Ocupan los escaños. Les voy a pedir en primer lugar que, desgraciadamente, nos pongamos de nuevo en pie esta vez para condenar el asesinato de Zunilda, que ha sido asesinada por violencia machista en la provincia de Málaga.
Presidencia:
Muchas gracias. Se abre la sesión. De conformidad con lo dispuesto por el artículo, poco de silencio, 68.1 del Reglamento y con lo acordado por la Junta de Portavoces, esta Presidencia somete al Pleno de la Cámara las siguientes modificaciones del orden del día en el sentido de excluir el punto 26, correspondiente a la interpelación urgente del Grupo Parlamentario Mixto; incluir, como último punto de la sesión del miércoles, el informe acerca del cumplimiento del presupuesto de la Cámara correspondiente al ejercicio 2024, de conformidad con el artículo 31.1, segundo, del Reglamento; e incluir, como último punto de la sesión del jueves, la solicitud de la Comisión de Sanidad de prórroga del plazo para la conclusión de los trabajos de la subcomisión para mejorar la protección, la promoción y la atención integral de la salud mental, constituida en el seno de la citada Comisión, hasta el final del próximo periodo de sesiones. ¿Lo acuerda así la Cámara? Perfecto. Quedan aprobadas estas modificaciones del orden del día.
Señor Bermúdez de Castro Fernández:
Gracias, presidenta. Buenas tardes, señorías. En un momento en que el Gobierno padece una agonía política y judicial incuestionable porque ha perdido la mayoría parlamentaria y su pura corrupción por los cuatro costados, hoy venimos a defender algo que no pertenece a ningún partido ni tampoco a ningún Gobierno. Hoy venimos a defender al Parlamento y a la soberanía de esta Cámara. Y lo hacemos porque hoy la potestad legislativa del Congreso no está en manos del Pleno, como sería lo normal, sino en manos de una mayoría de la Mesa que, al dictado del Gobierno, ha convertido una herramienta procedimental, la prórroga de enmiendas, en un mecanismo de bloqueo y de censura política. Y eso, señorías, es algo inaceptable.
La proposición de reforma del Reglamento que hoy presentamos a debate, si obtiene la mayoría de esta Cámara, enviará un mandato muy claro. Será el punto y final a dicho bloqueo, el punto y final del llamado congelador de Armengol, donde la mayoría de la Mesa mantiene paralizadas casi un centenar de leyes cuando ni siquiera hemos llegado al ecuador de esta agónica legislatura. Un bloqueo que simboliza la usurpación del poder legislativo, de la potestad legislativa que la Constitución nos confiere a todos y cada uno de los diputados de esta Cámara; un rodillo autoritario aplicado por la mayoría de la Mesa para hurtarle a esta Cámara su valor más preciado, el debate y su función legislativa.
Y es que, señorías, estamos viviendo una legislatura en la que la Presidencia de la Cámara ha puesto esta institución al servicio de la estrategia del Gobierno, ignorando que es la máxima representante del poder legislativo, que es un poder autónomo y nunca sometido al poder ejecutivo. Lamentablemente, en esta legislatura —en esta legislatura, lamentablemente— es el Gobierno el que elige qué leyes se tramitan, qué preguntas se contestan y qué mandatos parlamentarios se cumplen. Una legislatura en la que estamos instalados permanentemente en la excepcionalidad: aquí ni se legisla con normalidad, ni se ejerce el control con normalidad, ni se cumplen los procedimientos con normalidad. Aquí la arbitrariedad y la imposición están sustituyendo a la razón. Y no estoy exagerando, señorías. En esta legislatura el Gobierno está vetando iniciativas legislativas de los grupos de la oposición…
…posición especialmente del Grupo Parlamentario Popular sin ningún tipo de justificación. Vetos que luego son avalados por la mayoría de la Mesa, con la oposición de los Letrados, y que advierten que esos vetos son contrarios a la doctrina del Tribunal Constitucional. Y sin embargo la mayoría de la Mesa los aprueba. ¿Y cómo justifica el Gobierno los vetos? Pues alegando que el contenido de nuestras iniciativas altera sus previsiones presupuestarias. Pero ¿de qué previsiones presupuestarias me están hablando? Si el Gobierno ha sido incapaz de presentar a esta Cámara los Presupuestos Generales del Estado.
Y es que así, señorías, es esta legislatura. Una legislatura con un Gobierno gestionando presupuestos prorrogados de la pasada legislatura. Es decir, con unos presupuestos de otro Gobierno que fueron aprobados por unas Cortes ya disueltas.
