de los actuales y los futuros jubilados, reducirá las diferencias entre hombres y mujeres y desplazará a las AFP como actores únicos del sistema de pensiones. Además, será capaz de sostener sus beneficios en el tiempo. Los sistemas de pensiones no son inmodificables, y lo estamos demostrando ahora. Las ideas que no prosperaron en la discusión, sin duda, volverán a discutirse en el futuro, pero esa discusión será mucho más rica cuando pueda apoyarse en un sistema que ya haya experimentado cambios, cuyos beneficios hayan sido reconocidos por la gente y cuyas instituciones hayan construido su prestigio y respeto en el país.
Hace casi 20 años, la Comisión Asesora Presidencial para la Reforma Previsional, que me tocó presidir, inició este camino. Lo hizo cuando tocar el sistema de AFP era considerado un tabú. En el trabajo de esa comisión se realizaron encuestas y grupos de foco para saber cómo los chilenos y chilenas pensaban sostenerse económicamente en su vejez. La respuesta en aquel entonces fue devastadora, pues la gran mayoría prefería no pensar en ese futuro porque le generaba demasiada angustia.
Veinte años más tarde, esta reforma le está devolviendo a los chilenos y chilenas la posibilidad de pensar en su vejez con mayor tranquilidad, mayor seguridad y mayor confianza. Para ello, el trabajo de preparación de la implementación de esta reforma incluirá el desarrollo de aplicativos que permitirán a cada jubilado y jubilada, así como a los trabajadores en actividad, saber qué beneficios van a obtener y cómo mejorar su pensión.
Como bien dijo el presidente en la noche de la aprobación de la reforma previsional, esta reforma tiene rostro de mujer. Contiene beneficios dirigidos específicamente a las mujeres, como el de la compensación por diferencias en las expectativas de vida, y otros que las beneficiarán más que proporcionalmente que a los hombres, como el aumento de la PGU. Pero también incluye mecanismos que ayudarán a las mujeres a reducir las lagunas previsionales que tanto las han perjudicado en el sistema de capitalización individual, como el seguro de laguna para períodos de desempleo, el mecanismo simplificado de cotización para independientes y las cotizaciones solidarias al interior del núcleo familiar. Asimismo, aquellas que han tenido menos lagunas por tratarse de profesoras, trabajadores de la salud o funcionarias públicas contarán con un reconocimiento por la constancia de sus aportes a través del beneficio por años cotizados.
Quiero encarnar esta mención.
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A las mujeres que han hecho ese esfuerzo de cotización, en el grupo de 17 profesoras jubiladas, encabezadas por Patricia Garza y Patricia Muñoz, que durante años concurrieron a la Plaza de la Constitución. Ahí están, chiquillas. Ellas, durante años, concurrieron a la Plaza de la Constitución todos los días jueves a recordarle a las autoridades, con sus cantos, la deuda histórica con los maestros y maestras de Chile. Hoy, junto con recibir finalmente una compensación por esa deuda, también verán mejoradas sus pensiones como producto de esta reforma previsional.
A través de ellas, también quiero reconocer a todos los adultos mayores que, desde todos los lugares de Chile, le recordaron a los parlamentarios que la reforma previsional no se podía volver a posponer. Tenemos acá en el escenario a muchos de los dirigentes que hicieron esa labor, quienes no dejaron que la reforma previsional se postergara o simplemente se olvidara. Sin ese mensaje constante, difícilmente habríamos llegado a donde estamos hoy.
Y también es importante reconocer a quienes tuvieron la disposición de escuchar: a los diputados y diputadas, a las senadoras y senadores de las Comisiones de Trabajo y de Hacienda que nos apoyaron en este proceso, incluyendo a aquellos de oposición que, resistiendo enormes presiones, fueron capaces de cruzar las barreras políticas para buscar acuerdos. Tenemos acá al senador Moreira, que empezó ese proceso en la Comisión de Trabajo del Senado.
Ahora queda el desafío de implementar esta reforma. Desde el mismo día en que fue aprobada, en su último trámite legislativo, con el equipo del Ministerio de Hacienda y del Ministerio del Trabajo, comenzamos a identificar tareas, formar equipos y movilizar recursos. En eso vamos a estar durante los próximos seis meses, por lo menos, para que nada falle, para que las normas – sean estas de cotizaciones, beneficios o regulaciones – se cumplan a cabalidad y a tiempo.
El día en que se aprobó la reforma dijimos que esta había sido fruto de la perseverancia, del diálogo y de la disposición a innovar; todo esto también será importante para su implementación. Ahí vamos a estar, mojando la camiseta, dejando todo en la cancha para que esta reforma – que primero fue un sueño, después fue una propuesta y, finalmente, una ley votada en el Congreso – pase a ser una realidad cotidiana que mejore la vida de millones de chilenas y de chilenos.
Agradecemos las palabras del ministro Marcel e invitamos a la ministra del Trabajo y Previsión Social, Janet Jara, a dirigirse a las y los presentes.
Mi abuela Carmen tiene casi 90 años. Enviudó hace 25 años. Mi abuelo era cargador de sacos en La Vega y, por tanto, no cotizaba. Cuando él murió, mi abuelita quedó sin ningún ingreso, de brazos cruzados. Postuló a las antiguas pensiones asistenciales, pero nunca consiguió un cupo. En el año 2008, diez años después de que mi abuelo falleciera, obtuvo la...
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Pensión solidaria de la Presidenta Bachelet. Esa pensión, que partió con 60.000 pesos mensuales, fue subiendo hasta que hace un lustro atrás alcanzó los 160.000 pesos. Este año va a alcanzar 250.000 pesos. Y sabemos que es un aumento importante, pero sabemos también que no es suficiente. Por eso, los nietos debemos apoyarla.
No es menos cierto que su presente hoy día es muy diferente del pasado, y esa diferencia se resume en que las personas mayores han ido avanzando en reconocimiento y dignidad, como a mi abuela. Los incrementos de las pensiones desde que el Estado de Chile asumió esa responsabilidad en el año 2008 han otorgado algo de tranquilidad en muchos hogares. Pero esa diferencia no es solo un número, no son solo pesos; es una diferencia que reduce la angustia de las familias y que mejora la vida. Es un logro de Chile.
Pero atención: esto no vino de la nada. Hubo que disputar centímetro a centímetro cada avance que ha tenido esta sociedad. Es bueno recordar la verdad, y la historia sabe que hubo quienes se negaban a estas reformas. Hubo quienes luchamos por ellas, y todos sabemos de qué lado estábamos entonces. Sí, es verdad: estábamos distanciados, los que estaban en contra de la reforma y los que estábamos luchando por ella. Pero eso, en este momento, se acabó.
Hoy firmamos aquí con un acuerdo amplio que eliminó esas diferencias y que es un gran logro de Chile. Hoy hemos logrado un acuerdo y valoramos que muchos hayan cambiado de opinión, sumándose a quienes creíamos en esta propuesta de futuro. Hemos cedido, claro que sí, y nos honra ceder cuando eso lo hacemos en favor de todos los chilenos y chilenas.
Mañana habrá una alegre certeza para el presente y el futuro, y seguramente habrá que seguir mejorando. La justicia social es una obra que nunca está terminada. Esta ley es una confirmación de la importancia de perseverar en los objetivos de la justicia social. Todos quienes confiamos en un Chile más justo estamos viendo sus frutos. Por supuesto que no es todo lo que hubiéramos querido, pero podemos sentirnos orgullosos y orgullosas de un camino que convirtió en posible lo que algunos presentaban como un imposible, como un nunca jamás.