Pero ¿no se dan cuenta de que eso es una anomalía constitucional, un despropósito presupuestario y que así no se puede gobernar? No se dan cuenta o les da igual. Probablemente les dé igual, porque lo único que les importa es seguir en el poder a costa de lo que sea.
Eso sí, les reconozco una cosa: la capacidad del sanchismo de hacer políticamente posible lo ética y jurídicamente censurable. Como también es censurable la degradación de las sesiones de control. Este Gobierno acumula más de 150 ausencias a las sesiones de control sin que medie ningún tipo de justificación en la mayoría de las ocasiones. Olvidando que es un principio general, en toda democracia representativa, que la acción de Gobierno se legitima precisamente por el control parlamentario.
Y lo peor no es eso. Lo peor es que cuando los Ministros vienen no contestan absolutamente a nada de lo que se les preguntan, recurriendo últimas veces incluso a la descalificación de la oposición. Ese es el concepto que tienen algunos de la democracia y del control parlamentario.
Pero la mayor anomalía y el freno a nuestra función legislativa que pretende corregir esta iniciativa lo tenemos en el uso fraudulento y abusivo de la prórroga de los plazos de enmienda que utiliza la mayoría de la Mesa, bien para paralizar iniciativas legislativas que han sido tomadas en consideración por este Pleno, especialmente las del Grupo Popular, pero también de otros grupos como Junts, Esquerra e incluso Sumar, y para bloquear todas, repito, todas las que aprueba y nos remite el Senado en un ejercicio de deslealtad institucional sin precedentes.
Miren, señorías, la posibilidad de solicitar prórrogas al vencimiento de plazos de enmiendas es una facultad reglamentaria que ha venido siendo utilizada por todos los grupos y en todas las legislaturas. Y cuando esa prórroga se acuerda, bien por la necesidad de racionalizar el trabajo parlamentario, bien para evitar la simultaneidad en la tramitación de varias iniciativas legislativas en una misma comisión o por la complejidad o amplitud de determinados proyectos legislativos, esa prórroga representa un recurso útil para el cumplimiento de nuestras funciones legislativas.
Pero cuando se aprueba exclusivamente por razones políticas, para impedir que determinadas iniciativas puedan continuar y culminar su trámite legislativo, esa prórroga se convierte en un acto de bloqueo arbitrario e intolerable.
Y me dirán que este debate no es la primera vez que lo tenemos en esta Cámara. Y es cierto, ya me adelanto. A finales de octubre del año 2018, yo mismo tuve ocasión de tener un debate en esta Cámara con el hoy Secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, el señor Simancas, en el que se reclamaba que a partir de la tercera ampliación fuese necesaria la solicitud de grupos que representaran la mayoría absoluta de la Cámara.
Pero aquel debate no era un debate inocente, señorías socialistas. Aquel debate era un debate interesado, coyuntural y tramposo, porque se producía justamente meses después de haber sacado adelante una moción de censura contra el Gobierno del Partido Popular. Y el Partido Socialista pretendía gobernar con sólo 84 diputados e imponer ampliaciones de plazo a la carta, en contra de la mayoría de la Mesa. Por eso no lo apoyamos. De hecho, ustedes tuvieron que convocar, tan sólo meses después, elecciones generales.
Y la prueba de que aquella iniciativa socialista era una iniciativa interesada y coyuntural es que desde entonces, desde hace tres legislaturas, ustedes no la han vuelto a presentar. Y si no es así, hoy tienen la oportunidad de mostrar un mínimo de coherencia apoyando la iniciativa que presentamos.
Y no me aleguen que en las últimas legislaturas, en las distintas Mesas, se ha funcionado con protocolos o criterios a la hora de decidir las ampliaciones de plazos de enmiendas y que fue en la decimosegunda legislatura cuando se cambió el criterio que rige en la actualidad. Miren, lo que está ocurriendo en esta legislatura ni se había producido nunca con esta intensidad, ni tampoco obedece a cambios en protocolos de la Mesa: ese bloqueo consciente, ese secuestro legislativo de las iniciativas legislativas de los grupos y de todas las que nos remiten.
El Senado se está produciendo única y exclusivamente por razones políticas y por la voluntad e imposición de la mayoría de la Mesa. Y prueba de ello es que de todas las proposiciones de ley que han sido tomadas en consideración con este Pleno, ¿saben cuáles son las únicas a las que se ha permitido que continúen su tramitación? No lo adivinan. Pues es muy sencillo: las que llevaban la firma del Partido Socialista. El resto han sido bloqueadas.