Desde que la sociedad puso sus ojos en los jubilados de nuestro país, hace ya una década, millones de personas salieron a las calles y en sus casas hicieron del tema previsional una prioridad, reivindicando el pasado y el aporte que han hecho nuestros viejos al país. Desde ese día, las angustias fueron encontrando las primeras respuestas a través de distintas propuestas. Y aunque el camino ha sido arduo, la verdad es simple: nuestro sistema de pensiones ha ido avanzando, a pesar de las resistencias y a pesar de quienes creían que era imposible.
Todos quienes queríamos estos cambios, y quienes no los queríamos, sabemos que hay que reconocer—y nobleza obliga—que muchos de los que eran reticentes pasaron al bando de los convencidos de la importancia de mejorar nuestro sistema de pensiones. Y es que, con la incorporación de la cotización tripartita, donde ahora no solo estará el aporte del Estado de los trabajadores que desde hace 43 años lo soportan sobre sus hombros, también habrá un aporte de los empleadores, como ocurre en todos los países del mundo. Se va a crear un seguro social propio de la seguridad social, que es donde se albergan los sistemas de pensiones.
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Conocer a quienes se sumaron abriendo su mente para aceptar una realidad que les incomodaba. Las autoridades que no estaban convencidas de esta necesidad pasaron a ser promotores de nuevas medidas a favor de los jubilados. Las cosas cambiaron, y para bien.
Antes, los empleadores se desatendían del aporte que debían realizar de los trabajadores que serían futuros pensionados; hoy, eso ya está comprometido. Y para los que quieren cambiar lo logrado, habrá que decirles: Nuestras políticas de pensiones ya son patrimonio del país y no solo de un sector, sino una política de Estado, porque los diferentes sectores políticos han llegado a un sistema común. Este acuerdo produce una solidez y certidumbre que no había existido antes.
Me siento orgullosa de haber colaborado con este proceso y sé que cada funcionaria y funcionario público del Ministerio del Trabajo y del Ministerio de Hacienda que están aquí hoy se siente igual.
¿Es esta toda la pensión que nos gustaría? Indudablemente que no, pero muchos hogares pueden hoy dormir más tranquilos. Hace quince años, como decía el Ministro Mario Marcel, diversos informes decían que íbamos en una dirección crítica si no resolvíamos el monto de las jubilaciones. Muchos creían que no era posible, que habría que asumir esa dura realidad y pedir nuevamente conformismo a los pensionados, como cuando se les rebajó la pensión en la dictadura. Algunos de ustedes lo recordarán, ¿no?
La respuesta de sus incrédulos fue muy clara: fue la misma sociedad la que decidió hacer de esto un tema prioritario. Y, aunque hubo tensión, finalmente los distintos gobiernos fueron modificando su mirada y se abrieron a apoyar a los hogares, haciendo más digna la vida de quienes dieron su vida trabajando. En pocos años, Chile le ha ido cambiando el rostro a la vejez.
Para quienes no creen en la importancia del Estado y de la seguridad social, les podemos decir que es en estos hechos donde se hace visible la relevancia de proponer soluciones —soluciones y no solo problemas— que, siendo difíciles y exigentes, otorgan una mejor calidad de vida.
Hoy, 20 de marzo del año 2025, con la promulgación de la reforma de pensiones, que es posible gracias a la visión y la perseverancia del presidente Gabriel Boric y su liderazgo, así como al apoyo de todas las fuerzas que sustentan a nuestro gobierno, estamos concretando un hito histórico en el desarrollo de la seguridad social en nuestro país.
Cabe también hacer un reconocimiento al espíritu constructivo de quienes, como sectores de la oposición, igualmente concurrieron al acuerdo que hizo posible la aprobación de esta ley. Y a los críticos les decimos algo simple: propongan algo mejor. Siempre estaremos dispuestos a escuchar si de justicia social se trata.