Y mi pregunta es, ¿por qué no dejan que se tramite, por ejemplo, iniciativas para luchar contra la ocupación ilegal, para proteger nuestro patrimonio o para eximir de tributación las ayudas a personas afectadas por la talidomida? ¿Por qué no dejan que continúe esa tramitación? ¿Porque están en contra de ellas o solo porque las ha presentado el Grupo Popular? Porque si es por lo primero, eso les va a resultar muy difícil explicárselo a los españoles. Y si es por lo segundo, eso representaría un ejercicio de sectarismo inaceptable.
Miren, ¿saben cuál es su problema? Su problema es que saben que esta legislatura está agotada. Su problema es que no hay viento bueno para el que no sabe dónde va. Su problema es su debilidad parlamentaria. Por eso ni siquiera son capaces de sacar adelante los proyectos de ley que el Gobierno envía a estas Cortes, que se declaran de urgencia, pero luego se paralizan porque ustedes no tienen mayoría para sacarlos adelante. Por eso bloquean en la Mesa las iniciativas parlamentarias de la oposición, pero también las del propio Gobierno. Fíjense. Y esto se tiene que acabar. Porque esta Cámara representa el poder legislativo y no puede estar tomando decisiones contra sí misma, paralizando nuestra función legislativa.
Por eso es necesario introducir en el Reglamento no solo condiciones y límites para la concesión por la Mesa de prórrogas de enmiendas, sino también plazos para que se constituya la ponencia y pueda culminar el trámite legislativo. Y eso es precisamente lo que proponemos: que las iniciativas legislativas que se impulsan y se toman en consideración por esta Cámara —es decir, las proposiciones de ley— y las que se remiten desde el Gobierno —los proyectos de ley— tengan un plazo máximo de prórroga de enmiendas de dos meses, y que a partir de ahí solo puedan prorrogarse si existe un amplísimo consenso, consistente en el respaldo de grupos que tengan tres quintas partes de los diputados de esta Cámara.
Y a esta regla general establecemos dos excepciones. La primera es que el plazo máximo de ampliación de enmiendas en los reales decretos-ley que se tramitan como proyecto de ley será de un mes. ¿Y saben por qué? Pues el argumento es sencillo. Como saben, el real decreto-ley se justifica constitucionalmente por la extraordinaria y urgente necesidad, y el Gobierno tiene un plazo de un mes, tras su aprobación por el Consejo de Ministros, para traerlo a convalidación ante esta Cámara. Pues bien, si esta Cámara, el día de la convalidación, decide tramitarlo como proyecto de ley, lo lógico es que las aportaciones de los grupos a través de enmiendas obedezcan a esa misma causa de extraordinaria y urgente necesidad y tengan ese mismo plazo. Porque si no es así y se amplían las enmiendas durante meses, al final esas enmiendas no valdrían para nada y estaríamos permitiendo que el Ejecutivo suplante la labor del Poder Legislativo.
El segundo caso son las iniciativas que nos remite el Senado; proponemos un plazo máximo improrrogable de dos meses para que venza el plazo de enmiendas a las iniciativas que la Cámara Alta nos remite. Señorías, no podemos bloquear las iniciativas que aprueba el Senado, a quien nuestra Constitución otorga, al igual que a esta Cámara, la potestad legislativa. Luego las valoraremos, las enmendaremos, las aprobaremos o las rechazaremos, porque la Constitución da preponderancia a esta Cámara. Pero lo que no podemos impedir es que se debatan y se voten.
Y, por último, establecemos para todos los casos la obligatoriedad de constitución de la ponencia en el plazo máximo de un mes desde el fin del plazo de enmiendas, para impedir lo que ha venido ocurriendo hasta la fecha: que las iniciativas también se bloqueen por no constituirse la ponencia. Ejemplo de ello lo tenemos, entre otras, en la propia Comisión de Reglamento, en la que su presidenta no ha convocado la ponencia a pesar de tener alguna iniciativa en condiciones de ser debatida y valorada desde hace más de un año.
Y finalizo, señorías. La proposición que hoy debatimos no va contra nadie; va a favor de todos. Va a favor de devolver al Parlamento su voz y su dignidad institucional, y a favor del derecho de todos los diputados a cumplir su función legislativa. Lo que está en juego hoy no es una cuestión técnica, es una cuestión de respeto: de respeto a nuestra Constitución, de respeto a esta Cámara, de respeto a los millones de ciudadanos que nos dieron su voto para legislar y no para ser vetados. No permitamos que el silencio impuesto sustituya al...
Debate democrático. Hoy no se trata de apoyar al Grupo Popular, se trata de apoyar al Parlamento. Hoy se trata de reformar la voluntad de todos de defender esta institución frente al abuso de unos pocos. Porque si renunciamos a legislar, renunciamos a representar. Y si renunciamos a representar, renunciamos a nuestro mandato basado en la confianza de los españoles. Señorías, hagamos algo bueno por esta institución, para esta y para futuras legislaturas. Pongámonos de acuerdo. Pongamos fin a este bloqueo institucional. Que se escuche la voz del pueblo aquí representado. Que hable la Cámara. Que legisle el Parlamento. Nada más, muchas gracias.
Muchas gracias, señor Bermúdez de Castro.
En turno de fijación de posiciones, por el Grupo Parlamentario Vasco PNV, tiene la palabra el señor Legarda Uriarte.
Muchas gracias, señora presidenta. Buenas tardes a todos y a todas.
Respecto a los plazos de enmienda a las iniciativas legislativas, el Reglamento los regula con carácter general en tres de sus artículos. El 110, que establece 15 días desde la publicación del proyecto o desde la toma en consideración de la proposición. El 91, que habilita a la Mesa de la Cámara para prórrogas que no sean superiores a otro tanto del plazo inicial ni las reducciones a la mitad, dejando a la Mesa, en los casos excepcionales que considere, plazos superiores a la ampliación e inferiores a la reducción. También a la vista de la organización del trabajo de la Cámara como función básica de la Mesa, que señala el 31 del Reglamento, y cuyos acuerdos de ampliación y reducción han de ser adoptados por mayoría simple, según el artículo 79.
Señorías, esta regulación del Reglamento de la Cámara sobre el procedimiento legislativo suele ponerse en cuestión cuando la mayoría que representa la Mesa no coincide con la mayoría de la Cámara que impulsa la tramitación de una iniciativa legislativa o no coincide con el sesgo ideológico de quienes promueven iniciativas al margen de la Cámara. Y la Mesa hace uso, en estos casos, de prórrogas indefinidas a los plazos de enmienda o recorta sustancialmente las tramitaciones, contra el criterio de la oposición, que reclama trámites retardatarios para proyectos a los que se opone frontalmente.
Y, como tercer género entre la mayoría de la Mesa y la del Pleno, en este debate sobre el procedimiento legislativo en la Cámara nos encontramos los grupos parlamentarios minoritarios y los diputados y diputadas integrados en el Grupo Mixto. Todos nosotros y nosotras, con carácter excepcional, reclamamos plazos superiores para enmiendas, por lo limitado de nuestros recursos humanos y técnicos y para poder ejercer en condiciones de igualdad las funciones de representación de la ciudadanía que como derecho fundamental nos reconoce el artículo 23 de la Constitución.
Y, en este contexto, señorías, tengamos en cuenta que la Presidencia de la Cámara expuso a la Junta de Portavoces, en septiembre de 2008, un criterio en relación con las solicitudes de ampliación del plazo de presentación de enmiendas a las iniciativas legislativas en interpretación del ya señalado artículo 91, estableciéndose, con carácter general, siempre que así se solicitara, dos prórrogas semanales al inicial de 15 días, requiriéndose, para nuevas ampliaciones, la solicitud de dos grupos parlamentarios que representaran al menos la mayoría de la Cámara. Situación con la que se trabajó, tengo que recordar, bastante tiempo y en que, en los proyectos complejos o cuando se acumulaban varios en la misma portavocía, a los grupos pequeños nos dejaba en patente inferioridad respecto al just in officium. Pero, señorías, sea por lo que fuera, este criterio de 2008 de la Presidencia…
Intervención del señor Legarda (Grupo Parlamentario Socialista):
No se materializó norma interpretativa del Reglamento del Congreso, resquebrajándose de manera notoria, aunque no mayoritaria, en la IX legislatura y de manera sustancial en la XII legislatura, después de la moción de censura, cuando la mayoría que la apoyó no se correspondía con la de la Mesa de la Cámara. Esto motivó la presentación por el Grupo Parlamentario Socialista de una proposición de reforma del Reglamento sobre la limitación de las prórrogas de los plazos de enmiendas, en el sentido del criterio de 2008, tomándose en consideración en octubre de 2018, pero sin llegar a aprobarse por la disolución anticipada de la legislatura.