Quiero decirles que lo que me emociona no es solo pensar que esta es la reforma más importante después de la dictadura —que se hizo, como sabemos, a la fuerza— y que lo es. Lo que me emociona no son solamente las soluciones logradas, porque siempre el futuro es una lucha y nunca hay que estar conformes. Lo que me emociona no es el triunfo de una ley que logró salir en medio de tormentas, sino que lo que sí me emociona, y lo que me da la convicción de que hemos cumplido con nuestro deber, es que al fin estamos comenzando a respetar a quienes hicieron de Chile el país que es hoy.
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Las partes involucradas en pensiones hoy pasan a hacerse responsables. Trabajadores, empleadores y el Estado son parte de la solución. Hemos, además, regulado a la industria de las AFP, tarea que muchos tacharon de imposible, por la que las AFP asimismo hicieron mucho para impedir, y hemos mejorado las pensiones presentes y futuras. Esto sí me emociona.
Como ministra del Trabajo y Previsión Social del Gobierno del presidente Gabriel Boric, quiero decirles que me siento orgullosa de haber podido contribuir en las tareas que hasta el momento hemos desarrollado, procurando avanzar en tres proyectos estructurales: un hermoso triángulo de conciencia y de justicia social que resuelve problemas situados en el corazón de nuestras ideas, de nuestras vidas y de la sociedad.
Es así como hemos logrado la aprobación de las 40 horas semanales, que es un logro de proporciones y que de verdad tuvo que superar barreras inmensas. (Aplausos y ovaciones)
En segundo lugar, quiero recordar que hace seis años atrás el salario mínimo era de 300 mil pesos, y sí, cumplimos: hoy día el salario mínimo alcanza los 510 mil pesos en nuestro país. (Aplausos y ovaciones)
Finalmente, hemos logrado una reforma de pensiones que le cambia el rostro al país, en el que antes nos alegrábamos mientras se repartía mucha escasez, y nos alegra hoy día que los salarios suban y que las pensiones mejoren para la gran mayoría de las chilenas y chilenos. (Aplausos y ovaciones) (Risa)
De nada, amigo. Quiero señalar que una reforma de pensiones no es solamente para los que hoy día están jubilados, sino también para quienes están trabajando y pueden tener la certeza de que esta reforma también los va a beneficiar. Lo logrado se hizo pensando muchísimo en ustedes, en los trabajadores y trabajadoras activos, y en los jóvenes que en 30 o 40 años más también se van a pensionar. Son ustedes los que recibieron las 40 horas y el aumento del sueldo mínimo, y son ustedes, los jóvenes de hoy, quienes mañana tendrán pensiones más dignas. Ustedes son la generación que puede contar con buenas noticias y a la que esta reforma sienta las bases para más cambios.
Quiero ir terminando mis palabras, pero no puedo dejar de decir que fueron muchos años aquellos en que la reforma estaba en el aire y no lograba concretarse. Millones de personas, como dije antes, estuvieron en las calles dando testimonio en contra de un sistema que repartía escasez y, sobre todo, dolor. Hoy triunfa el sentido de la existencia de la política; hoy se honra la política, que implica hacerse cargo de los verdaderos dolores del pueblo y mejorar la calidad de vida con un compromiso decidido.
Y ahora, la reforma no solo entra al Palacio de La Moneda, sino que sale de allí convertida por fin en una ley. Chilenas y chilenos, Chile es un país hermoso, con una gran valía y un gran valor, que demuestra constantemente cuánto vale; sin embargo, nuestra política ha pasado por diversas enfermedades: desinformismo, ceguera, falta de ética, corrupción e injusticias. Chile merece una transformación, la necesita.
Hay quienes salen a la cancha a gritar sin idea alguna de los temas que están tratando y claman que todo debe volver a ser como era antes. Otros desestiman las insatisfacciones ciudadanas, quizás en desconocimiento o en un afán de engaño, creyendo que el pasado puede ser restablecido tal y como fue. Hablan contra el Estado mientras se postulan a liderarlo, aunque no trabajarían en él. Ya sabemos quiénes son, pero nuestra voz es más fuerte. Podemos decir que no hay camino retrocedido.
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