Ahora el PP nos presenta una iniciativa con el mismo objeto, pero con distinto contenido, al encontrarse en posición inversa a la que ocupaba durante la XII legislatura. Y, ciertamente, señorías, la defensa de unas reglas de juego que no dejen al más puro arbitrio la tramitación de iniciativas legislativas es algo a perseguir, pero sin llegar, por un lado, a privar a la Mesa de su capacidad para organizar la actividad parlamentaria, disponiendo tiempos prudenciales para enmiendas en iniciativas complejas que requieran un alto grado de reflexión y conciten intereses sociales contrapuestos, en función de la pluralidad que se manifiesta en nuestra sociedad, y, por otro, disponiendo de tiempos prudenciales, una vez finalizado el plazo de enmiendas, para la constitución de la ponencia, sobre todo en aquellas iniciativas con dificultad para configurar mayoría y en las que no sea prudente su decaimiento, por el mensaje que se puede lanzar a la sociedad o simplemente para posibilitar una cierta igualdad parlamentaria entre los distintos grupos, en función de su tamaño y medios.
La taxatividad que se propuso en 2018 por el Partido Socialista y la que ahora nos propone el Partido Popular tiene siempre los mismos perjudicados: los grupos parlamentarios pequeños y los diputados y diputadas del Grupo Mixto.
Voy finalizando, Presidenta, con alguna consideración sobre el modo y momento de abordar una regulación como la que debatimos en este momento. Ya lo dijimos hace pocas sesiones en este mismo Pleno: las reformas de nuestras reglas de juego no debieran traerse de este modo, sino que antes debieran intentarse consensuar mediante diálogo y acuerdos previos, a la vista de los distintos intereses legítimos, si no en su totalidad, al menos en la mayor medida posible. Quizá el momento para iniciar la incorporación, en su caso, de un acuerdo debiera ser al inicio de una legislatura, no cuando ésta se encuentre a la mitad.
Señorías, volvemos a repetir, sin desconocer el abuso de las prórrogas indefinidas que todos los grupos parlamentarios en ocasiones hemos sufrido y seguimos sufriendo, que no es el momento de detallar, que nuestro Grupo considera oportuno abordar esta problemática que motiva la iniciativa debatida y, para ello, constituir una Subcomisión dentro de la Comisión de Reglamento para su estudio y propuesta de un acuerdo.
Nada más y muchas gracias.
La Presidenta:
Muchas gracias, señor Legarda.
Intervención del señor Servira Pinard (Grupo Parlamentario Junts por Cataluña):
Gracias, Presidenta. Buenas tardes, señorías.
Llega a debate la toma en consideración de una nueva proposición para reformar el Reglamento de esta Cámara. Si no me he descontado, en lo que llevamos de legislatura ya van cinco, incluida la única que ha prosperado, que es la que impulsamos Junts por Cataluña y que ahora me permite expresarme en la Cámara.
Bilingüe, en catalán. La proposición de hoy del Partido Popular es relativa a la actividad y al procedimiento legislativo. Cabe decir que en legislaturas anteriores el Grupo Socialista también había propuesto iniciativas que iban en el mismo sentido. Se ha referido a ello el diputado que lo propone. Limitar las prórrogas, por ejemplo, centrándose en ese momento en las de los plazos de enmiendas a las iniciativas legislativas. Lo hacía el Grupo Socialista con argumentos y causas similares a las que ahora esgrime el Grupo Popular para reformar media docena de artículos del Reglamento. Reformular media docena de artículos para impedir los retrasos intencionados y los bloqueos recurrentes, reformulando media docena de artículos para limitar el tiempo de tramitación de todos los procedimientos legislativos. A priori, este objetivo no parece inadecuado, pero, la verdad, y una vez más, es que detrás de una iniciativa razonable lo que hay es la luxación de los dos partidos del Estado principales para modificar el procedimiento legislativo. Cuando los azules bloquean, los rojos proponen tener todo bien acotado para que los azules no puedan abusar de la situación. Pero, ¿saben qué pasa? Cuando son los rojos los que controlan, ya les viene bien que la manga sea ancha a la hora de legislar a su ritmo. Y entonces, como sucede ahora, son los azules los que proponen que los plazos se hagan rígidos. Y, como les decía, los argumentos esgrimidos por unos y otros cambian de bando a la vez que cambian los papeles. Y hoy ya hemos visto cómo el ponente popular ha dedicado una buena parte de su tiempo de intervención a criticar y descualificar a los socialistas, más que a argumentar el fondo de su propuesta. Y esto es lo mismo que les reprochaban ustedes a los socialistas si recuperan el debate de octubre de 2017, casi diez años atrás. Verán la propuesta del Partido Socialista. Si la revisan, me juego lo que quieran, aunque verán que han intercambiado los papeles. Y es que eso es lo que llevan haciendo más de cuatro décadas, con más o con menos intensidad, en tantos ámbitos, en tantas instituciones, promoviendo cambios para que no cambie nada. En definitiva, señorías, el problema no es el Reglamento. El problema es el parlamentarismo malentendido de los dos grandes partidos españoles. El problema es la transparencia a la carta según convenga a unos u a otros. El problema es una democracia defectuosa en pro del bipartidismo que empodera el filibusterismo parlamentario y nunca, nunca va a la raíz de los problemas. A ver si después de toda la gesticulación de unos y otros, una ley antinevera acabará una vez más en el congelador. Muchas gracias.
Por el Grupo Parlamentario Republicano, tiene la palabra el señor Rufián Romero.
Hola, hola. Ahora, sí, señor presidente, haremos la intervención desde aquí, porque tampoco da para más. De hecho, no íbamos a hablar, pero me ha sorprendido mucho su discurso, señor Bermúdez de Castro. Yo le tengo por un buen parlamentario; usted lleva aquí más años que los escaños, tiene muchísima experiencia y me ha sorprendido el mal tono. Creo que no hacía falta decir según qué cosas. La iniciativa es buena, es buena, se podría debatir, es buena. Pero, una vez más, ustedes entran en un discurso que nos echa para atrás a cualquier persona normal. No voy a entrar en que usted dice aquí que la gente quiere seguir en el poder, no como ustedes cuando estaban en el poder, que no quieren seguir. Y tampoco voy a decir que aquí se presentan…
Iniciativas por razones políticas, no como ustedes que son mecánicos, panaderos, ustedes no hacen iniciativas políticas, no son políticos y políticas. No voy a entrar ahí porque, de hecho, me ha sorprendido que usted lo utilizara. Sí que le voy a preguntar algo, es una pregunta, porque claro, se le escucha y suena bien: el Partido Popular quiere acabar con cierto aprovechamiento de la Mesa para frenar iniciativas que no le interesan. Entonces yo he pensado, ¿qué hace el PP cuando tiene mayoría en una Mesa? Y he pensado: seguramente podemos encontrar ejemplos en los últimos 40 años. Pero hablemos del Senado, hablemos del Senado y hablemos hoy del Senado, en el que tienen ustedes mayoría absoluta.
Bueno, bien, ¿ustedes qué hacen? Pues, bueno, cambian el reglamento para que las proposiciones de ley pasen de tramitarse en 20 días a dos meses. A dos meses. Y usted viene aquí y nos quiere dar lecciones de que esto se haga rápido, de que la gente quiere posponer las cosas. Fíjense si son tramposos que incluso el Tribunal Constitucional se ha cargado esa reforma del reglamento del Senado. Se la ha cargado. Alguno me pone cara de «vaya tela». Sí, sí, se la ha cargado. Es más, hace dos días la rebaja del IRPF en el salario mínimo interprofesional: ustedes la pasaron de 20 a 28 días, reventando lo que opina el Tribunal Constitucional. No sé qué opinarán los votantes que cobran el salario mínimo interprofesional y que votan al Partido Popular, que ya me parece que es un poco extraño, pero bueno, seguramente los hay. ¿Qué piensan de eso?
Es más, ya para acabar, ¿qué ha pasado con el caso de este espionaje rarísimo de que alguien entró en los ordenadores de los senadores, que por lo que sea no se habla mucho y que la Fiscalía está investigando? ¿Qué habría pasado si hubiese sucedido aquí, con esta Mesa? ¿Qué habría pasado, señor Bermúdez de Castro? Muchas gracias.
Por el Grupo Parlamentario Plurinacional Sumar, tiene la palabra la señora Gil de Reboleño Las Torres.
A veces una viene a intervenir en este estrado y se siente como en una realidad virtual, como en Matrix: pastilla roja, pastilla azul; no sabemos por dónde van a ir los tiros. Y hoy, en este caso, la reforma que nos trae el Partido Popular es un ejemplo más de su forma particular y profundamente peligrosa de entender la democracia y el sistema parlamentario. Porque el PP lleva años demostrando que concibe las instituciones no como una herramienta al servicio de la ciudadanía, sino como espacios para conquistar, parasitar y utilizar en beneficio propio. Cuando las controlan, las manipulan; cuando no, las boicotean. Así de simple. Ejemplos hay muchos, y les puedo poner uno que conocen ustedes perfectamente: basta con recordar al secretario de Estado del Interior, Francisco Martínez, el que supuestamente montó toda una policía patriótica para perseguir adversarios políticos desde el propio Ministerio.
¿Ese es el modelo institucional del PP? Usar el Estado contra quien piensa distinto, gobernar contra la democracia. Y cuando no gobiernan, cuando no ganan las elecciones, se dedican a cuestionar los resultados, a repetir mentiras como mantras, a crear barro, a incendiar la calle y a alimentar la crispación. Esa es la estrategia que continúan hoy aquí con esa propuesta de reforma. No vienen a mejorar el trabajo del Congreso; vienen a seguir su ofensiva de desgaste, de bloqueo y de polarización, porque esta reforma, señoría, no agiliza, no mejora la transparencia, no democratiza el procedimiento. Al contrario: recorta tiempo, endurece condiciones, impone mayorías cualificadas que no existen y deja fuera a los grupos minoritarios de este arco parlamentario.
¿Eso es fortalecer el Parlamento? No, señorías, es neutralizarlo. Pretenden vestir de tecnicismo una reforma que tiene un objetivo político muy claro, frenar las reformas sociales que la mayoría quiere y pueden sacar adelante, y convertir el reglamento en una trinchera contra los avances que no les gustan.
Pero mientras ustedes tratan de convencernos de que esta reforma es la gran salvadora del Parlamento, hay otra reforma muchísimo más importante, muchísimo más democrática, que sí está en marcha, la que busca proteger a los diputados y diputadas del acoso constante, del señalamiento diario, del sabotaje informativo de los medios fake y de sus altavoces financiados, que revientan las ruedas de prensa e impiden el trabajo parlamentario.
Esa reforma sí defiende el pluralismo, la libertad de prensa y el respeto institucional. Y curiosamente, ustedes no la apoyan. Es más, han llegado a decir que va en contra de la libertad de expresión. Menudo cinismo, señorías.
Defender a quienes acosan no es proteger la libertad, es blanquear la violencia. Y sin respeto, sin respeto no hay debate. Sin debate no hay política. Y sin política no hay democracia.
Y hablando de respeto, resulta bastante paradójico que quienes dicen preocuparse por el buen funcionamiento del Parlamento sean los mismos que interrumpen, que gritan, que insultan y que convierten cada pleno en un patio de colegio. Mucho colegio privado, señorías, pero muy poca educación democrática.
¿Quieren que el Congreso funcione mejor? Pues empiecen por dejar hablar, por escuchar, por no convertir esto en una bronca constante.
Porque esta reforma no va de eso, no va de mejorar, va de reducir a la Cámara a su mínima expresión, de convertirla en un espacio ultra rápido pero vacío, sin debate, sin fondo y sin matices.
Y eso es justo lo contrario a lo que necesita nuestro país.
Frente a su modelo de Parlamento simplificado, vertical y crispado, nosotras defendemos un Congreso plural, participativo y vivo. Un Parlamento que escuche, que debata, que corrija, que legisle de forma abierta.
Aunque lleve un poquito más de tiempo legislar, no pasa nada, señorías, porque lo que de verdad necesita la ciudadanía no es que legislemos más rápido, lo que necesita es que legislemos mejor.
Que saquemos adelante reformas valientes como la Ley de Familias, la Iniciativa Legislativa Popular para regular alquileres temporales o la reducción de la jornada laboral. Eso es la política útil, eso es preocuparse por la vida de la gente y no convertir esta Cámara en un espectáculo diario de crispación y ruido.
Sean responsables, señorías, aún estamos a tiempo de reformar el reglamento, sí, estamos a tiempo, pero no para blindar bloqueos, sino para abrir la democracia. No para recortar voces, sino para ensanchar el diálogo. No para acelerar sin rumbo, sino para avanzar con justicia.
Como andaluza, tierra de voces diversas y conciencia democrática, sabemos bien que la política no se hace a gritos ni con atajos reglamentarios. Se hace con escucha, respeto y responsabilidad.
Y ya lo dijo Dolores Ibárruri, «más vale morir de pie que vivir de rodillas». Hoy elegimos seguir de pie, defendiendo el pluralismo, la palabra, la democracia, frente a quienes solo saben vivir del bloqueo como todos ustedes.
Muchísimas gracias. Muchísimas gracias, señora Kirchner, el gobernador Las Tortres. Por el Grupo Parlamentario Vox tiene la palabra la señora Méndez Monasterio.
Muchas gracias, señor presidente. Hoy, señorías, el Partido Popular nos trae una propuesta para limitar las prórrogas del trámite de enmiendas a iniciativas legislativas, ya que se ha convertido en una práctica sistemática de bloqueo parlamentario para eliminar las votaciones finales y los debates incómodos.
Aunque, señorías, el problema subyacente no es este, y esta iniciativa no viene a subsanar el deterioro institucional que estamos padeciendo. Existe una estructura de corrupción, una gravísima corrupción que, por supuesto, afecta a esta Cámara, porque es un Gobierno corrupto que manipula la Mesa y ordena la actividad del Congreso. La primera corrupción que se produce en la Mesa es en su Constitución y consiste en que la tercera fuerza de esta Cámara, que es VOX, no forme parte de la misma. Esto no pasaría en ninguna democracia consolidada en Europa, señorías. No pasaría.
Solo en esta legislatura, en relación al bloqueo, señorías, efectivamente es un escándalo que haya hasta un centenar de leyes bloqueadas en fase de enmiendas. Pero, señores del Partido Popular, es que el Partido Popular hacía exactamente lo mismo, bloquear las leyes que le fueran incómodas, cuando ostentaba junto a Ciudadanos la mayoría de la Mesa. Esto originó que en el año 2017, antes de la moción de censura, señor Bermúdez de Castro, del Grupo Parlamentario Socialista, presentara una iniciativa muy similar a esta para limitar las prórrogas. Entonces, los diferentes grupos parlamentarios de esta Cámara acusaron al Partido Popular de usarlas abusivamente, de ser un método arbitrario, una alianza de obstrucción y una práctica ilegítima de boicot, de bloqueo. Aquella propuesta fue criticada por el Partido Popular, que votó en contra. Y hoy nos trae una iniciativa prácticamente idéntica a la que entonces se opusieron. Es prácticamente idéntica, señor Bermúdez de Castro.
Y la situación no es muy diferente en cuanto a lo que es el bloqueo. Ustedes bloquearon durante hasta dos años iniciativas, bloquearon hasta 68 veces alguna de ellas. O sea, no, señor, es una verdadera incoherencia. No sé, es una incoherencia del Partido Popular, pero yo no sé lo que hará el Partido Socialista y lo que harán los demás grupos parlamentarios. ¿Votarán que no cuando entonces votaron que sí? Señorías, debiera ser una exigencia de esta Cámara la coherencia. Es un verdadero escándalo que se cambie el discurso por intereses partidistas sin ningún tipo de principios.
Nosotros, señorías, votaremos que sí, pero solicitaremos también ampliar los plazos en determinadas circunstancias para no atacar la participación ciudadana en un momento como este en el que se extienden decretazos y además se recortan consultas populares. Porque, señorías, siendo muy grave el bloqueo político, es muchísimo más grave la urgencia y la forma fraudulenta y corrupta con que se han tramitado y se han aprobado leyes injustas pactando con separatistas, con filoetarras, con comunistas.
Es la ley de la amnistía, señorías, que redacta un prófugo de la justicia. Son los siete votos que se burlan de toda la Cámara y disfrutan sádicamente en cada una de las votaciones, como lo hicieron el otro día. Es la ley de la eutanasia, señorías, que se aprueba en nueve meses sin demanda, evitando informes y consultas con una proposición de ley. Y la radicalizada ley del aborto que se realiza por el procedimiento de urgencia, que el Partido Popular votó que sí a la última enmienda. Y la ley trans y la dícela, evitando la necesaria e importante participación.
Y esto, señorías, es lo verdaderamente grave. Esto es lo grave, esto es lo que está sucediendo esta legislatura y esto es lo que está sucediendo en esta Cámara. Porque, además, son modificaciones, son leyes hechas de manera fraudulenta que van a ser muy difíciles de revertir, muy difíciles de revertir. Y han modificado absolutamente todos los fundamentos de nuestra cultura y los fundamentos de nuestra democracia.
Porque, señorías, atentan contra derechos fundamentales, también atentan contra la ley natural, a la que apelaba el sábado pasado el Papa León XIV ante gobernantes de todo el mundo y decía que la ley natural es universalmente válida más allá de otras creencias más debatibles y constituye la brújula con la que orientarse al legislar y actuar especialmente en las cuestiones éticas. Pero, lamentablemente, el Partido Popular se ha apartado de la ley natural, también de la Declaración de Derechos Humanos del 48 y ha abrazado el positivismo jurídico. Por lo tanto,